Читать книгу Entrenamiento físico-deportivo y alimentación - M. Delgado Fernández - Страница 5
ОглавлениеPrólogo
La salud, entendida como un completo bienestar físico, psíquico y social, está condicionada por diversos factores. Algunos de estos factores no son influenciables, como ocurre con los componentes biológicos de la persona (edad, herencia genética, etc.), otros son medianamente modificables, como los factores ambientales (nivel cultural, estatus socio-económico, etc.) y, por último, existen factores altamente manipulables como son los hábitos de vida. Entre estos últimos se encuentran la alimentación y la actividad física. Atendiendo al grado de adecuación de unos y otros se conseguirá un beneficio o un perjuicio sobre la salud. El objetivo de esta obra es mostrar cómo la alimentación y la actividad física pueden mejorar el rendimiento físico-deportivo de la persona y ser beneficiosas para la salud. También se muestra la manera en que los conocimientos adquiridos en uno y otro campo pueden aplicarse a la práctica cotidiana del trabajo con niño(a)s, jóvenes y adultos.
En la presente obra se insiste particularmente en la alimentación y actividad física en la edad escolar, dado que es en estos momentos cuando se adquieren buena parte de los hábitos de vida. Un adecuado trabajo por parte de padres, educadores y otros profesionales afines al mundo del niño(a), harán posible que los hábitos alimentarios y de práctica físico-deportiva sean los correctos. Si, desde la infancia, la persona adquiere un hábito que le produce bienestar será difícil que lo abandone. Hacer adquirir ese hábito es responsabilidad de todos.
La alimentación debería ser un proceso de autorregulación basado en las necesidades nutritivas del individuo. Consecuentemente, la alimentación debería ser equilibrada, sana y variada. El hecho de realizar actividad física de manera asidua no implica necesariamente cambios importantes en la alimentación, salvo que se deberán consumir más calorías al tener más gasto energético. Esta mayor necesidad energética no se suple con alimentos mágicos, sino simplemente con una dieta variada. Así, puede resultar un mal hábito consumir productos introducidos en el mercado de la dietética con fines mercantilistas y poca fundamentación científica. Por otra parte, ha sido suficientemente corroborado que los errores alimentarios de la población sedentaria se repiten en la población deportista; este fenómeno también ocurre en el niño(a) y el adolescente. En cualquier caso, puede decirse que los hábitos alimentarios del niño(a) empiezan en los hábitos alimentarios del adulto. Con frecuencia, modificar la alimentación del niño(a) pasa por modificar la alimentación de los padres.
Respecto α Ια actividad físico-deportiva en la infancia y adolescencia, se pueden observar dos líneas bien diferenciadas: una actividad física recreativa o de salud y una actividad física competitiva o de rendimiento. En este último caso pudiera suceder que se atente contra la formación de la persona. El niño o la niña que desde muy pequeños son sometidos a programas de entrenamiento intenso, con el fin de obtener resultados a corto plazo en una determinada disciplina, pueden ver limitada su capacidad de rendimiento físico-deportivo en el futuro y, además, pueden tener carencias en el resto de su formación. Por ello, creemos conveniente proponer una forma de trabajo que, creando las bases de un futuro rendimiento deportivo, no limite la formación y preparación integral de la persona. De esta forma, el desarrollo bien programado de actividad física se convierte en un medio más de enseñanza y en un factor fundamental de salud.
Con esta obra intentamos clarificar de qué manera alimentación y actividad física pueden convertirse en pilares complementarios de salud y cómo puede favorecerse una actitud positiva en ambos campos, incluyéndolos bien dentro de la labor profesional de educadores o especialistas en el ámbito del niño(a) o bien dentro de la labor cotidiana de padres y familiares. Esperamos que este texto pueda ser, en este sentido, de alguna utilidad y contribuya a hacer realidad el conocido aforismo de Hipócrates «si diéramos a cada persona la cantidad de alimentos y ejercicio necesarios, estaríamos muy lejos de la enfermedad».