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Estilo fotoperiodista: narrar el evento

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Los fotógrafos, que pueden englobarse en este estilo, buscan narrar con sus imágenes el desarrollo de una boda, de la misma manera que lo haría un fotoperiodista al cubrir una noticia. Ello implica realizar las fotografías casi sin que los participantes se den cuenta del trabajo del fotógrafo, siguiéndolos según van desarrollándose las fases de la ceremonia y estando muy atentos a la interacción entre los participantes, así como a las posibles sorpresas que puedan hacer única esa boda: desde las lágrimas del abuelo, cuando ve salir a la novia del coche, al niño que se acerca a la novia y tira de su velo.

Los seguidores del estilo fotoperiodista no dirigen a la pareja ni a los otros participantes, dejan que fluya la acción, no componen en poses, ni les piden que sonrían o muestren alguna emoción en particular. Organizan la composición mediante su posición y el encuadre sólo en su visor, se mueven rápidamente alrededor de la acción y disparan muchas fotografías para lograr atrapar todo lo que va ocurriendo… inclusive las sorpresas. El procesado digital de este tipo de reportajes suele ser reducido, limitándose a los ajustes generales de luces, sombras y equilibrio de color, así como un ligero enfoque. También es muy popular recurrir a la conversión a blanco y negro para acentuar el carácter de reportaje asociado a periódicos y revistas.


Captar instantes cargados de emoción es una de las claves para narrar las historias en los reportajes de El Marco Rojo. Estas son las fotografías que hacen pararse al espectador cuando está viendo el audiovisual o el álbum de la boda. Si logra al menos un par de estas fotografías en cada uno de los escenarios de una boda, la narración del reportaje tendrá picos de emoción a los que sólo tendrá que añadir otras imágenes puente para construir una preciosa historia sobre la pareja.

Nikon D3S, Nikkor 85 mm f/1,4, ISO 800, f/2, 1/2500 segundos.

Algunos de los mejores fotógrafos que han tenido éxito con este estilo vienen precisamente de medios de prensa o televisión. De hecho, Víctor Martí y Antonio Trigo, socios fundadores de El Marco Rojo, eran operadores de cámara en una cadena española de televisión antes de iniciar su andadura en el campo de la fotografía de boda. Estaban habituados a narrar historias con sus cámaras de vídeo para los informativos y, en un momento determinado, decidieron reorientar su andadura profesional hacia el campo de la fotografía de eventos sociales, empezando por fotografiar a los hijos de sus compañeros de trabajo y, posteriormente, realizando sus primeros reportajes de bodas.

Aunque parezca que el estilo fotoperiodístico pueda resultar poco previsible, ya que no organizan ni repiten ninguna fotografía; precisamente por eso, los resultados de los buenos fotorreporteros al cubrir una boda son mucho más emocionantes y dinámicos. Además, en la práctica, interfieren muy poco en el desarrollo de las ceremonias. Por todo ello, muchas parejas de novios prefieren elegir esta clase de reportaje para sus bodas, pues les permite olvidarse de la presencia del fotógrafo, pudiendo así concentrarse en vivir esos momentos tan especiales y atender a los invitados correctamente.

En este tipo de cobertura de bodas suele pactarse en el contrato una cantidad fija por el reportaje completo, que puede variar en función del número de fotógrafos que trabajarán y de los servicios adicionales —sesión preboda, sesión de photocall durante el baile, etc. En ese precio el fotógrafo incluye la entrega a la pareja de una selección de unas 400 imágenes en alta resolución con su procesado completo en una memoria USB o DVD, de manera que la pareja puede realizar directamente las copias necesarias en papel o formato electrónico para sus familiares. Si los novios desean la producción de un álbum u otros productos se les presupuestarán y facturarán aparte.

Fotografía de boda

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