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ОглавлениеLA LLAVE DE JOSEFINA
Iris Rivera
Hay gente que NO tiene paciencia para leer historias.
Acá se cuenta que Josefina iba caminando y encontró una llave. Una llave sin dueño.
Josefina se levantó y siguió andando.
Seis pasos más adelante encontró un árbol.
Con la llave abrió la puerta del árbol y entró.
Vio cómo subía la savia hasta las ramas.
Y subió con la savia.
Y llegó a una hoja y a una flor.
Se asomó por la orilla de un pétalo, vio venir una abeja y la vio aterrizar.
Con la llave, Josefina abrió la puerta de la abeja y… entró.
La oyó zumbar desde adentro, conoció el sabor del néctar y el peso del polen.
Y voló hasta un panal.
Con la llave abrió la puerta del panal, abrió la puerta de una gran gota de miel y entró.
Y goteó sobre la zapatilla del hombre que juntaba la miel.
Hay gente que en esta parte ya se aburrió y NO lee más.
Pero la historia dice que, con la llave, Josefina abrió la puerta del hombre y… entró.
Y sintió lo fuerte que quema el sol y cómo se cansa la cintura y que el agua es fresca.
Y, con la mano del hombre, acarició a un perro común y silvestre.
Con la llave, Josefina abrió la puerta del perro y entró.
Y les ladró a las gallinas, al gato y al cartero.
Y después abrió la puerta del Cartero, del Gato, de las Gallinas, de las Limas para las Uñas, de las Tortas de Crema, de los Banquitos Petisos y de los Grillos.
Hay gente que, a esta altura, ya se fue a tomar la leche.
Pero la historia dice que, cuando vio que aquella llave abría tantas PUERTAS, Josefina abrió la PUERTA de Josefina y… entró.
Se sentó en el Banquito Petiso y, con la Lima para las Uñas, se puso a hacer otra llave distinta a la primera, pero IGUAL.
Después quedó sentada en el banquito, pensando.
Josefina quiere elegir a quién darle la segunda llave.
Porque NO es cuestión de entregársela a CUALQUIERA.
Pero si vos todavía estás ahí, si no cerraste el libro y no te fuiste a tomar la leche… acá la tenés, tomala.
Porque dice Josefina que la LLAVE es TUYA.
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