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EL CRISTIANISMO

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El pueblo polaco luchó por mantener la religión Católica Apostólica Romana en su territorio y demás países europeos.

Con la invasión sueca a Polonia, los habitantes en condición de siervos debieron continuar trabajando bajo el mando de los nuevos amos. Cuando los intrusos intentaron ingresar al convento de Jasna Gora, en busca de sus tesoros, los campesinos no toleraron la profanación de su templo. Se levantaron para defender a la Virgen de Czestochowa, su patrona, luchando casa por casa, hasta expulsarlos en 1655.

En 1683 la Europa cristiana se vio amenazada por el poderoso ejército turco, cuando avanzó hasta las murallas de Viena. El emperador austríaco solicitó ayuda al papa Juan III y este se dirigió al rey Sobieski, quien marchó junto a su ejército, logrando derrotar a los turcos, en una de las diez batallas más importantes de la historia.

Victoriosos volvieron a Polonia, llevando a un grupo de prisioneros, los que se establecieron en las montañas y continuaron profesando la religión de Mahoma.

En diciembre celebraban la Navidad, todo el paisaje se cubría de nieve y comenzaban los preparativos para celebrar la mayor fiesta de la cristiandad. Buscaban un pino en el bosque para adornarlo con caritas de muñeca, nueces envueltas en papel brilloso, velas, manzanitas rojas y cadenas de papel entrelazado en tonos rojo, azul, verde y amarillo. Colgaban masitas de miel con forma de estrellas y entre sus ramas esparcían copos de algodón. Los días previos a la celebración, los sacerdotes recorrían las casas de los pobladores católicos para repartir las hostias bendecidas.

En Nochebuena, tendían la mesa con el mejor mantel, debajo habían colocado una capa de heno, que representa el pesebre. Colocaban un plato y una silla de más, permanecían vacíos recordando a algún familiar ausente.

Antes de comenzar la cena, la persona mayor de la familia partía la hostia y la distribuía entre los comensales, tal como lo hizo Cristo con el pan en la última cena, cuando se encontraba rodeado por los doce apóstoles. Expresaban sus deseos de un año con mucha salud y el reencuentro de todos los presentes, para el próximo. Servían deliciosos platos elaborados con arenque y crema de leche, niños envueltos preparados con hongos, arroz y repollo. De postre, servían una preparación con avena, ciruelas secas y crema de leche. A la medianoche brindaban con vodka y servían dulces de almendras y miel.

Permanecían despiertos esperando que pasaran las rondas de los jóvenes, anunciando la buena nueva con melodías de armónica.

Al comienzo de la cuaresma, según la tradición cristiana, no se consumía carne.

En esta tierra rica en tradiciones culinarias, celebraban la Pascua de Resurrección con huevos decorados. Los hervían en agua con cáscaras de cebolla, flores de malva, lupines, azafrán y bayas de cipreses para darles diferentes colores. Desde tiempos inmemoriales, en la tradición religiosa, el huevo era el símbolo de un nuevo comienzo de la vida en la naturaleza. La puja del ave para salir a la vida y su color amarillo representaba la luz solar, con este símbolo se recuerda la resurrección de Cristo. No faltaba el budín decorado con glacé, tortas de nueces, higos y ricota, y postres de chocolate, almendra y nuez.

En junio, los jardines repletos de flores anunciaban la llegada del verano. Finalizaban las clases y los niños estaban preparados para tomar la primera comunión.

De sol a sol

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