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Introducción

La utilización de las nuevas tecnologías (pulsómetro, GPS.) permite conocer el esfuerzo físico de cada jugador de fútbol. En los partidos y en los entrenamientos, se pueden obtener datos estadísticos del juego individual y colectivo en cada momento; de forma general, se tiene la posibilidad de controlar y evaluar una serie de datos que nos sirven como referencias para interpretar el rendimiento del equipo y, sobre todo, para mejorarlo.

Si partimos del supuesto de que a cada acción se corresponde un efecto, estos datos pueden resultar de gran utilidad para que cada equipo mejore las propias calidades y corrija sus defectos con tan sólo un simple análisis y una posterior adaptación de la manera de entrenar y/o jugar; aquí es donde nace el problema. Estamos acostumbrados, por ejemplo, a atribuir la culpa de una derrota a una mala preparación física del equipo, cuando seguramente la semana anterior éste había brillado por su frescura, o a reconocer que se ha logrado una determinada victoria como consecuencia de un reciente cambio de entrenador, cuando, en realidad, éste no ha tenido apenas tiempo de sumar tres o cuatro sesiones de entrenamiento para poder trabajar sobre un modelo de juego determinado.

Sin embargo, esto son sólo ejemplos de lo que escuchamos cada semana cuando, de una manera simplista, se intentan encontrar algunas explicaciones a hechos que por su naturaleza no son nada simples.

Nosotros creemos que un equipo y su «funcionamiento no se basan en un algoritmo o patrón por encima de la conducta de sus elementos, sino en sus relaciones» (Sánchez Ballesteros, véase Seminario-Debate 2000), entendiendo en este caso como elementos a los jugadores.

Desde esta perspectiva, podemos afirmar que el fútbol no es más complejo que antes, sino que por fin empezamos a comprender lo complicado que es.

El cerebro y su estructura biocognoscitiva está preparado para interpretar no dualmente (causa-efecto) la realidad, aunque los prejuicios humanos y la educación para la parcialidad no ayudan. Si esto no se pretende desde una educación para la complejidad, la enseñanza no estará a la altura de la potencialidad mental del ser humano. Estaremos, en sentido estricto, desperdiciándonos.

ROMO SANTOS, en Seminario-Debate 2000

El fin de este trabajo es mostrar cómo puede nacer un modelo de juego de un equipo, teniendo en cuenta algunas variables específicas del fútbol. Antes de seguir, queremos aclarar que sin considerar las características, las experiencias futbolísticas y de vida de los jugadores que componen un equipo no se puede ni imaginar ni planificar una temporada real; por eso, advertimos que el trabajo que se desarrolla a continuación no es más que una visión con carácter teórico basada en nuestras experiencias reales y que en su puesta en práctica puede ser desplegado de diversas formas, ya que cada realidad depende de los elementos esenciales, que son los jugadores. A pesar de todo, nos arriesgamos en la pretensión de describir y argumentar un modelo de juego, así como nuestra metodología de entrenamiento, partiendo de un examen detallado de lo que concebimos cuando hablamos de fútbol.

LEYENDAS

Atacante

Atacante con brazos

Atacante con brazos y pies

Atacante con demarcación específica

Comodín

Defensor

Defensor con brazos

Defensor co brazos y pies

Movimiento del jugador sin balón

Movimiento del jugador con balón

Pase o lanzamiento

Zona de máxima importancia

Portero

Lateral derecho

Lateral izquierdo

Central derecho

Central izquierdo

Pivote defensivo

Extremo/interior derecho

Extremo/interior izquierdo

Mediocentro derecho

Mediocentro izquierdo

Delantero centro

Fútbol

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