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Introducción
ОглавлениеLa versión Reina-Valera ha sido, sin lugar a dudas, la versión favorita de protestantes, de evangélicos y de adventistas que tienen como lengua madre el idioma de Cervantes. Es cierto que, a lo largo de las últimas décadas, han aparecido otras versiones. Mientras que, en el pasado, la mayoría de las Biblias (producidas por estudiosos protestantes y católicos romanos) se basaban en la Douay-Rheims Bible (publicada entre 1582 y 1609), a partir de la segunda mitad del siglo XX, comenzó a existir una proliferación de traducciones modernas basadas en fuentes más antiguas. Algunas de esas versiones son: Biblia de Nácar-Colunga (1944), Biblia de Bover-Cantera (1947), Biblia Comentada de Juan Straubinger (1948-1951), Biblia de Jerusalén (1967), Reina-Valera 77 (1977), Reina-Valera 95 (1995), La Biblia del peregrino (1993) y Nueva Versión Internacional (1999).
Algunos estaban descontentos con el idioma un tanto arcaico de la Reina-Valera de 1960. Así, en 1999, salió al mercado la Nueva Versión Internacional. Desde entonces, de todos los intentos por reemplazar a la Reina-Valera 1960 (RVR), la Nueva Versión Internacional (NVI) es la que más éxito ha tenido. ¿La razón? Quizá sea no solo porque utiliza un lenguaje más moderno, sino también porque fue realizada por biblistas latinoamericanos. El resultado es un lenguaje más fresco y comprensible para Latinoamérica, alejado del “vosotros” español. Sociedades Bíblicas Unidas, dueña del copyright de la RVR, trató de contrarrestar el avance de la NVI con la Traducción en Lenguaje Actual (TLA), pero no tuvo una buena acogida.
En 2012, se presentó la Reina-Valera Contemporánea (RVC). Realizada por biblistas latinoamericanos, utiliza un castellano clásico y moderno, con una actualización de las palabras caídas en desuso. Quizá la principal diferencia sea el cambio del plural españolizado “vosotros” por el más latinoamericano “ustedes”. Por su parte, en España, la traducción La Palabra, lanzada en 2010, “tiene un carácter eminentemente formal (o literal), que en ocasiones pasa a ser funcional (o dinámico) según lo requiera el propio texto”.1
En el ámbito de devoción personal, algunos preferían una versión más dinámica, como la versión Dios habla hoy. En los ámbitos académicos y eruditos, muchos optaban por la Biblia de Jerusalén. Sin embargo, muy pocos se atrevían a llevar estas versiones un sábado de mañana a la iglesia. La versión que se utilizaba colectivamente, en el ámbito litúrgico, era la Reina-Valera.
Hoy contamos con una cantidad antes impensada de versiones de la Biblia. La pregunta que muchos se hacen es: ¿Cuál versión debemos escoger? Una respuesta fácil y rápida es que ninguna Biblia es perfecta. Ninguna refleja con total exactitud los escritos originales. Lo que sí se puede hacer es, del amplio espectro de versiones con las que contamos en la actualidad, elegir las mejores.
Hay dos razones básicas que hacen que las versiones de la Biblia sean diferentes. En primer lugar: se basan en familias de manuscritos relativamente distintas. En segundo lugar: tienen diferencias con respecto al estilo de traducción. Abordaremos en profundidad estos dos asuntos, además de estudiar temas introductorios necesarios, como el concepto bíblico de Revelación e Inspiración, y la formación del Canon.
Uno de los mayores aportes de este libro es que señala pautas de evaluación de las distintas versiones, con el objetivo de que los lectores puedan tomar una decisión informada a la hora de escoger entre tantas diferentes traducciones y versiones de la Biblia. Finalmente, se analizan algunas problemáticas actuales, como el ataque a ciertas versiones modernas como la NVI y otras teorías conspirativas.
1 José Luis Andavert, Palabra Viva, nº 30 (3er trim. de 2010), p. 18. Disponible en línea: www.sociedadbiblica.org/web_images/magazinesPdf/16/palviva-30-web2-pdf.pdf