Читать книгу Los rincones de la sed - Mario Arturo Ramos - Страница 8

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Así será Esperanza

La madrugada fría

se metía por todos lados,

incesante para que doliera más,

para que de veras se supiera

que te morías…

Como siempre

no estuvimos de acuerdo,

no me diste tiempo

para decirte adiós,

así fue nuestro cariño felino.

No sé quién te cerró

los ojos café cielo,

ni quién te vistió

con el gris metálico;

cuando llegué a la cita,

alguien preguntó

si estaba de acuerdo

en tu regreso a tu tierra

ceniza a ceniza.

Te rezaban quedito.

El último de tus hijos no los oía.

Te recordaré con tu vestido de invierno,

con tu pelo nocturno;

a todos les he contado

cómo te colgabas las medallas

de tu coronel,

cómo sonreías a toda vela

cuando espantabas al vecindario

con la muleta inútil

que blandías en lo alto.

Relato que empeñabas

tu anillo de viuda

para comprarnos pan,

cuadernos de rayas,

billetes de lotería.

Te recordaré

con tu gesto huraño,

con la ternura perdida.

Te recordaré para siempre:

madre, madre.

Te debo estos versos gregorianos,

el silencio para la familia

que tejiste tarde a tarde

para abrigarme de los parientes.

Te debo el enojo

que tienen los que saben

que sí se muere la Esperanza.

Te debo este enero,

del color de la piel,

te debo y no puedo ya pagarte.

La noche perdió su encanto,

la ciudad no me reconoce:

mi madre ha muerto

en la madrugada duerme

para siempre.

El horno ansioso

enciende en tu espera;

de seguro nos volveremos a reunir.

Así será, Esperanza,

volveremos a discutir

que nadie se desespere.

Los 10 de mayo

no estarás más en tu silla,

no recibirás mangos y papayas,

tu fondo rosa colgará en el ropero.

En silencio leeré poesía a tu muerte.

Los rincones de la sed

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