Читать книгу Los rincones de la sed - Mario Arturo Ramos - Страница 9

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67 claveles para una tumba chilena

Ahora con este gris de Santiago,

junto a tu tumba

cubierta de flores del otoño,

traigo 66 claveles rojos,

uno blanco, blanco,

igual a la lucha de tu pueblo,

a tu edad cortada por la traición,

compañero Allende.

El mármol sólo guarda tu esqueleto,

tus ideas palpitan en los muros

consignas palpitantes.

El cementerio general

parece pequeño para la rabia

de los desposeídos,

de los estudiantes que toman las calles,

para tu muerte heroica,

ejemplo socialista del bueno,

amor auténtico.

En el viento de atrás del mausoleo,

manos anónimas sembraron

un Cristo de madera apolillada,

compañero solidario para tu eternidad.

Mis sueños se convierten

en montañas nevadas,

cobre de sal chilena,

piel de ostra.

Te debía esta visita

hace 18 años perdidos

y ahora sin poderte dar la espalda,

sin lástima ni derrota, te digo:

Hasta siempre, Allende,

mientras una canción de Víctor Jara

revolotea en mis labios helados.

Dirijo los pasos

rumbo a las alamedas,

la tarde llega

en el vuelo de las palomas;

un niño celebra, sonríe,

es el aguacero de mayo,

huelga de presos políticos

futuro incontenible.

Los rincones de la sed

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