Читать книгу Escuelas de psicología: un breve recorrido por las teorías de la personalidad - Marlon Mayorga Lascano - Страница 5
ОглавлениеProfundizar en la comprensión de la personalidad, como una organización psíquica responsable del comportamiento característico del sujeto, expresado en diversos ambientes, que mantiene una relativa estabilidad a lo largo de la vida y se ha construido sobre la base del temperamento y el carácter, ha merecido un amplio nivel de atención y estudio por parte de la Psicología. El constructo ha sido entendido como una forma de constitución física y estructura mental particular de cada individuo; como cualidades básicas de los sujetos que los caracterizan de manera consistente en contextos disímiles; como una sumatoria organizada de factores contenidos dentro de superfactores o dimensiones, que se presentan en mayor o menor medida en todas las personas.
Sin embargo, esta progresión que transita entre los tipos, los rasgos y las dimensiones, no ha agotado el concepto. Los más destacados representantes de las principales Escuelas de Psicología, han enfocado el término desde sus teorías particulares. Así Freud, padre del Psicoanálisis, crea un modelo explicativo de la personalidad, constituido por un grupo de regiones psíquicas (Consciente, Inconsciente y Preconsciente), habitado por una serie de personajes psíquicos (Ello, Yo y Superyó) y movilizado por un potencial de energía específico. A partir de dichos contenidos y las fuerzan que emanan o que los constriñen se desarrolla la personalidad, misma que debe atravesar una serie de etapas (psicosexuales) de formación, que no excluyen la ocurrencia de fascinantes fenómenos intrapsíquicos.
Más tarde, Jung, teórico disidente del Psicoanálisis y creador de la Psicología Analítica, también sondea la personalidad y para hacerlo concibe una estructura psíquica tripartita: Consciente personal, Inconsciente personal e Inconsciente colectivo (concepto pasmoso que integra a Oriente, la trascendencia de la naturaleza humana y los símbolos de la mitología y se encuentra más cerca de Platón que de Freud, su otrora mentor). Adler, otro disidente del Psicoanálisis, a través de Psicología Individual confiere mayor flexibilidad a la personalidad o estilo de vida, pues la conjetura engendrada por la interacción dinámica de metas adaptativas, esquemas aperceptivos y sentimientos de inferioridad, términos todos, sujetos al cambio y la evolución en aras de la adaptación a circunstancias y exigencias sociales.
Como reacción antitética a las posturas anteriores, que para explorar la personalidad se sumergen en lo profundo e insondable del fenómeno psíquico, irrumpe el Conductismo, postura empírica que se aleja de cualquier categoría inobservable y se centra en el estudio específico del comportamiento observable y los estímulos ambientales que la permiten, a partir de lo cual llega a concebir a la Psicología como la Ciencia de la Conducta. El recorrido del Conductismo es ensamblado por Watson, Skinner y Bandura, quienes respectivamente, conciben a la personalidad como una serie conducta que se ha condicionado tanto, que se ha vuelto completamente característica para el sujeto, a partir de la acción de estímulos ambientales, refuerzos que la misma conducta ha ocasionado, además de la acción del Aprendizaje Social.
Continuando el proceso de desarrollo de la Psicología y la progresión del entendimiento de la personalidad, aparece como tercera tendencia significativa el Humanismo; corriente fundamentada en la perspectiva filosófica desarrollada por los estoicos, que concibe al ser humano como una manifestación de la Divinidad y por tanto, coparticipe de sus atributos. Autores como Maslow y Rogers representan la Escuela y conciben a un ser humano naturalmente bueno y tendiente hacia el crecimiento y la explotación de sus capacidades, cuyo proceso de formación de personalidad le permitirá alcanzar la autorrealización y convertirse en un verdadero individuo. Aunque el paradigma resalta las posibilidades innatas del ser humano, no descuida el hecho de que el ambiente social es el factor que mediatiza el despliegue de las mismas.
Aunque no constituyen corrientes en sí mismo, sino más bien métodos psicoterapéuticos o áreas de aplicación; vendrán posteriormente la Terapia Cognitiva, que establece una jerarquía psíquica, en la que los pensamientos engendran a las emociones y estas a las conductas y en la que, según sus fundadores (Ellis y Beck), la personalidad es la sumatoria de pensamientos constantes, que de ser irracionales o distorsionados determinarán una personalidad trastornada; y la Terapia Familiar Sistémica, que de la mano de Minuchin y Watzlawick estudia la dinámica, organización, límites y funcionamiento de los sistemas familiares, así como la comunicación que los permite y particularmente el efecto de la interacción de los sistemas familiares sobre cada individuo y el que este ejerce en el sistema mismo, en procesos de retroalimentación cíclica.
El recorrido elaborado, explora pero no concluye con el proceso de construcción y deconstrucción del concepto personalidad y al igual que el libro que prologa, no pretende absolver todas las inquietudes pertinentes al tema, sino esencializar suficiente información para permitir a sus lectores abordarlo en recorridos ulteriores más profundos y provechosos.
Marlon Mayorga Lascano