Читать книгу Cómo te relacionas en pareja - Marta de Prado García - Страница 9
El final de la relación instrumental
ОглавлениеTradicionalmente se entendía que únicamente se podía dar la disolución de una relación tras la muerte de alguno de los cónyuges. Sin embargo, en la actualidad esto ha cambiado mucho. La posibilidad de la disolución del vínculo puede darse en cualquier momento de la vida de la pareja.
En mi experiencia, las relaciones instrumentales acaban finalizando una vez que el «para qué» de esa relación ha desaparecido. Por ejemplo, Laura salió de una relación de maltrato gracias a Juan, que le facilitó vivienda, manutención y demás necesidades básicas. Durante su relación, Laura se formó como auxiliar en el cuidado geriátrico. Una vez que ella tuvo ingresos, decidió romper su relación. Me decía:
«Es que nunca me he sentido cerca de él, solo que me cuidaba. Yo no quería cuidarle… no me salía. A veces hacía cosas para que estuviese contento, pero no me apetecía. Ahora ya no le necesito, vivo mejor con una amiga que con él».
En el análisis de las ideas que tenemos sobre las relaciones de pareja, la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, en su estudio titulado Percepción Social de la Violencia de Género (2014) 7, concluye en este aspecto que, al margen de cuál sea la situación en el momento de la entrevista, la inmensa mayoría de las personas entrevistadas considera deseable vivir en pareja (85 %), aunque hay un 12 % que no lo estima así y prefiere vivir solo/a (8 %) o con otras personas (4 %), sin diferencias significativas en función del sexo. Quienes consideran que vivir en pareja no es su ideal son fundamentalmente gente joven, personas que viven solas, con sus padres o en familias monoparentales y víctimas de violencia de género.
El amor y el respeto mutuo entre las partes son considerados como importantes para que la relación sea satisfactoria (99 %). Lo mismo puede señalarse respecto a tener una relación sexual satisfactoria (93 %), aunque en este caso hay algunas personas, sobre todo mujeres (9 %), que no le atribuyen tanta importancia.
Tener intereses comunes (82 %) y también compartir las tareas domésticas (84 %) son considerados igualmente aspectos significativos por la mayoría de la población entrevistada. En cuanto a la dimensión sociocultural, compartir las creencias religiosas, la ideología, tener el mismo nivel social o el mismo nivel cultural, fueron consideradas importantes por entre el 43 % y el 59 % de las personas entrevistadas.
Por otro lado, el estudio afirma que casi dos de cada tres personas entrevistadas (64 %) consideran que tener hijos es importante para que la relación de pareja resulte satisfactoria. En este sentido, sigue estando muy extendida la creencia de que la felicidad en la pareja está vinculada a la tenencia de hijos en común.
La desigualdad de ingresos no parece ser un aspecto excesivamente relevante para la mayoría, pues solo algo más de una de cada tres personas entrevistadas (37 %) lo consideran importante.
Constatamos que la familia y la pareja son sistemas vivos que van desarrollándose a lo largo de etapas bien definidas. No se da un progreso lineal; hay altibajos: momentos de plenitud y situaciones de descenso o crisis. Estas últimas no son anómalas en sí mismas, sino que significan un «coger carrerilla» para seguir avanzando en el crecimiento de la relación de pareja.
Como hemos visto, las relaciones de amor se ven acompañadas de ciertas características que cada pareja diseña según su forma de entender la relación, su manera de amar y acompañar, etc. Estas decisiones se toman de común acuerdo, consciente o inconscientemente, en la relación, gracias a los aprendizajes previos que vendrán de las características de sus primeros vínculos, la observación de la forma de amor que se daba en el hogar, experiencias de pareja anteriores y un largo etcétera que iremos abordando en los siguientes capítulos.