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INTRODUCCIÓN

Las relaciones colombo-venezolanas presentan una serie de dinámicas vinculadas con factores externos, internos y personales que han obstaculizado la construcción de confianza entre ambos países. Bien sean amenazas tradicionales u otras más recientes, relacionadas también con seguridad pero más que todo con elementos ideológicos -en particular el temor a la expansión de la revolución bolivariana-, dificultan la relación. Una relación que también se torna tensa por los vínculos tan estrechos de Colombia con Estados Unidos.

Cuando aspectos relacionados con la seguridad (amenazas tradicionales, crimen transnacional, ideología) resultan prioritarios, actores como las Fuerzas Militares adquieren un papel destacado. Por ello, en este libro se quiso analizar el cambio en la percepción de las Fuerzas Militares colombianas frente a Venezuela con la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999. Pero para esto, se consideró necesario partir previamente de los principales antecedentes de las relaciones y su incidencia hasta el 2018 cuando en Colombia fue elegido el presidente Iván Duque. Es decir, el marco temporal abarca 1999-2018. En este sentido, se analiza el cambio que se ha producido en la percepción que las Fuerzas Militares colombianas tienen frente a Venezuela.

Las Fuerzas Militares colombianas presentan rasgos similares con otras sudamericanas como la brasileña, chilena y venezolana, aunque esta última refleja una serie de variaciones que indican una estrecha interacción político-militar orientada a liderar acciones de expansión y liderazgo del proyecto bolivariano. Históricamente, las Fuerzas Militares de Colombia (FF.MM.) se han constituido en actores relevantes dentro del proceso de construcción del país, pasando de cortos períodos de paz a prolongados estados de guerra y conflictos. Lo anterior se pone de manifiesto en el conflicto interno que superó cinco décadas, así como en la rivalidad con Venezuela, desde la disolución de la Gran Colombia en 1830.

Al respecto, Colombia ha mantenido, a lo largo de su historia, una relación de proximidad amistosa y conciliadora con Venezuela, pese a que ha sido una vecindad difícil, caracterizada por la desconfianza mutua con “largos períodos de distanciamiento y conflicto, y breves y esporádicas fases de cooperación” (Ramírez, 2002, p. 116). De ahí que en el marco de la hipótesis de guerra que se tiene con el vecino venezolano, las FF.MM. han elaborado planes para prepararse ante una eventual incursión a su territorio, sustentado en el persistente diferendo limítrofe y el marcado interés de Venezuela por las áreas marinas y submarinas en litigio, respecto al golfo de Coquivacoa (o de Venezuela como lo denominan los venezolanos).

A pesar de incidentes como el de la Corbeta Caldas que llevó a los dos países al borde de una guerra en 1987 y dio lugar a que las FF.MM. elaboraran el Plan de Guerra-93, se mantuvo una cordial relación con sus homólogos de las Fuerzas Armadas Nacionales de Venezuela (FF.AA.NN.). Si bien los distanciaba el diferendo marítimo, se unían alrededor de la lucha contra las guerrillas y en el combate frontal contra el narcotráfico, las autodefensas ilegales, el contrabando, el secuestro, las extorsiones y las bandas criminales, entre otros fenómenos de inseguridad fronteriza. También participaban en ejercicios militares binacionales con Venezuela y en los entrenamientos multinacionales, con la presencia de las fuerzas armadas de la región, lideradas por los Estados Unidos. Un claro ejemplo son las operaciones Unitas cuyo inicio data de 1960, en aguas venezolanas, esencialmente ejercicios navales para promover la defensa hemisférica colectiva, en las que anualmente acompañaba Venezuela.

Además, en el último decenio del siglo XX, se alcanzó una mayor cercanía y un mejor relacionamiento bilateral, lográndose la desgolfización de las relaciones, tanto en el plano diplomático como en otros sectores estatales, especialmente el militar, con la activación de un mecanismo de cooperación militar y apoyo mutuo que nunca antes se había tenido: la Comisión Binacional Fronteriza, Combifron, y la Comisión Presidencial para Asuntos fronterizos, Copiaf. Sin embargo, con la llegada de Chávez al poder, y la forma en que estructuró su política exterior, distanció política e ideológicamente a ambos países y elevó los índices de inestabilidad, en particular por la visión histórica de Colombia en su cercanía a Estados Unidos (González & Galeano, 2014).

Es así que en las dos últimas décadas, a raíz de los cambios políticos, económicos, sociales y militares presentados en Venezuela, sus relaciones con Colombia han estado signadas por los encuentros, desencuentros, tensiones y conflictividad. Ante esa compleja situación cambiante y fluctuante, las FF.MM. se han mantenido expectantes y alertas, toda vez que los acontecimientos desarrollados, en contraste con la época anterior a 1999, pudieron transformar al vecino país en una real amenaza, no solo para la seguridad nacional de Colombia sino también para la estabilidad de la región.

La problemática que contextualiza este libro, surge a partir del ascenso al poder de Hugo Chávez en 1999, con la construcción del liderazgo de Venezuela en la región, vinculado al denominado proyecto revolucionario bolivariano Socialismo del Siglo XXI y su cercanía con Rusia, China, Cuba e Irán, lo que ha generado preocupación y tensión en el desarrollo de sus relaciones con Colombia y Estados Unidos. Esto se explica porque Venezuela “asume tres posturas en materia de política exterior. (…) un discurso antinorteamericano, (…) un espíritu expansivo mediante el cual buscaba irradiar sus ideas socialistas a la región y, por último, la construcción de alianzas con actores extra continentales” (González & Galeano, 2014, p. 87), cuya característica es la de ser contradictores de la política internacional estadounidense. Hasta entonces, los gobiernos venezolano y colombiano mantenían ideales afines frente al problema de las guerrillas y ambos países las veían como un enemigo común de sus naciones, facilitando que en sus relaciones bilaterales se diera la participación activa y de cooperación para combatirlas. Empero, desde la llegada de Chávez, su gobierno comienza a ver al ELN y a las Farc no como un problema común que necesitaba cooperación binacional, sino que no las reconoce como terroristas. De hecho, “se declaró neutral frente al conflicto, con lo que equipara la legitimidad internacional del Estado con la de la guerrilla y estableció comunicación directa con esta última sin el aval del gobierno colombiano” (Ramírez, 2004, p. 152), consintiendo que mantuvieran campamentos en territorio venezolano, lo que agudizó las ya perturbadas relaciones bilaterales entre los dos países. Además, la Combifron, que se había constituido en una conquista de entendimiento militar bilateral, en materia de seguridad, se terminó unilateralmente por el gobierno de Chávez, al extremo de prohibirles a los comandantes militares venezolanos entablar comunicación con sus homólogos colombianos.

Simultáneamente, la Fuerza Armada Nacional de Venezuela ha estado sometida a profundas transformaciones, iniciadas con la modificación de la Constitución Política de 1961 por la de 1999 y la expedición de leyes habilitantes. La promulgada en 2005 recibió el nombre de Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional (Lofan y las subsiguientes en 2008, 2009, 2011 y 2014, cambiaron su denominación a la de Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, Lofanb). Los cambios fundamentales se han ido introduciendo, principalmente, en lo político e ideológico, reestructurando su doctrina, organización y fortaleciéndose sus capacidades militares, cuya finalidad es la de potencializar el campo de la seguridad y la defensa nacional, adoptando el concepto de defensa integral de la nación. Esto, bajo la estrategia de la “unión cívico-militar”, incorporada en la Ley orgánica de la FANB 2008, con la creación de la Milicia Bolivariana para complementar a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en dicha defensa, frente a potenciales enemigos. Para ello, se dividió el territorio en Regiones de Defensa Integral1.

Por otra parte, las relaciones que se habían logrado manejar de manera independiente en lo político y comercial, hasta el 2008, sin que lo primero afectará lo segundo, comenzaron a tener una interacción entre lo económico y lo político. Esta situación se mantuvo hasta el cambio de gobierno “con la llegada a la presidencia de Juan Manuel Santos (en 2010), quien buscó desde un comienzo el restablecimiento y normalización de las relaciones binacionales” (González & Galeano, 2014, p. 94). Poco después de posesionado Santos, se renormalizan las relaciones y se da inicio al proceso del acuerdo general para la terminación del conflicto entre las Farc y el gobierno colombiano (4 de septiembre de 2012), con Venezuela y Chile como países acompañantes.

Con la muerte de Chávez el 5 de marzo de 2013 y la llegada de Nicolás Maduro a la Presidencia, no obstante el declive en el liderazgo regional venezolano, se le da continuidad al proyecto de la revolución bolivariana Socialismo del Siglo XXI. En este año, se agudizan las tensiones entre Colombia y Venezuela, por lo que sumado a su situación interna, las FF.MM. que se han dedicado primordialmente a la atención del conflicto armado interno con las guerrillas colombianas, realizan una revisión, actualización y replanteamiento al plan de guerra 1993. Surge así, veinte años después, el “Plan de guerra 2013”. La problemática con Venezuela, cobra mayor relevancia con los cierres de la frontera ordenados por Maduro desde 2014, bajo el argumento que el tráfico ilegal proveniente de Colombia entra a territorio venezolano y, también, como parte de una ofensiva emprendida contra el contrabando y el paramilitarismo. En consecuencia, genera una crisis humanitaria que se agrava por los actos violentos de las autoridades venezolanas en las operaciones de desalojo, afectando no solo la integridad de las personas, sino también la separación de las familias. Según cifras de la ONU “Venezuela deportó a por lo menos 1.532 colombianos, y otros 18.377 regresaron por miedo a ser expulsados” (EFE & AFP, 2015). A todo esto, se agrega la crisis económica que originan las medidas del cierre unilateral, por cuanto han producido perjuicios millonarios para los comerciantes de la frontera y al sector de las exportaciones colombianas.

A lo anterior se suma la incógnita que pesa sobre el futuro del régimen de Caracas, ya que la crisis política es foco de desesperanza e incertidumbre en el pueblo venezolano, al ver que las agendas políticas del gobierno y de la oposición no brindan ninguna solución inmediata a la crisis de alimentación y salud. Para hacer más grave esta situación, la bonanza petrolera, que le permitió al gobierno de Chávez incrementar el gasto público y realizar una fuerte inversión social, dista mucho de la actualidad económica por la que atraviesa el gobierno del presidente Maduro. La caída en los precios internacionales del petróleo acabó por impactar los ingresos de divisas en las finanzas públicas, ayudando a profundizar la crisis económica que se ve reflejada en la escasez generalizada de productos de primera necesidad y la pérdida del poder adquisitivo de los venezolanos. En consecuencia, el desabastecimiento, la inseguridad y los crecientes índices de inflación se han convertido en el principal motivo de inconformismo social en el pueblo venezolano, lo que puede producir un estallido social que sería explotado con fines políticos.

De hecho, para las FF.MM., Venezuela ha mantenido la condición de amenaza a la soberanía e integridad territorial de Colombia, debido a las circunstancias históricas y al diferendo limítrofe. Sin embargo, en lo transcurrido del siglo XXI, esa situación se ha visto agravada por las diferencias en cuanto al proyecto político bolivariano en desarrollo, sumadas a su profunda crisis política, económica y social.

Teniendo en cuenta las anteriores consideraciones, el presente libro examina las relaciones colombo-venezolanas con especial énfasis en el cambio en la percepción militar colombiana frente a Venezuela, durante el período 1999-2018. Se busca dar respuesta al interrogante de ¿qué originó el cambio en la percepción de seguridad de las Fuerzas Militares de Colombia frente a las relaciones colombo-venezolanas? Para responder esta pregunta se formula la hipótesis de que existe un cambio en la percepción de seguridad de las Fuerzas Militares de Colombia, debido al ascenso y declive del liderazgo de Venezuela en la región, asociado a la revolución bolivariana Socialismo del Siglo XXI. Esta situación llevó a que las relaciones de confianza existentes entre los dos Estados vecinos se deterioraran y dieran lugar a que el estamento militar colombiano replanteara su estrategia en el marco de la política de defensa nacional, para enfrentar la potencial amenaza a la seguridad nacional de Colombia y su consecuente impacto en la estabilidad regional.

Con base en lo anterior, el objetivo es el de fundamentar los factores internos y externos que alteran la percepción de las FF.MM. colombianas, en materia de seguridad, en relación con Venezuela. Para este fin, se busca determinar históricamente los principales hitos en el desarrollo político de las relaciones colombo-venezolanas desde 1941, cuando se definen los límites terrestres y de navegación fluvial entre los dos países vecinos, hasta 1999 año en que inicia el marco temporal de esta investigación que culmina en 2018; identificar las diferencias y similitudes entre las Fuerzas Militares de Colombia y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en el contexto binacional, y con las Fuerzas Armadas de Brasil y Chile, por ser las principales potencias y referentes militares de la región, durante lo corrido del siglo XXI hasta 2018; y explicar la metamorfosis de la amenaza a través de la construcción del liderazgo de Venezuela en la región (1999-2018).

En virtud de lo expuesto, el libro se estructura en cinco capítulos. El primero examina una serie de elementos que se consideran relevantes para comprender la compleja relación entre Colombia y Venezuela y su cambio de percepción de las Fuerzas Militares colombianas. Al efecto, se dialogará acerca de factores externos e internos que inciden en los cambios, continuidades y relacionamientos. Se enfatizará, de manera particular, en lo ideológico y lo pragmático, en la posibilidad de una carrera armamentista, así como en lo estructural y lo coyuntural. A su vez, se tomarán en consideración actores externos como Estados Unidos, Rusia y China. De esta manera, encontrarán elementos vinculados con el poder y el liderazgo, que contribuyeron al objeto de estudio del presente libro. Es así como se definen los conceptos principales para orientar el discernimiento y acercarnos al objeto de estudio: percepción, liderazgo, seguridad, amenaza, fuerzas militares, política exterior y entorno regional.

El capítulo 2 presenta lo correspondiente a la metodología, vinculada con la utilización de fuentes primarias y secundarias. Se tiene en cuenta la utilización del paradigma cualitativo con un enfoque hermenéutico2. En particular, la investigación cualitativa permite una aproximación al objeto de estudio, el cambio de percepción militar, a partir de las referencias discursivas de sus integrantes que han hecho parte del proceso militar de toma de decisiones de la institución, dándole relevancia a la forma como estos expresan su entendimiento y percepción acerca de la realidad venezolana. Así mismo, se aborda el método de investigación inductivo-deductivo, definido para la investigación y se explica el camino metodológico seguido para alcanzar los resultados. Además, se exponen las técnicas de recolección de información seleccionadas. También, se incluye el análisis de contenido de los datos en lo que respecta a la interpretación de los resultados, desde una concepción comprensiva de la investigación y el uso del Atlas.Ti3, y el alcance delimitado al período 1999-2018.

El capítulo 3 corresponde al marco histórico en el que se determinan los principales hitos históricos de las relaciones colombo-venezolanas durante el período comprendido entre 1941 y 1999, enfatizando en la importancia de las Fuerzas Militares de Colombia y las Fuerzas Armadas de Venezuela, como protagonistas de primer orden en este recorrido histórico. Se remonta a 1941, haciendo énfasis en los principales hitos históricos acaecidos durante el desarrollo político de sus relaciones, por ser el año en que se finiquitan los ciento once años de negociaciones sobre límites terrestres, entre Colombia y Venezuela, para ajustar la delimitación de la navegación de los ríos comunes. Estas negociaciones son las de mayor duración en la historia de nuestros tratados sobre fronteras y van desde 1830, con la disolución de la Gran Colombia, hasta el tratado López de Mesa-Gil Borges del 5 de abril de 1941. El período delimitado para este capítulo culmina en 1999, en razón a que las relaciones bilaterales se ‘desgolfizaron’, tras el incidente con la corbeta Caldas y porque es el año en que comienza el marco temporal de este libro que termina en 2018, cuando se realizan los comicios electorales para presidente en Colombia y Venezuela, resultando elegidos Iván Duque y Nicolás Maduro, respectivamente.

En el capítulo 4, se identifican las diferencias y similitudes existentes entre las Fuerzas Militares de Colombia y las Fuerzas Armadas de Venezuela, Brasil y Chile, estas dos últimas, por ser los principales referentes militares de la región suramericana. En tal sentido, se analizará en lo que va corrido del siglo XXI hasta 2018, aspectos esenciales vinculados con geopolítica; las instituciones y el marco legal; los presupuestos y el gasto en seguridad y defensa; las capacidades militares; el proceso de transformación; y los mecanismos de cooperación militar.

En el capítulo 5, se explica la metamorfosis de la amenaza a través de la construcción del liderazgo de Venezuela en la región, en su ascenso y declive, durante el período comprendido entre 1999 y 2018. Liderazgo que se va afianzando bajo los gobiernos de Hugo Chávez en diferentes momentos y etapas, utilizando de forma estratégica y perspicaz sus recursos ideológicos y materiales como el petróleo. Estos recursos son los que van a permitir la inserción venezolana y su posterior posicionamiento en el rol de líder regional en el sistema internacional. Sin embargo, con la muerte de Chávez y la posterior llegada de su sucesor en 2013, Nicolás Maduro, se demuestra que se produce un declive. Paralelamente, en este capítulo, se expone la percepción militar colombiana respecto a Venezuela.

Por último, se relacionan las conclusiones orientadas a señalar que la percepción de las Fuerzas Militares colombianas, frente a Venezuela ha venido cambiando y aumentando desde 1999. Lo anterior como producto del cambio de enfoque, que era determinado por el diferendo limítrofe, hacia hechos políticos e ideológicos, articulados y afines a la naturaleza del conflicto interno, asociados a la revolución bolivariana Socialismo del Siglo XXI, iniciada con Hugo Chávez y continuada por Nicolás Maduro.

Este libro se presenta a la comunidad académica y a los tomadores de decisiones en un momento de ausencia de canales de comunicación y de ruptura de relaciones diplomáticas entre los dos países. Desde enero de 2018, Bogotá retiró su embajador en Caracas y los 18 consulados que tenía Colombia en el vecino país, se cerraron. Y desde el 2015, la frontera entre ambos países presenta cierres intermitentes. En el 2021, el presidente Duque planteó la reapertura de la frontera que fue fuertemente criticada por Nicolás Maduro.

Al mismo tiempo, el recrudecimiento de los temas de seguridad, y la presencia de ELN, de disidentes de las Farc y del crimen transnacional, tensionan las relaciones bilaterales. También la inmigración venezolana se acerca a los 2 millones; más de la mitad de ellos se encuentran en la informalidad lo que en un momento de pandemia ocasionada por el Covid-19, dificulta la situación. No obstante, en marzo del 2021, el gobierno colombiano formuló el Estatuto Temporal de Protección a Migrantes que busca regularizar la situación del inmigrante en territorio nacional.

Este libro que presenta una visión política y militar desde un enfoque del realismo y del constructivismo en las relaciones internacionales, busca llenar un vacío que se advierte en los estudios sobre las relaciones colombo-venezolanas. El hecho de los autores haber tenido una praxis en ambos temas, tanto el político como el militar, enriquece y muestra una visión integral, multidimensional y también práctica, para comprender la encrucijada en que se encuentran los dos países. A su vez, la realización de 60 entrevistas que incluyeron militares activos y retirados, tomadores de decisiones y académicos, enriqueció y mostró la percepción militar y civil frente a la problemática planteada en este libro.

Elementos históricos, políticos y militares para comprender las relaciones Colombo-Venezolana

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