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Aprendizaje experiencial y simulación

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El aprendizaje en simulación clínica está fundamentado en modelos recientes relacionados con la participación del aprendiz. Uno de estos está basado en el ciclo de aprendizaje experiencial propuesto por Kolb (citado por Velasco), desarrollado en cuatro etapas incluidas en un espiral continuo que conduce a un aprendizaje significativo. Estas son: experiencia concreta, observación reflexiva, conceptualización abstracta y experimentación activa (8) (figura 1).

En la experiencia concreta se parte de analizar vacíos de conocimiento con el propósito de generar experiencias que fortalezcan los procesos cognitivos y fomenten la reflexión para que, al finalizar la práctica, se facilite el aprendizaje. Luego, el proceso de observación reflexiva está mediado por la reflexión de comportamientos frente a determinadas situaciones y al conocimiento de las emociones del profesor y los estudiantes para analizar el desempeño de manera objetiva, como base para las actuaciones futuras que permitan reevaluar y poner en práctica los modelos mentales. Esto da lugar a la siguiente fase denominada conceptualización, en la cual se da sentido a reflexiones fundamentadas en sus conocimientos previos. El rol principal del profesor/facilitador es aportar al razonamiento lógico del participante como base para la construcción de nuevos modelos mentales. Una vez se ha dado este proceso, el participante adquiere la capacidad de poner en práctica y transferir a otros contextos lo aprendido, lo que da lugar a la experimentación activa en futuras situaciones.

FIGURA 1. ADAPTACIÓN DEL CICLO DE APRENDIZAJE DE DAVID KOLB, COMO FUNDAMENTO PEDAGÓGICO


Fuente: elaboración propia. Adaptado de Kolb (1).

En este estilo de aprendizaje se diferencian cuatro tipos de estudiantes: a) el estudiante activo, caracterizado por tener mejor desempeño durante las experiencias concretas y logro del aprendizaje a través de la experimentación; b) el estudiante reflexivo, identificado por tener mayor capacidad de análisis y facilidad para aprender a través de él; c) el estudiante teórico, reconocido por desarrollar eficientemente el proceso de conceptualización; d) el estudiante pragmático, quien prefiere la etapa de experimentación activa y aprende haciendo (8). Estas caracterizaciones deben ser consideradas por el profesor en el diseño de escenarios de simulación clínica a fin de lograr experiencias de aprendizaje enriquecedoras para todos los tipos de estudiantes. Desde el punto de vista social, la efectividad de estos escenarios aporta herramientas para enfrentar situaciones reales, tomar decisiones, resolver problemas y usar la creatividad (5).

Las habilidades descritas se pueden desarrollar teniendo en cuenta las capacidades del profesor para generar situaciones ideales a partir de situaciones reales. Esto requiere de una relación directa entre los objetivos de aprendizaje y la motivación de los estudiantes por alcanzarlos, lo que favorece en ellos actitudes como la responsabilidad, la cooperación y el liderazgo (14).

Por último, el proceso de aprendizaje y autorreflexión basado en la simulación clínica favorece el desarrollo de competencias cognitivas (saber), actitudinales y sociales (saber ser), y habilidades y destrezas (saber hacer) a partir de experiencias individuales que enfrenten al estudiante a situaciones reales en las que tenga necesidad de planear acciones, reflexionar en los pros y contras de su decisión, actúar y extraer sus propias conclusiones. En este sentido, Tobón afirma que la formación por competencias incluye características tales como la integración de los conocimientos, procesos cognoscitivos, destrezas, habilidades, valores y actitudes en el desempeño ante actividades y problemas (15).

Simulación clínica: una experiencia en fisioterapia

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