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1.4 Michael Sandel y la objeción sociológica

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En esta misma línea de argumentación se encuentran los planteamientos de Michael Sandel (1998: 11), quien en Liberalism and the Limits of Justice sostiene que la pretendida independencia del sujeto como un concepto puro de la razón es una ilusión, en el sentido en que se configura como una mala interpretación de la naturaleza humana, dado que no tiene sentido pensar un sujeto fuera de la sociedad y la experiencia. Sandel (1998: 7-8) reconoce la diferencia entre el sujeto de la razón teórica y el de la razón práctica; sin embargo, para él ambas constituyen formas de un solo argumento trascendental. Por un lado, el sujeto epistémico consiste en una reducción de la noción de sujeto a un simple concepto de identificación, es un simple “yo” que antecede todas las representaciones y los juicios morales: “El sujeto es algo 'allá atrás’ que antecede cualquier experiencia particular; que unifica nuestras percepciones diversas y las sostiene juntas en una sola conciencia”{21}. Por su parte, el sujeto de la razón práctica tiene dos implicaciones: primero, como objeto de la experiencia los individuos están determinados por las leyes de la naturaleza que gobiernan el mundo sensible. La segunda implicación, por contraste, consiste en la proyección del mundo inteligible donde los seres son autónomos, tienen la capacidad de actuar en concordancia con la ley moral y con independencia de las leyes de la naturaleza.

Por esta vía, dice Sandel (1998: 9), la ética deontológica de Kant concibe una noción de sujeto desde los presupuestos del autoconocimiento epistémico y de la posibilidad de la libertad como una facultad independiente de la experiencia, que instauran a su vez, una prioridad de lo correcto sobre el bien. Por tanto, el punto de vista kantiano de la prioridad de la justicia es al mismo tiempo moral y fundacional; en el sentido en que se concibe una sociedad mejor ordenada cuando los principios que la estructuran no presuponen ninguna concepción particular del bien y los individuos son tratados como fines en sí mismos.

Sandel (1998: 9-11) considera que las propuestas liberales de Rawls, Dworkin y Ackerman, defienden este punto de vista, en el cual, el concepto de virtud es independiente de los supuestos psicológicos y teleológicos. Así, para lograr lo anterior, estas teorías contemporáneas emplean una noción de sujeto, perteneciente a cierto tipo de mundo, que conduce a una autoimagen parcial de la identidad. Este argumento lleva, a su vez, a Sandel a esgrimir la objeción sociológica, la cual consiste en señalar que el liberalismo está equivocado porque defiende una concepción de neutralidad cuya existencia es inadmisible. Sandel considera imposible la neutralidad valorativa, porque nosotros, los seres humanos, jamás podemos escapar a nuestras propias condiciones existenciales:

No existe un punto de excepción, no existe un sujeto trascendental capaz de permanecer fuera de la sociedad o de la experiencia. Nosotros somos, en cada momento, lo que vamos a hacer, una concatenación de deseos e inclinaciones, no existe nada que nos incline a habitar un reino noumenal{22}.

De esta manera, Sandel cree que la teoría de Rawls no se escapa de las objeciones que tradicionalmente se le hacen a Kant, sobre todo porque la concepción de la justicia termina siendo tan trascendental como la del filósofo alemán: “Este ensayo argumenta que el intento de Rawls no es exitoso y que el liberalismo deontológico no puede ser rescatado de las dificultades asociadas con el sujeto kantiano”{23}. Así, Sandel asume que las objeciones que se esgrimen contra el trascendentalismo de la filosofía moral de Kant, pueden ser trasladadas a la imagen de sujeto moral que edifica la justicia como imparcialidad de Rawls. Las consecuencias que se derivan de la defensa de los derechos individuales, y de la posición contractual inicial, conducen a la construcción de lo que Sandel denomina un mundo moral neutral que resulta imposible en nuestra realidad{24}.

En síntesis, hasta este momento, hemos planteado unos argumentos básicos que, desde la perspectiva de Rorty, Taylor y Sandel, objetan el concepto de sujeto que defiende la filosofía moral que hunde sus raíces en la idea de la ilustración. Para efectos de esta disertación, denominaremos a este conjunto de planteamientos como: las objeciones ontológicas y sociológicas. El aspecto fundamental que define estas objeciones consiste en señalar una fractura entre los elementos deontológicos y teleológicos en la filosofía ilustrada, la cual repercute directamente en la concepción de persona y de mundo moral que cimientan. Los dispositivos que tienen la función de establecer la distinción entre lo deontológico y lo patológico, junto con los procedimientos que buscan propiciar la autonomía y la libertad del sujeto racional, tienen la característica de producir una escisión entre la persona que se piensa exclusivamente en términos de la razón pura y su identidad autobiográfica.

Ética y hermenéutica

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