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Capítulo 6 – El Gato en el puerto espacial
ОглавлениеEl día por fin había llegado, y el sentimiento de emoción llenó el aire. Nico y Eric sueño de llegar a la luna estaba a punto de convertirse en una realidad. Era una mañana soleada, y el patio se transformó en un bullicioso centro espacial. Amigos y familiares se reunieron con sus rostros radiantes con anticipación.
Nico y Eric, vestidos con sus trajes de astronauta, estaba de pie con orgullo en la parte delantera de su casero de cohetes. El cohete, pintada de color plateado, colorido con estrellas y rayas, se pusieron en pie y resistente. Fue su obra maestra, construido con amor, la imaginación y la determinación.
Sus familias habían traído sillas y mantas, organizándolos en un semi-círculo alrededor de la plataforma de lanzamiento. Todos esperaban con impaciencia el despegue, sus ojos fijos en el cohete que llevaría a Nico y a Eric a la luna.
En la esquina del patio, un improvisado centro de control de misión se había establecido. Las mesas estaban cubiertas con los ordenadores portátiles, las pantallas de visualización de gráficos complejos y de datos. Nico, la hermana mayor, la Mia, la había tomado el cargo de control de la misión. Ella llevaba un auricular y habló por un micrófono con un serio y centrado de expresión.
– Nico, Eric, somos T-menos de una hora hasta que se despegue, Mia, anunció a través de los altavoces.
– Todos los sistemas se van, y estamos listos para la final de cheques.
Nico y Eric intercambiaron emocionado miradas y se daban un pulgar hacia arriba. Ellos sabían que había puesto su corazón y alma en este proyecto, y ahora era el momento para ver si su trabajo duro a pagar.
Sus familiares y amigos aplaudían, ofreciendo palabras de aliento y admiración. El ambiente era eléctrico, lleno de esperanza y de maravilla. Fue un día que nadie olvidará nunca.
Como la cuenta regresiva comenzó, todos contuvieron la respiración.
– Diez… nueve… ocho… la Mia voz hizo eco a través de los altavoces. Nico y Eric tomó sus posiciones en el interior del cohete, flejes de sí mismos en bien. Sus corazones se hacían con una mezcla de nerviosismo y euforia.
– Siete… seis… cinco… Mia continuó, su voz llena de emoción. La multitud se unieron en la cuenta regresiva, sus voces crecimiento más fuerte con cada número.