Читать книгу Hada del Bosque en Llamas - Max Marshall - Страница 6

Como los tonos suaves de la aurora pintado el cielo en una paleta de colores pastel, Melanie salió de su acogedora casa, con el corazón rebosante de emoción por el día por delante. Con un brillo travieso en sus ojos y una cesta de golosinas arrojado sobre su brazo, ella partió en su diario de viaje a través del bosque.

El bosque saludó a Melanie con una sinfonía de sonidos – el suave susurro de las hojas, la melódica trino de los pájaros cantores, y el lejano murmullo de criaturas del bosque. Con cada paso que daba, el bosque parecía venir de vida alrededor de ella, susurrando secretos y los cuentos de la edad media.

Melanie la primera parada fue en un sol moteada calvero, donde una familia de conejos retozaban entre las flores silvestres. Con un poco de polvo de hadas y una suave palabra de saludo, Melanie se ofrecen a los conejos tiernos brotes de trébol, mirando con deleite como se mordisqueó felices en su fiesta.

A continuación, ella se aventuró más en el bosque, donde un arroyo serpenteaba a través de las cubiertas de musgo de las rocas. Aquí, una familia de ciervos puso a punto en la orilla del agua, sus gráciles formas se refleja en las aguas cristalinas. Con una suave sonrisa, Melanie les ofreció manzanas crujientes y dulces bayas, su corazón hinchazón con afecto como acarició su mano en señal de agradecimiento.

En el transcurso del día, Melanie encontrado criaturas de todas las formas y tamaños – desde juguetón zorros persiguiendo luciérnagas en el crepúsculo, para viejo y sabio de los búhos silbar suavemente de las ramas de arriba. Cada encuentro lleno con un sentido de la maravilla y el asombro, recordándole de la magia que habitó en el corazón de la selva.

Pero no sólo los animales que se han beneficiado de Melanie la bondad – para que al compartir sus dones con las criaturas del bosque, ella también encontró consuelo y alegría en su compañía. En sus ojos, vio en ella se refleja la belleza del mundo a su alrededor, y en su risa, ella oyó el eco de su propio espíritu alegre.