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Capítulo 3: Ir a la ciudad

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Patrick, con su audaz y osado espíritu, y Sam, con su inquebrantable coraje y entusiasmo sin límites, había pasado sus días explorando cada centímetro de la selva, de los árboles más altos a las profundidades más oscuras de la maleza. Pero ahora, de pie en el borde de la densa vegetación, que un nuevo sentido de la emoción que llevaba dentro de ellos.

– Sam, Patrick voz ronca, su voz llena de determinación,

– es hora de aventurarse más allá de las fronteras de nuestra selva y explorar las maravillas de la ciudad.

Sam ojos se ampliaron con el entusiasmo como él asintió con la cabeza con impaciencia.

– Tienes razón, Patrick, – respondió, su voz teñida con anticipación.

– Hay todo un mundo ahí fuera esperando por nosotros para descubrirlo!

Con un salto sincronizado, Patrick y Sam limitada fuera de la selva y en el sinuoso camino que llevaba a la ciudad cercana. Mientras que saltaron a lo largo de la carretera polvorienta, de las vistas y sonidos de la ciudad se hizo más estrecha con cada momento que pasa, el llenado de los mismos, con un sentido de asombro y curiosidad.

Las calles eran un hervidero de actividad, como la gente bullía en su vida cotidiana, que va sobre su negocio con propósito y determinación. El aire se llenó con el seductor aroma de pan recién horneado y la crepitación de la comida de la calle, tentando a Patrick y Sam, con la promesa de delicias.

Pero no fue sólo la comida que llamó su atención. Por todas partes se veían, eran altísimos edificios y bulliciosos mercados, cada uno lleno de vida y energía. Patrick y Sam no podía evitar sentir una sensación de asombro por la magnitud de todo.

Como saltó a través de las calles llenas de gente, Patrick y Sam sintió un nuevo sentido de confianza hinchazón dentro de ellos. Ya no eran sólo las ranas de la selva; eran aventureros en una misión para conquistar el mundo y reclamar su legítimo lugar en él.


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