Читать книгу Subacuática - Melina Pogorelsky - Страница 11
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Ey, qué espléndida te ves entrando al vagón con tu vestido de leopardo. Te marca muy bien la panza, tranquila, ya entendí, te doy el asiento. Vení, sentate, con tu panza espléndida y tu vestido animal print espléndido. No hace falta que te toques la cintura, ya está, entendimos. Sentate. Despatarrate espléndida en todo el asiento, no hace falta que nadie grite “por favor, la chica está embarazada”, ya me paré yo. Acá me quedo, insertada entre este señor de maletín y la señora con exceso de perfume.
Yo tuve una panza espléndida y me daban el asiento.