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INTRODUCCIÓN

El análisis de las cadenas fisiológicas atribuye una gran importancia a las repercusiones de las tensiones viscerales sobre la estática del ser humano.

La cadena visceral ha sido estudiada en una primera etapa a nivel de las cavidades abdominal y pélvica.

Siguiendo la línea de esta misma lógica, abordamos el estudio presente sobre los efectos de las tensiones viscerales, esta vez a nivel de la cavidad torácica y de la garganta.

Al describir anatómicamente estas dos regiones específicas, pondremos en evidencia los efectos de:

contigüidad contenido-continente entre el sistema visceral y el sistema musculoesquelético,

continuidad de la cadena visceral entre las cavidades pélvica, abdominal, torácica, garganta y boca.

Al igual que para la esfera abdominopélvica, la relación anatómica existente entre el continente y el contenido a nivel del tórax depende del tejido conjuntivo. Este tejido es denominado pleura y pericardio. Y tiene las mismas propiedades que el peritoneo, siendo como él una membrana serosa.

La pleura y el pericardio establecen una continuidad tisular entre los órganos torácicos y su cavidad musculoesquelética.

Esta continuidad tisular se admite de forma empírica cuando se diagnostica tradicionalmente:

• un tórax enfisematoso,

• un tórax asmático.

El asma y el enfisema presentan la particularidad de ser patologías crónicas, es decir, que se sufren de forma duradera y gobiernan la relación contenidocontinente sin presentarse como las causas directas de sus posibles disfunciones. Todos los profesionales han observado cómo un paciente acude a la consulta por dorsalgia, cervicalgia, dolor de hombro, dolor esternal o intercostal, etc., después de haber sufrido problemas pulmonares o cardíacos. En este momento, y aunque el paciente no recuerde ningún tipo de traumatismo directamente asociado al dolor que padece, es frecuente que haya sufrido anteriormente una disfunción respiratoria o cardíaca (bronquitis, bronconeumonía, pleuresía, infarto, valvulopatía...). Aunque se haya tratado médicamente el agente patógeno, la organización de las cadenas musculares se ha transformado para adaptar la relación contenido-continente siguiendo un criterio de comodidad. Las tensiones internas «inscritas» a nivel del tejido conectivo van a expresarse en el tejido musculoesquelético gracias a las relaciones de enlace anatómicas existentes entre las diferentes estructuras circundantes, fenómeno que provocará en coherencia una modificación estática. Estas adaptaciones posturales se llevan a cabo mediante modulaciones de la programación de las cadenas. Observemos que estas adoptan un funcionamiento estático. Ya no se respeta la fisiología de forma integral. Se observa la instalación metódica de dolor crónico, de disfunciones, de deformaciones programadas en el tiempo. El tratamiento local que solamente considere los síntomas y no llegue hasta las verdaderas causas no aportará una solución satisfactoria.


Figura 3. Continuidad de la cadena visceral en las cavidades pélvica, abdominal y torácica, la garganta y la boca.

El terapeuta se verá de nuevo confrontado a una situación de impotencia, y el paciente, a su dolor. La práctica del método de las cadenas deriva de la lectura anatómica y fisiológica del cuerpo y de la consideración de su programa de funcionamiento.

La finalidad de esta obra es proporcionarle una ampliación de la exploración que realiza a sus pacientes, de su análisis y de su práctica.

Las cadenas fisiológicas (Vol. VII)

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