Читать книгу Finanzas descentralizadas para inquietos - Miguel Caballero - Страница 16
Оглавление2. Evolución del dinero
A lo largo de la historia ha habido muchas formas de dinero, algo normal ya que, como hemos visto, este es necesario para desarrollar grandes sociedades. Como la calidad de una forma monetaria depende de lo bien que cumpla ciertas características, es lógico que haya una competición sana entre diferentes formas de dinero. Con el tiempo, aquellas más vendibles se imponen sobre otras que aportan menos valor al ciudadano.
Por poner algunos ejemplos, ha habido sociedades que han utilizado conchas, sal, piel o vidrio, aunque con el tiempo fue el oro lo que se acabó imponiendo en la mayor parte del mundo como forma de dinero más aceptada. Simplemente era más sólido, conservaba mejor el valor.
Una moneda débil, que genere inestabilidad y en la que no se pueda confiar a largo plazo porque es susceptible de perder su valor fácilmente, acaba desapareciendo. Una moneda que constantemente pierde valor, acaba valiendo nada.
Este elemento es muy crítico dentro de una sociedad porque puede conllevar momentos de expropiación y empobrecimiento masivo de una población. Durante el imperialismo, los europeos se dirigieron a África cargados de vidrio, porque allí este material se utilizaba como dinero. Sin ninguna dificultad pudieron controlar a la población africana y sus sistemas de producción. Básicamente, los africanos vendían su riqueza real obtenida con tiempo y esfuerzo (recurso limitado) a cambio de un material que para los europeos era exageradamente fácil de conseguir (recurso ilimitado). En definitiva, debido a que la población africana utilizaba una forma débil de dinero, les expropiaron todas las tierras y propiedades a cambio de un material que no valía nada.
2.1. Descubrimiento del oro y la plata
Como hemos visto, un material es una buena forma de dinero cuando es altamente vendible. Claramente, el oro no fue vendible desde el primer momento, sino que pasó por muchos años de evolución. Primero convenció a la gente por su escasez, ya que permitía conservar valor en el tiempo de forma segura. Más tarde se empezó a utilizar como medio de cambio, ya que la gente confiaba en el valor de ese material. Finalmente, las cosas se podían valorar en relación con el oro. Es a partir de este momento cuando se impuso de forma clara sobre las otras formas de moneda y se posicionó como el dinero por excelencia.
Al utilizar oro, las sociedades vivieron muchos años consecutivos de estabilidad. Básicamente, el oro se impuso de forma natural por su vendibilidad.
El oro es un buen material para conservar valor, no se puede falsificar, es resistente, difícil de destruir y mantiene una stock-to-flow ratio alta gracias a su escasez y su dificultad de extracción. Una vez los tres aspectos principales se cumplen, se empiezan a valorar otros aspectos como la divisibilidad, la portabilidad, la facilidad de transferirlo y guardarlo o la facilidad para detectar falsificaciones.
2.2. El dinero durante el Imperio romano
En un mundo donde el oro ya se posicionó como material principal para conservar valor, surgieron períodos de estabilidad y expansión comercial que dieron lugar, en parte, al nacimiento de grandes imperios. Un ejemplo es el romano.
El gobierno creó una moneda basada en oro que era más vendible que el oro en sí mismo. Era más fácil de reconocer, transportar, facilitaba el intercambio… La gente confiaba más, estaba estandarizada y hacía más fácil el comercio. Esta —creada por Julio César— fue la primera moneda sólida de la historia. Se llamaba áureo y constaba de ocho gramos de oro por unidad.
Figura 1. Primera moneda sólida de la historia: el áureo de Julio César
El caso del Imperio romano nos ayuda entender la importancia de una moneda sólida en una sociedad y los perjuicios que conlleva que haya alguna entidad con el poder de manipularla y hacerla cada vez más débil.
El caso es que, con los años, los diferentes césares fueron devaluando la moneda. Si inicialmente tenía ocho gramos de oro por, el gobierno empezó a emitirlas reemplazando este por metales de menos valor. Llegó el punto en que la moneda se devaluó tanto —siempre con el fin de financiar los caprichos de la nobleza y las guerras— que la sociedad simplemente se derrumbó. Los precios subieron y la población pasó de tener monedas para poder comprar y comerciar, a tener trozos de metal con el que no podían comprar nada, principalmente porque era solo eso: metal.
La situación era tan crítica que a los productores ya no les salía rentable producir, haciendo que el comercio se colapsara y que los productores adoptaran economías más de subsistencia, rompiendo todo el comercio que se había creado durante muchos años de prosperidad.
El resultado fue la separación del Imperio romano y la entrada en la Edad Media, un periodo de más de mil años de baja prosperidad. Y no es que la población no fuera capaz de generarla, sino que no existía ninguna forma de dinero sólida, como fue el áureo, que permitiera a la sociedad prosperar y expandirse económica y comercialmente.
La realidad es que las verdaderas causas del fin del Imperio romano como civilización conectada comercial y económicamente fueron estas recetas económicas que hoy nos resultan muy familiares.
2.3. El dinero durante el Renacimiento
La suerte cambió a partir del Renacimiento cuando, en Florencia, la familia Medici (los primeros banqueros del mundo) crearon la segunda gran moneda sólida de la historia: el florín. En aquella época surgieron los primeros bancos, que básicamente ofrecían un servicio de custodia. La población guardaba de forma segura su oro en las bóvedas de los bancos a cambio de un coste. Con el tiempo, los bancos empezaron a crear «papeles» o letras que representaban aquel oro depositado en sus cajas fuertes. El papel, respaldado por oro, era más vendible que el oro en sí mismo, era más fácil de transportar y de intercambiar, y era más divisible. Aunque tardó unos cuatrocientos años en establecerse, finalmente el papel moneda respaldado en oro se acabó imponiendo sobre las propias monedas de oro.
Figura 2. Monedas acuñadas en Florencia durante la Edad Media
Este evento impulsó la aparición del sistema que más prosperidad y expansión económica ha generado: el patrón oro. Los gobiernos terminaron creando bancos centrales que acumulaban el 100 % del oro y después emitían el papel moneda estatal correspondiente. El proceso por el que los bancos centrales se fueron imponiendo y expropiando el valor de los bancos comerciales fue de lo más interesante. Básicamente el gobierno se dio cuenta del poder que representaba tener el control sobre la moneda. Hay un libro que te recomiendo, si quieres profundizar sobre el tema, que me dejó fascinado: ¿Qué ha hecho el dinero con nuestro dinero?, de Ludwig von Mises.
La vendibilidad de esta nueva forma de dinero no tenía precedentes. Era mucho más fácil de transferir y transportar y seguía siendo sólida porque mantenía las características del oro. En pocos años, las sociedades occidentales vivieron el momento de máxima expansión económica y comercial. Esta época, liderada por Gran Bretaña, se conoce como la belle époque y duró desde 1871 hasta 1914. Estuvo caracterizada por el libre comercio, importantes inventos y el nacimiento de una economía global. Esto dio paso a grandes inversiones y a la creación de enormes empresas que permitieron el inicio de la industrialización y la urbanización.
2.4. La Primera Guerra Mundial y el fin del patrón oro
En 1914 el mundo se vio inmerso en el inicio de la Primera Guerra Mundial, que terminó provocando la abolición del patrón oro en la mayoría de países.
Esta guerra, por primera vez mundial, es diferente a muchas otras, y ahora entenderemos por qué. Más que una guerra de armas, fue una guerra monetaria. En los años anteriores las guerras duraban hasta el punto en que la casa real o el gobierno de uno de los países se quedaba sin dinero para financiar las batallas. Esta guerra, en cambio, fue diferente a las anteriores ya que por primera vez los gobiernos, a través de los bancos centrales, tenían el control no solo de su riqueza, sino de la riqueza de toda la población.
El tipo de dinero que utilizaban los ciudadanos eran papeles respaldados por el oro que el banco central tenía guardado en sus cajas fuertes, y los gobiernos podían ir imprimiendo tanto dinero como quisieran aunque no estuviera respaldado por oro, y así financiar la continuación de la guerra. Esto, lógicamente, obligó a los países a abandonar el patrón oro.
Figura 3. Porcentaje del PIB correspondiente al gasto estatal. Broadberry & Harrison, 2005, p. 15
Tal fue el nivel de impresión de dinero por parte de los gobiernos, que hasta que uno de los bandos (Alemania principalmente) no llegó a la hiperinflación —empobreciendo así a toda su población—, la guerra no terminó. Durante los siguientes años, Alemania se vio inmersa en un momento de crisis e inestabilidad absolutas: habían generado tanto dinero que este, en sí mismo, ya no tenía valor.
Figura 4. Variación de la tasa de inflación. Broadberry & Howlett, 2005
Una de las pocas economías europeas que no renunció al patrón oro y que se abstuvo de aplicar políticas monetarias altamente inflacionarias fue Suiza. En consecuencia, el franco suizo vio como todas las otras monedas estatales se devaluaron a velocidades alucinantes.
Figura 5. Depreciación de las monedas nacionales frente al franco suizo durante la Primera Guerra Mundial - George Hall, «Exchange Rates and Casualties During the First World War», Journal of Monetary Economics, vol. 51
Si reflexionamos sobre este hecho, creo que lo podemos definir como una de las acciones más graves e injustas que pueden existir: un gobierno había empobrecido completamente a toda la población del país sin que las personas pudieran hacer nada para evitarlo. Esto solo es posible en modelos monetarios donde el control sobre el dinero recae en una entidad centralizada como es un gobierno. La historia demuestra que la tentación de crear dinero de la nada es demasiado tentadora. Tanto el Imperio romano como muchos otros imperios y países hicieron mal uso del poder de manipular la masa monetaria.
Este hecho generó tal inestabilidad que, unos años más tarde, vivimos la Segunda Guerra Mundial, impulsada principalmente por el malestar generalizado de la población, sobre todo de Alemania, causado por el derrumbe del tipo de dinero que se utilizaba.
2.5. Final de la II GM y acuerdo de Bretton Woods
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, las principales potencias se congregaron en una reunión conocida como Acuerdo de Bretton Woods. El objetivo fue definir un nuevo sistema comercial, económico y monetario que garantizase estabilidad y evitase otras guerras.
Figura 6. Sede de la reunión para establecer el Acuerdo de Bretton Woods
Durante la reunión de Bretton Woods se acabó adoptando un modelo que beneficiaba claramente a Estados Unidos (la potencia más fuerte en ese momento) y que se basaba en las teorías económicas de John Keynes (keynesianismo). Esta teoría nace con la hipótesis de que es imposible garantizar la estabilidad si no hay una entidad central (banco central) que tenga el control de la oferta monetaria. Estos eran responsables de aumentar la masa monetaria a través de la inflación y, según Keynes, esto promueve la inversión y el gasto, componente clave para que una economía genere prosperidad y evite momentos de crisis.
Se trata de una idea muy controvertida, ya que hay decenas de estudios que demuestran que las hipótesis planteadas por Keynes son incorrectas, sobre todo por la correlación —evitada por los keynesianistas más radicales— entre las políticas económicas y las monetarias. Sin ir más lejos, hemos vivido momentos donde los niveles de inflación e inyección han sido altos pero, al contrario de lo que afirma Keynes, no ha habido una mejora de la situación económica y no se ha podido evitar la pérdida masiva de puestos de trabajo. Recuperando el tema y partiendo de esta idea, se implementó un sistema llamado «el patrón dólar».
Este sistema consistía en lo siguiente: Estados Unidos pasaba a ser el centro del sistema ya que el dólar estadounidense cumplía la función de moneda de reserva global. El dólar pasaba a ser la única moneda respaldada por oro (con un tipo de cambio fijo) lo que, al mismo tiempo, le dio derecho a tener el control de todas las reservas de oro del mundo. De alguna manera, era un intento fallido de volver al patrón oro, pero Estados Unidos aprovechó la ocasión para generar más dinero del que tenía respaldado en este material, rompiendo el cambio fijo del dólar-oro.
Este hecho dio lugar al «déficit sin lágrimas». Básicamente, Estados Unidos podía generar dinero de la nada sin vivir períodos de inflación. Como todo el mundo utilizaba los dólares como moneda reserva, los daños se repartían entre todos los países del mundo; Estados Unidos podía imprimir dinero y beneficiarse de ello, repartiendo las consecuencias negativas entre todos los países. No es de extrañar que en aquella época las empresas estadounidenses se comieran el mundo y se convirtieran en las más grandes del planeta: financiación ilimitada a un tipo de interés muy bajo.
La inflación se empezó a notar y países como Francia y Alemania quisieron recuperar sus reservas de oro dando, a cambio, dólares. Ante esta situación, en la que Estados Unidos veía cómo sus reservas de oro se iban reduciendo, el presidente de ese momento, Nixon, anunció la suspensión temporal de la paridad dólar-oro. Este evento se conoce como «Nixon Shock» y tuvo lugar en 1971.
2.6. El dinero actual: un sistema basado en deuda
Este conjunto de eventos ha acabado dando lugar a la consolidación del sistema monetario actual. Hoy en día el dinero no está respaldado por un valor real como lo es el oro, sino en leyes políticas y en la «fe» en el país: simplemente es papel basado en la deuda y en la promesa de devolverla gracias capacidad de generar valor en el futuro. O, dicho de otro modo menos sutil: esclavizando a las generaciones futuras, ya que son estas las que deberán pagar esa deuda a través de los impuestos.
Si recuperamos lo que determina que una moneda sea sólida, el dinero fiat (nombre con el que se define el tipo de moneda actual o dinero fiduciario) es la forma de dinero más débil que hemos tenido nunca: un sistema donde la capacidad de imprimir es ilimitada y donde los países pueden gastar más de lo que tienen pidiendo préstamos a bancos centrales que lo único que tienen que hacer para generarlo es inyectar dinero creado de la nada. Claramente, una moneda controlada por una entidad y que no cumple la función principal, que es conservar valor en el tiempo, no es una moneda sólida.
2.7. Conclusiones del dinero fiat
Tras años de evolución monetaria, el poder sobre la moneda fue cayendo progresivamente sobre los Estados. Estos han acabado monopolizando el control sobre el dinero, lo que genera un problema grave. La historia nos confirma con cientos de ejemplos —desde el Imperio romano o el chino— que la posibilidad de sacar provecho del control de la moneda es demasiado tentadora. ¿Quién no quiere dinero gratis? ¿Quién no quiere «aprovecharse» poco a poco de su población en beneficio propio sin que esta se dé cuenta?
Al final, lo más conflictivo de estas políticas donde se manipula la oferta total de dinero disponible a través de la inflación son los efectos negativos que tienen sobre la sociedad. Progresivamente los ciudadanos se vuelven cada vez más pobres, no en cantidad de dinero, pero sí en poder adquisitivo. Es decir, seguirán teniendo 1000 EUR, pero con los años con estos 1000 EUR podrán adquirir menos cosas. El valor de las cosas se mantiene, pero el valor del dinero baja. Los precios suben y, pasados los años, nos damos cuenta de que ahora una Coca-Cola ya no vale 0,10 USD sino 1,50 USD. La Coca-Cola no vale quince veces más, sino que nuestro dinero vale quince veces menos.
Figura 7. Poder de compra del dólar calculado en oro. Fuente: Goldchartsrus
Teóricamente, este efecto se contrarresta a través del aumento de sueldos. Y aunque esto solo se aplica a una pequeñísima parte de la población (trabajadores con un contrato salarial antiinflacionario que aumenta cada año proporcionalmente a la inflación del periodo), no es del todo cierto.
La realidad es que la inflación beneficia a los ricos a costa de los más pobres y provoca que a lo largo del tiempo la diferencia entre ricos y pobres se vaya agravando. Pongamos que el Banco Central Europeo emite 1000 MEUR, estos se inyectan en la economía para darle un impulso y reactivarla, promover el gasto, incentivar la producción y así aumentar los puestos de trabajo. Ahora bien, los primeros en recibir este dinero suelen ser las grandes empresas, aquellas con suficiente capital para poder comprar «dinero barato». Por lo tanto, los ricos son los que mejor financiación obtienen. En segundo lugar, debido a que ha habido un aumento de la oferta monetaria, los precios de las cosas comienzan a subir, pero estas empresas gastan ese dinero en momentos donde los precios aún no han variado. Es difícil competir justamente con esto.
Como conclusión, vivimos en un sistema inflacionario que beneficia a los ricos a costa de los pobres y provoca que, con el tiempo, se agrave la separación entre los adinerados y la gente más necesitada. Además, la base del sistema es una de las formas monetarias más débiles que hemos tenido nunca: completamente ilimitada y por tanto mal valor reserva, controlado por una entidad central que toma decisiones centralizadas sobre esta moneda sin que la población pueda interferir y que se utiliza para financiar —muchas veces— barbaridades como guerras o aeropuertos innecesarios. Al ser una moneda débil, esta va perdiendo valor progresivamente en el tiempo. Es decir, el sistema basado en monedas fiat incentiva el endeudamiento y el gasto en vez del ahorro y la inversión a largo plazo. No es de extrañar que actualmente algunos países estén en tipos de interés negativos para penalizar el ahorro e incentivar a gastar más. Este cambio nos afecta el comportamiento, aumenta nuestra preferencia temporal, nos enfocamos más en el corto que en el largo plazo, y esto tiene consecuencias en la mayoría de las áreas de nuestra vida; desde el arte, la cultura, la economía o en el hecho de emprender.
Si mis 1000 EUR de hoy tendrán menos valor en un año, tiene más sentido gastarlos hoy en vez de guardarlos; una empresa está más incentivada a endeudarse y buscar crecimiento a corto plazo que a construir pilares sólidos y crecer mirando el largo plazo. Si me endeudo hoy, lo que tendré que devolver mañana representará menos valor porque las monedas se habrán devaluado. Las monedas fiat han construido una sociedad consumista que busca gastar en vez de ahorrar, con una visión más cortoplacista y de hacer «dinero rápido», en vez de una visión más largoplacista y por tanto construir organizaciones sólidas, nacidas después de años de esfuerzo.
2.8. Houston, tenemos un problema (y una solución)
Algo que está claro es que en un mundo donde la mayoría de los países tienen una deuda superior al 100 % del PIB, donde la pobreza es cada vez más común y la sensación de crisis e inestabilidad es constante, un cambio es más necesario que nunca.
Bitcoin nació por estos motivos: para ofrecer una alternativa. En un principio nadie lo vio así, ni sus creadores iniciales. De hecho, Hal Finney, uno de los máximos aportadores a su protocolo durante los primeros años, lanzó un tweet anunciando el lanzamiento de Bitcoin:
Figura 8. Tweet comunicando el lanzamiento de Bitcoin. Hal Finney
Si hubiera sabido que estaba creando lo que Bitcoin es hoy, lo habría publicado en un contexto más trascendental. El tiempo lo ha fortalecido y actualmente son muchos los argumentos y las personas que ven en Bitcoin un escape a ese sistema. En el próximo capítulo entenderemos Bitcoin, primero qué es y cómo funciona, y después veremos por qué es relevante a nivel monetario.