Читать книгу ¿El hombre apropiado? - Sorprendida con el jefe - Natalie Anderson - Страница 5

Prólogo

Оглавление

Día de Navidad, cinco años antes

Estaba casi todo el mundo. Sus padres, la familia de Oliver, los amigos de Oliver. Solo faltaba Stella, su rebelde hermana, cuyo nombre no se mencionaba desde que se fue de casa, cuatro años antes.

Victoria Rutherford miró los regalos apilados al pie del árbol. Aunque no hubiera uno para Stella, confiaba en que sí lo hubiera para el amigo de Oliver. Victoria se acercó para poder leer los nombres de las etiquetas.

«Liam».

No tenía sentido que se preocupara. Después de todo, era el amigo de Oliver, y lo lógico era que los padres de este tuvieran un detalle para el hombre que había llegado aquella misma semana a Inglaterra.

–No pensarás sacudir cada paquete para adivinar lo que contiene, ¿verdad? –susurró una voz a su espalda.

Victoria se volvió sobresaltada al tiempo que una incontrolable sonrisa le curvaba los labios. Aunque sabía que no había motivo para ello, no podía evitar que sus comentarios le hicieran gracia; o que la inapropiada forma en que la miraba hiciera que un escalofrío le recorriera la espalda.

No era ese el caso en aquel momento. Pero sí la había mirado así la primera vez que se vieron, cuando él no sabía quién era ella. Victoria todavía se ruborizaba al recordar la vergüenza que había sentido cuando Liam entró en el cuarto de baño y la encontró envuelta en una toalla.

–Has hecho unas guirnaldas espectaculares –comentó Liam.

–Gracias.

Victoria tragó saliva, esforzándose por borrar la escena. No había pasado nada de lo que tuviera que sentirse culpable. Y sin embargo… Liam era el mejor amigo de Oliver, y su invitado durante las Navidades. La última persona en la que ella debiera fijarse.

Cuando repartieron los regalos, quedó una caja pequeña al pie del árbol, que Victoria asumió estaba destinada a la madre de Oliver.

Al cabo de un rato, cuando charlaban en diferentes grupos, Oliver se acercó a ella.

–Creo que esto es para ti –dijo, tendiéndole la caja.

–¡Pero si ya me has hecho un regalo!

Entonces Oliver se arrodilló y todos los presentes guardaron silencio.

–Victoria, sabes cuánto te quiero.

Victoria sonrió, pero estaba atónita. No era posible. ¿Estaba Oliver a punto de…?

–¿Quieres casarte conmigo?

Victoria se quedó mirándolo, muda, aunque consiguió mantener la sonrisa.

Oliver, su primer novio, al que tan bien conocía y en el que confiaba ciegamente. Delante de los padres de ambos y…

–¿Victoria? –intervino Liam.

Victoria se dijo que no debía mirarlo, pero no pudo resistirse. Liam la observaba fijamente, como si pudiera leer su mente, intuir sus dudas, sus deseos.

–¿Te importa? –Oliver miró a Liam contrariado, más sorprendido que molesto por la interrupción–. Acabo de hacerle una pregunta.

Pero Victoria no podía apartar la mirada de Liam, y percibió el nerviosismo en el grupo que los rodeaba. Alguien iba a decir algo en cualquier momento.

Oliver carraspeó. Oliver, el hombre perfecto al que no podía herir, ni avergonzar delante de todos los suyos.

–¿Victoria?

Ella lo miró y sonrió automáticamente. Quería lo mismo que él porque lo amaba. Quería aquello que él quería, lo que todos esperaban, ¿o no?

Oliver sonrió y repitió la pregunta:

–¿Te quieres casar conmigo?

¿El hombre apropiado? - Sorprendida con el jefe

Подняться наверх