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Introducción

Hace muchos años que nos veníamos planteando la necesidad de escribir un libro que sistematizara nuestra postura y experiencia en relación a la terapia de grupo con niños. Los comienzos de este proyecto no fueron fáciles. A poco andar caímos en cuenta que no resultaba fácil describir la riqueza y complejidad de los procesos terapéuticos que se dan al interior de un grupo.

Llevábamos varias décadas trabajando juntas en coterapia, habíamos realizado más de 100 grupos de terapia con niños, revisado exhaustivamente la literatura focalizada en el tema y de áreas afines y habíamos reflexionado, posteriormente a las sesiones y al término de cada grupo, acerca de la efectividad de nuestras intervenciones y los cambios que estimábamos necesarios de introducir.

Habíamos realizado cursos de formación de terapeutas que nos ayudaron a sistematizar lo realizado y los diálogos con los participantes de los cursos fueron enriqueciendo nuestro trabajo. Por todo ello estimamos que transmitir lo aprendido en todas estas instancias podría ser de utilidad para la formación de los psicólogos clínicos y educacionales que trabajan con temas de infancia.

La pregunta acerca de qué era lo relevante a transmitir nos hizo reescribir, eliminar y agregar. Al llegar al final de la tarea esperamos haber logrado, en la medida de lo posible, trasmitir el espíritu y los conceptos que nos han animado a trabajar con los niños en terapia de grupo.

Los grupos son el contexto natural donde se desenvuelve la vida socioemocional de los niños. Pertenecer a ellos es clave para su bienestar; sentirse marginado es causa de un enorme sufrimiento para quienes tienen algún déficit en el desarrollo de sus competencias socioemocionales. Los grupos son un medio para favorecer en forma explícita e implícita estas competencias.

Este libro está organizado en dos partes:

La primera se refiere a los antecedentes teóricos que sustentan las terapias grupales. No pretende ser un estado del arte, pero sí describir en forma sucinta los principales aportes de los distintos enfoques recogidos a través de la revisión bibliográfica. Se ha puesto especial énfasis en aquellos autores que para nosotras resultaron claves para consolidar y enriquecer nuestra perspectiva terapéutica. En este sentido es una selección de lo leído, sesgada por el criterio de que los contenidos aportados hubieran resultado iluminadores del trabajo terapéutico realizado por nosotras.

En rigor, resulta difícil ser un buen terapeuta de grupo a quien no ha tenido formación y experiencia previa como terapeuta infantil, ya que el grupo es una modalidad orientada al crecimiento emocional y a la resolución de conflictos, la que se ve enriquecida por el aporte de los niños en el grupo. De alguna manera, si la experiencia terapéutica es bien guiada, los otros niños actúan como coterapeutas y al hacerlo experimentan un gran crecimiento emocional.

Algunos de los principios y las experiencias utilizadas en terapia grupal pueden resultar de utilidad en grupos de desarrollo emocional. La asistencia de los niños a un grupo, genera en ellos un crecimiento originado en la toma de conciencia de la importancia que revisten las competencias socioemocionales en la convivencia social.

Bisquerra (2006) plantea que a partir de los años 90 asistimos a una verdadera revolución emocional caracterizada por un aumento del estudio y las publicaciones en relación a las emociones, a la implicación de la neurociencia en los estudios del cerebro emocional, a la aplicación de la inteligencia emocional a distintas organizaciones y, especialmente, a la aplicación de los conceptos de inteligencia emocional a la educación de los niños.

Según este autor, la revolución emocional “trata de crear metas orientadas hacia la estructuración futura de la sociedad de tal manera que posibiliten un mundo más inteligente y feliz. Esto implica a las personas consideradas individualmente, pero también a la sociedad en general. La confluencia de ambas fuerzas (persona y sociedad) puede constituir una revolución más trascendental para el bienestar y la calidad de vida que las revoluciones industrial, tecnológica o informática” (p. 20).

Para los niños, asistir a una terapia de grupo es una experiencia terapéutica vivida habitualmente como positiva, es un lugar de encuentro con otros niños y con ellos mismos. Como plantea Violet Oaklander (2008), el proceso terapéutico debería ser algo natural al desarrollo de cada niño. El terapeuta solamente adapta este proceso a las necesidades del niño, teniendo en cuenta su singularidad y experiencias vitales particulares. Todo niño tiene el derecho inherente a desarrollar, fortalecer y expresar cada aspecto de su organismo: el cuerpo, los sentidos, las emociones y el intelecto. En la medida que el niño empiece a conocer y sea capaz de conectarse con su mundo de manera satisfactoria y sana, su camino de vida y crecimiento será un camino gozoso.

Coincidimos con Oaklander (2008) cuando sostiene que “trabajar con grupos es una eficaz y gratificante manera de trabajar con niños”. El grupo se presta para desarrollar las competencias sociales y emocionales y la imaginación; da a los niños un sentido de pertenencia y aceptación, les permite un espacio para expresar sentimientos a veces inexpresados y para experimentar con nuevas conductas, en un ambiente contenedor y amigable, que opera como un lugar que permite experimentar un apego seguro.

Un grupo exitoso es aquel donde cada niño se siente lo suficientemente seguro como para permitirse ser vulnerable y que ayuda a los niños a hacer un reencuadre de experiencias emocionales que pudieren haber estancado su desarrollo emocional por lo dolorosas.

Estar en un grupo es una experiencia emocional potente, donde es necesario que exista un guión que oriente, pero dentro del cual los participantes tienen la libertad de exponer los contenidos, de hacer un enjuiciamiento de la experiencia y de atribuirle un significado y así integrarlo en su narrativa personal.

La segunda parte de este libro está orientada a hacer una descripción detallada de las sesiones, desde los objetivos y las experiencias terapéuticas diseñadas para las diferentes etapas del grupo. Se incluyen a modo de viñetas algunos ejemplos concretos de sesiones, para permitir al lector hacerse una imagen lo más nítida posible de lo que puede suceder en una sesión de grupo.

Esperamos que el esfuerzo desplegado para sintetizar y describir nuestra experiencia, permita visualizar la riqueza de las interacciones de los niños y cómo a través de las diferentes modalidades, los niños van logrando niveles crecientes de autoexposición y de interacción. A medida que el grupo transcurre cada niño se va conectando más profundamente consigo mismo, fortaleciendo su identidad, dejando de lado miedos y mecanismos de defensa que los empobrecen. Este contacto consigo mismo es clave para un encuentro más real y auténtico con los otros.

Al terminar, quisiéramos agradecer en primer lugar a los niños que participaron en los grupos y a sus familias que dieron el consentimiento para su asistencia; también a nuestras familias, por el tiempo que les hemos quitado y por el afecto y el apoyo generoso que nos entregan cada día.

Verónica Gazmuri y Neva Milicic

Terapia de grupo en niños

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