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ОглавлениеPRESENTACIÓN
Después de una larga enfermedad, Nidia Aylwin murió. Mi querida profesora, directora y amiga. La he extrañado mucho y creo que esta edición de Trabajo Social Familiar es un buen tributo a todos los años que se dedicó en cuerpo y alma a trabajar con las familias.
Este libro es el resultado del trabajo conjunto que iniciamos con Nidia en 1983. En esa época comenzamos un proceso de formación en el tema de la familia que nos permitió acceder a los últimos avances que se estaban desarrollando, provenientes, principalmente, del movimiento de terapia familiar.
El hecho de que alcance una cuarta edición confirma la convicción de que los temas que aborda son de gran utilidad para el conocimiento y la intervención con familias desde variados ámbitos y para distintas profesiones, en un momento en que en nuestro país el tema de la familia reviste particular relevancia.
La relación del Trabajo Social con la familia ha sido ambivalente y contradictoria a lo largo de la historia de la profesión. De grandes cercanías en su origen, tanto así que la primera revista de Trabajo Social se llamó “The Family”, y también de extremas distancias, como ocurrió en los años 60 en Chile y Latinoamérica con el Movimiento de Reconceptualización del Trabajo Social, que desvalorizó en la docencia y en la práctica el trabajo con la familia. Junto con eliminar del currículo los cursos pertinentes, se desecharon las instancias en que los alumnos y alumnas aprendían a trabajar directamente con la gente y sus problemas de una manera única y particular.
La formación se retoma a fines de los 70, partiendo de la base fundada de que Trabajo Social fue la primera profesión en trabajar con la familia, en focalizar sus intervenciones en ella y en realizar las conceptualizaciones iniciales sobre el funcionamiento familiar. El Capítulo II, “El Trabajo Social y la Familia”, profundiza en este aspecto.
La perspectiva elegida, entonces, fue y sigue siendo que en toda evaluación o intervención social, sean éstas con niños, hombres, mujeres o ancianos, y desde cualquier campo o problema, se consideren las poderosas fuerzas familiares que operan en la vida de las personas. Los fundamentos a estas ideas se despliegan en el Capítulo I, “Familia y Sociedad” y se extienden a lo largo de todo el libro.
Los capítulos III y IV incluyen diferentes marcos conceptuales y estrategias de intervención consistentes con estas representaciones. El capítulo III, “Diferentes perspectivas para analizar la familia”, da cuenta de variadas vías conceptuales, elegidas desde un orden cronológico, tal como fueron germinando en el campo y con el propósito de que el lector disponga de la mayor amplitud conceptual posible y pueda así seleccionar lo que le sea útil en la complejidad de su trabajo con familias.
El Capítulo IV, “Trabajando con la Familia”, pone en juego las conceptualizaciones del capítulo anterior y abunda en estrategias desde el inicio de la intervención hasta el cierre. En dichas estrategias es especialmente útil y recomendable aplicar los diferentes mapas en que se grafican las familias, los que van respaldados con sus fundamentos y que permiten representar en forma sencilla el sistema familiar y sus relaciones. Además, los mapas le otorgan al profesional la posibilidad de co-construir con la familia la evaluación de su realidad y las alternativas de solución y de cambio de una manera sencilla y clara, con lo cual la familia puede reconocerse en forma sistémica y relacional, ampliando eventualmente la perspectiva de sus circunstancias.
A pesar de que el libro está orientado básicamente a la intervención directa con las familias, el Capítulo IV incluye también lo que en Trabajo Social se denomina intervención indirecta, tratando los supuestos de la intervención a nivel de programas y políticas sociales.
Este texto es el producto del proceso de formarse, de actuar, de educar y escribir. Ha sido probado y examinado en la práctica, propia y ajena, tanto en las clases para alumnos de pregrado, como en las que hemos impartido a miles de profesionales de las más diversas áreas.
Agradezco especialmente a las trabajadoras sociales norteamericanas Ann Hartman y Joan Laird, quienes nos aportaron sus conocimientos y experiencia sobre la familia y que llegaron a ser muy cercanas a nosotras.
Y, al igual que ayer, quiero agradecer, y creo que Nidia estaría de acuerdo, a nuestras familias de origen, a nuestra historia, a nuestras raíces. Y también a las familias que nosotras formamos, a nuestros maridos, hijos y nietos, con los que hemos aprendido la esencia de la vida familiar: sus gozos y sus alegrías, sus aflicciones y desconsuelos, y sus anhelos y esperanzas.
María Olga Solar