Читать книгу El poder de la maternidad - Noemí Genaro García - Страница 13

ANITA
embarazada de NALAH

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Anita (Madrid, España, 1982) es maestra y se dedica a los niños.

Su pareja Diego (La Plata, Argentina, 1986) se dedica al arte y artesanía. Se conocieron viajando y continúan viajando siempre que la oportunidad se les dé.


Viven en una casa cueva en San Miguel Alto en el Albayzín de Granada con vistas a la Alhambra.

Nalah nació en casa en 2015. Su nombre significa el Sol, diosa femenina de los Toba del Chaco (Norte de Argentina) de donde es Ester, la madre de Diego. Su placenta está plantada delante de casa, debajo de un San Pedro.


Viven con un perro, Numa, y 5 gatas: la gata negra Chasca (jefa madre protectora del hogar), Elsa, Gata loca, Coquina y Coquix. El gato de la foto es Coquito, que también se quiso quedar a vivir con ellos.

Las gatas han sido grandes maestras de la maternidad para mí


Diego preparó un nido lleno de amor y comodidad.

Para mí, el más bonito del mundo.

Me siento muy afortunada al poder contar con tantos seres queridos que me aportan en mi camino. Desde que decidimos dar a luz en casa fueron muchos los que colaboraron con nuestro sueño: amigos, familia, y muchas sorpresas inesperadas que ampliaron «nuestro árbol». Mis padres por supuesto, cada uno a su manera, y siempre cerca, muy cerca, que junto a mi hermana me han bordado mi camino hacia la maternidad. Diego, con seguridad, cariño y ganas, muchas ganas, preparó un nido lleno de amor y comodidad. Para mí el más bonito del mundo. Ahora también Ester con los quehaceres y su absoluta disposición. Todos los días doy gracias por esta gran familia que me rodea, que me cuida y me ayuda a crecer.


La gran familia de la calle.

Los lunes se llenan de amigos, asados, a veces música. Los martes y jueves nos invaden los tambores y cánticos senegaleses. Los fines de semana de venta en el mirador, compartiendo risas y anécdotas con la gran familia de la calle, los que no llegan por sangre, si no por vivencias y situaciones… A veces también vamos a Madrid, allí nos esperan mis raíces, los que a pesar de los kilómetros siempre estarán cerca.


Todos esperan que nos despertemos.

El despertar es el momento más bonito del día, lleno de gorjeos y luz, mucha luz. Estamos plenas Nalah y yo. Todos esperan que nos despertemos. Numa (el perro) se asoma cada tanto esperando escucharnos para saludar y dar los buenos días a su manera. Diego y Ester (su madre) conversan entre mates y esperan que estemos listas para preparar las tostadas. Desayunamos todos juntos fuera en la entrada recibiendo el sol y el aire.


Nacemos preparadas.

Desde que soy madre me siento más mujer. Tengo más tiempo para mí, más tiempo para permitirme. Para dedicarme a una sola cosa: mi hija. Nacemos preparadas. Las madres hacen equipo-tribu por inercia, te comprenden, resuelven dudas.


Desde que tengo consciencia he querido dedicarme a los más pequeños.

Este proyecto me ha ayudado a reflexionar y creo que tiene unas fotos hermosas. Para elegir el instrumento, primero pensé en semillas, ya que desde que tengo consciencia he querido dedicarme a los más pequeños, pero en ese momento se metió el gato Coquito en medio, y me hizo reflejar lo mismo, infancia y ternura. Además, el primer gato que tuve, Coqui, era igual.


Padre-hija-padre-hija.

Mi hija ha nacido con magia, mucha magia. Tengo la imagen grabada de su nacimiento en la que estábamos mi padre, luego yo, luego mi pareja Diego y luego ella. Padre-hija-padre-hija; y Nalah mirándonos a los tres.


El poder de la maternidad

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