Читать книгу El poder de la maternidad - Noemí Genaro García - Страница 7

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Cada una de nosotras tiene un pedacito del puzle que aportar. El mío con este proyecto es añadir al imaginario colectivo fotografías e historias de la mujer madre. Una mujer fuerte y poderosa, pero normal y corriente a la vez. Se trata de una visión optimista, pero no exenta de sombras y realidad. En este libro aparecen mujeres que podrían ser cualquiera de las mujeres que conocemos de nuestro barrio o de nuestra familia.

La fotografía se utilizó casi desde sus inicios para realizar retratos familiares. Al principio eran fotos de estudio, luego fotos tomadas por fotógrafos ambulantes, y más tarde, las cámaras de fotos llegaron a las casas. Estas primeras fotos de familia, de principios del siglo XX, eran posadas. En ellas aparecían todos sus miembros colocados en un orden preciso y solían realizarse en acontecimientos especiales como bodas, bautizos y comuniones. Ni se realizaban fotografías donde la maternidad fuera la protagonista, ni se hacían en momentos cotidianos. Tampoco se retrataban el embarazo o la lactancia, al contrario, se escondían o disimulaban.

A lo largo de los años he buscado fotos en cajones de tías y abuelas, en internet y en mercadillos, y he encontrado algunos tesoros. Entre otros, fotos de los años 50 de una familia italiana donde aparece la mujer embarazada y luego en la cama cuando acababa de dar a luz a uno de sus bebés. Pero se trata de un caso extraño. Poco a poco se ha ido dando importancia a este momento, hasta llenar nuestro imaginario de fotos de embarazo hechas en estudios profesionales. Fotos tomadas en blanco y negro, con poses forzadas y desnudos a medias (para que se vea la barriga pero no el pecho ni el pubis). Fotos que no relacionan a la mujer con ningún ambiente en concreto, sino que la colocan en un ambiente neutro (el estudio). En mi opinión, estas fotografías han contribuido a dar una imagen de la maternidad idealizada, dónde la mujer no es protagonista, si no que parece más bien débil y sumisa, más cercana a las princesas de los cuentos que a las mujeres reales.

Otras imágenes actuales de la fotografía contemporánea buscan objetivos conceptuales más profundos, y coleccionan mujeres con una temática concreta. En este caso es el concepto el que toma la importancia y no la mujer individual. Suelen ser fotografías muy depuradas a nivel técnico con composiciones vacías y frías. También hay imágenes de embarazo que sitúan a la mujer en la naturaleza, donde la gestación (y no esa mujer en concreto) es el foco de interés, planteando un homenaje a la forma en que la vida se abre paso en armonía con la madre tierra.


Investigando para mi tesis doctoral he encontrado algunos proyectos de fotógrafas y artistas en los que se profundiza en la individualidad y el ser único de cada mujer, en los que se resalta el estilo propio de cada mujer, de cada vida. En algunos casos centrándose a su vez en la maternidad. Suelen tratarse de proyectos de autorretrato, retrato o ambos. Estos proyectos son los que han guiado e inspirado el mío, dándome un punto de partida. En la bibliografía están señalados algunos de estos proyectos artísticos, así como libros y ensayos de referencia sobre maternidad y fotografía.

He tomado fotografías de 12 mujeres en sus casas y entornos de vida durante 2 años, y también les he pedido que contaran su vivencia de la maternidad, que queda reflejada en los textos que hemos construido juntas. Hay una imagen que se repite en todas las historias, y es la de la mujer guerrera embarazada. Una guerrera desnuda, cuyas armas son su propio cuerpo, su fuerza interior y un instrumento de batalla. El resto de imágenes cuentan pequeñas historias de vida, permiten ver sus casas, sus lugares favoritos o momentos especiales. En la mayoría de los casos aparece toda la familia, la mujer, la pareja, el hijo/a mayor, el bebé recién nacido y los animales que les acompañan.

Comencé este proyecto gracias a una fotografía de unos grandes amigos músicos: Chiara Locardi (italiana) y François Cambuzat (francés). Él tomó la foto en el año 2000 y la utilizaron como cartel de su gira de conciertos por Europa con su grupo L’Enfance Rouge. En esta imagen Chiara aparecía embarazada de su hija Zaï con una escopeta en la mano, un fondo neutro y una mirada y posturas altivas. Cuando quedé embarazada de mi hija Alma Salina, en el 2011, estaba haciendo mi tesis doctoral y quise hacer una versión de esta imagen con lo que era mi instrumento de poder: mi cámara fotográfica. Después, en el 2014 y viendo el efecto que causaba mi fotografía en aquellos que la miraban —pues nadie quedaba indiferente—, se me ocurrió plantear esta imagen a otras mujeres. Y les pedí que tomaran como arma de la guerrera embarazada un objeto o instrumento que para ellas fuera representativo. Pienso que aún hoy quedan batallas que librar por parte de las mujeres madres, pero los recursos que tenemos para luchar no son las armas bélicas de las guerras violentas. El momento y lugar en el que estamos nos permite utilizar la creatividad y el intelecto desde una perspectiva constructiva. El hecho de que las mujeres aparezcan desnudas también me parecía fundamental para apoyar la idea de que nuestro cuerpo es válido y fuerte tal cual es, de que el embarazo puede ser —y es— una fase de mucho poder creativo, en la que no necesitamos ni disfraces, ni uniformes.

Las madres que han querido participar en este libro son mujeres reales, que han desnudado sus cuerpos y sus vidas para compartirlos con el mundo. Cada una ha elegido el instrumento con el que quería aparecer en la imagen, a veces su herramienta de trabajo como profesional, otras veces un medio creativo o de comunicación con la naturaleza. En cualquier caso se trata de un objeto que forma parte de su identidad individual, y me parece interesante estudiar cómo cada una de ellas ha elegido el suyo. Algunas de ellas han elegido objetos simbólicos del crecimiento de la naturaleza: semillas, raíces, plantas, flores o frutos. O un gatito recién nacido. Otras aparecen con libros o el teclado del ordenador, que identifico como instrumentos de crecimiento intelectual. Algunas se han querido retratar con instrumentos creativos o musicales: pintura, fotografía, costura, un tambor… símbolos de crecimiento artístico y artesanal. Y otras mujeres se han representado con recursos físicos que apelan a la expresión del cuerpo: las propias manos, la esterilla de yoga, el cinturón de danza del vientre y el trapecio.


El proyecto no pretende ser objetivo ni reunir a todos los tipos de madres que existen. Es una visión subjetiva y parcial, una interpretación visual de una parte de la realidad. El primer sesgo impuesto era realizarse la fotografía desnuda, y es lo que ha frenado a muchas mujeres a participar. También de las mujeres que han posado, algunas han dado más importancia al hecho de taparse el pubis y otras no. Otros sesgos del trabajo corresponden a mi capacidad personal de encontrarme con las modelos y establecer relaciones con ellas de cierta frecuencia y profundidad. Con la mayor parte de ellas he realizado varias sesiones fotográficas en diferentes lugares y países, en el embarazo y después con sus bebés. En algunos casos habían cambiado de casa o se habían cortado el pelo. También hubo mujeres que querían participar pero dieron a luz antes de poder tomar las fotografías de embarazada. O algunas de ellas prefirieron que no apareciera el bebé o su pareja.

Para trabajar los textos les di una guía de cuestiones sobre las que reflexionar, pero cada una de ellas ha escrito su historia a su manera. A través de multitud de correos electrónicos, llamadas y encuentros hemos conformado juntas sus historias de vida, modificando los textos, añadiendo y quitando fotografías hasta que cada una de ellas ha quedado satisfecha con su historia. La mayoría de ellas viven en Andalucía (España) y otras en Piemonte (Italia), pero sus orígenes y procedencias familiares son muy diversos. También son distintos sus estilos de vida: viviendas, situación económica, relaciones de pareja, edad, historias de parto, lactancia y crianza… Pero tienen algo en común: el haber querido participar en este libro, el haberse desnudado por dentro y por fuera.

En este proyecto cuento también la fotohistoria de mi maternidad, que comenzó en el 2011 con mi primera foto de guerrera embarazada, en la que mi instrumento era la cámara fotográfica. En el 2015 me realicé mi segunda foto embarazada, y elegí un tambor, símbolo para mí del ritual, del círculo de mujeres que cierra este ciclo. La mayoría de las fotografías que forman parte de mi fotohistoria son autorretratos tomados con disparador automático, pero también hay muchos retratos tomados por mi pareja, Silvio Garabello Uruss.

He sido la acompañante familiar de muchas de estas mujeres, que son hermanas, amigas, y sobre todo, compañeras de viaje. He tenido la suerte de estar presente en los nacimientos de Leo, Óliver y Enzo, con lo que pude tomar fotografías de sus primeros momentos y compartir el regalo de su llegada a este mundo con sus padres. Con este proyecto estas mujeres quedan unidas, cada una con su piececita, con su historia que aportar, formando un puzle nuevo.


El poder de la maternidad

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