Читать книгу Puertas, llaves, espejos - Nora Quevedo - Страница 8

Me voy volviendo historia

y me regocijo

en mi perfil empecinado,

camino desde mi vereda

hacia soles y lunas

de semillas gemelas;

sé del miedo,

mi soliloquio

es un eco ensimismado.

Puedo sentir tu corazón cautivo

en tu puño acorazado echo caverna;

sé del olvido

apenas recuerdo la niñez de mi asombro

plexo de raíces que hilvanan al universo.

Sé de las espaldas que se alejan

dejándome huérfana de sus rostros,

pero también sé del fuego que gira

acunando al pan tibio entre las brasas.

Me mirarás desde lejos, como siempre,

porque no me temes poco ni me amas demasiado

y yo, te mirare sin mis ojos, como siempre,

para amarte sin temerte ni nombrarte.

Mi canción te invade,

estiro una única sílaba sin uñas ni lengua,

acarició los grillos, tan frágiles y temblorosos,

que resignan su libertad acurrucándose en mi falda,

arañas violetas se deslizan como farolitos

por su hilo de seda entre las aristas

de las celdas transparentes.

Lluvia de estrellas trisan el desierto de mi garganta

y sigo aquí tan pájaro, tan nido;

desplomo mi mano derecha sobre los ríos del tiempo

y se disuelven las mareas de las fronteras imaginarias

solo para que mi mano izquierda se hunda en tu sangre

y agite la marejada tumultuosa de tu espacio niebla azul...