Читать книгу 40 ejercicios de neurociencia para emprender - Néstor Braidot - Страница 7
ОглавлениеUSAR EL CEREBRO PARA INTERPELAR
Habiendo mencionado la necesidad de contar con atributos específicos para aspirar a un emprendimiento exitoso, el primer paso será la autoreflexión.
Existe una serie de preguntas a hacerse a la hora de iniciar un negocio.
Independientemente de ellas, sería apropiado utilizarlas de manera cíclica: tomar el método de cada seis meses renovar los votos emprendedores, retornar a este cuestionario y reiniciarlo, de modo de reconfirmar la senda.
En cada edición de reformulación de preguntas y reelaboración de respuestas, se descubrirán nuevas condiciones que colaborarán en el replanteo del proyecto, su cambio de foco, el análisis de madurez alcanzado y algunas de las sorpresas que, de no hacerse estos cuestionamientos de manera frecuente, pasarían desapercibidas.
Las consultas son muy personales y deben ser respondidas con autenticidad, aún cuando el dato obtenido no resulte alentador.
Allí radica la capacidad de volcar negro sobre blanco todo lo que verdaderamente se conoce, siente y sabe de uno. Un modo práctico de trazar un mapa que cruce los objetivos con las cualidades.
Los ítems incluyen un mapeo de debilidades y fortalezas, potencialidades emprendedoras e intereses.
Ejercicio 1
Certificado de emprendedor
¿Quiero asumir o seguir asumiendo responsabilidades?
¿Me considero una persona creativa?
¿Voy a explorar nuevos caminos o elijo uno transitado?
¿Acostumbro planear mis acciones y evaluar los resultados de acuerdo a los planes?
¿Me gustan el marketing y las finanzas?
¿Prefiero trabajar en equipo?
¿Puedo liderar un equipo de trabajo?
Ante el problema… ¿Busco el culpable y la solución?
¿Quiero tomar un nuevo riesgo?
¿Deseo continuar adelante a pesar de los obstáculos que se presentan?
Cerebro amigo
Para iniciar un emprendimiento es necesario aplicar mucho el ejercicio mental.
Se debe tener el objetivo claro y ser capaz de asumir los riesgos que implica: económicos, del uso del tiempo, el desafío de ser innovador, no desatender la vida personal, reconocer que no existe un horario fijo de trabajo como en la oficina y que a mayor crecimiento, mayor tiempo y esfuerzo.
Determinar el instante adecuado para comenzar un negocio personal es una de las dificultades más fuertes con que se enfrentan los emprendedores.
Saber qué nos gusta no es suficiente para dar el primer paso. Hace falta atreverse. Nadie sabe de antemano cuál es el mejor momento para tomar la decisión.
Por eso, es invaluable la intuición: ese “decir” interno que facilita la percepción y la comprensión de los acontecimientos cuando se debe tomar una decisión y que funciona mucho más rápido que el reconocimiento consciente del entorno.
Detrás de un pensamiento intuitivo puede haber configurado un ramal de relaciones que el cerebro consciente no puede captar.
La aparición de la intuición se vincula con saberes previos que se suman al espectro de conocimientos de modo explícito o implícito.
Así se entrama una red de elementos que no pueden ser descriptos racionalmente con detalle de proveniencia u origen.
Más allá de las formas de citar a la intuición y de las valoraciones que ha obtenido en el tiempo, hoy la ciencia la define como una conexión entre redes neuronales que se expresa de manera abrupta.
Cuando se da ese paso, es habitual sentir un cierto desasosiego, porque la velocidad con que se produce no responde al paso racional de construcción de pensamiento y el hecho de no reconocer de dónde proviene esa idea innovadora genera un escozor.
Cualquier emprendedor debe tener entrenada con sagacidad su capacidad creativa ligada directamente a la intuición.
A ese saber que desplaza el área de confort, el camino habitual y reconocido, para sorprender con una senda que parece improvisada, aunque sólo lo es para el área lógica del cerebro.
Las personas con intuición más desarrollada se distinguen por un accionar certero y veloz.
Cuando no les es posible realizar un análisis completo, ya sea por déficit de información, por presión del tiempo o porque no lo consideran necesario, actúan con intuición y obtienen resultados favorables.
Los emprendedores se caracterizan por gozar de una intuición desarrollada, ejercitada y tentada permanentemente a crecer.
La intuición nunca va de la mano de la monotonía. El ser intuitivo se deja seducir por situaciones desconocidas.
Esta realidad es el común denominador de todos aquellos que encaran un negocio por su cuenta. Para ellos, es indispensable ajustar su cerebro a prestar atención a muchas cosas en todas partes, a su mundo exterior y a su mundo interior.
Cuestiones que, además de ser diversas, cambian todo el tiempo.
Otro valor que los distingue es que observan lo que les interesa y estimula y, al mismo tiempo, perciben cosas que la mayoría no capta porque están concentradas únicamente en la tarea que tienen entre manos.
Ejercicio 2
Entrenamiento de la memoria episódica (a) e inhibición de automatismos de comportamiento (b)
a) Escriba en un papel lo que hizo en los tres últimos días (contando desde ayer hacia atrás) con lujo de detalles: a qué hora se levantó, qué desayunó, con quién, que actividades desarrollo, qué almorzó, etc. En lo posible repita este ejercicio una vez por semana.
b) Comience a inhibir algunos de sus automatismos de comportamiento, es decir, lo que hace cotidianamente sin que llegue a ser del todo consciente de ello. Sugerencias:
Elija otro camino para ir al trabajo o para ir a buscar a los chicos al colegio.
Vístase de manera diferente, cambie de peinado y de peluquería.
Si hace gimnasia tradicional, pruebe con la danza u otras modalidades.
Aprenda a tocar un instrumento. Las clases de música, entre ellas las que se realizan en equipos de adultos, son maravillosas para liberar las funciones ejecutivas del cerebro de las preocupaciones cotidianas.
Utilice su imaginación y escriba sus rituinas y cómo prodría cambiarlas.
Procesos intuitivos para emprender
Una de las valoraciones esenciales a la hora de iniciar un negocio propio es la diferenciación en la prestación de aquello que se emprende.
Un modo diferente de presentar un producto, de fabricarlo, de entregarlo, de elegir las materias primas, del target al que se destina... ese valor diferencial se asienta en mucho en la intuición de quien lo lidera.
Los procesos intuitivos poseen características específicas:
Operan con un bajo nivel de consciencia.
Se relacionan frecuentemente con conocimientos previos que permiten aumentar la eficacia en la resolución de problemas y la toma de decisiones.
Permiten aplicar en forma rápida un modo típico de accionar en un panorama dado.
El cerebro está diseñado de tal forma que no posee todas las respuestas a todo aquello que se le requiere en todo momento. Mucho del conocimiento aguarda latente en procesos no conscientes.
Por lo tanto, no sería bueno que, ante cada situación que se presenta en el trabajo o en cualquier otro ámbito de la vida cotidiana, el sujeto se obligue a los pasos formales en la toma de decisiones: recordar experiencias pasadas, evaluarlas en el marco a resolver, definir alternativas para el problema actual.
Para optimizar sus procesos, el cerebro utiliza un atajo: ante una situación que identifica y reconoce como cierta, recupera la reacción más adecuada que recuerda y la propone sin dar razones ni explicaciones.
Cuando está bien entrenado, mejora sustancialmente el desempeño y la capacidad de respuesta.
Es cierto que las personas consideradas “emprendedoras” tienen capacidades particulares, pero la generación de ideas nace normalmente de una amplia base de conocimientos que empapa los circuitos cerebrales y que puede ser estimulada, entrenada, mejorada.
Si deseamos optimizar la capacidad de beber de esa base de conocimientos para crear negocios y conseguir éxito, es esencial asumir que se trata de una construcción dinámica en la que se puede ser protagonista.
Interactuar con el ambiente, captar sus sutilezas, canalizar reacciones del mercado y de los clientes, tamizarlas a partir de la propia creatividad y ejercitar esa rueda impedirá que se asiente la zona de confort.
Un espacio que está en las antípodas del ser emprendedor.
Ejercicio 3
Una propuesta enriquecedora es trabajar con la técnica de los “¿por qué?”, tan utilizada por los niños más pequeños a la hora de descubrir el mundo.
Una herramienta que, trasladada a un emprendimiento, puede poner en jaque cada decisión para evaluarla de manera consciente y sólida.
La propuesta asume una cadena de interrogatorios a partir de una línea inicial.
Por ejemplo:
Debo trabajar en las redes sociales de mi negocio.
¿Por qué? Porque puede atraerme clientes.
¿Por qué? Porque hay mucho público circulando en ellas.
¿Por qué? Porque todos usan dispositivos tecnológicos.
¿Por qué? Porque para trabajar son indispensables.
.....
Es posible crear cadenas de este tipo para desarrollar en equipo con el team de trabajo, porque la intervención de terceros contribuye a la riqueza de las respuestas.
La técnica es muy útil para hallar la raíz de ciertas decisiones y, a la vez, localizar alternativas creativas para ellas.
Por cada tema del negocio se pueden iniciar cadenas de este tipo, por ejemplo:
Nuestro producto se vende menos que el año pasado.
El equipo de trabajo está sobredemandado.
La publicidad que hicimos no dio el resultado esperado.
Debemos ampliar la línea de productos.
Un emprendedor tiene la característica particular de nunca dejar de preguntarse.
Es el valiente que se anima, pero también, el racional que vuelve a la mesa de trabajo y analiza a dónde va su rumbo.
Esa mecánica iterativa (avanzar, detenerse, cambiar, volver a avanzar) es valiosa para que una idea se transforme en un camino de negocio exitoso.
Por ello es que el ejercicio precedente se convierte en una práctica rica para el self-made man.
Tal vez para otros sujetos sea una ruta hacia la indecisión. Pero en manos de un atrevido es una herramienta ideal repensar el negocio.