Читать книгу Al cerrar los ojos - Néstor Tellechea - Страница 10

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estimado César:

nada nuevo

sigue cayendo ese sonido desgranado

que ya antes de morirse moja

casi más que tiempo

soledad

llueve

y para mí

es como si no lloviera

si en esta carta fracasada tantas veces

no puedo hablarle

como si tuviera algo así como un hambre

por lo que dijera todo el adentro del agua que hubiera querido escribirle

aunque se ensombre una idea con la otra

una verdad con la tensión

con la obviedad

o con la soberbia

así que desde el vamos

sé que tendría que haberle llegado exacto

en punto al agua que pasó y todavía está pasando tan cerca

de mi expectativa

sigue lloviendo

y mientras en la mesa

se dibujan los golpes derramados de la lluvia

me parece sentir que el agua de la carta

puede ser más desesperante todavía si no moja ni siquiera lo que escribo

que si yo fuese de verdad una carta a la que no le lluevo

la verdad es que no sé cómo escucharme ni siquiera

la suerte fracasada de un poeta escribiendo la lluvia

que si lo real del agua no es nada de lo que le escribo

todo lo que siento va a seguir yéndose y quedándose

nada más que como una consecuencia que se precipita

se aligera y sigue su camino por nada

o para que yo de cuando en cuando deje de escribirle

me asome y busque si es cierto cómo estoy

algunas veces

tieso de diluvio

porque el agua que suspiro

llega y se va como un peso

que se rompe sin ningún milagro

y cuando vuelvo al silencio de esta carta

puedo ver que sobre el progreso de la hora

en el reloj de mi cocina

la tormenta fogonea las sombras deshilachadas del agua

que se van alargando como venas o lágrimas grises

y entonces ya voy atrasado de nuevo César

porque el agua de la carta que trabajo con la lluvia

parece un reflejo de alegría desmejorada

y siento que estoy leve

o quizás también furioso pero igual de agua cayendo

cayendo

desatadamente mal escrito

por una y otra ráfaga mal dicha

que empiezan y terminan siendo nada del ahora

por ejemplo que hayan sido estas mismas palabras

que le estoy escribiendo

todo porque del fracaso

que hablo con el agua

tiene por mi culpa como un color doloroso en el aire

como el de un espejo que se nuble reflejando

el fuego de un cielo mal escuchado

entonces para mí como ahora mismo

el agua de esta carta de vez en cuando también arde César

se lo juraría

por más escrito de diluvio que me sienta

me parece que todo lo que vivo por dentro queda calcinado

en el último gesto con el que termino cada letra

por la ansiedad y el apuro con que escribo

alimentándome con la agonía incendiada de la luz

para que todo lo que siga diciéndole

por lo menos empiece y termine como era

subiendo

subiendo

por un calor aunque más no sea mal oído

mal esperado y nada

acentos y acentos de esta harina transparente que pasan y se pierden

y duele repetirme lo que oigo que me digo mientras bajo y subo la mano

como si estuviera haciendo llover a cada sonido que dejo en el papel

si hoy no le lluevo bien al dolor

hoy no le lluevo bien a casi nada

cayendo

cayendo

en palabras a lo mejor hasta demasiado vacías

y que de mi parte dejan nada más que un gusto a hiel de hambre escrita

hacia donde no habría valido la pena haber soñado

envuelto y desenvuelto en la avaricia de escribirle

como no quise hacerlo

sin haber escuchado lo preciso como tendría que haberlo logrado

mientras la lluvia baja

me ensordece

y como ya le dije

paro

y pienso

y espero

y de repente también tengo visiones que me nombra la ventana

y apenas humedezco de nuevo lo sentido

y lo derramo mal y tarde todo en las palabras

esta carta de golpe ahora ya es el Perú por ejemplo

como ya había sido en otros fracasos

con un cielo que amenaza con sus nubes como piedras intensas

y ahora ya es París el agua

helándome los huesos con un comienzo de calor casi filoso y suave

y de repente el vértigo caído vuelve a ser

alguna que otra foto suya aligerada que desaparece

mientras la lluvia vuelve a ser una carta que viaja

envuelta y desenvuelta por el agua que se trenza y se destrenza sobre mi patio

y que ahora por ejemplo fue París de nuevo y está lloviendo

o jueves otra vez y para nada

o de repente no alcanzo a entender que querría avisarme el futuro

girando en la rabia lluviosa

llevándose tan rápido sus rumores de vara que suenan como enojados

mientras golpean de barrida los vidrios de mi casa

o el cuerpo del aire está como sordo

o el agua sigue siendo un presente mojado para nada

o de nuevo usted está y no está

aparece y desaparece

y todo termina siendo nada

siempre por mi culpa

pan sin vida

fuego confundido

y nada

nada

todo lo que no llego a decir

se deshace como un humo mojado que desaparece triste

y nada

nada

y quizás el único consuelo que me queda

es que

llueve César

escuchando no sé cómo

lo que se va sin que yo lo interrumpa

llueve

eso no cambia

ni fracasa

al menos en todas la veces de esta carta

en la que hizo y hace rabia y pena y ganas de pensarlo y de escucharlo

hablándole o callándome

en esta carta

por lo menos llovió y llueve César

se lo juraría

así que espero que de todo este propósito perdido

al menos quede y pueda sentirse algo

de lo agradecido que le estoy

por lo que usted me dijo una vez y para siempre

en un sueño

lo que puede la lluvia

no pueden las palabras

Al cerrar los ojos

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