Читать книгу Al cerrar los ojos - Néstor Tellechea - Страница 8

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París y yo

novedad esperada

novedad cualquiera

peruanidad de cara a lo que siento

estoy solo

solo

solo

bajo la quimera nublada

rápida en la que está cayendo

pasa cae y habla algo que no cesa en todo

soy César a pesar de todo

agua versada maltratada y yo

un ráfaga de mi consecuencia

más pasado

más palabra

más sueño

de lo que miro y necesito aclararme

había sido yo el del tiempo insistente

una vida entera con mi oído en mí mismo

cuando mi cuerpo dice

y llueve mientras mi vida no aparece ni desaparece

la oigo y vivimos muy necesitados el uno del otro

donde no hay vísperas de ninguna simulación

todo lo que vivo hablando pasa y vuelve

entre mis labios

con mi presagio más fuerte

y bien amado sea este sentido de la lluvia

mi circunstancia llueve cayendo

como una segunda piel sobre los ojos

a la que no estoy dispuesto a renunciar

mi nada precisa

necesita algo

una profundidad que cante

hable y roce

cada momento empapado de palabras

mientras soy solamente un hombre

y no me exijo otra fragilidad

soy lo que tiene la sangre en el habla

y se hunde en la sangre que habla

porque el total de la poesía anda

anda

y anda

sobre los rumores del espacio vacío

y todo lo demás

entre la música y el impacto de lo incierto canta

llueve poesía y toso

soy casi el agua de mí mismo y toso

hasta el fondo del honor que es buscar a la poesía

hasta el fondo de lo que la espero

hablo contra el cielo

y el cielo contesta

pienso gotas de mí mismo

y ya murmura el silencio de lo presentido

porque es cierto que llueve

porque el agua hace ruido cantante

cuando vuelve a vivir por la mudanza o la revelación

de un adiós mojado por la tertulia de mí conmigo

cuando trato de no molestarme

en el peligro que le hago correr o sentir o vivir al pasado

de cualquier precisamiento una y otra vez

apenas visto

y transparente

y líquido

y ahora

paciencia contra mí

toda discusión con lo insólito

tiene su melancolía

llueve

acuso una mirada al techo del tiempo

y llueve como llovería

cuando vuelve un verso de lo que predije

soy una voz que nace y se muere

como si hubiera sido escrita por un relámpago

hasta los huesos

un jueves para todo

al que le suenan muchos finales

en eternidad con el agua

cayendo por el aire que sufro

o me falta y sigue lloviendo

mojo sonidos

para que me sobrevivan más fuertes que yo

más jueves que yo

soy una ausencia presente

contra el reloj de lo que nace hablando

el precio de una imagen de mi destino

donde ardo en el pasado

y presente y futuro queman mi discurso

para encender más desolación que gloria

había sido yo

el del estruendo insistente

aquel presentimiento

en el rayo que no dejó de alumbrar

lo que sentí delante del aire nublado

soy el viento lluvioso

de un poema

siseando los pronunciamientos del agua

y llueve

y soy esa lluvia

sinceridad que se escucha

sin discusiones

la pared a la que le estoy hablando cambia

nombra el alma llovida y pregunta

dónde está el autor de lo que decimos

seguro que buscándose en los jueves futuros

y no en las repeticiones silenciosas de la voz que tose

o se calla a la velocidad de lo que dice la lluvia

aunque escucharla tenga un precio muy alto

hambre de nombrarla como la decido

jueves

hoy sigue siendo otro día predicho para arriba y para abajo

presentable ahora mismo

un destino de nostalgia líquida que corre

hacia la distancia a la que está mi tierra

y mi cantidad de hermanos

cuando volvemos a estar todos juntos en mis ojos

y siento que la lluvia deja de ella misma una masa lenta

de hamaques llenos de furia que repiten la fuerza con que empujo

lo que soy

un pálpito que brilla y se va

carne afiebrada y quieta

con nostalgia líquida

en la que viaja un recuerdo sobre otro adentro del agua sufrida

estoy

todos los sentidos acuden a este momento de mi vida

que después me ignora

a este temblor que no sabe vivir sin el delirio de arderme

mientras le lluevo escuchándome

hablo el aire

y el aire me habla

habla gotas y ya nace otra racha de mi consecuencia

me duele la calma con que me lo digo

o cualquier justificación

me empariento con lo que estalla en el fondo de lo que dejo atrás hablando

y confío en seguir siendo más jueves que yo mismo

una certeza prevista

en el espejo de lo hablado por el agua

el calor preciso con que tiene que salir lo que lluevo hablando

aunque ya sea apenas una y otra barrida de agua que viene del que fui

y al que sigo escuchando

con algo de resignación

pero con metáfora

Al cerrar los ojos

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