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Sobre la perspectiva crítico-interpretativa en el análisis del discurso
ОглавлениеMariana Carolina Marchese
Explicar lo desconocido. Evitar la incertidumbre que provoca convivir con esos prefijos que denotan privación. Necesidades intrínsecamente humanas, atávicas, que nos enfrentan a nuestra naturaleza más profunda: la angustia ante la nada. A lo largo de la historia, se ha utilizado la potencia del discurso para predecir y llenar ese vacío, construyendo, entonces, respuestas. Y, así, construyéndonos.
Con la pericia y con la experticia de un investigador social y un analista del discurso que mira de frente la pregunta ontológica y que domina una nutrida cantidad de teorías para hacerlo, el autor comienza señalando que el esoterismo es una práctica social transmitida de generación en generación en el ámbito del espacio privado y ampliamente difundida en el dominio del espacio público desde su mercantilización. Este proceso, apoyándose en la experiencia de insatisfacción, en las crecientes situaciones de desempleo, en la infidelidad, en la inseguridad, en las enfermedades desconocidas, entre otros males que aquejan a la humanidad, produjo un desarrollo progresivo de la llamada industria de la suerte, como un modo de controlar lo venidero, el futuro, lo incierto. En la contextualización que ofrece el libro, se indica que, a partir del último decenio del siglo XX, el interés sobre lo esotérico se empezó a afianzar en ciencias sociales como la sociología, la antropología, la historia y la psicología. Sin embargo, a pesar de que el lenguaje es una materia prima de las prácticas esotéricas, este asunto fue escasamente abordado por las ciencias que lo estudian.
La investigación plasmada en este trabajo sobre el esoterismo y sus discursos resulta relevante tanto para el campo de los estudios del discurso en particular como para profesionales y estudiantes de otras áreas de conocimiento interesados en comprender cómo opera el uso del lenguaje en las prácticas sociales. La originalidad de las cuestiones examinadas, ligadas al esoterismo como hilo conductor temático, la novedad de los corpus seleccionados, la agudeza analítica de textos y de paratextos con sus recursos verbales y visuales, el brillante modo en que ese análisis es comunicado a través de una escritura fluida y la solidez interpretativa y crítica lo convierten en un material de referencia dentro del análisis del discurso (AD).
Desde la aparición del llamado giro lingüístico, las ciencias sociales posicionaron el lenguaje en uso, el discurso, como un centro de interés privilegiado para reflexionar a partir de él sobre las prácticas sociales. Respecto del debate que existe sobre el AD con o sin perspectiva crítica –controversia que ha ocupado mayor o menor espacio en los artículos y en las ponencias de los y las analistas, pero que no ha pasado desapercibido para nadie cercano al campo de los estudios del discurso–, se puede decir que cualquier investigación académica en ciencias sociales que utiliza AD (más allá de la corriente en la cual se inscriba) conlleva inherentemente una perspectiva crítico-interpretativa.
Ahora bien, como analista del discurso, a pesar de estar totalmente de acuerdo con el llamado giro lingüístico, considero y afirmo, en diferentes trabajos académicos, que no resulta adecuado que esa perspectiva se fundamente en paráfrasis, en glosas o en comentarios sobre los discursos, menoscabando el análisis de las formas lingüísticas. En esos casos, sucede que la intención crítica suele no ser resuelta con propiedad, porque el eje vertebrador de la interpretación crítica en una investigación que incorpora AD (insisto, más allá de la corriente en particular) consiste, precisamente, en sostener dichas interpretaciones mediante datos analíticos. Dicho en otros términos, si el material que se utiliza como punto de anclaje de reflexiones e interpretaciones sociales críticas es el discurso, este es tanto contenidos (lo que se dice) como formas (de qué manera se dice lo que se dice), por supuesto, en un contexto específico.
Por ello, y en función de su potencial operativo para realizar análisis de discursos que contengan dichos elementos (examen de contenidos, de formas y del contexto), es de destacar, en esta como en la obra previa de Oscar Iván Londoño Zapata, el hilo conductor analítico: el concepto gestión discursiva. Esta noción refiere al modo en que un fenómeno social (histórico, jurídico, político, económico, religioso, etc.) se gestiona discursivamente, es decir, al modo en que toma cuerpo, en que toma forma a través del discurso. El analista, entonces, estudia cómo un fenómeno social se materializa en prácticas discursivas concretas y de qué modo las opciones del lenguaje empleadas por el locutor buscan producir determinados efectos de sentido (lo cual puede implicar mayor o menor grado de planificación consciente o volitiva).
En ese marco, mediante una organización metodológica sistemática, que se apoya sobre la base de hipótesis explicativas generadas a la luz de una primera exploración de los corpus, en los cinco capítulos de este libro se abordan diferentes temas sobre el modo en que se gestiona discursivamente el campo del esoterismo. Así, en relación con el marketing, con la industria y con los medios, se explora la gestión discursiva del sometimiento amoroso en empaques de jabones esotéricos, la calidad de servicios esotéricos en volantes publicitarios, el posicionamiento de marca en anuncios clasificados y volantes publicitarios de servicios esotéricos, la legalización de la devoción popular en la novena a santa Marta la Dominadora y la credibilidad de la predicción en los horóscopos de periódicos. El denominador común de estos capítulos está dado por la exhaustividad de los estudios respecto de los patrones que construyen el campo del discurso esotérico. Todo esto acompañado por una serie de ilustraciones de la mano de Mariana Baizán, cuya exquisita calidad no se puede dejar de mencionar.
El sometimiento amoroso, un asunto central en el esoterismo, se examina en el capítulo 1 bajo la hipótesis de que en los empaques de jabones comercializados para ser empleados en rituales, el sometimiento se gestiona discursivamente a partir de su construcción y atenuación asociadas con el amor romántico (representación reproducida y legitimada en las relaciones de pareja contemporáneas). En el capítulo se ejemplifica cómo el estudio del corpus permitió observar un conjunto recurrente de recursos léxico-semánticos y retóricos, tanto visuales como cromáticos, a través de los cuales se utiliza el amor romántico para enmascarar el resultado que se espera del ritual: el sometimiento del ser amado.
La construcción de la calidad de servicios esotéricos se analiza en el capítulo 2 a partir de la hipótesis que considera que en los volantes publicitarios dicha calidad se gestiona mediante la imagen que el locutor (el esoterista) busca proyectar de sí como especialista, con el objetivo de orientar percepciones positivas sobre su servicio y garantizar su excelencia. Esta construcción del ethos dicho (lo que el esoterista dice de sí) se despliega en marcas propias de la enunciación (nombres, marcas de experiencia, subjetivemas adjetivales, subjetivemas verbales, satisfactores, marcas de garantía y marcas de temporalidad) que configuran un ethos dicho profesional. Ahora bien, simultáneamente, se presentan evidencias discursivas que demuestran que ese ethos dicho, mediante el cual el locutor pretende legitimarse como un experto acreditado y confiable, contrasta con el ethos mostrado, es decir, donde debería existir convergencia discursiva (entre lo dicho y lo mostrado) existe divergencia.
La visibilización de ese contraste constituye un ejemplo claro de la potencia del AD y de la pericia con la que deben operar los analistas, apoyando el proceso crítico-interpretativo sobre la base de las evidencias que ofrecen no solo los contenidos, sino también las formas del lenguaje en uso.
En relación con el posicionamiento de marca de servicios esotéricos, se plantea la hipótesis de que este se gestiona discursivamente en anuncios clasificados y volantes publicitarios a partir de la desacreditación del rival comercial por el uso de recursos léxico-semánticos y sintácticos. A diferencia del capítulo anterior, que aborda únicamente el volante publicitario, el capítulo 3 enfatiza la estructura tanto de los volantes como de los anuncios clasificados través de la semántica léxica y la sintaxis. La primera es utilizada para analizar los nombres y pronombres indefinidos, mientras que la segunda provee el aparato teórico para estudiar los sintagmas nominales y las oraciones negativas e interrogativas. Esta investigación da cuenta de los mecanismos que los esoteristas, como sujetos discursivos que buscan producir sentidos, despliegan con los propósitos de construir una identidad comercial que los diferencie de sus competidores y de publicitarse y vender sus bienes, posicionándose en la mente de los consumidores de una determinada manera e intentando crear empatía.
El modo en que se gestiona la legalidad de la devoción popular se analiza en un caso específico: la novena que se realiza para pedirle favores a santa Marta la Dominadora, una de las divinidades populares más usadas en la magia amorosa. El capítulo 4 contextualiza a la deidad popular, creada por el sincretismo entre creencias africanas y cristiano-católicas a partir de la hibridación y transculturación, y sostiene la hipótesis de que la legalización de dicha devoción surge de la apropiación de rasgos discursivos de la novena a santa Marta. La lingüística textual y la semiótica discursiva, así como la superestructura, el paratexto, el hipertexto y los apelativos, conforman las disciplinas y categorías escogidas para indagar el corpus. Mediante estas herramientas analíticas, se expone que la novena a santa Marta la Dominadora es construida con recursos textuales, transtextuales y sintácticos ya institucionalizados por el magisterio eclesiástico, lo cual la lleva a adoptar un formato ampliamente comercializado. Esta apropiación posibilita que la devoción popular circule y sea consumida en el mercado, eludiendo las restricciones que la Iglesia impone a este tipo de creencias.
Por último, en el capítulo 5, la gestión discursiva de la credibilidad de la predicción en el horóscopo publicado en un periódico colombiano es examinada en torno a la hipótesis de que dicha credibilidad surge a partir de la expresión de predicciones positivas formuladas a través de recursos semánticos y enunciativos. Para estudiar estos textos predictivos, se utilizan la semántica y la teoría de la enunciación. Entre las categorías específicas cuidadosamente seleccionadas, destaca la aplicación del concepto de metáfora como un espacio discursivo mediador entre lo real y lo místico que posibilita un desvío del funcionamiento lógico del lenguaje y modifica su sustancia para producir un nuevo sentido: el sentido metafórico. Dentro de este marco, el capítulo manifiesta cómo los horóscopos hacen uso de metáforas, con un fuerte predominio de rasgos y juicios de valor positivos, lexicalizadas en el campo de la religiosidad oficial y cómo estas funcionan a manera de disparadores discursivos que pretenden lograr efectos de verosimilitud.
Desde mi posición como analista del discurso, compartida con otros y otras analistas, sostengo que el lenguaje nos caracteriza como especie y nos constituye como sujetos. En este sentido, entiendo que visibilizar –desde una lectura crítica de acuerdo con el estilo en que lo hace esta investigación– el modo en que el discurso construye realidades y verdades es una acción orientada hacia la autonomía humana, porque conocer de qué forma funciona el lenguaje no solo como transmisor, sino también como hacedor y creador, posibilita elecciones informadas que afirman la facultad de decidir y de dirigir la propia conducta, es decir, la voluntad. Pienso que abrir este juego es nuestra impronta, nuestra marca como analistas del discurso.
Al dar vuelta a la página final, el lector se dará cuenta de que habrá obtenido una serie de respuestas sólidas sobre el esoterismo y sus discursos y guardará para sí reflexiones acerca de la potencia del uso del lenguaje y sobre su impacto en la vida cotidiana. Para quienes estamos convencidos de que el crecimiento de la ciencia no radica solo en dar respuestas, sino también en generar nuevas preguntas, este último efecto es una de las consecuencias mejor logradas del libro, debido a que observar de frente los interrogantes que nos interpelan como seres humanos, aunque en ocasiones incomode, nos impulsa hacia el movimiento y hacia la reflexión crítica, en suma, hacia la libertad.
Finalmente, quiero mencionar que esas últimas palabras cobran un valor particular. Las partes de esta investigación fueron llegando a mí desde Ibagué, Colombia, durante el aislamiento preventivo y necesario que nos impuso la pandemia mundial desatada en el año 2020. Si bien existieron situaciones muy complejas en nuestras sociedades contemporáneas, esta interpeló, especialmente, a quienes nunca habíamos atravesado dificultades y privaciones de esta naturaleza, en las que el tiempo y el espacio parecen cerrarse girando en torno a sí mismos.
Mientras llevábamos adelante con el autor un nutrido proceso de intercambio hasta llegar a este momento en el que me encuentro cerrando este prólogo en el día ciento veinte del aislamiento, venía a mi mente una y otra vez el título del trabajo de John L. Austin How to Do Things with Words? (¿Cómo hacer cosas con palabras?), publicado en 1962. Aunque en ocasiones adjudiqué esta asociación a mi admiración por las propuestas de este filósofo sobre el lenguaje como acción y a cómo esto se evidenciaba en los análisis de Oscar Iván Londoño Zapata, es claro ahora un porqué más profundo, más íntimo. Durante estos meses, las lecturas, los intercambios, las reflexiones fueron derribando las barreras que imponían el aislamiento físico y la distancia. Así, en su proceso mismo de generación, las palabras que dan forma a este libro construyeron para mí una coordenada espacio-temporal de libertad. Es así también, concretamente, el modo en que se hacen cosas con palabras.