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2. Declaración de parte del Obispo auxiliar, Mons. Stein, Tréveris, 20 de enero de 1947

Dr. B. Stein

Obispo Auxiliar

Tréveris, 20 de enero de 1947

Declaración

Conocí el Movimiento de Schoenstatt en 1930 cuando, luego de mi estudiantado en Roma, regresé a mi patria y asumí el cargo de capellán en una parroquia de la ciudad de Tréveris. Mi antecesor, un sacerdote de grandes talentos, profunda religiosidad y celo pastoral, era “schoenstattiano” y trabajó especialmente en ese espíritu con la juventud de la parroquia.

Al año siguiente tuve oportunidad de hacer ejercicios espirituales en Schoenstatt, dirigidos por el P. Kentenich. Por entonces me impresionó sobre todo la inexorable coherencia de sus reflexiones, la riqueza de contenido de sus conferencias y la hondura dogmática y claridad de su teología.

Durante mi segunda estadía en Roma, de 1932 a 1936, Schoenstatt volvió a desaparecer de mi vista.

En virtud de una ocupación más profunda con la literatura schoenstattiana a lo largo de los últimos dos años, adquirí un conocimiento más hondo del espíritu de Schoenstatt. A ello hay que agregar una estadía de tres semanas en una casa de las Hermanas de María de Schoenstatt, en el sur de Alemania, en otoño de 1946, durante la cual participé de ejercicios espirituales predicados por el P. Kastner. Dichos ejercicios me brindaron valiosas y abundantes motivaciones tanto para mi vida religiosa personal como también para mi labor pastoral.

En la teología y ascética schoenstattiana no pude encontrar nada que fuese en contra de una sana doctrina católica y una acendrada praxis católica. Al contrario: el acervo de ideas de Schoenstatt se basa en la mejor tradición de la Iglesia, en especial de la escolástica. Desde el punto de vista de los contenidos, me parece que son sobre todo dos los puntos que merecen ser mencionados como especialmente valiosos:

1) El llamado a una “santidad de la vida diaria” fundamentada en una fe viva en la Providencia que –renunciando a toda suerte de particularidades o incluso rarezas– se esfuerza seriamente por alcanzar la perfección cristiana.

2) Una piedad mariana auténticamente católica referida a Cristo y que acentúa su persona.

Desde el punto de vista histórico, el Movimiento de Schoenstatt es una nueva creación y el fruto de un desarrollo orgánico que surge de dos fuentes: del ideario de la Congregación Mariana y del “Apostolado Católico” del venerable Vicente Pallotti. Schoenstatt es por lo tanto un movimiento apostólico con carácter mariano.

Los sacerdotes “schoenstattianos” que conozco se destacan por su espiritualidad sacerdotal y por su celo apostólico.

La agrupación más notable, por ser la más fecunda del Movimiento de Schoenstatt, es sin duda la comunidad de las Hermanas de María de Schoenstatt que hoy, al cabo de veinte años de existencia, cuenta ya con más de 1.300 miembros y que se halla extendida en tres continentes actuando de una manera extraordinariamente fecunda.

Vista en su conjunto, la Obra del P. Kentenich merece gran reconocimiento y sincera admiración.

+ B. Stein

Obispo Auxiliar de Tréveris

Informe de las Visitaciones Episcopal y Apostólica 1949-1953

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