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Prólogo

Hoy por hoy, las sociedades occidentales no se contentan con el avance en años logrado a lo largo del siglo XX, gracias a los logros científicos, a las políticas de atención a la vejez y a una mayor educación y concienciación de la población en general en pro de la importancia del estilo de vida saludable en la prevención y el mantenimiento de la salud biopsicosocial. Para el siglo actual, todos los esfuerzos deberán ir encaminados a fomentar y promover medidas de intervención que tiendan a una implementación generalizada en la población para que la calidad de vida, el bienestar y la satisfacción puedan disfrutarse a lo largo de toda la vida.

El envejecimiento satisfactorio exige, entre otros aspectos no menos relevantes, que la persona mayor mantenga la autonomía funcional y el control de la situación, para lo cual es imprescindible que mantenga preservadas las funciones cognitivas, siendo la memoria la que más atención ocupa por cuanto su deterioro en la vejez es más significativo.

La pérdida maligna de la memoria es una de las enfermedades a que se enfrenta actualmente nuestra sociedad. Según el Observatorio de las Personas Mayores, en España, las caídas y el Alzheimer y otras demencias seniles son los motivos por los que un mayor número de personas mayores pierden su capacidad de vida autónoma.

Otro aspecto es la pérdida común de memoria a lo largo de los años y fruto del natural proceso de envejecimiento al cual estamos abocados todos nosotros. Esta pérdida es, en parte, controlable porque es entrenable. Es decir, cada uno de nosotros puede actuar para procurar mantener el nivel necesario de memoria que le permita una vida activa y participativa que le asegure “estar presente en el presente”.

A partir de la década de 1990 varios estudios mostraron evidencias científicas de que la implementación de programas de ejercicio físico tiene efectos positivos sobre la cognición en personas de edad avanzada e incluso sobre aquellos afectados por la enfermedad de Alzheimer. Las últimas investigaciones hablan del efecto positivo del entrenamiento conjunto de memoria y ejercicio físico por ser mucho más eficaz, específicamente en el campo de la prevención.

Pero, lamentablemente, estos resultados esperanzadores no suelen ir acompañados de iniciativas que incidan en la aplicación de estas investigaciones y que estructuren programas y metodologías de intervención. Más que nunca, dado el gran número de mayores y muy mayores que las previsiones estadísticas nos indican para el año 2030, estos programas son necesarios y se requiere que haya un compromiso institucional que garantice la oferta generalizada a toda la población. En este sentido hay que felicitarse por la iniciativa promovida por el Consejo Superior de Deportes que viene a ocuparse de ello, en acciones interdisciplinarias con el Ministerio de Sanidad.

Generalmente, el problema de la pérdida de memoria ha venido abordándose desde distintas áreas: médica, psicológica, educativa, cada una desde sus competencias propias y con sus diferentes tratamientos farmacológicos y no farmacológicos.

El acierto del programa “Motricidad y memoria”, que Pilar Pont Geis y Maite Carroggio Rubí nos presentan en este libro, es su tratamiento globalizador. Partiendo del cuerpo y a través del movimiento y la cognición, de aquello que somos y de lo que nos permite manifestarnos y relacionarnos en la sociedad de la que formamos parte, desarrolla múltiples situaciones prácticas que permiten entrenar las capacidades cognitivas y motrices que van a hacer posible un envejecimiento más saludable, porque la reafirmación, la readaptación y el crecimiento personal, elementos todos ellos presentes en la educación, precisan incuestionablemente de la memoria: memoria para recordar y memoria para aprender. No es posible una educación a lo largo de la vida, indispensable para mantenerse involucrado y protagonista en el desarrollo del mundo actual, sin mantener preservada la memoria. Sin ella no es posible integrar en mis “saberes” las nuevas adquisiciones.

Es de resaltar la voluntad continuada de investigar y contrastar la teoría con la práctica que muestran las autoras, su evolución continuada y su interés por aportar sus nuevas experiencias, ampliadas con su trabajo cotidiano, con el objetivo de perfilar intervenciones de la máxima calidad. Esta labor la vienen desarrollando desde el año 1984, cuando empezaron con grupos de mayores de la Asociación Deportiva Sarriá-Sant Gervasi de Barcelona, buscando siempre un tipo de intervención innovadora que, a partir de la interacción motricidadcognición, permitiera el entrenamiento de la memoria.

Fueron pioneras en este tipo de trabajo, y ya en su anterior publicación, Ejercicios de motricidad y memoria con personas mayores, dieron a conocer su novedosa línea de trabajo, y ahora dan un paso más al ofrecer un manual que, sin duda, servirá de guía a todos aquellos que trabajamos desde la intervención a través del cuerpo y el movimiento para el bienestar y la satisfacción a lo largo de toda la vida.

Para los que quieran aplicar este programa, sencillo a pesar de la gran profundidad que lo configura, concreto dentro de la interrelación que existe entre todas las propuestas, claro y motivador, encontrará múltiples situaciones de trabajo y ejercicios para realizar en el aula, en el gimnasio y al aire libre, estructurados basándose en una progresión metodológica, fundamentada sólidamente en la teoría del envejecimiento, que permite que esta forma de entrenamiento de la memoria sea muy eficaz.

Dra. Àngels Soler

Programa anual de motricidad y memoria para personas mayores

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