Читать книгу Historias. Libros V-XV - Polibio - Страница 6
Оглавление[89 ] Asimismo, Ptolomeo 307 les prometió trescientos talentos de plata, un millón de artabas 308 de trigo, madera suficiente para construir seis quinquerremes y diez trirremes y cuarenta mil codos de pino escuadrados, medidos [2] exactamente, mil talentos en monedas de bronce, [3] tres mil talentos de estopa, tres mil piezas de vela, tres mil talentos 309 para la reconstrucción del coloso, cien carpinteros, trescientos cincuenta ayudantes y catorce [4] talentos para el salario anual de estos artesanos; añadió doce mil artabas de trigo, para los juegos y los sacrificios, y veinte mil, para el mantenimiento de las [5] tripulaciones de diez trirremes. La mayor parte de estos subsidios los entregó inmediatamente y de la totalidad [6] del dinero, una tercera parte. No de manera diferente Antígono 310 les dio diez mil piezas de madera de ocho a dieciséis codos, que podían servir para vigas, cinco mil travesaños de siete codos, tres mil talentos de hierro, mil talentos de colofonia y mil metretas de resina líquida; [7] además de esto, les prometió cien talentos de plata. Su esposa Criseida les ofreció cien mil medimnos de [8] trigo y tres mil talentos de plomo. Seleuco 311 , el padre de Antíoco, además de la exención de los derechos de aduana a los rodios que entraran en los puertos de su reino y aparte de diez quinquerremes equipados completamente y de doscientos medimnos de trigo, les dio diez mil codos de madera, de resina y de crines 312 y añadió la suma de mil talentos.
Donaciones semejantes a éstas les hicieron Prusias, [90 ] Mitrídates 313 y los reyes que entonces remaban en el Asia, me refiero a Lisanias, a Olímpico y a Limneo 314 . Es imposible enumerar con facilidad las ciudades que, [2] cada una según sus posibilidades, colaboraron con los rodios. Cuando se consideran los orígenes y el tiempo [3] que hace que esta ciudad está habitada, causa gran sorpresa ver el enorme auge que ha tomado en un período tan breve, tanto en las haciendas privadas como en la pública de la ciudad; pero si se considera la situación [4] estratégica de su emplazamiento, las aportaciones y los complementos exteriores de su prosperidad, entonces la admiración desaparece y, más bien, creeríamos que le falta un poco para llegar a la altura debida.
He dicho esto, primeramente, para patentizar la dignidad [5] con que manejan los rodios sus finanzas públicas: son verdaderamente merecedores de elogio y de emulación, y, en segundo lugar, para que salte a la vista la [6] tacañería de los reyes actuales y lo poco que de ellos reciben hoy las gentes y las ciudades: así ni los reyes [7] que sueltan cuatro o cinco talentos podrán creer que han hecho una gran cosa, ni se empeñarán en recibir de los griegos la adhesión y las honras que de ellos recibieron los reyes de antaño; las ciudades tendrán [8] ante su vista la esplendidez de los dones recibidos en épocas anteriores y no tributarán, inadvertidamente, grandes y magníficas honras por pequeños beneficios recibidos por casualidad 315 . Se esforzarán en dar a cada [9] uno lo que realmente merece, que es lo que distingue más a los griegos de los demás hombres.
Grecia: prosecución de la guerra de los aliados. Política de Arato
[91 ] Había empezado la época estival 316 ; Agetas era el general de los etolios y Arato el Viejo había tomado el mando de los aqueos (pues éste es el punto en que interrumpimos la narración de la Guerra Social 317 ); el espartano Licurgo había regresado a su país desde Etolia. [2] Los éforos, en efecto, habían comprobado la falsedad de la acusación por la que se había exiliado y le [3] llamaron con el ruego de que se repatriara. Licurgo, entonces, tramaba con Pirrias el etolio 318 , el general de [4] los eleos, una invasión de Mesenia. Arato encontró el cuerpo de mercenarios de los aqueos muy bajo de moral y las ciudades muy poco dispuestas a colaborar económicamente a su sostenimiento. La culpa era del general anterior, Epérato, quien, como expuse anteriormente 319 , había tratado erróneamente y con negligencia [5] los asuntos aqueos. Arato, no obstante, estimuló a los aqueos y, apoyado en un decreto de ellos, se dedicó [6] activamente a realizar preparativos bélicos. Los decretos de los aqueos fueron los siguientes: mantener ocho mil soldados mercenarios de a pie y quinientos jinetes; de tropas de élite de los aqueos, tres mil hombres de [7] infantería y trescientos jinetes. Entre estos últimos habría quinientos infantes megalopolitanos que se armaban con escudo de bronce 320 y cincuenta jinetes. Formarían [8] también tropas argivas en igual número. Se decretó, además, que las naves se hicieran a la mar: tres se dirigirían a Acte 321 y al golfo de Argólide, y tres hacia Patras 322 , Dime y al mar de esta región.
Esto es lo que hacía Arato y éstos eran sus preparativos. [92 ] Licurgo y Pirrias, tras haberse enviado mutuamente [2] mensajeros para que coincidieran los días en que iban a invadir Mesenia, avanzaron hacia ella. El [3] general de los aqueos, informado de este asalto, se presentó en Megalópolis, con los mercenarios y algunas tropas escogidas; su intención era prestar socorro a los mesenios. Tras su partida, Licurgo se apoderó, gracias [4] a una traición, de Calamas 323 , un territorio de los mesenios; luego avanzó, deseoso de reunirse con los etolios. Pero Pirrias había salido de Élide con un contingente [5] muy pequeño y, así que puso el pie en Mesenia, se vio al punto frenado por los de Cíparis 324 y regresó a su tierra. Por esto, Licurgo no logró juntarse con las [6] tropas de Pirrias y su contingente no bastaba, por lo que, tras un breve ataque contra Andania 325 , regresó fracasado a Esparta.
Arato, tras el revés sufrido por el enemigo, hizo algo [7] muy razonable. Previó el futuro y ordenó a Taurión 326 que dispusiera cincuenta hombres de a caballo y quinientos de infantería; mandó a los mesenios que le enviaran igual número de jinetes y de hombres de a pie. Su intención era proteger con estos soldados las regiones [8] de Mesenia, de Megalópolis, de Tegea e, incluso, Argos. La razón estriba en que estos territorios limitan [9] con Laconia y, si la guerra se origina en Lacedemonia, están más expuestos a ella que los restantes peloponesios. [10] Arato determinó también custodiar, mediante mercenarios y un contingente escogido de etolios, las partes de la Acaya orientadas a Elea y a Etolia.
[93 ] Dispuestos tales preparativos, se sirvió de un decreto de los aqueos para componer las diferencias internas [2] de los megalopolitanos. Hacía poco que Cleómenes les había desposeído de su ciudad, habían sufrido un desastre total 327 , como se dice: carecían de muchas [3] cosas y andaban escasos de las restantes. Conservaban buen ánimo, pero no lograban aprovisionarse de nada [4] ni en particular ni públicamente. De ahí que entre ellos todo estuviera lleno de disputas, envidias y cólera. Esto es lo que, efectivamente, suele pasar, tanto en los negocios públicos como en la vida privada, cuando faltan [5] recursos para cualquier empresa. Primero discutieron por las fortificaciones de la ciudad: unos propugnaban que debían reducirse y hacerlas tales que se pudiera acabar la empresa de terminarlas, y que, ante cualquier eventualidad, fueran realmente defendibles; ahora se habían visto derrotados por sus dimensiones y porque [6] estaban muy poco guarnecidas. Además, juzgaban indispensable que los propietarios cedieran una tercera parte de sus tierras, para que las ocuparan unos colonos [7] admitidos a título supletorio. Pero los otros no se avenían a reducir el espacio de la ciudad, ni a desprenderse [8] de la tercera parte de sus terrenos. Con todo, más que nada fomentaban las discordias mutuas las leyes promulgadas por Prítanis 328 , a quien Antígono les había nombrado como legislador; era un personaje ilustre de la escuela peripatética y profesaba esta doctrina. Las discusiones eran acerca de lo apuntado; Arato las [9] apaciguó en la medida de lo posible y logró hacer cesar sus rivalidades. Grabaron en una estela las condiciones [10] bajo las que dirimieron sus diferencias y la depositaron junto al altar de Hestia, en el Homario.
Después de lograr la reconciliación levantó el campo [94 ] y él se dirigió a la asamblea de los aqueos; al mando de los mercenarios dejó a Lico de Fares, que entonces era el lugarteniente del general del contingente de Patras 329 . Los eleos, descontentos de Pirrias, eligieron de [2] nuevo como general de los etolios a Eurípidas 330 . Éste [3] aprovechó la asamblea de los aqueos, cogió sesenta jinetes y dos mil hombres de infantería, partió, atravesó el territorio de Fares 331 y recorrió el país hasta Egio. Tras capturar un botín considerable se retiraba en dirección [4] a Leontio 332 . Lico supo lo sucedido y acudió afanoso [5] de prestar socorro. Dio alcance al enemigo, le atacó de improviso, le mató cuatrocientos hombres y le cogió doscientos prisioneros, entre los que se encontraban [6] personajes ilustres, como Fisias, Antánor, Clearco, Andróloco, Evanóridas, Aristogitón, Nicásipo y Aspasio. Lico se apoderó, además, de todo el bagaje y del armamento enemigo. Por aquellos mismos días, el almirante [7] de los aqueos hizo una incursión hasta Molicria 333 y [8] regresó con cien prisioneros, o poco menos. Zarpó de nuevo y navegó hasta Calcea. A los que acudieron en su defensa les capturó dos navíos con sus dotaciones; junto al cabo Río 334 de Etolia apresó un esquife 335 con [9] sus soldados y sus remeros. Entonces, ante la afluencia, por tierra y por mar, de un botín que producía sumas y recursos considerables, los soldados ya no dudaron de que recibirían sus pagas, y las ciudades concibieron la esperanza de no verse tan gravadas por impuestos.
[95 ] Simultáneamente con todo lo narrado, Escerdiledas 336 , que se creía tratado injustamente por el rey, porque le faltaba cobrar algo de la cantidad acordada en el pacto que hizo con Filipo, envió quince falúas, con la idea de cobrarse el dinero por medio de una astucia. [2] Estas falúas recalaron en Léucade, donde todo el mundo las recibió como amigas, debido a que antes habían [3] formado un frente común. No habían tenido tiempo ni posibilidad de causar ningún daño, pero cuando Agatino y Casandro, que eran de Corinto y navegaban junto a las naves de Taurión, fondearon a su lado, por creerles amigos, con cuatro naves, los de Escerdiledas atacaron a traición, capturaron las naves y los hombres [4] y los enviaron a su jefe. Inmediatamente zarparon de Léucade y pusieron rumbo al cabo de Malea, donde efectuaron pillajes y se llevaban a los comerciantes.
[5] Se acercaba ya el tiempo de la mies; Taurión descuidó la vigilancia de las ciudades que acabo de mencionar 337 , mientras que Arato, con su contingente de tropas de élite vigilaba la entrada de trigo en Argólide. Eurípidas, por su parte, salió a campaña con los etolios; [6] pretendía devastar el territorio de los triteos 338 . Lico y [7] Demódoco, este último jefe de la caballería de los aqueos, informados de la incursión de los etolios salidos de Élide, agruparon a los dimeos, a los patreos y a los farieos, y con ellos y el cuerpo de mercenarios, la invadieron. Una vez llegados al lugar llamado Fixio, [8] destacaron a su infantería ligera y a su caballería para que efectuaran una razzia; la infantería pesada, la emboscaron en el lugar ya citado. Todas las tropas disponibles [9] de los eleos salieron a defenderse contra los saqueadores, a los que atacaron en plena retirada. Pero entonces Lico y sus hombres salieron de su guarida y asaltaron a la vanguardia enemiga cuando ésta arremetía. Los eleos no aceptaron el combate, al contrario, [10] ante la aparición del enemigo emprendieron la fuga. Lico y los suyos mataron a unos doscientos hombres y capturaron ochenta prisioneros; se llevaron, además, sin ningún peligro, el botín ya conseguido. Precisamente [11] en estos mismos días el almirante de los aqueos realizó repetidos desembarcos en las costas de Calidón y de Naupacto, taló todos estos territorios y derrotó por dos veces a las tropas que acudían a defenderlos. Cogió prisionero [12] a Cleónico de Naupacto 339 , que no fue vendido porque era próxeno de los aqueos; al cabo de un cierto tiempo fue puesto en libertad sin rescate de ningún tipo.
En aquella misma época, Agetas 340 , el general etolio, [96 ] movilizó todas las tropas de la confederación y penetró en el territorio de los acarnanios para efectuar una correría; traspasó, además, sin ser molestado, todo Epiro, y lo devastó. Realizadas estas operaciones, Agetas [2] se replegó y licenció a los etolios hacia sus ciudades [3] respectivas. Pero los acarnanios, a su vez, contraatacaron por el territorio de Estrato, aunque luego, llenos de pánico retrocedieron vergonzosamente; sin embargo, no sufrieron pérdidas, porque los habitantes de Estrato 341 desconfiaron y no les persiguieron; creían que la retirada de los otros no era más que una celada.
[4] En la población de Fanotea 342 se produjo una doble traición; fue como sigue: Alejandro 343 , nombrado por Filipo gobernador de Fócide, entabló conversaciones con los etolios a través de un tal Jasón 344 , nombrado por [5] él comandante de la ciudad de Fanotea. Este Jasón envió mensajeros a Agetas, el general etolio, y se declaró dispuesto a entregarle la ciudadela de la población, [6] acerca de lo cual hizo un pacto juramentado. Llegó la fecha fijada y Agetas se presentó con los etolios, aún de noche, ante Fanotea. Escogió a sus cien hombres más aguerridos y los envió a la ciudadela; él se ocultó en [7] una emboscada con el resto de sus tropas. Jasón ya tenía presto a Alejandro con sus soldados dentro de la ciudad; recibió a los jóvenes etolios según el juramento [8] e introdujo a todos en la acrópolis. Los de Alejandro les atacaron al punto y aquella élite de las tropas etolias cayó prisionera. Ya de día, Agetas comprendió lo ocurrido y se retiró con los suyos; había caído en la trampa que él mismo tendiera tantas veces.
Operaciones de Filipo en Macedonia y en Tesalia
En estos mismos tiempos, el [97 ] rey Filipo conquistó Bilazora 345 , la ciudad más importante de Peonia, situada muy estratégicamente para invadir Macedonia desde Dardania; con esta operación se vio libre del temor que infundían los dardanios 346 . En efecto, ya no les resultaba [2] fácil a éstos penetrar en Macedonia, si Filipo dominaba los accesos a ella mediante la ocupación de la citada plaza. Filipo la fortificó y envió sin dilaciones [3] a Crisógono 347 a reclutar una leva suplementaria en el norte de Macedonia. Él recogió a los hombres de Botia [4] y de Amfaxítide 348 y, con ellos, se presentó en Edesa 349 : allí se reunió con los macedonios de Crisógono, marchó con sus tropas y, al cabo de seis días, estaba cerca de Larisa. No interrumpió el avance, que continuó [5] aún de noche, y a la mañana siguiente se plantó en Melitea 350 : aplicó sus escaleras a los muros e intentó tomar la ciudad por asalto. Los melitenses habían sido [6] presa del pánico ante un ataque tan súbito e imprevisto, de manera que Filipo se hubiera apoderado fácilmente de la ciudad; sin embargo, fracasó en su intento porque las escaleras no eran tan altas como se hubiera precisado.
Los fallos de este tipo son los que resultan más imperdonables [98 ] para los generales. Cuando un general tiene [2] la intención de conquistar una ciudad, pero no ha realizado ninguna previsión, no ha medido los muros, no ha inspeccionado los pasos difíciles ni otros lugares por el estilo, por donde piensa efectuar la penetración, [3] ¿cómo no merecería reproche? También si han tomado las medidas personalmente, pero después confían la construcción de las escaleras y la de los aparejos de este tipo (cuya confección exige, realmente, poco trabajo, pero que son de la máxima importancia en el momento de su uso) al primero que encuentran, ¿cómo [4] no merecerán reproche unos generales así? Pues para estas empresas es inevitable no descuidar algo necesario, [5] o bien no sufrir ningún percance 351 . Porque al fracaso le siguen las pérdidas, y esto de muchos modos: en el momento mismo de la acción se arriesgan inútilmente los hombres más aguerridos, y aún más en la retirada, porque entonces el enemigo los desprecia. [6] Ejemplos de esto hay muchos. Cualquiera descubriría que en empresas como éstas son más los que han perdido la vida o se han visto en el máximo peligro que [7] los que han salido de ellas indemnes. Además es notorio que, cara al futuro, fraguan contra sí mismos odio [8] y desconfianza: todo el mundo se pone en guardia contra ellos. Sea como sea, lo sucedido es un aviso para precaverse y vigilar, dirigido no sólo a las víctimas, [9] sino a los que lo han sabido de oídas. De ahí que los encargados de operaciones como las citadas aquí jamás deben efectuar a la ligera los planteamientos de este [10] tipo. La técnica de medir y de construir estos aparejos es fácil e infalible, si se procede con método 352 . Ahora, [11] con todo, debemos reanudar la exposición: si en nuestra obra encontramos oportunidad y lugar adecuados para insistir en este punto, intentaremos aclarar cómo se pueden evitar al máximo este tipo de errores en tales operaciones.
Filipo, decepcionado por el fracaso de su golpe de [99 ] mano, acampó junto al río Enipeo 353 y mandó transportar allí, desde Larisa y las demás ciudades, el material para el asedio que había mandado fabricar durante el invierno. El objetivo principal de su campaña era [2] conquistar la ciudad llamada Tebas de Ftiótide 354 . Esta [3] ciudad está no lejos del mar y dista de Larisa unos trescientos estadios. Su emplazamiento es estratégico: domina Magnesia y Tesalia; de la primera, principalmente la región de Demetrias 355 y de la segunda, las de Farsalo y Feres 356 . Tebas de Ftiótide estaba entonces en poder [4] de los etolios, que hacían incursiones continuas: los demetrieos, los farsalos y aun los feriseos salían muy mal parados. Tales correrías llegaban con frecuencia a [5] la llanura llamada de Amírico 357 . Para Filipo la cosa [6] no era nada desdeñable y, por eso, puso el máximo empeño en tomar militarmente la plaza. Reunió ciento [7] cincuenta catapultas, veinticinco máquinas lanzapiedras y avanzó hacia Tebas. Dividió su ejército en tres cuerpos y tomó posiciones en torno a la ciudad. El primer [8] cuerpo acampó sobre Escopio; el segundo, en el lugar llamado Heliotropio; el tercero ocupó un monte que [9] dominaba la ciudad. Obstruyó el espacio intermedio entre los campamentos mediante un foso y una doble valla; además, lo fortificó con torres de madera, que, con la guarnición suficiente, dispuso a la distancia de [10] un pletro unas de otras. Seguidamente juntó todo el material de guerra y empezó a aproximar las máquinas a la ciudadela.
[100 ] En los tres primeros días no logró avanzar nada en las obras, porque los de la ciudad les rechazaban con [2] coraje y audacia. Pero por las escaramuzas continuas y por lo nutrido de los disparos murieron muchos de los defensores de la ciudad y otros cayeron heridos; entonces la resistencia remitió algo y los macedonios [3] pudieron empezar sus trabajos de zapa. Trabajaron enérgicamente y, aunque el terreno no les favorecía en nada, debido a su gran esfuerzo al cabo de nueve días [4] llegaron al pie de la muralla. Entonces se pusieron a excavar por turno, de modo que no cesaban ni de día ni de noche: en tres días minaron y apuntalaron dos [5] pletros del muro. Pero los puntales no lograron sostener el peso, cedieron y la muralla se derrumbó antes [6] de que los macedonios pudieran incendiarla. Éstos procedieron con energía a retirar los escombros y se prepararon para un asalto. Cuando ya estaban a punto de forzar el paso, los tebanos, aterrorizados, rindieron la [7] ciudad. Mediante esta operación Filipo se aseguró Magnesia y Tesalia y privó a los etolios del gran provecho que extraían de ellas. Además, probó a sus tropas que eliminó justamente a Leontio, quien antes, en el cerco de Palea 358 , se había comportado con una cobardía fingida. [8] Filipo, pues, se apoderó de Tebas, redujo a la esclavitud a sus habitantes e instaló allí a una población macedonia; cambió el nombre de la ciudad, Tebas, y la llamó Filipas.
Hacia el final de las hostilidades en Grecia
Cuando acababa de componer [9] la situación en Tebas, se le presentaron de nuevo embajadores de Quíos, de Rodas y de Bizancio, y también de parte del rey Ptolomeo, para concluir la paz 359 . Filipo les contestó más o [10] menos lo mismo que antes; afirmó que él no estaba en contra de la paz, pero los remitió a los etolios, para que tantearan también a éstos. Mas a él mismo la paz [11] le importaba poco, por lo que se dedicó a proseguir sus operaciones.
Supo que los esquifes de Escerdiledas pirateaban [101 ] por el cabo de Malea 360 , y que trataban a todos los comerciantes a fuer de enemigos; habían roto la tregua y habían capturado algunos de sus propios navíos atracados en Léucade. Aparejó doce naves ponteadas, [2] ocho naves sin cubierta y treinta chalupas, y navegó a través del Euripo 361 quería a todo trance atrapar a los ilirios, pero se empeñaba aún más en la guerra contra los etolios; desconocía todavía los hechos ocurridos en Italia. Mientras Filipo asediaba Tebas, los [3] romanos eran vencidos por Aníbal en la batalla de Trasimeno 362 ; pero la noticia de este suceso no había llegado todavía a tierras de Grecia. Las naves ilirias [4] escaparon a Filipo; éste fondeó en Cencreas y, desde allí, mandó las naves ponteadas con la orden de doblar el cabo de Malea y navegar en dirección a Egio y a Patras; él cruzó el istmo con las restantes y dispuso que todas fondearan en Lequeo. Luego partió a toda prisa [5] con sus amigos y se presentó en Argos para asistir a [6] los juegos nemeos. Poco tiempo después de que contemplara el principio de los ejercicios gimnásticos, llegó un correo desde Macedonia, con la nueva de que los romanos habían sido vencidos en una gran batalla y de [7] que Aníbal era dueño del campo. De momento, Filipo enseñó la carta sólo a Demetrio de Faros, pero le recomendó [8] que no dijera nada. Éste aprovechó la oportunidad: creía que lo debido en aquellas circunstancias era terminar, lo más pronto posible, la guerra contra los etolios e indicaba que debían dedicarse a los problemas de la Iliria y a una subsiguiente expedición a [9] Italia. Le aseguró que ya ahora toda Grecia estaba bajo su imperio y que seguiría estándolo: los aqueos lo harían espontáneamente, por la adhesión que sentían hacia él; y los etolios, constreñidos por el terror que les habían causado los hechos de la guerra presente. [10] Una invasión de Italia, afirmó, era el principio del dominio universal, cosa que le correspondía a él más que a cualquier otro. Y éste era el momento, después de la derrota romana.
[102 ] Con estas palabras enardeció rápidamente a Filipo, igual que se exaltaría, creo yo, un rey joven, audaz y mimado por la buena fortuna, quien, encima, procediera de una dinastía que, a decir verdad, siempre había aspirado al dominio universal.
[2] Filipo, pues, según dije, de momento declaró sólo a Demetrio el contenido de la carta, pero después reunió a sus amigos y se celebró un consejo acerca de [3] la paz con los etolios. Arato no se mostró contrario, ni mucho menos, a una negociación, porque era evidente que podían concluir la guerra desde una posición [4] de fuerza. El rey ni tan siquiera esperó recibir los legados que iban a tratar conjuntamente las condiciones de paz, sino que mandó sin dilaciones a Cleónico de Naupacto 363 a establecer un contacto con los etolios; le había encontrado porque, después de su cautiverio 364 , [5] esperaba la asamblea de los aqueos; Filipo recogió las naves que tenía en Corinto y sus fuerzas de tierra, y con ellas se presentó en Egio. Desde allí avanzó sobre [6] Lasión 365 , se apoderó de la fortaleza de Peripia e hizo un amago de invasión de Élide, para dar la impresión de que no estaba demasiado dispuesto a dar fin a la guerra. Luego, después de dos o tres idas y venidas de [7] Cleónico, atendió a los ruegos de los etolios de entablar conversaciones. Dejó a un lado todas las ocupaciones [8] bélicas y remitió correos a las ciudades aliadas con la orden de enviar delegados que participaran en la conferencia de paz. Él hizo la travesía con su ejército y [9] estableció su campamento en Panormo, que es un puerto del Peloponeso situado enfrente de la ciudad de Naupacto; allí aguardó la llegada de los consejeros mandados por los aliados. El tiempo de espera para la [10] reunión del consejo lo aprovechó para zarpar hacia Zacinto, donde puso en orden personalmente los asuntos de la isla; se hizo a la mar de nuevo y se presentó en Panormo 366
Fin de la guerra con los etolios: conferencia de Naupacto
Cuando los delegados ya estuvieron [103 ] reunidos, Filipo mandó a los etolios a Arato y a Taurión 367 , acompañados de algunos etolios que habían acudido a Panormo. Estos aqueos se entrevistaron con los etolios [2] reunidos en asamblea general en Naupacto; tras breves conversaciones pudieron comprobar el interés etolio por llegar a un acuerdo y navegaron de regreso para encontrarse con Filipo, a fin de exponerle tales disposiciones. [3] Los etolios, verdaderamente afanosos de acabar con aquella guerra, enviaron unos delegados que acompañaran a los legados aqueos: solicitaban de Filipo que se les presentara con su ejército para que una negociación directa diera a la situación un ajuste adecuado. [4] El rey, incitado ante tales demandas, zarpó con sus fuerzas hacia el paraje de Naupacto llamado «La Hondonada», distante, todo lo más, veinte estadios de la [5] ciudad. Allí acampó, rodeó las naves y sus fuerzas de una valla y un foso, y aguardó el momento de la conferencia. [6] El ejército etolio se presentó íntegro, pero desarmado, se detuvo a dos estadios del campamento de Filipo y envió unos legados a parlamentar sobre la [7] situación presente. Primero el rey envió a todos los delegados de los aliados que habían acudido, con el encargo de que ofrecieran la paz a los etolios; la condición era que cada parte se quedara con lo que poseía en [8] aquel momento. Los etolios aceptaron esta proposición y, desde entonces, aquello fue un ir y venir continuo de legaciones. Vamos a omitirlas prácticamente todas, porque [9] no hicieron nada digno de mención; sin embargo, recordaremos el discurso de Agelao de Naupacto 368 , dirigido, en la primera entrevista, al rey y a los aliados presentes.
Discurso de Agelao de Naupacto
[104 ] Declaró que lo más necesario era que los griegos no se hicieran nunca la guerra mutuamente: debían dar muchas gracias a los dioses si lograban decir todos la misma cosa y estar de acuerdo, dándose las manos como los que cruzan un río; con ello, rechazarían las incursiones de los bárbaros, se salvarían ellos mismos y sus ciudades. En el caso, con todo, de que ello no [2] fuera totalmente posible, pidió que al menos en aquel momento se pusieran de acuerdo y se precavieran: era preciso tener en cuenta los formidables ejércitos y la magnitud de la guerra que se desarrollaba en occidente. Porque es evidente, incluso al que ahora no está [3] muy metido en política, que en esta guerra da lo mismo que los romanos venzan a los cartagineses o que éstos triunfen de los romanos, ya que, mírese como se mire, lo lógico es que los vencedores no se den por satisfechos con la posesión de Italia y de Sicilia: acudirán aquí y ampliarán sus operaciones y desplegarán sus fuerzas más allá de lo que es justo. Por esto, pidió que [4] todos estuvieron alerta, pero principalmente Filipo. Él [5] constituiría la salvaguardia, si dejaba de destruir a los demás griegos, convirtiéndolos así en presa fácil de eventuales asaltantes. Todo lo contrario: debía preocuparse de los demás griegos como si se tratase de su propia persona: así, todas las partes de Grecia le serían afectas y se le unirían. Si afrontaba los problemas de [6] esta manera, todos los griegos le serían colaboradores fieles y seguros en todos sus proyectos. Los extranjeros conspirarían menos contra su imperio, admirados por la lealtad que le profesarían los griegos. Si le atraían [7] las acciones bélicas, le indicó que girara sus ojos a occidente, que se aplicara a las guerras que se libraban en Italia. Debía convertirse en espectador sagaz e intentar, cuando se ofreciere la oportunidad, hacerse con el imperio del universo. El momento actual permitía abrigar [8] esta esperanza. Exhortó a Filipo a aplazar sus diferencias [9] con los griegos y sus guerras contra ellos, y a poner el máximo empeño en esto, para poder reconciliarse con ellos o bien hacerles la guerra cuando quisiera. Porque si aguardaba a que los nubarrones que ahora [10] se levantan por occidente 369 se cernieran sobre parajes griegos, mucho se temía, afirmó, que estas treguas y estas guerras, en una palabra, estos juegos con los que ahora nos entretenemos mutuamente se nos trunquen [11] a todos de un modo tal, que debamos pedir a los dioses la libertad de hacernos la guerra cuando queramos, de hacer las paces igualmente y, en resumen, el ser dueños de nosotros mismos en las disputas que tengamos.
Reflexiones sobre el momento histórico
[105 ] Tal fue el contenido del discurso de Agelao, con el cual incitó a todos los aliados a hacer la paz y, principalmente, a Filipo, pues usó de expresiones apropiadas a la predisposición que en él habían operado los avisos [2] anteriores de Demetrio. Hubo un acuerdo general en todos y cada uno de los puntos, ratificaron los pactos y cada uno se retiró a su país llevando consigo la paz, y no la guerra.
[3] Todos estos hechos sucedieron en el año tercero de la Olimpíada ciento cuarenta, me refiero a la derrota de los romanos en la batalla de Trasimeno, a la campaña de Antíoco en Celesiria y al tratado de paz entre los aqueos y Filipo, por un lado, y los etolios, por el otro.
[4] La conferencia celebrada entonces enlazó por primera vez los acontecimientos de Grecia, de Italia y aun [5] del África, porque ni Filipo ni los demás hombres de estado griegos, cuando se hicieron la guerra y cuando pactaron la paz, tuvieron como punto de referencia la situación en Grecia, sino que todos tenían la vista puesta [6] en objetivos de Italia. Y muy pronto ocurrió algo [7] semejante con los isleños y los habitantes del Asia. En efecto: los que estaban descontentos de Filipo y algunos que tenían diferencias con Átalo ya no se giraron hacia Antíoco o hacia Ptolomeo, ni hacia el sur ni hacia el norte, sino que desde entonces miraron a poniente; unos enviaban legados a los cartagineses, y otros, a los romanos. Y los romanos hicieron lo mismo con los griegos: [8] temían la audacia de Filipo y se previnieron ante un ataque suyo en las circunstancias en que se encontraban.
Nosotros, creo, según el planteamiento inicial 370 , [9] hemos mostrado claramente el cómo, el cuándo y las causas que hicieron que los acontecimientos de Grecia conectaran con los de Italia y los de África 371 . Ahora [10] sólo nos resta continuar la exposición de la historia de Grecia hasta alcanzar el tiempo en que los romanos perdieron la batalla de Cannas. En esta catástrofe interrumpimos la explicación de la historia de Italia; ahora acabaremos este libro haciéndole alcanzar la fecha indicada.
Grecia, Egipto y Asia durante los años 217/216
Los aqueos, tan pronto se deshicieron [106 ] de la guerra, eligieron por general a Timóxeno 372 y se reintegraron a sus costumbres y modo de vida. Igualmente las restantes [2] ciudades peloponesias recuperaron sus bienes, cultivaron las tierras, renovaron las asambleas y los sacrificios patrios y los demás ritos, tradicionales en cada lugar, en honor de los dioses. Las poblaciones casi [3] habían olvidado todo esto debido a las guerras continuas precedentes. Yo no llego a entender cómo los peloponesios, [4] que tienen un carácter muy dado a una vida plácida y humana, son los que menos se aprovechan de él, al menos en los tiempos pretéritos; más bien, según los versos de Eurípides, fueron siempre gentes ardientes en la guerra, que no dan reposo a la lanza 373 , [5] Con todo, me parece lógico que les ocurra esto, pues todos sienten ansias de dominar y, además, tienen un amor innato a la libertad, lo cual promueve entre ellos luchas continuas; jamás están dispuestos a ceder una supremacía.
[6] Los atenienses se vieron libres del temor que les infundían los macedonios y dieron la impresión de disfrutar [7] con firmeza de su libertad. Habían nombrado magistrados supremos a Euríclidas y a Mición 374 , y no intervinieron para nada en las cuestiones de los demás griegos. Fieles siempre a las directrices de sus jefes, o más bien a sus caprichos, adularon a todos los reyes 375 [8] y, más que a todos, a Ptolomeo. Pasaron por decretos y proclamas de todo género e hicieron caso omiso de lo razonable, debido todo a la simpleza de sus gobernantes.
[107 ] Inmediatamente después de estos sucesos, Ptolomeo se vio obligado a guerrear contra sus propios súbditos 376 . Este rey, en efecto, había armado a los egipcios [2] para la guerra contra Antíoco: tal determinación le resultó acertada para el presente, pero equivocada para el futuro. La victoria de Rafia ensoberbeció a aquellas [3] gentes y ya no soportaron más la autoridad. Se creían capaces de bastarse a sí mismos y se buscaron un capitoste bien figurado, cosa que acabaron por lograr, y muy pronto.
Antíoco hizo grandes preparativos durante el invierno; [4] luego, al llegar el verano, pactó una acción común con el rey Átalo, rebasó la cordillera del Tauro y entabló una guerra contra Aqueo.
Los etolios de momento quedaron satisfechos de la [5] paz concluida con los aqueos, porque la guerra no se había desarrollado según sus planes (por esto habían elegido por general a Agelao de Naupacto, que parecía ser el hombre que más había colaborado a hacer las paces), pero, muy poco tiempo después, empezaron a [6] dar signos de desagrado y echaban en cara a Agelao que les había privado de todos los beneficios procedentes del exterior y de perspectivas para el futuro, debido a que había hecho la paz no con sólo algunos griegos, sino con todos. Sin embargo, el hombre aguantó estos [7] reproches tan necios y refrenó los impulsos de los etolios, de manera que éstos se vieron forzados a contenerse, contra su temperamento.
El rey Filipo, después del tratado, regresó por mar [108 ] a Macedonia y allí se encontró que Escerdiledas, aun bajo el pretexto del dinero que se le debía, por el cual ya en Léucade 377 había atacado unos navíos a traición, había saqueado la plaza de la región de Pelagonia llamada Piseo, y se había anexionado, o por miedo o por promesas, [2] algunas poblaciones de Dasarétide 378 , como Antipatria, Crisondo y Gerunta 379 ; además había hecho una [3] incursión por las regiones macedonias limítrofes. Filipo, pues, salió al punto con su ejército con la intención y el empeño de recuperar las ciudades que le habían [4] hecho defección. En pocas palabras: decidió hacer la guerra a Escerdiledas, pues creía que lo más necesario era poner en orden la Iliria, ello en vistas a proyectos [5] ulteriores, principalmente su paso a Italia. Esta esperanza y este proyecto Demetrio los estimulaba en el rey continuamente, de manera que Filipo, incluso dormido, soñaba en esto y en que se encontraba ya en [6] plenas operaciones. Demetrio actuaba así no para favorecer a Filipo (cosa que en sus cálculos ocupaba el tercer lugar), sino más bien por su malquerencia contra los romanos y, lo principal, por las esperanzas que albergaba [7] acerca de sí mismo, pues creía que sólo así [8] podría recuperar su reino de Faro. Por lo demás, Filipo se puso en campaña y recuperó las ciudades citadas; en Dasarétide, ocupó Creonio y Gerunta, y en las orillas del lago Licnidio, Enquelana, Ceraca, Satión y Beo; en el distrito de Calicena, se apoderó de Bantia, y en el [9] de los llamados Pisantinos, de Orgiso. Llevadas a cabo con éxito estas operaciones, licenció a sus tropas para que pasaran el invierno 380 .
Éste era aquel en el que Aníbal, tras devastar las regiones más fértiles de Italia, se disponía a hibernar en [10] Geranio, en Daunia 381 ; los romanos habían nombrado cónsules a Cayo Terencio y a Lucio Emilio 382 .
Durante el invierno Filipo calculó que para llevar [109 ] a cabo sus proyectos necesitaba de naves y de un cuerpo de remeros, no para una batalla naval, pues no se [2] creía capaz de un choque por mar contra los romanos, sino más bien para transportar los soldados, trasladarlos más aprisa al lugar propuesto y aparecer inesperadamente ante el enemigo. En la suposición de que para [3] esto los mejores astilleros eran los de Iliria, les encargó la construcción de cien esquifes, siendo seguramente el primer rey macedonio que hizo esto. Los aparejo, [4] concentró sus fuerzas y cuando empezó el verano entrenó a los macedonios por breve espacio de tiempo en el arte de remar y zarpó. Eran los días en que Antíoco [5] había atravesado el Tauro. Filipo navegó por el Euripo, dobló la punta Malea y se presentó en Léucade y en Cefalenia. Allí fondeó y esperó impaciente la flota romana. Avisado de que ésta había anclado en el Lilibeo, [6] zarpó con más confianza y avanzó, navegando en dirección a Apolonia.
Cuando estaba ya cerca de la desembocadura del [110 ] río Aoo, que fluye junto a la ciudad de los apoloniatas, invadió a su escuadra un pánico semejante al que a veces se da en los ejércitos de tierra. Lo que sucedió [2] fue que algunos esquifes que navegaban a retaguardia habían fondeado en la isla de Sasos 383 , que está en la entrada del mar Jonio. Estos esquifes se presentaron de noche a Filipo y las tripulaciones le advirtieron que junto a ellos habían echado anclas unas naves procedentes del estrecho de Mesina. Sus dotaciones les habían [3] avisado de que en Regio habían dejado unas penteras romanas que navegaban rumbo a Apolonia para ayudar a Escerdiledas. Filipo supuso que, a no tardar, [4] una flota formidable se le iba a echar encima y cogió miedo; mandó levar anclas al instante y deshacer la [5] navegación que ya habían hecho. La operación de zarpar y la retirada se hicieron en medio de un desconcierto general. Al cabo de dos días atracó en Cefalenia; [6] se había singlado sin parar, día y noche. Allí cobró un poco de ánimo y se quedó, bajo el pretexto de que [7] debía componer ciertos asuntos en el Peloponeso. Pero en realidad le había sobrevenido un temor sin fundamento. [8] Es verdad que Escerdiledas, informado durante el invierno de que Filipo había ordenado la construcción de muchos esquifes, temía que éstos se le presentaran por mar y, por esto, había enviado legados a los romanos, a ponerles en guardia y en demanda de ayuda. [9] Pero los romanos sólo le mandaron diez naves restadas a su escuadra del Lilibeo: eran precisamente las [10] que habían sido vistas en Regio. Si Filipo no hubiera huido tan absurdamente, presa del pánico, muy probablemente habría alcanzado sus objetivos en Iliria, puesto que los romanos sólo pensaban y hacían preparativos para la batalla de Cannas, contra Aníbal; incluso quizás [11] hubiera capturado aquellas naves romanas. Pero ahora, confundido por aquel aviso se retiró a Macedonia, indemne sí, pero sin gloria.
Prusias y los galos
[111 ] En esta misma época, Prusias llevó a cabo una gesta digna de [2] mención. Los galos que el rey Átalo había hecho acudir desde Europa para su guerra contra Aqueo, pues tenían fama de valerosos, desertaron del rey citado, por los recelos reseñados más arriba. Devastaron, de manera salvaje y violenta, las poblaciones del Helesponto [3] y acabaron por poner sitio a Ilion. Pero los habitantes de Alejandría, en Tróade, realizaron entonces [4] una hazaña no desprovista de nobleza; enviaron a Temisto con cuatro mil hombres, levantaron el cerco de Ilion, echaron de toda Tróade a los galos, a quienes interceptaron los suministros, y frustraron los proyectos. Los galos retuvieron la ciudad llamada Arisbe 384 , [5] en el país de los abidenos, y desde allí atacaban y hacían la guerra a los habitantes de la región. Prusias [6] salió contra ellos con un ejército, dio una batalla en la que aniquiló a todos los hombres; masacró a sus mujeres y a sus hijos en su propio campamento, y concedió a sus soldados todo el bagaje enemigo. Mediante esta [7] operación libró de un gran miedo y peligro a las ciudades del Helesponto y dejó un espléndido ejemplo a los futuros, para que los bárbaros no pasaran tan fácilmente de Europa a Asia.
Epílogo
Ésta era la situación en Grecia [8] y en Asia. En Italia, después de la batalla de Cannas, la mayoría de las poblaciones se pasó a los cartagineses, como ya se ha expuesto más arriba 385 . Nosotros, ahora detendremos, la [9] narración en esta fecha, ya que hemos explicado la historia de Asia y la de Grecia que abarca la Olimpíada ciento cuarenta. En el libro siguiente, tras una breve [10] recapitulación del libro introductorio, pasaremos a tratar de la constitución romana, de acuerdo con la promesa inicial.
1 El orto de las Pléyades se da el 22 de mayo. La indicación de Polibio es sólo aproximada.
2 Sobre Epérato, cf. IV 82, 8.
3 En el texto griego la expresión «a principios del verano» puede afectar tanto a «partió de Cartagena» como a «cruzó el Ebro».
4 Sobre la partida de estos dos cónsules, cf. III 40, 2; 41, 2. Fue en agosto.
5 Cf. 68, 1. Para Celesiria, nota 6 del libro III.
6 El rey macedonio tenía derecho a convocar una asamblea. Cf. IV 85, 3.
7 Cf. nota 122 del libro II.
8 Cf. IV 76, 7.
9 Apeles había conseguido que Filipo apoyara la candidatura de Epérato. Cf. IV 82-86.
10 Aquí el texto griego es algo equívoco. Puede significar «para la primera campaña» (o sea, la campaña de invierno del 219/218), o bien «para el inicio de la campaña». E. SCHWEIGHÄUSER , Polybii Historiarum reliquiae , París, 1839, ad loc ., y W. R. PATON , Polybius, The Histories , III, Cambridge, Massachusets, 3.a ed., 1960, ad loc ., se deciden a favor de la primera interpretación; mientras que P. PÉDECH , Polybe, Histoires , IV, París, 1977, ad loc ., y F. W. WALBANK , A historical Commentary on Polybius , I, Oxford, 1970, ad loc . (citado, desde ahora, WALBANK , Commentary , ad loc.), se deciden por la segunda. El valor del talento varió según los estados griegos y según las épocas; aquí seguramente la referencia es al talento ateniense, que valía unas 50.000 ptas. actuales si era el de plata, el de oro alcanzaría, en valor actual, el medio millón.
11 Los griegos medían el trigo por medimnos. Un medimno valía 192 cótilos, unos 52 1.
12 Traducido al pie de la letra, el texto griego pone «amigos», pero el término es técnico: estos «amigos» forman, con otros personajes, el consejo real. Cf. 50, 9, y la nota 121 del libro I. La expresión saldrá con bastante frecuencia.
13 Se trata del puerto occidental de Corinto.
14 Este verso no se conserva en lo que poseemos de Hesíodo.
15 Se trata de Calcis de Eubea, no de Calcis de Etolia. La ciudad aquí en cuestión fue el centro de la hegemonía macedonia en Grecia.
16 También podría interpretarse «al día siguiente», como apunta PÉDECH , ad loc ., en nota al pie. Walbank no comenta el término, pero los traductores vierten, unánimemente, «al cabo de dos días».
17 Patras, cf. nota 18 del libro IV.
18 Para Agelao, cf. IV 6, 10; para Escopas, IV 27, 1.
19 El término «neocretenses» sale sólo en Polibio y su sentido es discutido. Tanto se puede tratar de una tribu de la isla de Creta (inclina a pensar esto su oposición a los «cretenses» en los capítulos 65 y 79 de este libro) como a soldados jóvenes o bisoños, recién llegados. No falta quien crea que la referencia es a que estos soldados llevaban un armamento especial. Cf. WALBANK , Commentary , ad loc.
20 Puerto al N. de Élide.
21 Los cretenses se habían dividido en dos bandos; unos luchaban con los etolios y otros, a favor de Filipo.
22 Cf. II 65, 3.
23 Los pueblos mencionados están en la costa oeste. Escerdiledas era un reyezuelo ilírio ya mencionado por Polibio en II 5, 6, y en IV 16, 6 y 22, 9. Se adhirió a la alianza aqueo-macedonia en 220/219. Más tarde veremos cómo se pelea con Filipo por cuestiones de dinero (95, 15).
24 Cefalenia: isla del mar Jonio, al N. de la de Zacinto. Cf. nota 13 del libro IV.
25 Pronno: ciudad situada al SO. de la isla de Cefalenia.
26 Palea, plaza situada en el litoral sur de la isla de Cefalenia, en el golfo de Livadi, que penetra profundamente en tierra.
27 Cf. IV 6, 2.
28 Por «mar de Sicilia», Polibio entiende el espacio que va de Sicilia a Grecia y que comprende el golfo de Ambracia (cf. IV 63, 5; V 5, 13).
29 «Hacia la isla de Zacinto», es decir, hacia el S. de la ciudad.
30 Cf. IV 79, 5-8. Figalea es una plaza arcadia situada al SO. de Megalópolis.
31 Unos sesenta metros.
32 Cf. nota 169 del libro II.
33 Cf. IV 81, 1-11. Este Licurgo fue rey de Esparta depuesto por el golpe de Cilón narrado en el lugar indicado.
34 Los etesios son unos vientos regulares que soplan en Grecia en dirección norte-noroeste unos cuarenta días, de mediados de julio hasta finales de agosto.
35 Gorgo de Mesenia fue el personaje más importante en la Mesenia de su tiempo. Había sido atleta y, en el deporte, logró grandes triunfos. Luego se pasó a la política y adoptó una tendencia proaquea y antiespartana, aunque fue un político moderado.
36 Este canal se había excavado entre Léucade y el continente, a la altura de la capital de la isla, llamada también Léucade. El término «canal» está tomado en una acepción muy amplia; en realidad se trataba del dragado de una franja muy estrecha de mar en la que periódicamente se depositaban sedimentos de arena.
37 Cf. notas 41, 144 y 145 del libro IV.
38 Cf. la nota 28 de este mismo libro.
39 Cf. IV 63, 4-5.
40 Limnea, pequeño puerto en la costa meridional del golfo de Ambracia.
41 Este personaje sólo sale aquí y nos es totalmente desconocido. Ya desde ahora, cuando un nombre propio de lugar o de persona, o un gentilicio no vengan provistos de una nota explicativa, ello significará que se trata de pueblos, personas o topónimos no identificados.
42 Cf. nota 146 del libro II.
43 Cf. 5, 1.
44 Cónope estaba situada a tres kilómetros y medio de la orilla izquierda del río Aqueloo; Estrato, sobre una loma en la orilla derecha. Termo venía a ser la capital de Etolia. Estaba situada al N. del lago Triconio, en el centro de la gran llanura que continúa la de Acarnania.
45 No podemos, por razones de espacio, discutir la ubicación de estas ciudades, que plantea problemas considerables. Cf. WALBANK , Commentary , ad loc., con un mapa en la pág. 542.
46 Aquí la palabra griega correspondiente (poreía ) recubre un tecnicismo latino, agmen , que es una formación (casi siempre militar) de hombres en movimiento. El equivalente actual más propio es «columna». Cf. la nota 83 del libro II.
47 Lugar de ubicación desconocida, pero, sin duda alguna, al SE. de Termo. Cf. WALBANK , Commentary , ad loc. El Grosser Historischer Weltatlas , I, Munich, 1972, no menciona este nombre en su nomenclátor.
48 Estos «mercados y festivales» se celebraban anualmente en las fiestas llamadas «Térmicas», en otoño. Con ellas coincidía la asamblea de la Confederación Etolia y las elecciones regulares de cargos en ellas.
49 El templo estaba dedicado a Apolo.
50 Cf. IV 62, 2; 67, 3. Para Dodona, cf. la nota 162 del libro IV. En cuanto a Dio, topónimo que se da, por lo menos, cuatro veces en la Grecia antigua, aquí es la población de este nombre situada en Pieria, a pocos kilómetros del mar, en el golfo de Terme.
51 Sobre el sentido de la palabra griega recubierta por «exvoto» hay discusión. Mientras WALBANK , Commentary , ad. loc., cree que se trataba de armas consagradas a los dioses, PÉDECH , Polybe V , ad loc., en nota, explica el término griego en el sentido de que se trataba de edificios como los que todavía hoy se pueden ver en la vía de Delfos. Paton traduce «votive offerings» y Schweighäuser, «quidquid restabat donariorum». La continuación: «no se limitaban a maltratar por el fuego las techumbres», parece abonar la tesis de Pédech. Paton esquiva el problema con una traducción muy genérica.
52 El poeta Samos, citado aquí, era hijo de Crisógono, consejero de Filipo V de Macedonia; Polibio vuelve a hablar de él en VII 12, 6, y IX 23. En XXIII 10, 9, se nos cuenta que Filipo V le mandó ejecutar. El verso aquí en cuestión es, en el fondo, de EURÍPIDES , Suplicantes 860, que escribe, en griego, habrón (= tierno); Samos sustituye este adjetivo con intención equívoca: pone dîon , que puede tanto referirse a Zeus como ser gentilicio de Dio. Hay, pues, por parte de Samos, una referencia intencionada a las penas gravísimas que Filipo V impuso a los etolios por haber destruido el templo de Zeus en Dodona.
53 La batalla de Selasia. Cf. II 66-69.
54 Cf. II 70, 1, y IX 36, 3-5.
55 El título de «bienhechor» se otorgaba, normalmente, a soberanos extranjeros y el de «salvador» se adjudicaba sólo a divinidades, por lo que la actitud de los espartanos no estuvo exenta de adulación.
56 Filipo V de Macedonia no descendía de Filipo II y de Alejandro Magno, pues éste muere sin dejar sucesión. El rey en cuestión provenía directamente de Antígono Monoftalmo (= el Tuerto), aunque los antigónidas pretenden enlazar en tiempos remotos con los argéadas. SÉNECA lo dice expresamente (De Ira 23, 1). Sobre los motivos de este pretendido parentesco, hay una excelente discusión en el artículo de HATTO M. SCHMITT , «Polybios und die Gleichgewicht der Mächte», incluido en la obra Polybe , publicada por Entretiens sur l’antiquité classique, XX, Fondation Hardt, Vandoeuvre-Ginebra, 1974, págs. 100-101, y citada, desde ahora, Polybe. Neuf exposées …
57 Batalla librada en el año 338 y que representa el fin de la independencia real ateniense. Filipo II no fue tan benigno como Polibio pretende, pues al lado de los beneficios que aquí menciona impuso a los atenienses pesadas cargas
58 Cf. XXII 16, 2; DIODORO , XVI 87.
59 Aquí Polibio falsea la verdad. Es cierto que los atenienses concedieron la ciudadanía ateniense a Filipo II y que condecoraron con la proxenía a Antípatro y a Alcímaco, quienes les restituyeron los prisioneros, pero no lo es menos que continuó la lucha antimacedonia: la sublevación tebana contra Alejandro (335 a. C.) se fraguó en Atenas, que todavía se alzó en 321 contra los diádocos.
60 Cf. IV 23, 8, y IX 28, 8.
61 Cf. VII 11.
62 Este lugar de Polibio se corresponde con el de TITO LIVIO , XXXI 30, 2-3, y es importante; se insinúa aquí, por primera vez que se sepa hasta ahora, una noción todavía vaga de derecho de guerra: es lícito todo lo que tienda a debilitar militarmente al enemigo, pero no lo es la destrucción sistemática con fines no bélicos. Por lo demás, Polibio enjuicia con frecuencia la moralidad de unas guerras determinadas, de acciones dentro de ellas y aun la moralidad de la conducta de los protagonistas.
63 La distinción entre tiranía y realeza la establece Polibio en VI 3, 5 ss. La tiranía es el fruto de la degeneración de la realeza. Pero la idea es platónica: PLATÓN , República III 417b.
64 Polibio habla del cambio de conducta observado por el rey Filipo en VII 11 ss. Debe pensar en la masacre de magistrados en Mesenia, debida a los consejos de Demetrio de Faros, VII 13-14.
65 Alejandro de Triconio, hijo de Toante; en Termo se encontró una estatua de este último.
66 En este parágrafo 12, el texto griego presenta una laguna que los distintos editores suplen cada uno a su manera; véase el aparato correspondiente de las ediciones críticas del texto original. Mi traducción sigue el texto conjetural de Büttner-Wobst. PATON , Polybius , III, ad loc ., señala la laguna sin restituir el texto, pero da una traducción que no se aparta grandemente de la mía.
67 Otra vez Polibio es parcial. La alusión es a un hecho ocurrido en el verano del 224. En el lugar oportuno (II 54 1-2), Polibio no habla de las matanzas que hubo allí cuando Antígono hubo ocupado Acrocorinto, en las que participó Arato, según indicación de PLUTARCO (Arato 44, 3). Y ahora Arato inculpa a Leontio de algo de lo que él mismo es reo.
68 Cf. 4, 10-13, de este mismo libro.
69 En este episodio, del cual vemos aquí la primera parte (el desenlace total seguirá en los capítulos 25-28), la conducta de Filipo V no se ajusta totalmente a derecho. Véase una amplia discusión en WAIBANK , Commentary , ad loc.
70 Cf. nota 145 del libro II.
71 Crisógono, «amigo» de Filipo V. Polibio alaba su prudencia (IX 23, 9). Petreo protagoniza una embajada a Lacedemonia (IV 24, 8).
72 Población de los locros ozoles, en la costa norte del golfo de Corinto.
73 Cf. nota 59 del libro IV.
74 El Meneleo es una colina en la orilla izquierda del Eurotas, sobre la cual había un templo dedicado a Helena y Menelao.
75 Amicla era la capital de la Esparta predoria. Una amplia exposición de su estado primitivo y del sinecismo que la llevó a integrarse en el dominio espartano la tenemos en F. KIECHLE , Lakonien und Sparta , Munich, 1963, págs. 14-18 y 95-97.
76 Cf. capítulos 13-14.
77 Las etapas de esta marcha pueden ser las siguientes: dos días de Léucade al Lequeo, un tercer día de descanso en Corinto, el día cuarto de Corinto a Argos, el día quinto de Argos a Tegca y dos días para alcanzar el Meneleo. Advierta el lector que no se dan notas de este tipo, las cuales abundan en Walbank, junto con la descripción de los dispositivos militares y la constitución de los ejércitos. Pero creemos que, a una traducción de este tipo, notas de tal carácter, que también se dan en los editores de Polibio de la colección francesa «Les Belles Lettres», pero más parcamente, son totalmente impropias. De modo que hemos querido ofrecer una a guisa de muestra, pero normalmente anotaciones de este tipo no aparecerán en nuestra traducción.
78 El mar de Creta era el que baña el N. de la isla, incluyendo el golfo de Laconia.
79 Aquí los manuscritos griegos ponen, unánimemente, «treinta estadios», pero ya el editor Hultsch conjeturó «doscientos treinta», que es la distancia real que hay entre Gitio y Esparta, unos cuarenta y cinco kilómetros.
80 Aquí traduzco según la interpretación de WALBANK , Commentary , ad loc., y según la versión de Pédech. Pero el mismo Walbank anota otras interpretaciones posibles: a) «examinada en detalle», b) «tomada en su conjunto».
81 Sobre las poblaciones y lugares citados aquí: Gitio existe todavía hoy, aunque ligeramente desviado su emplazamiento respecto de su sede antigua, junto a la población actual de Marathonisi. El Campo de Pirro, Carnio y Asine son poblaciones más dudosas. La primera debía de estar a un día de marcha de Amicla, en dirección sur; Carnio se debe de identificar, seguramente, con el templo de Apolo Carneo, en la actual colina de Knakadion; muy próxima a ella estaba Asine, identificada, con más certeza, con la población actual de Las. Helia estaba junto a la actual Kalyvia de Vezani; Acria, a treinta estadios de Helia, es la actual Kokinia, en el extremo nordeste del golfo Laconio. Para Léucade, cf. nota 36. Para la ubicación, a veces segura y a veces problemática, de estas plazas, cf. WALBANK , Commentary , pág. 554. De todas estas plazas Weltatlas , I, sólo contiene Asine, Bea y Acria. A esta expedición de Filipo se refiere el epigrama de la Antología Palatina VII 723:
« ¡Lacedemonia! Jamás te viste vencida ni hollada,
pero hoy el humo se alzó olenio junto al cantil
del Eurotas; quejosas las aves su nido en tu limpia
tierra pondrán, mas no oirá el lobo el balar de una grey.»
82 Cf. IV 31.
83 Cf. IV 36, 5.
84 Es decir, hacia el E.
85 El pasaje es oscuro; la traducción adoptada sigue a Schweighäuser, que parece la más segura: «quoniam enim et terra et mari res gerentibus plerisque ignorata locorum discrimina et proprietates sunt fraudi, nos autem optamus ut omnes qui nostra legent non tantum quid actum fuerit, sed potissumum quo modo quaeque res gesta sit, cognoscant…». Campe interpreta: «puesto que la mayor parte de combates en la guerra, tanto por mar como por tierra, no acabamos de entenderlos por ignorancia de la topografía». Drexler: «puesto que la mayor parte de reveses, por mar y por tierra, se explican por las diversas condiciones geográficas». Estas tres interpretaciones las tomo de PÉDECH , V, pág. 66 nota. Walbank no comenta este pasaje.
86 Quizás la referencia sea a nombres de poblaciones con epítetos distintivos. En la Grecia antigua ciertos nombres se repetían mucho. Polibio reemprende aquí un tema ya tratado en III 36-38, pero añade las reglas para pasar de lo conocido a lo desconocido.
87 Una combinación típica de fuerzas de choque.
88 Son los de 22, 9.
89 Son las colinas de la orilla derecha del Eurotas, sobre las que se asienta Esparta todavía hoy.
90 El texto griego es seguro, pero la afirmación de Polibio parece absurda: la proximidad de Esparta representaba un peligro, no una seguridad para un ejército enemigo acampado en este lugar. Lo probable es que haya un fallo de un copista que ha alterado sustancialmente el texto, y que Polibio escribiera lo contrario, aun admitiendo la comodidad que representa atacar Esparta desde aquel lugar. PÉDECH , V, pág. 70, en nota, indica varias soluciones textuales posibles, pero ninguna satisface plenamente. Más resumido, en WALBANK , Commentary , ad loc.
91 Este Ptolomeo sale aquí por primera vez y de un modo muy fugaz. No sabemos exactamente quién era, pero se debía de tratar de un oficial de alto rango, antifilipista.
92 La Agema era un cuerpo escogido de peltastas, compuesto por dos mil hombres.
93 El ábaco era una tablilla para el cálculo; tenía unas ranuras que representaban las unidades, decenas, centenas, etc.; haciendo pasar fichas por las ranuras se podían efectuar operaciones aritméticas simples.
94 Esta ciudad es la más importante de Fócide.
95 Cirra está junto a la actual Magoula, en la entrada del golfo de Corinto, al S. de Etolia.
96 Sición había sido destruida en el año 303 por Demetrio Poliorcetes y reedificada a tres kilómetros de distancia, tierra adentro. En el emplazamiento antiguo queda sólo el puerto y un arsenal marítimo.
97 Leontio tenía derecho a ser juzgado por un tribunal militar.
98 Cf. la nota 17 del libro IV.
99 Este Alejandro es el que sale en IV 87, 5.
100 Para Cencreas, cf. nota 164 del libro II.
101 El Euripo es un estrecho brazo de mar entre la isla de Eubea (hoy Negroponto) y el continente, a la altura de Calcis.
102 Puerto de la región de Magnesia, situado en el fondo del golfo Pagasético.
103 Este Pirrias, del que no sabemos prácticamente nada, evidentemente sucedió a Agelao y a Escopas. Aquí se le llama general a título personal; el generalato por elección, lo ejerció en los años 210/209.
104 El monte Panaqueo (hoy Voidiá), de 1900 metros de altura, al SO. de Patras.
105 Cf. III 2, 4.
106 Cf. I 4, 2-4.
107 Polibio ha explicado aquí el método cronológico y la aplicación a su obra. Lo que aquí anuncia se cumplirá en este mismo libro, caps. 34-57: a) primeros años del reinado de Ptolomeo Filopátor (34-40, 4), b) inicios del reinado de Antíoco (40, 5-57).
108 Esta idea se encuentra, por primera vez en la literatura griega, en HESÍODO , Trabajos y Días 40.
109 Cf. nota 51 del libro IV. Polibio siente verdadero aprecio por este historiador, al que estudia ampliamente en el libro XII.
110 La primera guerra púnica. (Cf. I 13, 3; 13, 10.)
111 Seguramente «todos los griegos», pero Polibio no es más explícito.
112 La alusión de Polibio es oscura. WALBANK , Commentary , ad loc., discute ampliamente este pasaje, para llegar a la conclusión de que se trataba de inscripciones públicas que relataban la versión oficial de la historia de la ciudad. No es enteramente rechazable la sugerencia de PÉDECH , Polybe, V , pág. 81, nota, de que se tratara simplemente de archivos oficiales, como los que el mismo Polibio pudo haber visto en Roma. Más que todo sugiere esto la expresión «a lo que en las cronografías redactan», palabras que Walbank atetiza sin razón suficiente.
113 Magas fue uno de los cuatro hijos de Ptolomeo III Evérgetes y de Berenice, hija de Magas de Cirene. Fue asesinado en fecha incierta a instigación de Sosibio (XV 25, 2).
114 Antígono murió en julio del 221 y Seleuco, a fines del 223 a. C. Cuando Filipo V le sucedió tenía diecisiete años y Antíoco, diecinueve.
115 Por Celesiria los griegos originariamente entendieron la larga depresión que hay entre el Líbano y el Antilíbano, a continuación de la cual estaban el valle de Libani, el valle del Jordán y el Mar Muerto. Pero, después, el término se hizo más vago y señalaba, en conjunción con el nombre de «Fenicia», toda el área que hay entre Egipto y Cilicia.
116 Después de la caída de Demetrio Poliorcetes en 285 a. C., Ptolomeo I controló la mayoría de las islas del Mar Egeo.
117 Tras el desastre de Selasia, Cleómenes, rey de Esparta, se refugió en la corte de Ptolomeo III, en Alejandría (II 69, 11). PLUTARCO narra también lo que va a seguir aquí y aun con más detalle (Cleómenes 31-39).
118 Cf. II 51, 2.
119 Antígono murió poco después de la batalla de Selasia (cf. II 70, 6, pero Polibio no habla aquí para nada de Cleómenes).
120 Cf. IV 16, 5.
121 Sosibio, hijo de Dioscórides, fue un personaje importante durante el reinado de Ptolomeo IV Filopátor.
122 Esta Berenice, madre de Magas y de Ptolomeo IV Filopátor, en su juventud había hecho asesinar a su prometido Demetrio el Bello, lo cual, naturalmente, le confirió una mala reputación que ya no se quitó nunca de encima.
123 Es decir, de Ptolomeo IV Filopátor y de su mujer Arsínoe. Ésta jugaba un papel importante en la corte de Egipto, como se puede constatar en el episodio de Agatocles, al final del libro XV.
124 El texto es traducción rigurosa del griego, pero podría significar, simplemente, «de los mercenarios extranjeros», como traduce Paton.
125 Cf. nota 88 del libro IV
126 Sabemos por Plutarco que Panteas era el paje de Cleómenes y que Hipitas era un patizambo (PLUTARCO , Cleómenes 37, 3).
127 Son versos de la Ilíada , pronunciados por Héctor cuando ve que su muerte es inminente (cf. Il . XXII 304-305).
128 Isla y ciudad, junto a la boca occidental del delta del Nilo, que más tarde tendrá fama de ferocidad y aun de canibalismo (cf. JUVENAL , Sátiras XV 46).
129 Aquí algunos manuscritos del texto griego escriben «mataron», pero la mayoría de los traductores se inclinan por la variante reflejada en la traducción.
130 Cf. 46, 3.
131 Es la cuarta guerra de Celesiria. Cf. 58-87.
132 Seleuco II Calinico reinó entre los años 247-226.
133 Seleuco III Cerauno reinó sólo de 226 a 223 a. C., pues murió asesinado en el curso de una campaña contra Átalo I de Pérgamo.
134 Se refiere a las provincias orientales del imperio seléucida: Media, Persia y Susiana.
135 Cf. IV 48, 6.
136 Sobre este Aqueo, cf. IV 48, 5. Debía de ser un gobernador general que regía por delegación personal de Antíoco III, de quien parece que era tío materno.
137 Este Hermias era lugarteniente directo del rey. La exposición detallada de sus atribuciones, en WALBANK , Commentary , ad loc.
138 Este consejo comprendía los amigos del rey (cf. notas 12 y 71 de este libro, y nota 121 del libro I) y otros personajes importantes del gobierno.
139 Aquí seguramente hay un pequeño fallo por parte de Polibio, que piensa sin duda en Ptolomeo IV Filopátor. Éste reinó entre los años 221-204, mientras que el consejo del que habla Polibio tuvo lugar a finales del 222 a. C., cuando reinaba todavía su antecesor Ptolomeo III Evérgetes. Los datos que poseemos son incompatibles. Una exposición y discusión más amplia de ello, en WALBANK , Commentary , ad loc.
140 El calificativo «Hemiolio» puede referirse, o bien a la baja estatura del personaje, o quizás a que había sido pirata con hemiolia , unas naves pequeñas con sólo dos filas de remeros.
141 Cf. II 2, 9-10.
142 En la región de Commagene, al S. de Capadocia.
143 Mitrídates II del Ponto (cf. IV 56) se casó con la hija de Seleuco Calinico hacia el año 245. Sobre la boda de su hija menor con Aqueo, cf. VIII 20, 11.
144 Mitrídates II del Ponto.
145 HERÓDOTO explica (III 65-79) que Gaumatas el mago usurpó la realeza, bajo el nombre de Smerdis, tras la muerte de Cambises, en 521 a. C., pero fue muerto por Darío y otros nobles persas. En realidad, Mitrídates descendía de un noble persa que se apoderó del reino del Ponto en 302 (DIODORO , XXX 122, 4).
146 Capital de Siria, junto al río Orontes.
147 Ya en tierras de Babilonia. Cf. cap. 52.
148 Esta digresión geográfica, que responde sin duda a la mano de Polibio, quizás haya sido introducida aquí por un copista inhábil, pues no responde en absoluto al contexto. Por lo demás, contiene inexactitudes de detalle. Cf. WALBANK , Commentary , ad loc.
149 El Desierto de Lout y el Gran Desierto Salado, entre los ríos Kirman y Corasan.
150 Las puertas Caspias son el collado de Serdera; los montes Tapiros son el macizo de Elburz, y el Mar de Hircania es el actual Mar Caspio.
151 Son las actuales montañas de Farsistán.
152 Pueblo excepcionalmente salvaje, que vivía en las montañas entre Media y Susiana. Suministraba mercenarios a los ejércitos persas y Alejandro Magno los sometió en el año 324.
153 Es el actual Azerbadjan. Sin embargo, aquí la grafía del griego original no es segura. Casaubon, en su edición ginebrina del texto griego escribió «atropatios» y Gronovio, «saspiros». Con todo, Polibio escribe más abajo, otra vez, «país del sátrapa» (55, 2) y, en este último lugar, el texto es paleográficamente seguro.
154 Estos elimeos no tienen nada que ver con los pueblos bíblicos de Elam (cf. Hechos de los Apóstoles 2, 8). Vivían en el N. de la Media, junto a los montes Tapiros. La grafía vuelve a ser incierta; algunos manuscritos griegos escriben «delimeos».
155 Los cadusios vienen citados por fuentes latinas (PLINIO EL JOVEN , Historia Natural XI 514, 523); eran famosos por su habilidad en luchar con la jabalina. Se ignora su ubicación exacta.
156 Los matianos vivían al E. de Armenia.
157 Es el actual mar de Azov.
158 Seleucia del Tigris, por oposición a Seleucia del Puente.
159 Zeuxis, oficial de alto rango, que gozaba de la confianza de Antíoco. Cf. XVI 1, 8; XXI 16, 4; 17, 9-11.
160 Población situada frente a Seleucia del Tigris, en la orilla opuesta del río.
161 Apamea, en la orilla del Orontes, y Laodicea del Líbano, emplazadas en territorio actualmente sirio.
162 Esta ubicación por parte de Polibio es exacta.
163 Es el Calamus Aromaticus de los naturalistas. Pero en la referencia de Polibio hay inexactitudes. Véase la amplia discusión de WALBANK , Commentary , ad loc.
164 Broquis parece ser la actual Al-Baruk; Guerra está a muy poca distancia. Esta última parece ser la capital de la región bíblica de Iturea.
165 Cf. 40, 1-3.
166 Cf. 45, 6.
167 Diógenes y Pitíadas, dos generales de Antíoco cuya titulación exacta se discute. Cf. WALBANK , Commentary , ad loc.
168 El territorio del mar Eritreo es la región mesopotámica que va del SO. de Babilonia hasta el golfo Pérsico.
169 Un kilómetro y medio.
170 Este río es el Tigris, palabra que parece ser persa, y que, como nombre común, significaría «ímpetu», «fuerza». Este pasaje de Polibio acreditaría plenamente tal etimología.
171 El mismo Polibio vacila cuando quiere especificar el cargo ejercido por este Diomedonte, porque si bien aquí le llama epistátēs , algo así como «presidente», más abajo (50, 10) le llama acrophýlax , que es un cargo estrictamente militar. Parece que este último prevalece sobre el otro.
172 Parapotamia indica unos territorios al O. del Eufrates.
173 Europo (actualmente Dura-Europos), ciudad bien conocida por los arqueólogos, debido a las importantes excavaciones llevadas a cabo en ella, es una fundación de Nicanor, sátrapa de Seleuco I, en Mesopotamia. Ya en la antigüedad hubo aquí dos ciudades, Dura y Europo.
174 Cf. 46, 5.
175 En el texto griego hay aquí una laguna de dos o tres palabras. Me aparto del texto de Büttner-Wobst (que, traducido, daría «inmediatamente») y recojo la vetusta lectura de Casaubon «a Apamea», que me parece más justificada por todo lo que sigue.
176 Pueblo en el N. de Siria, en Commagene.
177 El texto griego ofrece aquí una leve ambigüedad: la palabra que significa «ofendido» sintácticamente también puede referirse a Alexis, en cuyo caso la traducción sería: «agriamente» o, quizás, «con malos modos».
178 Antioquía de Migdonia, la antigua Nizibis, que Seleuco Nicátor transformó en ciudad griega. Está al E. de Apamea, no lejos del río Tigris.
179 Del invierno 221/220 a. C.
180 Afluentes por la izquierda del Tigris, llamados hoy el Gran Zab y el Pequeño Zab.
181 Este canal unía el Tigris y el Eufrates en la región de Ariaxos. PLINIO lo llamó flumen regium (Historia Natural VI 120).
182 WALBANK , Commentary , ad loc., insinúa la posibilidad de que aquí deba traducirse no «los pueblos», sino «las tropas». Sobre Apolonia, cf. nota 149.
183 Sobre Dura, cf. nota 173.
184 El Órico es un monte situado al S. de la confluencia del Tigris y el Pequeño Zab. Su nombre actual es Djebel Hamrin.
185 Población nómada que vivía en el N. de Media y de Persia.
186 Probablemente un lidio. Cf. 60, 4-8. Este nombre era frecuente en Lidia.
187 Tropas mercenarias al servicio de Antíoco.
188 Entiéndase «del rey». Era un título que Filipo II y Alejandro Magno confirieron a la caballería macedonia, y que continuó en uso en los ejércitos de los diádocos.
189 Arma tradicional, aunque según los técnicos poco efectiva. Eran unos carros con hoces en sus ejes para matar a los hombres que arrollaban. Cf. JENOFONTE , Anábasis I 8, 10.
190 El distrito de Cala, al E. de Apolonia, encrucijada de caravanas. El monte Zagro es el actual Djebel Tak, en la región de Sarpul. La crucifixión era el castigo infligido a los reos de alta traición.
191 Aquí la lectura es dudosa y los editores se dividen. WALBANK , Commentary , ad loc., propone leer «pediganes», apoyado en lecturas de Hesiquio y de la Suda . Büttner-Wobst y Paton se deciden por la lectura «adiganes». La duda se extiende a la localización de estos pueblos, distinta, según se adopte una lectura o otra. Cf. WALBANK , Commentary , ad loc., y PÉDECH , Polybe, V , pág. 108, nota.
192 Sobre Diógenes, cf. 46, 7 y nota 167. Este Apolodoro es un personaje muy borroso. Cf. WALBANK , Commentary , ad loc.
193 Ticón; el cargo era muy importante y debía desempeñarlo una persona que gozara de la confianza absoluta del rey. De ahí que este le mande a un lugar particularmente difícil.
194 Gobernador de Atropatene. Cf. 44, 8.
195 Los antiguos aplicaron este nombre a muchos ríos de la región del Cáucaso, sin que ahí podamos precisar de cuál se trataba.
196 Médico famoso en la antigüedad y maestro de médicos. Probablemente era un amigo del rey. Cf. nota 138.
197 Cf. IV 48, 6-8.
198 Esta idea es tópica en Polibio. Sólo a guisa de ejemplo (porque se da en más lugares), cf. XV 38, 6.
199 Del año 220/219.
200 Cf. IV 48, 12, y más abajo 66, 3.
201 Cf. 50, 8, nota 176. Su situación geográfica era óptima para facilitar una invasión de Siria.
202 Laodicea de Frigia, fundación de Antíoco II. Antes se había llamado Roas (PLINIO , Historia Natural V 105) y, todavía antes, Dióspolis (ciudad de Zeus).
203 «Escribir a las ciudades» recubre un término técnico griego, «darles órdenes», «imponerles algo». El texto griego evidencia, pues, por sí mismo y claramente el abuso de autoridad por parte de Aqueo.
204 Un exiliado que se ganó completamente a Aqueo. Cf. 72, 2.
205 Región central de la meseta de Anatolia.
206 Región al S. de Licaonia y de Frigia, y al N. de Panfilia.
207 Del año 219.
208 Esta Seleucia no es ninguna de las citadas; cf. notas 142 y 158, sino Seleucia de Pieria, puerto natural de Antioquía. Sobre las vicisitudes que sufrió, cf. WALBANK , Commentary , ad loc.
209 Berenice, hija de Ptolomeo II Filadelfo, se había casado con Antíoco II (Seléucida) en 252 a. C., que había repudiado a su primera esposa Laódice. Al morir Antíoco, las dos mujeres se disputaron su reino, y la guarnición de Seleucia se declaró a favor de Berenice. Ptolomeo III Evérgetes se dirigió a Seleucia a apoyar a su hermana, pero, cuando llegó a la ciudad, Berenice había sido asesinada. El egipcio se anexionó parte del reino seléucida.
210 Cf. 43, 1.
211 Cf. nota 140.
212 Se trata de la estribación sur del monte Amano. En esta colina había un templo dedicado a Zeus Corifeo. Polibio es aquí algo exagerado; la colina tiene unos 700 metros de altitud.
213 La interpretación del griego aquí no es absolutamente clara. Puede significar también que la misma ciudad está dividida en dos, porque el barranco pasa por en medio de ella. Pero, con WALBANK , Commentary , ad loc., prefiero la interpretación reflejada en el texto.
214 Antíoco la hará llamar, según su nombre, «llanura antioquena»; actualmente se llama El-’Amq.
215 Ptolemaida, al S. de Tiro, era la fenicia Ake y hoy, San Juan de Acre, ciudad famosa por el papel que desempeñó en las Cruzadas.
216 El nombre parece indicar que se trataba de un etolio, compañero de Teodoto en este caso. Después pasó al servicio de Antíoco (68, 8) y participó en la campaña oriental (X 49, 11-12).
217 Cf. 45, 8-46, 4.
218 El paso de Guerra está entre Guerra y Broquis, cf. nota 164.
219 Un general etolio que desertó, al igual que, más tarde, Lágoras (VII 15-18). Pero Lágoras era cretense.
220 Berito, la actual Beirut. Los desfiladeros de que aquí se habla son los que atraviesan la cordillera del Líbano.
221 Las segundas naves citadas no responden a ningún tipo clásico de las conocidas en el mundo antiguo. El término díkroton viene explicado por el Greek-English Dictionary de LIDDELL -SCOTT como «ship with only two banks of oars manned», interpretación que se repite en el Griechisch-Deutsches Wörterbuch de PAPE , este último oponiéndolo a un tipo de barco llamado monókroton . Pero esto es muy genérico y plantea algunos problemas: ¿la disposición de los remeros era horizontal o vertical? Esto decide su número y, por consiguiente, su velocidad de crucero. WALBANK , Commentary , ad loc., se decide por dos hileras de remeros paralelas y horizontales a babor y a estribor, mientras que PÉDECH , Polybe, V , pág. 118, en nota, deja la cuestión abierta. Lo que sí parece indiscutible es que estas naves eran de calado notoriamente inferior a las trirremes. En cambio, el último tipo de nave citado es bien conocido: es una falúa rápida que servía para transportar oficiales o para trasladar órdenes.
222 Pelusio: plaza fuerte fronteriza en el brazo más oriental del delta del Nilo. En tiempos ya cristianos adquiriría fama por haber sido obispo de ella el Padre griego Isidoro Pelusiota.
223 Aquí el texto griego admite, alternativamente, otra traducción: «pero faltos de potencia militar». Así Paton.
224 Sobre Sosibio, cf. 35, 7; Agatocles es el protagonista del melodramático final del libro XV.
225 Para Polícrates, véase XV 29, 10 y XVIII 55, 6; fue gobernador de Chipre del 202 al 197. De Andrómaco no se sabe nada.
226 Fóxidas de Mélite era un aqueo de Ftiótide.
227 La expresión griega es muy vaga y no todos la interpretan igual. Pédech traduce «con la misma táctica» y Paton, «como una sola unidad».
228 Esta expresión sale únicamente aquí y no se ve claramente qué significa; seguramente, unas tropas de élite.
229 Cf. nota 19.
230 Pequeña localidad judía al S. del monte Carmelo.
231 Del año 219/218.
232 Quizás debiera traducirse «el daño inferido».
233 Seleuco I, fundador de la dinastía Seléucida.
234 Después de la batalla de Iso (301 a. C.).
235 Estamos en territorio bíblico. Gaza está a unos 10 km. del mar, al SO. de Jerusalén, territorio que hoy se disputan Siria e Israel.
236 Está casi en la costa, entre Beirut y Sidón.
237 Al S. del paso de Plátano.
238 Ciudad al N. de Fenicia, a la altura de Arato, población situada en una isla a tres kilómetros de la costa.
239 Actualmente, cabo Ras es Saqa, antiguo fenicio: Penuel , traducido literalmente al griego: Theoprósopon (= rostro de Dios).
240 Botris: al S. del cabo citado en la nota anterior, hoy Batroun.
241 Al N. del cabo Theoprósopon, actualmente Heri.
242 Al N. de Triere. Estas tres últimas plazas eran, más bien, fortines militares.
243 El río Lico es el actual Nahr el Kelb, al N. de Beirut. El Damuras fluye entre Beirut y Sidón.
244 Menedemo de Alabanda, comandante de un cuerpo de tropas ligeras en la batalla de Rafia (cf. 79, 6; 82, 11).
245 Cf. nota 172.
246 IV 87, 5.
247 Sidón era la capital de Fenicia en tiempos del imperio persa.
248 Filoteria quizás sea la Tiberíades bíblica; con toda certeza estaba a orillas del lago de Galilea; Escitópolis estaba en la orilla derecha del Jordán, un poco más al S.
249 Con toda certeza, el monte Tabor bíblico, al SE. del lago de Galilea. El nombre es el del monte y el de una población que está a sus pies.
250 La palabra traducida aquí por «oficial» puede tomarse en griego como un participio (la traducción recoge este sentido), o bien como nombre propio, Hiparco, en cuyo caso la traducción sería «y se le pasó Quereas Hiparco, que antes estaba a las órdenes de Ptolomeo». La primera traducción, la del texto, parece más lógica.
251 Pella estaba en la orilla derecha del Jordán, a 32 km. del lago de Genesaret. Camún no sabemos donde estaba. Guefrún es la ciudad de Efrón del Libro I de los Macabeos 5, 46.
252 Es la Galaad de la Biblia (cf. Génesis 31, 25). Está a la derecha del Jordán, en territorio actualmente jordano.
253 Ciudad de la Decápolis bíblica.
254 Es la actual Ammán, capital del reino de Jordania. Para los griegos, Arabia comprendía el desierto de Siria, hasta el Eufrates.
255 La región bíblica entre Judea y Galilea.
256 Ciudad de Pisidia cuyo emplazamiento ignoramos. También Selgue estaba en Pisidia, en la llanura que hay al O. del río Eurimedonte.
257 Cf. nota 204.
258 No se trata del famoso desfiladero por el que pasó Alejandro Magno, sino de otro que va desde el interior a la costa de Panfilia. Su identificación es incierta. Cf. WALBANK , Commentary , ad loc.
259 Milíade es una región montañosa de Lidia, que se extiende desde el paso de Termeso, en el Tauro, hasta Sagalaso y Apamea. Esto, según Estrabón. Véase la discusión correspondiente en WALBANK , Commentary , ad loc.
260 En la parte occidental del imperio seléucida, Perge con Selgue y Aspendo, tres ciudades muy cercanas, forman un triángulo equilátero. La región, propiamente, es Panfilia.
261 Etene, en el traspaís de Side, puerto importante de la costa panfilia.
262 Antíoco Hierax, hijo de Antíoco II, y, por consiguiente, hermano de Seleuco II y tío de Antíoco III.
263 Esta Laódice, mujer de Aqueo, era, al igual que la esposa de Antíoco III, hija de Mitrídates IV. Se trataba, pues, de dos hermanas del mismo nombre.
264 Con dos ramos de olivo, símbolo de la paz.
265 Cf. nota 259.
266 Cf. nota 113 del libro IV.
267 Cime era fundación eolia y Focea, jonia. Sobre el segundo topónimo, Büttner-Wobst, Pédech y Paton leen «Esmirna», pero WALBANK , Commentary , ad loc., propone, sin ambages, la lectura «Mirina» por razones históricas. Véase su comentario. Mirina era también una fundación eolia. Las plazas están en Lidia.
268 Egas está en la cima del Pítico, en el área montañosa que hay entre el Caico y el curso inferior del Hermo. El área de operaciones de Átalo en el año 218 puede verse en WALBANK , Commentary , pág. 602. Temnos estaba al S. de Egas.
269 Teos y Colofón son ciudades jonias; la primera, en la costa de Lidia y la segunda, tierra adentro, al SE.
270 El Lico es un afluente por la derecha del Hermo, en la región de Tiatira. Los caseríos de los misios no eran, políticamente, ciudades. Carsea no sabemos donde estaba y la posición de los Muros Gemelos es discutida, cf. WALBANK , Commentary , ad loc. La llanura de Apia y el monte Pelecante estaban en el valle alto del Megisto (el actual Macestos).
271 Fue el 1.° de septiembre del año 218 a. C.
272 Lámpsaco estaba al N. de la costa de Tróade. Ilium era una fundación eolia no lejos de la ciudad de Troya, en la entrada de los Dardanelos, y Alejandría de la Tróade estaba en la misma costa, bastante más al S.
273 Los daos eran un pueblo iranio famoso por su belicosidad; procedían de la estepa de Jacartes. Los carmanios procedían de la costa norte del golfo pérsico; Cilicia se la habían repartido los seléucidas y los reyes de Egipto los Ptolomeos. La llanura de Cilicia con todo, estaba sometida a Antíoco.
274 Sobre Teodoto de Etolia, que se cambió de bando, cf. 46, 3-4, y nota 165.
275 La palabra griega es argyráspides; he preferido poner la traducción, que no hay que tomar al pie de la letra; se trataría de un cuerpo de élite, quizás armado con un escudo (aspís ) especial.
276 Para los agrianos, cf. II 65, 2. Los persas eran, preferentemente, arqueros.
277 Cf. 69, 4, y nota 245.
278 Los medos eran persas, los cisios habitaban el Elam (¿los elamitas bíblicos?), no lejos de Susa. Para los cadusios, cf. 44, 9, y nota 155; para los carmanios, que no hay que confundir con los del parágrafo 3, se debe pensar que llevaban armamento diferente.
279 Estos árabes vivían en el desierto de Siria y servían a Antíoco. Aquí su lugarteniente era Zabdidelo.
280 Estos lidios procedían de Magnesia y los cardaces habían luchado a favor de Darío en Iso. Aquí luchan en calidad de mercenarios de Antíoco.
281 No sabemos quién es, pero es interesante ver cómo un bárbaro adopta un nombre griego.
282 Probablemente es el Antípatro de XVI 18, 7. Era sobrino de Seleuco II, es decir, su madre era hija de Antíoco II y Laódice.
283 Cf. nota 222.
284 El monte Casio es una montaña arenosa cerca de Pelusio; el Báratro era un desierto arenoso peligroso por las tempestades de arena. En lenguaje bíblico pasará a significar «infierno».
285 Rafia, célebre por la batalla de este nombre, estaba situada a unos veinticinco kilómetros de Gaza, en la frontera entre Egipto y Palestina.
286 Rinocolura está a un día de camino al S. de Rafia.
287 Esta misma gesta de Teodoto se encuentra en el capítulo I del Libro III de los Macabeos con detalles muy diferentes; el relato de Polibio parece más digno de fe. Los Libros III y IV de los Macabeos jamás han sido reconocidos como canónicos por la Iglesia Católica.
288 Un médico famoso por la escuela de los herofilios; cf. XII 25d, 3.
289 Una estela trilingüe, encontrada en Tell’el-Mashkoutah en 1924, menciona el decreto del sínodo de sacerdotes celebrado en Menfis el 15 de noviembre del año 217 a. C. El decreto, en honor de Ptolomeo IV Filopátor, dice que éste salió de Celesiria el 13 de junio y que la batalla tuvo lugar el 22 del mismo mes. Pero la estela plantea numerosos problemas, pues no concuerda con los datos que ofrecen los historiadores. Cf. WALBANK , Commentary , ad loc.
290 Sobre este título, véase 9, 4-5.
291 Los «pajes reales» formaban un cuerpo de servidores del rey que, asimismo, recibían instrucción militar; se formaban en una escuela de oficiales.
292 Sobre Andrómaco y Sosibio, véanse 35, 7 y 64, 4. Arsínoe, hija de Ptolomeo III y de Berenice, hermana de Ptolomeo IV, que se casó con ella después de la batalla de Rafia, murió violentamente (cf. XV 23, 2, y nota 113).
293 Era una tropa de élite que usaba armamento ligero; la citan tanto Polieno como TITO LIVIO (ala regia XXXVII 40, 11).
294 Los elefantes africanos eran más pequeños que los indios.
295 Según el Libro III de los Macabeos , en este momento de la batalla, Arsínoe, la hermana del rey, se puso al frente de las tropas que cedían y, con los cabellos sueltos, les suplicaba que reemprendieran la lucha, al tiempo que prometía a cada soldado dos minas de oro (III Mac . 1).
296 Cf. 82, 5.
297 Cf. 65, 4; 82, 6.
298 Cf. 82, 2.
299 Parece absurdo que un ejército derrotado consiga arrebatar los elefantes del enemigo. Cf. WALBANK , Commentary , ad loc.
300 Siria y Fenicia era el nombre oficial de Celesiria en la dinastía Lágida.
301 Cf. 64, 4 y 83, 3.
302 Puesto que Seleuco II Calinico murió en 225, este terremoto tuvo lugar forzosamente antes de esta fecha, con lo cual aquí hay una dislocación cronológica, intencionada por parte de Polibio. Los reyes que le eran contemporáneos fueron muy tacaños para dotar económicamente fiestas religiosas y competiciones deportivas, por lo cual Polibio indirectamente les echa en cara su mezquindad. Véase el amplio comentario de WALBANK , Commentary , ad loc.
303 El famoso Coloso de Rodas, una de las Siete Maravillas del Mundo, era una estatua de bronce de 32 m.
304 Para Hierón, cf. I 8, 2-9; para su hijo Gelón, I 8, 3, y sobre su muerte hacia el 216/215, cf. VIII 8, 9.
305 La evidente desproporción entre el dinero entregado y las finalidades consignadas en el texto griego hacen que sus editores supongan con razón una laguna; la mayor parte de ellos piensan en la reconstrucción de las murallas (así, Pédech) o en la de las murallas y los astilleros (Reiske). Véase la discusión en WALBANK , Commentary , ad loc.
306 Ya en Homero las tinajas o calderas, con los soportes respectivos, eran objetos de mucho valor. (Cf. Ilíada IX 122-3; 264-5; XVIII 259, 264, 268, 702, 885.)
307 Ptolomeo III Evérgetes.
308 Una artaba tenía la capacidad de 39,6 1.
309 Algunos editores añaden: «de bronce» no amonedado, simplemente el metal para reconstruir la estatua.
310 Antígono Dosón.
311 Seleuco III Calinico.
312 Crines de caballo y de otros animales, que servían para hacer cuerdas.
313 Para Prusias de Bitinia, cf. IV 47, 7, y para Mitrídates II del Ponto, cf. IV 56, 1; V 43, 1-2.
314 Olímpico era gobernador de Alinda, en Caria; Lisanias y Limneo nos son desconocidos.
315 Con una implícita mezquindad de espíritu.
316 Del año 217 a. C. Agetas fue estratego el año 217/216.
317 Cf. 30, 7.
318 Cf. 30, 2.
319 Cf. 30, 1-7.
320 Cf. II 65, 3; IV 69, 4.
321 En la costa oriental de Argólide, entre Trezén y Epidauro.
322 Para Dime, cf. nota 145 del libro II; para Patras, cf. nota 18 del libro IV.
323 La moderna Giannitsa, al pie del Taigeto.
324 Cíparis, en la costa occidental de Mesenia.
325 Andania, en la ruta de Mesenia a Megalópolis; era famosa por sus misterios.
326 Cf. IV 6, 4; 87, 8. Sobre la organización militar de Arato, cf. WALBANK , Commentary , ad loc.
327 La expresión correspondiente griega es un proverbio.
328 Filósofo peripatético, famoso por haber sido maestro de Euforión y haber escrito un Banquete a imitación del platónico.
329 Aquí hay un problema de crítica textual que condiciona el significado de la traducción. La correspondiente a la lectura de los manuscritos: «el contingente ancestral», no es satisfactoria, aunque sostengan tal lectura Schweighäuser y Büttner-Wobst, entre otros. Parece que aquí ha de haber un gentilicio. Naber propuso «de Farea», pero Vischer, seguido por WALBANK , Commentary , ad loc. (de quien tomo la referencia), y por Pédech, proponen «de Patras», que parece la conjetura más sólida.
330 Cf. IV 59, 1.
331 Cf., para Fares, nota 8 del libro IV y para Egio, nota 122 del libro II.
332 Cf. II 41, 7-8. Está situado a treinta kilómetros al S. de Egio.
333 Molicria (Molicreion, en TUCÍDIDES , III 102, 2) y Calquia eran villas etolias a la entrada del golfo de Corinto.
334 Propiamente, Antirrio. Cf. nota 17 del libro IV.
335 Sobre este tipo de nave, véase nota 221.
336 Cf. IV 29, 7 y V 4, 3.
337 Megalópolis, Tegea y Argos.
338 Cf. nota 18 del libro IV.
339 Sobre este personaje, cf. 102, 4 y IX 37, 4.
340 Cf. nota 316.
341 Estrato: plaza importante de Etolia, en la misma frontera de Acamania.
342 Fanotea, ciudad de Fócide, en el valle del Cefiso.
343 Este Alejandro es el que sale en IV 87, 5.
344 Para este pasaje, cf. X 42, 7.
345 Probablemente la actual Titov-Velès, sobre el río Vardar, en Bulgaria.
346 Cf. II 6, 4; IV 66, 1-7.
347 Cf. 9, 4.
348 Botia estaba entre el Haliacmo y el Axio; Amfaxítide, en la orilla izquierda del río citado en último lugar.
349 Edesa era un segundo nombre de Egas, en la Laconia, algo al N. del puerto de Gitio.
350 Melitea, en la Acaya Ftiótide, al N. del monte Ótrix.
351 Aquí hay un problema de crítica textual que varía el sentido del texto, aunque no fundamentalmente: se trata de la negación, que los editores recientes anteponen al verbo griego que significa «actuar». Pero el editor ginebrino Casaubon pospuso la negación, lo cual parece más lógico. La traducción es según esta conjetura y se aparta, por consiguiente, del texto de Büttner-Wobst.
352 Polibio describe la técnica de medir muros y escaleras en IX 19, 5-9.
353 El Enipeo, afluente por la derecha del Peneo, fluye a dos kilómetros de Melitea, al pie del macizo de Ótrix.
354 Tebas de Ftiótide, en esta región, al S. de la llanura de Halmiro.
355 Cuya capital era Demetrias, puerto importante en el golfo Pagasético, fundado en 293 por Demetrio Poliorcetes. Cf. XVIII 11, 4-7.
356 Fársalo y Feres: dos ciudades al S. de Tesalia.
357 Actualmente Kastri, al E. de Larisa.
358 Cf. 3-4.
359 Cf. 24, 11.
360 En el extremo oriental de Laconia.
361 Cf. nota 101.
362 Junio del 217 a. C.
363 Cf. 95, 12, nota 339.
364 Otros interpretan: «a causa de su cautiverio», «porque estaba aún cautivo».
365 Cf. nota 172 del libro IV.
366 Localidad al S. de la isla de Peparetos, que no hay que confundir con Palermo de Sicilia (en griego, también Panormo).
367 Cf. 27, 4; 92, 7; 95, 3-5; nota 326.
368 Cf. IV 16, 10-11, y nota 38 del libro IV.
369 Esta figura se ha hecho famosa: IX 37, 10; XXXVIII 16, 3, con precedentes en HOMERO , Ilíada XVII 243; ARQUÍLOCO , fr. 56.
370 I 3, 1 ss.; IV 28, 2-6.
371 El sincronismo que aquí intenta Polibio es bastante forzado; sólo puede fundamentarse, como nota PÉDECH , Polybe, V , pág. 109, en nota, en que Filipo V, en este año 217, pensaba invadir Italia. Lo mismo advierte WALBANK , Commentary , ad loc., para las batallas de Trasimeno y Rafia.
372 Pretor de los aqueos; ya lo había sido anteriormente; cf. II 53, 2 y IV 6, 4.
373 En las obras de Eurípides conservadas no se encuentra ni verso ni expresión semejante. Es el fr. 998 de la edición de NAUCK .
374 Estos dos personajes, que eran hermanos, dirigieron la política de Atenas del 242 al 212. Lograron que la guarnición macedonia abandonara la ciudad y rehusaron apoyar a Arato en su guerra contra Cleómenes.
375 WALBANK , Commentary , ad loc., nota aquí que, aún más que a Ptolomeo, adularon a Átalo de Pérgamo, quien envió a Atenas varias estatuas suyas para que las plantaran para celebrar sus propias victorias contra los galos (cf. XVI 25, 5-9). PÉDECH , Polybe, V , pág. 170, en nota, observa que el tono de Polibio es demasiado hostil, porque el historiador es un entusiasta ferviente de Arato.
376 Polibio explica sumariamente esta guerra en XIV 12, 4.
377 Cf. 95, 1-3.
378 Pelagonia confinaba con Iliria al O. de Macedonia. Dasarétide se extendía al O. de los grandes lagos hasta el Apso, río sobre el cual se sitúa Antipatria.
379 Estas ciudades están situadas al SE. de Iliria, pero su localización es difícil.
380 Del año 217/216.
381 Cf. III 100.
382 Son Cayo Terencio Varrón y Lucio Emilio Paulo, los cónsules romanos vencidos en la batalla de Cannas.
383 Esta isla, actualmente llamada Sasona, pertenece a Albania.
384 En Tróade. Ya sale en el «Catálogo de las Naves» homérico, Ilíada II 836. Era una colonia milesia o de Mitilene. También la cita HERÓDOTO , I 151.
385 Cf. III 118, 2-5.