Читать книгу Enseñanza de la ética profesional y su transversalidad en el currículo universitario - Rafael Silva Vega - Страница 5
Presentación
ОглавлениеPuede dar la impresión que la enseñanza de la ética profesional sea una acucia del momento. Una necesidad de nuestras circunstancias actuales, dada la crisis del modelo económico hegemónico que acompaña a los regímenes políticos del momento, a su impacto sobre el sentido del trabajo y las profesiones que, al parecer, está principalmente enfocado en la búsqueda del lucro para satisfacer las demandas del consumo de bienes sin más. Desde este punto de vista, la enseñanza de la ética profesional cobra importancia actual sobre el reconocimiento de que vivimos un momento de crisis ética de las profesiones. La corrupción es el signo más evidente de este momento difícil que enfrenta la vida y el ejercicio profesional. Porque la corrupción es uno de los elementos, dentro de un círculo, que generan fenómenos como la desigualdad y la injusticia social. Pero lo cierto es que la preocupación por la ética profesional está ligada al surgimiento mismo de la profesión y del profesional como un fenómeno de la modernidad. De esto da buena cuenta una obra como La ética protestante y el espíritu del capitalismo de Weber (2001), uno de los trabajos pioneros que desentrañó, para nosotros, la figura emergente del profesional, la exigencia ética que el rol de la profesión contiene en sí mismo y la manera como el espíritu del capitalismo burocratizado la vacía de su contenido más íntimo al sobreponerle el afán por la búsqueda de la riqueza.
Un poco antes que Weber, en uno de sus numerosos ensayos, más exactamente en “De lo útil y de lo honrado”, Michel de Montaigne nos advirtió, también, sobre los conflictos y las tensiones éticas que son inherentes al campo de las profesiones y de los oficios. Montaigne sostuvo que:
Del mismo modo, en todos los gobiernos hay oficios necesarios que son no solo abyectos sino también viciosos. Los vicios encuentran su lugar en ellos y son empleados para tejer nuestra sociedad juntos, como son usados los venenos para la preservación de nuestra salud. Si se vuelven excusables, en la medida en que nosotros los necesitamos y la necesidad común borra su verdadera cualidad, debemos dejar que esta parte sea practicada por los más vigorosos y menos temerosos ciudadanos, que sacrifican su honor y su conciencia, como los antiguos sacrificaban su vida por el bien de su país. Nosotros que somos más débiles, asumamos roles más fáciles y menos peligrosos. El bienestar público requiere que un hombre traicione, mienta y masacre; dejemos este encargo a personas más obedientes y flexibles (1994).
La advertencia de Montaigne descubre uno de los elementos más dramáticos del ejercicio profesional. A diferencia de Weber que nos revela con contundencia cómo el espíritu del capitalismo moderno puede vaciar de contenido ético el ejercicio profesional por la búsqueda del lucro, por competir en el mercado por un bien no moral, el dinero, por lo cual el profesional puede suspender el deber moral que ha de guiar sus acciones; Montaigne señala las tensiones éticas internas al ejercicio de las profesiones y de los oficios, el lado oscuro de la virtud con la que les toca lidiar a unas profesiones más que a otras. Aquí está enunciado un punto nodal de la ética profesional, el rol del profesional no es fácil y en términos éticos puede ser peligroso, por los vicios que puede involucrar la práctica de una profesión. ¿Qué vicios son excusables y cuáles no?, ¿cómo determinar eso? ¿Le puede estar permitido al político profesional, y en qué medida, mentir por el bienestar público? ¿Más allá del derecho a la legitima defensa que tiene toda persona, no hay impedimento ético que restrinja el accionar profesional del abogado cuando se trata de la defensa de criminales de lesa humanidad? ¿Estoy dispuesto a renunciar a mi conciencia moral, a mis valores morales más personales, para sacar adelante las exigencias éticas de mi profesión o, en sentido contrario, silencio mi conciencia moral para seguir de forma inflexible el código ético profesional?
Las preocupaciones que plantean Montaigne y Weber en sus obras son un claro indicador de que la ética profesional no es una moda actual sino, al contrario, una inquietud que ha acompañado el desarrollo del capitalismo moderno y su estilo de vida laboral que produjo esa especie nueva llamada el profesional. Así que el llamado que en las circunstancias actuales se hace, desde distintos ámbitos de la sociedad, a que los profesionales acompañen con una reflexión permanente y una actitud ética cuidadosa su quehacer no es un capricho del momento, sino una exigencia planteada y reconocida de carácter histórico en nuestras sociedades. Seguramente este llamado se ahonda en momentos de crisis, cuando la vida profesional se reconfigura al paso de las nuevas transformaciones del capitalismo y del mundo laboral; cuando estos cambios dan paso a nuevos dilemas éticos, cuando son evidentes nuevas formas de flexibilidad moral del profesional. Seguramente, este llamado permanente a tener en cuenta las implicaciones éticas del ejercicio profesional está asociado al hecho de que las universidades se han convertido más en espacios para la transmisión de conocimientos técnicos que en la formación de profesionales, de lo que significa ser un profesional y sus responsabilidades éticas para consigo mismo y la sociedad en la que ejerce su profesión. Tal vez esto tenga que ver con el hecho mismo que en las universidades no hemos sabido cómo formar profesionales conscientes de las implicaciones éticas de su rol; cómo enseñar y trasmitir este saber en el currículo universitario; cómo y para qué enseñar ética profesional.
En este sentido, este tercer volumen de la Colección Varii Cives del Centro de Ética y Democracia de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la universidad Icesi, titulado Desafíos en la enseñanza de la ética profesional. Cómo hacer transversal la ética profesional en el currículo universitario, se propone aportar algunos elementos conceptuales, ciertos puntos de vista teóricos y una experiencia pedagógica sobre la enseñanza de la ética profesional, con el fin de aportar y ayudar a enriquecer un debate, en la medida de nuestras posibilidades, que ya está inserto en la sociedad colombiana y en otras latitudes.
Jerónimo Botero Marino Decano Facultad de Derecho y Ciencias Sociales Universidad Icesi Cali, diciembre 5 de 2019