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MUJER Y HOMBRE

“La humanidad tiene dos alas:

Una es el hombre y la otra es la mujer. Si una de estas alas está debilitada el vuelo no será posible”.

Maestro Abdu’l – Bahá, Bahá’í

Detrás de los deslumbrantes avances tecnológicos y la imagen de una sociedad avanzada que pretende ser coherente con sus conocimientos y su desarrollo, siguen manifestándose situaciones políticas, económicas, bélicas, sociales, emocionales y ambientales que ponen claramente en duda el sentido de este avance, y demuestran una descompensación entre:

Racional e Intuitivo

Espacial y Terrenal

Lineal y Cíclico

Tecnológico y Biológico

Mental y Emocional

Intelectual y Vital

Masculino y Femenino

Desde esta perspectiva de polaridad, es evidente la desigualdad política y cultural y el predominio de las cualidades masculinas sobre las femeninas. Esta desproporción del elemento masculino, tan presente en las estructuras políticas, económicas y religiosas del sistema patriarcal, determina las oscilaciones históricas entre mujer y hombre, y que aún siguen condicionando tanto los procesos de formación de género, como las estructuras culturales que configuran nuestra sociedad.

Las jerarquías patriarcales, no han conseguido construir sociedades lo bastante justas ni sostenibles y la lucha por el poder sigue siendo el imperativo de las estructura económicas y el control de las sociedades. El incipiente aumento de la paridad en los estamentos de gobierno y en las empresas aporta unos criterios más amplios y objetivos, aun así, en el plano emocional sigue activa la guerra de sexos y la condición de la mujer sigue en desigualdad. Ante esta situación, no únicamente hay que dejar de devaluar lo femenino sino que, tanto hombres como mujeres, a nivel individual como social, estamos ante el reto de integrar este aspecto arquetípico del femenino esencial para que pueda reubicarse adecuadamente en nuestras identidades, en nuestros sistemas y en el mundo entero.

En palabras del filósofo y teólogo Leonardo Boff:

“Hay un exceso de energía masculina

que recalienta y quema.

El femenino es agua, frescura, templanza.

Conviene rescatar la dimensión femenina

tanto en el hombre como en la mujer.

Mediante esta dimensión femenina

el ser humano se abre a la acogida,

se sensibiliza en la profundidad misteriosa de la vida

y recupera la capacidad de maravillarse.

Lo femenino ayuda a recuperar la dimensión de lo sagrado, y lo sagrado siempre impone límites a la manipulación.

Lo femenino ofrece la capacidad de religar todas las cosas con la fuente creadora, y esto es fundamental para la evolución del ser humano y para salvaguardar la Tierra”.

Equilibrar el masculino y el femenino beneficiará todos los procesos de desarrollo humano. Al igual que las polaridades de un imán, cada polo no es un ente aislado sino una parte inseparable de una totalidad; cada lado posee unas cualidades complementarias que deben reajustarse. Tal como no está siendo exitosa la excesiva masculinización, tampoco sería un triunfo la extrema feminización de la educación, la política ni la religión. El logro será la ecuanimidad y equilibrio entre polaridades y entre géneros, más allá del patriarcado y el matriarcado.


EL HOMBRE Y LA MUJER

Víctor Hugo

(También se puede leer desde la perspectiva masculina y femenina)

El hombre es la más elevada de las criaturas

La mujer el más sublime de los ideales

El hombre tiene la supremacía

La mujer tiene la preferencia

El hombre es un código

La mujer es un evangelio

El código corrige

El evangelio perfecciona

El hombre es un templo

La mujer es el sagrario

Ante el templo nos descubrimos

Ante el sagrario no arrodillamos

El hombre es el águila que vuela.

La mujer el ruiseñor que canta

Volar es dominar el espacio

cantar es conquistar el alma.

El hombre tiene el farol de la conciencia

La mujer tiene la estrella de la esperanza

El farol guía, la esperanza salva

El hombre está colocado donde termina la tierra

La mujer donde comienza el cielo.


ARQUETIPOS

Antiguamente se consideró a la mujer como una continuación de la Tierra por su poder de generar y nutrir la vida. En muchas culturas eran comunes los cultos dedicados a la Tierra como Madre original. La figura divina más antigua que se conoce es la de una mujer, y en los más antiguos manuscritos sagrados se puede encontrar la expresión “Madre Tierra”; sin embargo, la identidad del hombre se ha mantenido en una ambigua posición, y aunque existen representaciones fálicas de dioses cazadores, de héroes y guerreros, las mitologías no llegan a ser lo bastante ilustrativas para expresar debidamente su naturaleza cósmica como amantes, como defensores de la libertad, como navegantes y guías dimensionales y como protectores y guardianes. En cierto modo, se tiende a asignar al hombre un lugar en el Cielo más que en la Tierra, como sigue evidenciando su obstinado desarrollo de la tecnosfera y las odiseas del espacio sideral.

Las enormes facultades de creatividad y transformación de la materia y la capacidad de conquista y poder que han desarrollado los hombres demuestran también que en el fondo aún siguen atrapados en un alma temerosa e infantil que vive un profundo dilema entre el ser lúdico y el amante generoso, o el guerrero, conquistador y dominante, que siempre “huye” hacia delante persistiendo en el combate espiritual.

Una cierta “ventaja” de la mujer, es que ella experimenta una parte importante de trascendencia y autorrealización a través de la maternidad, mientras que la masculinidad profunda se realiza ante el constante reto de explorar, construir, competir, transgredir y ejercer el poder a través de un estado psicológico arraigado en el esfuerzo por la supervivencia, la adaptación y la productividad que le dificulta integrar su femenino interno.

Esta inercia oprime la psique profunda del hombre a través del modelo heroico-dominador tal cual refleja el mercado libre y la globalización económica: una psicosis masiva y enfermedad cultural y ambiental desde un estado de escisión esencial.

El viaje interior hacia la sanación pasa por la integración

del corazón arquetípico, mítico y eterno del hombre y de la mujer.

Cuando la mujer desarrolla las habilidades masculinas sin la conexión con su feminidad profunda, o cuando el hombre no desarrolla adecuadamente sus cualidades femeninas, ambos se desconectan de sus ciclos, de su ritmo, y viven sus límites mediante el control, la exigencia, la rabia, la crítica y la rigidez… Se trata pues de que ambos escuchen sus propias pulsiones anímicas y descubran sus auténticas necesidades para saber en qué forma han de colaborar y nutrirse sin competir ni depredarse.


CUALIDADES INTERACTIVAS DE LOS PRINCIPIOS MASCULINO Y FEMENINO,

INHERENTES A LA NATURALEZA TANTO DEL HOMBRE COMO DE LA MUJER.

El objetivo final de la evolución humana reside en el equilibrio de ambas energías


FEMINIDAD

Desde el movimiento de reivindicación política y social e igualdad de derechos iniciado en los albores de la Revolución francesa a finales del siglo XVIII, el movimiento de reafirmación de la mujer sigue evolucionado. Ellas participan muy activamente en su desarrollo psicológico, emocional y cultural, están mucho más presentes en el movimiento asociativo, son mayoría en los talleres de crecimiento personal, se interesan por la naturaleza profunda de su ser, crean grupos de autoayuda. Generalmente no tienen tanto ego y se relacionan con más soltura y complicidad, con menos defensas y prejuicios. Aun así, las mujeres también siguen recuperándose de sus marcas y todavía siguen inmersas en un mundo con predominio de valores patriarcales y con diferencias y dificultades de acceso a la igualdad de derechos.

Un avance de la evolución humanista, más allá de los tópicos feministas y machistas, está siendo el proceso de conciencia e individuación personal realmente completado cuando se logran armonizar los arquetipos internos de masculinidad y feminidad. Cada persona consolida su autonomía, asume y libera sus improntas patológicas, fortaleciendo su autoestima y su sabiduría instintiva. Así pues, hombres y mujeres recuperan su profunda esencia y recalibran sus aspectos masculino y femenino. A medida que dicho proceso se realiza, la interacción es fluida y coherente

MASCULINIDAD

Puesto que hemos comentado la descompensación del lado masculino y la incongruencia de gran parte de las estructuras patriarcales, también hay que destacar la transformación de la masculinidad que están desarrollando los hombres.

En general, los hombres siguen mostrando dificultades en la expresión de sus sentimientos profundos, siguen siendo bastante autónomos y territoriales, aunque cada vez hay más hombres que se muestran receptivos y expresan su apertura y sensibilidad desde su masculino profundo.

1. Hombres que se cuestionan lo que aprendieron sobre lo que atañe a ser hombre y que se rebelan contra las dominaciones y limitaciones impuestas por los roles tradicionales.

2. Hombres inseguros y aislados que aún no saben cómo abordar y salir de los estereotipos masculinos ni cómo vivir en honesta integración con el lado femenino.

3. Hombres buscando otros referentes de masculinidad y la conexión adecuada con las diferentes sensibilidades y conocimientos. Hombres desarrollando relaciones más conscientes y equilibradas con su propio cuerpo, con las mujeres, con los hijos, con la diversidad y con proyectos de vida coherentes.

4. Hombres adaptándose a los rápidos cambios que impone la sociedad, y a la vez sanando heridas recibidas al intentar alcanzar ideales masculinos que no correspondían a sus capacidades ni a su verdadera identidad.

5. Hombres dañados o confusos por la discriminación social causada a quienes divergen de los conceptos o definiciones que la cultura predominante impone y exige del comportamiento masculino.

6. Existen hombres que al mostrarse “diferentes” son marginados por el mundo masculino convencional.

7. Muchos hombres han sufrido situaciones de sexismo revertido con acosos y agresiones por parte de mujeres.

8. Hombres dispuestos a soltar armaduras y a vivir relaciones transparentes, creativas y solidarias.

9. Existen hombres revisando su bagaje psicológico, hombres implicados en otras formas de ser y de vivir con nuevos posicionamientos éticos en el conjunto social, participando en valores de justicia social y sostenibilidad.

Honro lo masculino en estos momentos donde el dedo acusador siempre apunta al hombre como violento y maltratador. Hay también mucha violencia y maltrato desde la mujer, pero en el hombre es más visible. Igual que sus genitales son externos e internos los nuestros, así mismo sucede con la violencia, una visible, la otra sutil. El hombre está estigmatizado y el tema del género instrumentalizado por intereses diversos. Dejemos ya de polarizar y honremos ambos sexos, sin culpas ni juicios.

Lua Català, médica, música y cantante

HONRO LA MUJER HONRO EL HOMBRE

Ella es Belleza, Misterio, Vía, Fortaleza y Refugio Él es Belleza, Origen, Resistencia y Apertura

Ella es crisol de vida y cáliz de ternura

Él es germen de vida, puntal y firmeza

De la mujer el hombre nace, del hombre surge la semilla

De la mujer la mujer nace, El hombre es dador y protector

Ella es inspiradora, nutricia y cuidadora

Él es explorador, proveedor y realizador.

Estamos ante una nueva dinámica de las relaciones que supera hábitos y creencias limitadoras y se expresa de un modo directo y auténtico. Las relaciones complementan y enriquecen nuestras vidas, pero no nos hacen íntegros porque la integridad es una decisión individual que se afianza con nuestra propia e íntima naturaleza. Esta noción es clave para las relaciones entre hombres y mujeres, porque al contemplar esta premisa propiciamos el reencuentro de la profunda masculinidad con la eterna feminidad, arquetipos que se remontan a la cosmogonía ancestral de la humanidad. Cuando hombres y mujeres reequilibramos nuestras cualidades masculinas y femeninas, percibimos nuevas formas de expresión que superan los límites de lo que se consideraba propio y exclusivo de cada género. Los hombres pueden equilibrarse a través de nuevas formas de receptividad y ternura, y las mujeres lo hagan incrementando su asertividad y determinación; sin embargo, solo juntos y en dinámico acuerdo, surgirán las nuevas sendas para crear —más allá del patriarcado y el matriarcado—, una realidad libre, ecuánime y gozosa.

Las políticas de género que emergen del actual proceso de globalización, expanden una ola de ofuscación que afecta tanto a los hombres como a las mujeres. El resultado de esta confusión debilita el eros, y con ello, la capacidad creativa, vinculadora y emprendedora entre hombres y mujeres. Al disminuir o perder la empatía y la complicidad entramos en un circuito perverso que nos divide… y cuando más divididos más vencidos, es decir, más vulnerables a la manipulación del sistema.

¿Por qué nuestras relaciones de pareja están pasando por tan profundas crisis?....¿Qué sucede con la conexión entre lo Masculino y lo Femenino?...

Como bien describe la investigadora sociocultural Prado Esteban, el sistema político-económico desprende o genera una especie de ingeniería social, que degrada la empatía y el afecto. En definitiva: se trata de una guerra contra el Amor.

“Por siglos, hemos estado en contacto con lo masculino profano con esa energía masculina llevada al extremo, vista desde la ilusión y lo falso, cuyo símbolo más alto ha sido el patriarcado. Sin embargo, el Masculino Verdadero, nada tiene que ver con la opresión, la ley del fuerte y el débil, de los amos y esclavos o con el sobreesfuerzo como medio para merecer un lugar en la familia, la sociedad, el mundo y el Universo. Todos estos excesos, en realidad, son virtudes trastocadas de lo masculino”.

“Así como ha sido necesario e importante reconocer, reaprender y re-conectar con lo Verdadero Femenino, hoy, aquí y ahora, el llamado es a re-encontrarnos, re-aprender y re-conectar desde el amor y el perdón con la energía masculina, con el Masculino Profundo, la otra mitad que nos completa internamente y que refleja su salud o conflicto en los rostros de los hombres en nuestra vida”.

Al abrazar el propio hombre y mujer interior, el hombre seguirá siendo hombre pero completándose progresivamente con sus correspondientes cualidades femeninas igual que la mujer integrará sus propias cualidades masculinas.

Por naturaleza, hombres y mujeres tienen una particular forma de percibir la realidad y de experimentar sus emociones; sin embargo, la disposición y las habilidades de comunicación empática y real, permiten esclarecer cualquier interpretación o suposición sobre el otro/a.

Se trata ahora de expresarse con la máxima claridad para que no existan falsas expectativas ni proyecciones que confundan el Amor con los deseos o las necesidades.

Una vez superados los tópicos del amor romántico y las transferencias parentales traumáticas, las nuevas relaciones y los vínculos se basan en la manifestación de la afinidad y complementariedad de ritmos y objetivos de vida.

Desde la atención, el respeto y la compasión nos resituamos más allá de las tendencias machistas o feministas en un espacio igualitario capaz de crear estructuras familiares y sociales saludables y coherentes.


Hacia el sentir común

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