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Este libro es un breve ensayo sobre el uso de acontecimientos contrafactuales en la investigación y la escritura de la historia. Por acontecimientos contrafactuales entiendo versiones alternativas del pasado en las que una alteración en la serie de sucesos conduce a un resultado distinto del que realmente ocurrió. En los capítulos que siguen, se abordan en detalle entre otros ejemplos qué habría pasado si Gran Bretaña no hubiera participado en la Primera Guerra Mundial y se hubiera mantenido al margen como no beligerante neutral; cuál habría sido el resultado si Gran Bretaña hubiera firmado un acuerdo de paz por separado con la Alemania nazi en 1940 o 1941; o cómo se habrían comportado los británicos si hubieran perdido la batalla de Inglaterra y las fuerzas armadas del Tercer Reich de Hitler hubieran conquistado y ocupado el país. El capítulo introductorio revisa el desarrollo de la historia contrafactual desde sus inicios en el siglo xix e intenta explicar su resurgimiento y boga, especialmente en Gran Bretaña y Estados Unidos en las décadas de 1990 y 2000. El segundo examina los argumentos a favor y en contra del uso de acontecimientos contrafactuales y analiza algunas de las contribuciones más destacadas al género y su implicación para lo que muchos de sus autores llaman determinismo histórico. El tercer capítulo considera las distintas formas de reinvención interesada del pasado de los escritores de historia y de ficción, incluyendo la construcción de historias “alternativas” paralelas y representaciones imaginarias del futuro basadas en alteraciones del pasado. El capítulo cuarto y último intenta conectar todo lo anterior y alcanzar algún tipo de conclusión sobre si los acontecimientos contrafactuales son una herramienta útil para el historiador y, si lo son, de qué forma, hasta qué punto y con qué limitaciones.
Me interesé por primera vez por los acontecimientos contrafactuales en 1998, cuando participé en un debate televisado en el programa de Robin Day’s Book Talk, de bbc News 24, junto a Antonia Fraser y Niall Ferguson, que había publicado un libro pionero en el campo, Historia virtual. Acababa de salir a la luz mi libro In Defence of History [En defensa de la historia] y la idea de la historia contrafactual parecía plantear de una manera nueva cuestiones fundamentales sobre las fronteras entre los hechos y la ficción con las que ese libro intentaba lidiar. De modo que cuando me pidieron que pronunciara la Conferencia Butterfield en la Queen’s University de Belfast, en octubre de 2002, me pareció una buena oportunidad para abordar esas cuestiones con más detenimiento. Una versión corregida de la conferencia se publicó con el título “Telling It Like It Wasn’t” [Contándolo como no fue] en la bbc History Magazine, número 3 (2002), pp. 2-4; y luego se reimprimió en la revista estadounidense Historically Speaking, número 5/4 (marzo de 2004), donde fue objeto de extensas y animadas reacciones, a las que pude responder en el mismo número (pp. 28-31); todo el intercambio se reimprimió en Recent Themes in Historical Thinking: Historians in Conversation de Donald A. Yerxa, Columbia, University of South Carolina Press, 2008, pp. 120-130.
La respuesta de Geoffrey Parker y Philip Tetlock en Historically Speaking y los argumentos más elaborados que desplegaron en la introducción y la conclusión del volumen de ensayos contrafactuales que editaron, Unmaking the West [El desmontaje de Occidente], publicado dos años después, hicieron que me diera cuenta de que tenía que repensar mi reacción inicial, algo alérgica, a las afirmaciones hechas por los contrafactualistas, y la aparición en los años siguientes de más contribuciones al género me dio más motivos para reconsiderar mi postura. Además, en la actualidad contamos con varias consideraciones teóricas y reflexivas sobre los problemas que plantea la historia contrafactual, que van desde las muy críticas a las detalladamente justificativas. Estas aproximaciones han contribuido a llevar el debate a otro nivel. De modo que cuando la Sociedad Histórica de Israel, una organización independiente cuya historia se remonta a la década de 1930, me pidió que pronunciara las Conferencias Menahem Stern de Jerusalén para el año 2013 sobre algún tema de interés histórico, con un énfasis especial en los aspectos metodológicos y teóricos, celebré la oportunidad de revisitar el tema de los acontecimientos contrafactuales y pensar sobre él con más detenimiento. El resultado es el presente libro. En él se reimprimen las conferencias más o menos como las impartí, excepto por el hecho de que los capítulos iii y iv estaban fusionados y abreviados en la tercera y última conferencia de la serie, y algunos materiales y argumentos se han añadido al texto con posterioridad.
Mi primera expresión de agradecimiento se dirige a la Sociedad Histórica de Israel, a su presidente, el profesor Israel Bartel, a su secretario general, el señor Zvi Yekutiel, y a su consejo directivo por haberme hecho el honor de invitarme a dar esas conferencias. Seguir los pasos de historiadores como Carlo Ginzburg, Anthony Grafton, Emmanuel Le Roy Ladurie, Fergus Millar, Natalie Zemon Davis, Anthony Smith, Peter Brown, Jürgen Kocka, Keith Thomas, Heinz Schlling, Hans-Ulrich Wehler y Patrick Geary es una tarea abrumadora, pero me la facilitó Maayan Avineri-Rebhun, la secretaria académica de la sociedad, que lo organizó todo con una cortesía y eficiencia ejemplares. Tovi Weiss me brindó una ayuda crucial, y el personal de Mishkenot Sha’ananim, la casa de huéspedes y centro cultural en la colina que da a las imponentes murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalén, fue siempre de gran ayuda. El público que escuchó pacientemente las conferencias contribuyó a mejorar los argumentos del libro con sus preguntas, mientras que Otto Dov Kulka no solo me dirigió hacia las ideas de Johan Huizinga sobre este tema, sino que también resultó un anfitrión jovial y estimulante en nuestros paseos por los alrededores de la ciudad y por la propia Jerusalén, donde Ya’ad Biran me hizo de experto cicerone por los siempre fascinantes yacimientos que se encuentran dentro de las murallas. El profesor Yosef Kaplan, redactor jefe de la colección de Conferencias Stern, me ayudó a que las mías llegaran a la imprenta. Mi agente, Andrew Wylie, y sus colaboradores, especialmente James Pullen de la sucursal londinense de la agencia, trabajaron duro para asegurarse de que el libro se publicara en condiciones que esperemos que le garanticen una amplia distribución. El personal de Brandeis University Press fue concienzudo y profesional, y estoy especialmente agradecido a Richard Pult y Susan Abel, por supervisar el proceso de producción, a Cannon Labrie por su experta corrección del manuscrito, y a Tim Whiting de Little, Brown, por su trabajo en la edición del Reino Unido y la Commonwealth. Simon Blackburn, Christian Goeschel, Rachel Hoffman, David Motadel, Pernille Røge y Astrid Swenson leyeron el manuscrito en poco tiempo y propusieron muchas mejoras. Christine L. Corton aportó una mirada experta a las pruebas de imprenta. A todos les estoy agradecido, aunque ninguno tiene responsabilidad alguna en lo que sigue.
Richard J. Evans
Cambridge, julio de 2013