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¿Enojado con Dios? Lleva tus dudas y preguntas a Él

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arolina estaba confundida. La infidelidad de René la dejó pasmada. Las cosas empeoraron cuando él se negó a terminar con esa relación. El golpe final —que decidiera quedarse con la otra mujer— simplemente destruyó la vida de Carolina. Su mente estaba llena de preguntas sobre René, la otra mujer y lo que ella misma debería hacer. ¿Qué estaba pensando René? ¿Cómo pudo echar por la borda nuestros catorce años juntos? ¿Por qué ella? ¿Cómo voy a sostenerme? ¿Será desagradable el proceso de divorcio?

A medida que el shock inicial disminuía gradualmente, una serie de preguntas distintas y más difíciles surgían lentamente. ¿Dónde estaba Dios en todo esto? ¿Cómo podía un buen cristiano como René apartarse de lo que sabía que era correcto? ¿Por qué permitiría el Señor que los niños y yo enfrentemos esta pesadilla? ¿Es esto lo que un buen Dios hace a los Suyos?

Carolina estaba enojándose con Dios, y lo sabía.

¿Qué debía hacer al respecto? ¿Estaba bien enojarse con Dios? Varios amigos cristianos la habían exhortado a “hacer lo correcto” y no cuestionar a Dios. Pero para Carolina eso parecía muy estoico. ¡Se sentía enojada! ¿Acaso debía simplemente fingir una sonrisa plástica y cristiana? ¿Debía ignorar las dudas que la abrumaban en cuanto a los tratos de Dios? ¿Tenía razón el predicador en la radio cuando dijo que “los buenos cristianos no se quejan” al enfrentar pruebas?

Otros amigos recomendaban un camino diferente. La animaban a desahogarse con Dios. “Está bien sentirte enojada con Dios. De hecho, dado lo que estás atravesando, es saludable. No te lo guardes. Dile cómo te sientes. Sé honesta; Él ya lo sabe. Dile que estás enojada. Él entenderá. No es un niño. Puede soportarlo”.

Carolina estaba confundida. La idea de expresarle su enojo a Dios tenía sentido. Parecía algo refrescante y liberador. Sin embargo, ella albergaba dudas profundas sobre la posibilidad de confiar en Dios, y en su consciencia no era claro que debiera desahogarse tan libremente. Para ella, eso parecía una blasfemia.

¿Enojado con Dios?

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