Читать книгу Famulus - Romina Paredes - Страница 10

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Las incesantes lágrimas de los asistentes, un ecosistema de agua salada. Poco a poco el llanto se entrecorta. El aire desplaza al agua. Los pechos cobran vida en una sinfonía de paz. El mío, inerte.

En el entierro observé a la entrenadora todo el tiempo. Nunca había visto otra emoción en ella aparte de la furia. Su rostro estaba tenso, como es habitual, pero ahora las gotas de agua no descendían por las venas hinchadas de su frente, sino de sus ojos.

La semana siguiente dio un discurso a los nadadores del club.

—Bueno, como ustedes saben, es una lástima lo sucedido con Libre. Ella no estaba cumpliendo con el programa...

—Cállate, imbécil —pensé, pero mi voz se adelantó.

Todos voltearon. La entrenadora apretó los dientes. Me ignoró y prosiguió. Al final de la reunión nos dijo a Pecho, Mariposa y a mí que haríamos un programa especial porque, como no teníamos rivales en el país, era mejor entrenar para el campeonato continental.

Esos tres meses me parecieron una eternidad. Durante los entrenamientos no lograba superar las punzadas en el bazo. Mis brazadas no tenían agarre. A veces sentía que algo me jalaba hacia el fondo de la piscina y, por momentos, me hundía. Mientras que los demás nadadores continuaban generando esas ondas que dan vida a la piscina, la gravedad de mi ritmo cardiaco bajo el agua me paralizaba. Me detenía temblando. Los gritos de la entrenadora retumbaban en mis oídos tapados. Apoyada en el andarivel intentaba recuperar el aire, temiendo que el ruido de mi corazón me atrape de nuevo.

Ya no disfrutaba del aislamiento que encontraba en la piscina. La soledad que me oxigenaba y potenciaba mis brazos y piernas cuando recordaba que llegar a la meta solo dependía de mí.

Famulus

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