Читать книгу Famulus - Romina Paredes - Страница 11
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—Ya no quiero nadar, mamá. Ya no me gusta.
—Ah caray… No quiere nadar porque ya no le gusta —dijo con voz burlona, mientras me ayudaba con una tarea. ¿Acaso crees que en la vida siempre vas a hacer lo que te gusta? Tienes todos los privilegios para ser una campeona. Yo no pude seguir con mi carrera de atleta porque mi familia no tenía plata. Tú tienes todo para lograrlo ¿Lo vas desperdiciar? ¡De ninguna manera!
—¿Y por qué tengo que pagar por tus frustraciones? Eso es lo que tú quieres, mamá. Yo quiero…
Mi mamá cerró de golpe el libro.
—Tú, mocosa, no sabes lo que quieres. Vas a seguir yendo a esa piscina así tenga que arrastrarte.
Nos quedamos en silencio, evitando la mirada de la otra.
—Además, esta es tu única oportunidad de estudiar en una universidad privada.
—Deja de repetir lo que no tengo, lo que me falta.
—Vives en un mundo de fantasía. No sabes cómo es la vida.
—¡No lo sé porque paro metida en una piscina!
Mi madre abrió el libro y marcó algunos párrafos con lápiz.
—Si dejo de nadar puedo estudiar en una universidad nacional.
Rio con displicencia. Suspiró y sentenció:
—No, hijita. Esa competencia no la ganarías. No eres inteligente.
Esa noche volví a soñar que nadaba en el estanque. Esta vez intenté salir, pero un techo de vidrio me lo impedía.
Durante los meses de entrenamiento me uní más a mis compañeras de posta. Me sentía cómoda con sus familias. En la sobremesa de un almuerzo sabatino, la madre de Pecho comentó que ya había salido el informe de la necropsia. Nos dijo la causa de muerte y el término me sonó familiar.
—La tasa de mortalidad de esa enfermedad es muy baja. Es una lástima —dijo la madre de Pecho mientras giraba la base de su copa de vino.
—Esa no es la causa de su muerte. Yo la vi. Libre murió ahogada.
La familia cruzó miradas tensas al oír lo que dije y la madre posó su mano en mi antebrazo. Ella me sonreía amorosa, pero su caricia ocultaba una lástima creciente.