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Recetas para la longevidad y una salud radiante

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Envejecer no es una enfermedad, por lo que no es necesario tomar estas plantas medicinales en cápsulas o tintura. Las plantas que se incluyen en estas recetas no se prescriben como medicamento; más bien, se aconseja su toma diaria como alimento en sopas, infusiones, elixires, condimentos o cualquier idea creativa que se te ocurra. Te ofrecen la oportunidad de divertirte y disfrutar preparando tu propia medicina.

En caso de crisis aguda, las plantas no siempre son el mejor remedio, pero si se utilizan con regularidad, son una forma de prevención. El verdadero sentido de la fitoterapia es aportar energía y un estado de salud idóneo mediante el consumo diario de plantas medicinales y tónicos naturales. Esto es lo que hacían nuestros ancestros y lo que nosotros debemos integrar en nuestra vida. Utilizar plantas medicinales en la cocina es una buena forma de empezar.

UNA ADVERTENCIA SOBRE EL USO DE PLANTAS MEDICINALES IMPORTADAS

Al utilizar plantas importadas del extranjero, sobre todo de China y la India, es muy importante recordar que a menudo se tratan con sulfatos y otros productos químicos potentes, tanto en el campo como durante el transporte. Aunque una marca te asegure que sus plantas importadas no están tratadas, pregunta cuál es su política respecto a la exposición a productos químicos y sus criterios sobre recolección de plantas silvestres. Averigua cómo tratan a los campesinos que cultivan para ellos. De esta forma, nos ayudamos unos a otros a ser más responsables.

Cuando se analizan las tradiciones culinarias desde el punto de vista de la fitoterapia, nos damos cuenta de que las plantas y los vegetales utilizados en la cocina tienden a favorecer la digestión. El rábano picante, un potente estimulante de la digestión, se utiliza como ingrediente de la salsa tártara, un acompañamiento habitual en la gastronomía alemana, que suele ser pesada, grasa y con mucha carne. Otro ejemplo es la albahaca, que combina estupendamente con el tomate en salsas, pizzas, ensaladas y demás. El tomate es muy ácido, mientras que la albahaca, por su composición química, ayuda al organismo a digerir los ácidos. Cuanta más albahaca tomemos, más reduciremos los efectos del ácido del tomate, que pueden variar desde una indigestión hasta el empeoramiento de los síntomas de la artritis.

Llegar a la fitoterapia a través de la cocina ofrece un enfoque realmente interesante, que resume la verdadera esencia de este arte: sanar a través de las plantas que nutren a diario nuestro cuerpo y nuestra mente.

SOPA DE LA LONGEVIDAD CON SIETE PLANTAS MEDICINALES

Este es un caldo muy nutritivo y restaurador, ideal para personas enfermas o convalecientes. Se trata de una receta maravillosa, a la que se puede añadir cualquier planta tónica o adaptógena. A falta de plantas frescas, también sirven las raíces secas cortadas en pedacitos. Si lo deseas, puedes utilizar una base de caldo de pollo.

Aceite de oliva virgen extra

2 cebollas, picadas o laminadas

2 o 3 dientes de ajo, picado

3 litros de agua

8 setas shiitake grandes (frescas o secas), picadas

120 g de raíz de bardana fresca (o 60 g de raíz seca), laminada bien fina

120 g de raíz fresca de diente de león (o 60 g de raíz seca), laminada bien fina

60 g de bayas de Goji

30 g de astrágalo, laminado bien fino

30 g de fo-ti, cortado y tamizado

1 cucharada de jengibre fresco, rallado

30 g de raíz de ginseng (cualquier variedad)

Pasta de miso

1. En una olla grande, calienta un poco de aceite de oliva (la cantidad necesaria para cubrir la base). Agrega el ajo y la cebolla y saltéalos hasta que estén tiernos y dorados.

2. Vierte el agua y lleva a ebullición.

3. Añade las setas y el resto de ingredientes y deja cocer a fuego lento durante varias horas.

4. Cuando las raíces estén blandas, apaga el fuego y elimina las plantas del caldo (yo no suelo hacerlo, sobre todo si son frescas). Añade miso al gusto, pero no lo hiervas, pues perdería sus valiosas enzimas. Si lo deseas, añade otros aderezos y verduras picadas.


SPANAKOPITA DE ORTIGA

Si lo deseas, puedes jugar con el relleno de esta receta eliminando el arroz, los huevos o lo que quieras, excepto las plantas medicinales y aromáticas. En cualquier caso, esta es mi versión favorita; suculenta y deliciosa.

La pasta filo suele encontrarse en la zona de congelados de los supermercados. Antes de utilizarla, debe estar completamente descongelada y a temperatura ambiente.

Manipula con cuidado la «madre ortiga»; hasta que no la cocines seguirá siendo urticante.

2 tazas de agua

1 taza de arroz integral

3 l* de sumidades de ortiga fresca

Aceite de oliva virgen extra

3 cebollas grandes, picadas

1 cabeza de ajo, picado

Albahaca, mejorana, orégano y tomillo

1 taza de requesón

½ taza de queso provolone o cheddar, rallado

2 huevos

½ taza de mantequilla

1 paquete de masa filo, a temperatura ambiente

225 g de queso feta, desmenuzado

1. Precalienta el horno a 180 °C. Lleva el agua a ebullición, vierte el arroz, cubre la olla y cuece a fuego lento durante 45 minutos o hasta que esté listo. Mientras tanto, cuece las ortigas al vapor durante 20 minutos o hasta que estén listas.

2. Calienta unas gotas de aceite de oliva en una sartén. Saltea la cebolla y el ajo hasta que queden transparentes. Añade la albahaca, la mejorana, el orégano y el tomillo al gusto.

3. Para el relleno, mezcla el arroz, las ortigas, la cebolla y el ajo en un cuenco grande. Añade los quesos y los huevos, y remueve bien.

4. Derrite la mantequilla en una olla pequeña. La pasta filo se reseca rápido; colócala bajo un paño húmedo para evitar que se vuelva quebradiza y difícil de manejar. No tardes en utilizarla una vez fuera del envase.

5. Engrasa con mantequilla el fondo y los lados de una fuente de horno de unos 23 x 33 cm. Extiende una lámina de pasta filo en la base de la fuente y úntala de mantequilla con un pincel de repostería. Añade otra lámina y otra capa fina de mantequilla. Repite el proceso hasta haber utilizado la mitad del paquete de pasta filo.

6. Vierte el relleno sobre la masa y espolvoréalo con el queso feta. Cúbrelo con una lámina de pasta filo y úntala con una ligera capa de mantequilla. Repite el proceso hasta terminar el paquete de filo, o hasta que te canses de extender y untar láminas. Corta la masa en rombos antes de hornear.

7. Hornea una hora o hasta que la superficie esté ligeramente dorada. Sírvelo con una ensalada o una marinada de ortiga al estilo griego, un buen pan y un vino tinto con cuerpo.


ORTIGA

ENSALADA DE ALGAS

Aprender a cocinar con algas puede suponer un reto para muchas personas. La siguiente receta combina sabores interesantes y el resultado es un plato maravilloso. Lo he servido multitud de veces y a todos les ha encantado.

Puedes utilizar cualquier variedad de algas, pero mis preferidas son hiziki (a veces escrito «hijiki») y arame, deliciosas y de sabor suave. Lávalas bien y córtalas en trocitos. Si utilizas algas secas, hidrátalas remojándolas en agua fría durante media hora aproximadamente.

Encurtido de ortigas. ¿A quién le apetece?

Una de mis formas favoritas de preparar ortigas frescas es encurtirlas en vinagre. Sobre tostadas, con queso feta y aceitunas, son una peculiar exquisitez. Recolecta solo las sumidades* tiernas de la planta e introdúcelas crudas en un tarro para conservas de un litro. Llénalo hasta arriba con vinagre, asegurándote de que las ortigas no sobresalgan. Se pueden añadir unos pocos dientes de ajo y pimienta de Cayena entera. Cierra el tarro herméticamente y deja macerar entre ocho y doce semanas.

* Los pedúnculos foliados de las plantas, en ocasiones floridos [N. de la E.].

Aceite de oliva o sésamo

2 cebollas, picadas

1 a 4 dientes de ajo, picados

1 cucharada de jengibre fresco, rallado

2 tazas de zanahorias, en láminas finas

¼ de taza de agua

1 taza de algas marinas (adaptar al gusto)

2 tazas de arroz integral, cocido

½ taza de tamari (salsa de soja)

¼ de taza de miel

2 o 3 cucharadas de aceite de sésamo tostado

Pimienta de Cayena

1. En una olla, calienta el aceite de oliva o sésamo (la cantidad suficiente para cubrir la base). Vierte la cebolla y saltéala hasta que se dore. Añade el ajo y el jengibre. Transcurridos unos minutos, añade las zanahorias y el agua. Cubre la olla con la tapa y cocina al vapor, a fuego muy lento, entre 8 y 10 minutos, o hasta que las zanahorias estén tiernas.

2. Escurre las algas y añádelas a la olla. Transcurridos unos minutos, agrega el arroz y remueve bien.

3. En una olla aparte, calienta el tamari, la miel, el aceite de sésamo y la pimienta de Cayena. Prueba la mezcla y ajusta los ingredientes a tu gusto. Viértela sobre el arroz con las algas. El resultado será dulce, picante y especiado. Tradicionalmente, este plato se sirve frío, pero caliente también está delicioso.

PLANTAS PARA LA LONGEVIDAD

Cuando hablamos de plantas para la longevidad, pensamos inmediatamente en plantas de China y la India. Ambos países son famosos por sus tradiciones en el ámbito de la fitoterapia, que se remontan a miles de años. Las plantas que restauran la energía y favorecen el bienestar son algunos de sus remedios medicinales más preciados, y los utilizan de forma regular para gozar de una salud espléndida.

Aunque se hable menos de las plantas para la longevidad de la tradición norteamericana, lo cierto es que también abundan. Tanto los pueblos nativos del norte como del sur de este subcontinente desarrollaron un sofisticado sistema de sanación a través de las plantas medicinales. Teníamos chamanes y curanderos que se comunicaban con los espíritus de las plantas y sabían cómo invocar su poder curativo, curaban con energía, se transformaban en distintas entidades y sabían qué plantas utilizar para comunicarse con el más allá. En cada cultura, estas tradiciones orales se transmitieron de generación en generación.

Cuando estas culturas fueron destruidas, poco después del desembarco de Cristóbal Colón en las costas de América, se perdieron casi todas estas tradiciones chamánicas y, con ellas, mucha información sobre plantas medicinales y sus propiedades. En la actualidad los maestros de estas prácticas ancestrales son pocos y despiertan admiración, y las plantas medicinales de América del Norte se encuentran entre las más populares y demandadas del mundo.

En Europa, antes de que la Inquisición se cobrara la vida de más de nueve millones de curanderos y fitoterapeutas, se había desarrollado otra tradición herbaria, también oral y transmitida de generación en generación. Gran parte de la magia de estas prácticas de sanación fue destruida en grandes hogueras alimentadas por los huesos de nuestros antepasados, que ardieron en el cielo nocturno durante más de trescientos años. La última caza de brujas tuvo lugar apenas hace cien años, con los ahorcamientos de Marblehead, en Massachusetts.

En aquella época y en otras anteriores, se escribieron libros que conservan retazos de la tradición herbolaria europea, y en ellos se basa la fitoterapia occidental actual. No obstante, gran parte de la magia y los conocimientos que se habían transmitido de generación en generación se perdieron en las hogueras de la Edad Media.

Este repaso histórico rápido y, lo admito, algo sesgado, no pretende amenizar el texto, sino encontrar los motivos que expliquen por qué, cuando se habla de plantas para la longevidad, se mencionan siempre la ashwagandha, el fo-ti, el ginkgo, el ginseng o las bayas de Goji, entre otras plantas populares en China y el este de la India, y, sin embargo, se ignora la amplia variedad de plantas de América del Norte y Europa occidental. ¿Acaso a las gentes de estas tierras no les preocupaba tener una vida longeva ni gozar de bienestar? Lo dudo. ¿O será que sus secretos fueron quemados o enterrados con las culturas que atesoraban? Me parece lo más probable.

TÓNICO DE LA LONGEVIDAD

He descubierto que se pueden elaborar deliciosas cremas untables mezclando plantas medicinales en polvo con miel y concentrado de frutas o agua de rosas. Úntalas en tostadas, tómalas a cucharadas o viértelas en agua hirviendo para obtener una infusión instantánea. Se conservan varias semanas en la nevera.

Puedes utilizar distintas combinaciones de plantas. ¡Incluso el sabor amargo o desagradable de algunas de ellas puede rebajarse mezclándolas con especias, concentrado de frutas y miel!

2 partes de fo-ti en polvo

1 parte de ashwagandha en polvo

1 parte de astrágalo en polvo

1 parte de cardamomo en polvo

1 parte de canela en polvo

1 parte de raíz de regaliz en polvo

1 parte de ginseng siberiano en polvo

½ parte de equinácea en polvo

¼ parte de jengibre en polvo

Miel

Concentrado de frutas

Mezcla las plantas en polvo en un cuenco y añade la miel y el concentrado de frutas hasta obtener una crema homogénea. También puedes añadir agua de rosas pura para darle un toque exótico. Asegúrate de que la crema no quede demasiado espesa, pues en la nevera se resecará un poco, incluso en un recipiente bien cerrado; si esto sucede, humedécela con un poco más de concentrado de frutas y miel.

BOLITAS ENERGÉTICAS

Estas bolitas combinan plantas nutritivas y sustancias naturales estimulantes que aportan una fuente de energía equilibrada. Con la receta se obtienen sesenta deliciosas bolitas energéticas.

3 tazas de tahini o pasta de sésamo (eli mina el exceso de aceite acumulado en la superficie)

1 taza de mantequilla de anacardo o almendra

2 tazas de miel (al gusto)

150 g de guaraná en polvo

60 g de nuez de kola en polvo

60 g de ginseng siberiano en polvo

1 cucharada de cardamomo en polvo

30 g de ginseng asiático en polvo

15 g de nuez moscada y/o macis (arilo de la nuez moscada)

60 g de polen de abeja

2 viales de jalea real

1 paquete de chips de algarroba o chocolate amargo

240 g de coco rallado sin azúcar, ligeramente tostado

1 taza de almendras, picadas

Cacao en polvo (sin azúcar)

900 g de chocolate de fundir amargo (opcional)

1. Mezcla la tahini, la mantequilla de almendras o anacardos y la miel hasta obtener una textura homogénea. Mezcla las plantas (semillas, raíces) en polvo, el polen y la jalea real y agrégalas al preparado anterior.

2. Añade los chips de algarroba o chocolate, el coco rallado y las almendras y remueve bien (suele ser necesario amasar con las manos). Utiliza el cacao en polvo para espesar la mezcla hasta alcanzar la textura deseada.

3. Forma bolitas con la pasta. Si quieres cubrirlas de chocolate, antes refrigéralas para endurecerlas un poco. También puedes extender la pasta sobre una bandeja de hornear, dejarla enfriar y luego cortarla en cuadrados.

4. Funde el chocolate al baño María. Sumerge las bolas una a una en el chocolate derretido y déjalas enfriar sobre papel de horno.

5. Guarda las bolitas en una lata de galletas; se conservan varias semanas en un lugar fresco. ¿Qué esperas a probarlas?

ADEREZO FIRE CIDER

Un aderezo energizante que avivará tu fuego interno. Puedes añadirlo a ensaladas o verduras y cereales cocidos al vapor.

½ taza de ginseng picado, fresco o seco

¼ de taza de jengibre, recién rallado

¼ de taza de rábano picante, recién rallado

de taza de ajo, picado

Pimienta de Cayena al gusto

Vinagre de sidra de manzana

Miel

1. Mete los ingredientes en un tarro de vidrio y cúbrelos con el vinagre de sidra hasta rebasarlos unos tres o cuatro centímetros. Cierra el tarro herméticamente y deja reposar la mezcla durante cuatro semanas.

2. Cuela el vinagre y endulza con miel al gusto.

CHAI DE LA LONGEVIDAD

El chai es una infusión de plantas medicinales, especiada y consistente, originaria de la India, Nepal y Tíbet. La receta básica tiene, literalmente, miles de variantes. Esta versión es una fórmula especialmente creada para favorecer la longevidad. Sírvelo con espuma de leche, caliente o frío. En el mercado se vende un electrodoméstico barato similar a la cafetera de émbolo o prensa francesa que permite preparar espuma de leche fácilmente en casa. También puedes batir la leche con una batidora.

5 cucharadas de hojas de té negro

6 rodajas de jengibre fresco, ralladas

3 cucharadas de canela en trocitos (o 1 rama de canela troceada)

1 cucharada de fo-ti en rodajas

1 cucharada de ginseng en rodajas

1 cucharada de raíz de regaliz en rodajas

2 cucharaditas de cardamomo, machacado

6 granos de pimienta negra

4 clavos de olor

6 tazas de agua

Miel

Espuma de leche (puede ser de arroz)

Nuez moscada o canela

1. Calienta a fuego lento el agua y las plantas, en una olla tapada, durante 10 o 15 minutos. No dejes que hierva.

2. Cuela la mezcla y vierte la infusión en una tetera caliente. Añade miel al gusto. Sirve el chai en una taza grande, con abundante espuma de leche, y espolvoréala con nuez moscada o canela.

TINTURA PARA LA MEMORIA

Esta es mi fórmula para la memoria que más me gusta y la primera tintura que enseño a elaborar a mis alumnos. Cientos de personas han comprobado su eficacia. No obstante, debe tomarse de forma regular durante al menos seis u ocho semanas.

No esperes despertarte una mañana sintiéndote como Einstein; más bien recordarás dónde pusiste la lista de la compra. Sabrás que el tónico está funcionando cuando recuerdes todo lo que apuntaste en ella… o ni siquiera la necesites.

2 partes de hojas de ginkgo

2 partes de centella asiática

1 parte de menta

½ parte de romero

½ parte de salvia

Brandy o vodka (40 % vol.)

1. Mete las hierbas en un tarro de vidrio de boca ancha y cúbrelas con el brandy o vodka. Cierra herméticamente el tarro y déjalo en un lugar templado y oscuro durante seis u ocho semanas. Agita el tarro cada pocos días para evitar que las hierbas se posen en el fondo.

2. Cuela y vierte el licor en una botella. La dosis recomendada es entre media y una cucharadita de tintura, diluida en un cuarto de taza de agua tibia, zumo o infusión, tres veces al día durante dos o tres meses.

ELIXIR DE LA LONGEVIDAD

Un elixir de plantas tónicas para aumentar la resistencia y la vitalidad. Pueden tomarlo tanto hombres como mujeres, pero es predominantemente yang (masculino) y ha sido formulado de forma específica para el hombre.

Esta receta invita a la creatividad; de hecho, la pide a gritos; puedes utilizar diferentes plantas medicinales en distintas proporciones y añadir ingredientes que le den sabor. Yo nunca he seguido la receta exacta dos veces, pero el resultado siempre es similar. Por cada litro de tintura, utiliza dos raíces grandes de ginseng de calidad, o lo que puedas permitirte económicamente. Este potente tónico tiene un consistente sabor a licor y te sentará de maravilla. Sírvelo en una copa y tómalo a sorbos como aperitivo.

2 partes de hojas de damiana

2 partes de fo-ti

2 partes de jengibre

2 partes de regaliz

2 partes de corteza de raíz de sasafrás

1 parte de astrágalo

1 parte de anís estrellado

¼ parte de bayas de sabal (también llamado «palmito americano»)

Raíces de ginseng asiático (2 por cada litro de elixir)

Brandy

Concentrado de cereza negra (disponible en la mayoría de los herbolarios)

El astrágalo y la energía

El astrágalo es una de las plantas tónicas más populares de China, donde también recibe el nombre de «ginseng de los jóvenes», pues se considera una planta energética especialmente indicada para ellos. La medicina china afirma que actúa sobre la energía externa, mientras que el ginseng actúa sobre la interna. El astrágalo es una de las plantas más importantes de la terapia Fu Zheng, una escuela de fitoterapia que trata las enfermedades potenciando el organismo y normalizando el chi o energía central del cuerpo.

1. Mete las plantas en un tarro de vidrio de boca ancha y cúbrelas con un brandy de calidad. Ciérralo herméticamente y déjalo macerar entre seis y ocho semanas; cuanto más tiempo, mejor.

2. Cuela el brandy y desecha las plantas. Por cada taza de líquido, añade media taza de concentrado de cereza negra. Asegúrate de utilizar concentrado, no zumo, y no añadas más cantidad de la indicada. Agita bien y vierte el elixir en una botella. Normalmente vuelvo a poner el ginseng entero en la tintura, pero también puede laminarse. La dosis diaria estándar es un octavo de taza.

LICOR DE LA LONGEVIDAD

Este maravilloso licor es una manera ideal de disfrutar de los beneficios de la damiana y el ginseng. Sé creativo: puedes añadir otras plantas medicinales, como el astrágalo y el fo-ti. Prepara el licor con antelación y sírvelo al inicio de una cita romántica. Está peligrosamente delicioso y es increíblemente fácil de preparar.

30 g de hojas secas de damiana

30 g de ginseng fresco (la raíz seca también sirve)

2 tazas de vodka o brandy

1½ tazas de agua de manantial

1 taza de miel

Extracto de vainilla

Agua de rosas

1. Macera las hojas de damiana y la raíz de ginseng en el vodka o el brandy durante cinco días. Cuela y reserva el líquido. Vuelve a sumergir el ginseng en el alcohol.

2. Remoja las hojas de damiana empapadas de alcohol en el agua de manantial, durante tres días. Cuela y reserva el líquido.

3. Calienta ligeramente el extracto acuoso, a fuego lento, y disuelve la miel en él. Mezcla ambos extractos (agua y alcohol) y remueve bien. Vierte el líquido en una botella limpia y añádele un chorrito de vainilla y otro de agua de rosas, para darle sabor. Déjalo reposar durante al menos un mes; con el tiempo se vuelve más suave.

Miel de ginseng

A menudo conservo en miel mis plantas medicinales. En ocasiones, cuando utilizo raíces de ginseng frescas, que contienen mucha agua, la miel fermenta y acabo obteniendo un hidromiel de ginseng. Si no te gusta el hidromiel (tiene un sabor un poco fuerte), seca parcialmente las raíces antes de utilizarlas.

Por supuesto, en tu miel de ginseng puedes añadir otras plantas. Prueba con la ashwagandha, el astrágalo, el fo-ti o cualquier combinación de especias, como cardamomo, canela y jengibre (una de mis mezclas favoritas).

Todo lo que necesitas para elaborar miel de ginseng es:

• Raíces de ginseng

• Miel

Corta las raíces en rodajas, como una zanahoria, y viértelas en un tarro de boca ancha. Si utilizas raíces secas, probablemente necesites remojarlas en agua antes de cortarlas. Cubre completamente las raíces con miel tibia y deja macerar la mezcla dos o tres semanas. La miel absorberá las propiedades del ginseng y podrás utilizarla en infusiones o para cocinar.

* Hemos optado por traducir el término inglés whole foods por «alimentos en su estado natural», ya que este término se utiliza para designar aquellos alimentos que no han sido transformados mediante procesos industriales. [N. de la T.].

* Cuando la autora habla de la avena se refiere sobretodo a la planta fresca, cuando la semilla está inmadura y suelta una leche, en su defecto también se puede utilizar paja de avena que es la planta seca. [N. de la E.].

* También llamada fatiga suprarenal [N. de la E.].

* Esta medida se refiere a coger la planta y llenar un recipiente de 1 litro hasta su capacidad máxima tres veces [N. de la E.].

Plantas medicinales para toda la familia

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