Читать книгу Descubre a tu ángel personal - Rubén Zamora - Страница 7
ОглавлениеLucifer
¿Qué son o quiénes son realmente los ángeles?
A pesar de su gran poder,
los seres de luz
no se pueden defender
de los débiles humanos.
Una de las piedras de toque en el mundo de las creencias es la mala memoria acompañada de la ingenuidad y de la ignorancia. El que llega de nuevo no sabe y, por lo tanto, se le puede enseñar lo que sea, tanto de buena como de mala fe, para engañarlo o para transmitirle verdadero conocimiento, a sabiendas de que va a creer a pies juntillas lo que se le diga, sea verdad o sea mentira.
Nos han enseñado que unos seres de luz son buenos y que otros son malos, aprovechándose de nuestra ignorancia, ingenuidad, mala memoria y buena fe, sin demostrarnos siquiera que los seres de luz son reales, que realmente existen, que de verdad son y están ahí. Simplemente nos lo cuentan y nosotros lo creemos.
Por supuesto, también tenemos la capacidad de negar y de poner en duda lo que nos cuentan, de contar con nuestras propias experiencias, de leer y confrontar las diversas opiniones respecto a un tema, sea el que sea.
Lucifer, por ejemplo, se parece mucho a Prometeo, por lo que para algunos puede pasar por héroe, mientras que para otros puede ser considerado como un villano. La mayoría, por supuesto, lo tiene como el gran enemigo, el gran traidor, el ángel caído, el ángel desobediente, el más malvado de la creación, quien, sin embargo, sirve a su Dios y se encarga del infierno y del trabajo sucio de su comandante, y que, para colmo, espera como el que más que su Dios se digne a verlo y lo perdone: “Una sola mirada de Dios basta para redimirlo”.
Según la propia Biblia, la más popular en el mundo judeocristiano que corresponde a un tercio de la humanidad, Lucifer tarda en caer del todo, ya que si bien y en forma de serpiente da a Eva el fruto del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, aparece con Jehová en el Libro de Job departiendo y gozando cruelmente con la suerte del paciente santo, que no es tan paciente pero que sufre las ocurrencias de los dos seres divinos hasta el hartazgo.
Jehová y Satanás (el que lleva al contraria), o Lucifer, deciden, según los textos bíblicos, sobre la suerte de la humanidad con alegre desenfado, de la misma manera en que los humanos decidimos sobre el destino de los seres vivos que consideramos inferiores, sin que nos sintamos crueles y malvados por ello, además de contar con la abierta anuencia del Señor que en su texto sagrado dice claramente que podemos hacer con los animales lo que más nos convenga, porque para eso los creó.