Читать книгу La enseñanza y el entrenamiento del fútbol 7 - Rui Pacheco - Страница 8

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1. ¿EXISTEN DIFERENCIAS ENTRE EL FÚTBOL INFANTIL Y EL FÚTBOL DE LOS ADULTOS?

El gusto y la pasión por el fútbol ha originado en nuestro país un aumento del número de jugadores, que ha ocasionado alteraciones en el escalonamiento de los intervalos de edad (categorías), con un consiguiente aumento en el número de partidos que todos los fines de semana se realizan en nuestros campos de fútbol.

El hecho de estar habituados a observar partidos de seniors y, posteriormente, confrontarlos con los partidos de otras categorías de edad, fundamentalmente de las categorías alevines (sub12) y benjamines (sub10), nos obligó a reformular nuestros conceptos didáctico-pedagógicos, con el objeto de una mejor comprensión y una mejor intervención en la formación de los jóvenes futbolistas.

Sabemos, sin embargo, que el fútbol infantil y juvenil depende en gran medida de las personas aficionadas y sin formación específica, hecho que ha llevado a este tipo de fútbol a una atribución de escasa credibilidad y validez.

Debemos señalar que se continúa insistiendo en los errores del fútbol de los adultos:

•Se continúa poniendo a jugar a niños de 8 años de edad en campos con medidas reglamentarias de adultos (100 × 60 metros) y juegan 11 × 11 con porterías de adultos (7,32 × 2,44 metros), en vez de jugar 7 × 7 en campos con dimensiones y porterías reducidas.

•Tenemos ligas de competición desequilibradas con una estructura idéntica a la de los adultos, donde impera la “campeonitis” y la eliminación de los más débiles, cuando se debería optar por jornadas deportivas o ligas competitivas en régimen de jornadas concentradas –todos los partidos de la jornada se efectúan en el mismo campo–, con la constitución de pequeños grupos o divisiones homogéneas, donde todos deberían tener el mismo derecho de participar y no sólo los más aptos, debiendo encararse el partido como una fiesta, donde el placer de jugar fuese el objetivo principal.

•Con los jóvenes se utilizan, medios y métodos de entrenamiento idénticos a los de los adultos, utilizando predominantemente el método analítico, muchas veces con el recurso de formas de entrenamiento monótonas donde el entrenamiento es todo menos juego. Escasean las formas lúdicas, dinámicas, con un alto potencial de motivación, y abundan en cambio las preocupaciones relativas a los aspectos de la técnica.


•Se constata una predominancia del perfil de entrenador de fútbol de los adultos, disciplinado, muy rígido, en contraste con el educador de jóvenes, que debería ser moderado, tolerante y muy motivador, con conocimientos de fútbol pero que, además de esto, conozca las características de los jóvenes en su etapa de desarrollo, para que incluya en su intervención pedagógica los factores más idóneos para esa etapa, sepa el nivel de exigencia y, al mismo tiempo, conozca los objetivos que se deben plantear en esa categoría.

•No deja de ser extraña la obligatoriedad de la existencia de policías en los partidos de jóvenes de 8-12 años, sin el cual los mismos no podrían desarrollarse. Hemos visto cómo algunas veces, estando presentes todos los que intervienen en el partido, compañeros, adversarios y árbitros, no pudo desarrollarse el mismo por la falta de policía.

Juzgamos que los salarios pagados a la policía podrían ser invertidos en un mejor aprovechamiento de esas mismas fuerzas de seguridad para otros espacios de la sociedad de mayor riesgo que el supuesto por un partido de fútbol de jóvenes de esta categoría de edad.

La resolución del problema pasaría por responsabilizar a los dirigentes de los clubes, que conjuntamente con los padres de los jugadores del club organizador de los partidos tendrían que velar por la seguridad de sus partidos.

En Portugal, la obligatoriedad de la presencia de la policía en los partidos de los más jóvenes no existe en ninguna otra modalidad deportiva.

En un reciente congreso (1998) efectuado en nuestro país, un entrenador del fútbol juvenil del Inter de Milán se mostró muy extrañado por el hecho de que hubiera policías en los partidos de los más jóvenes, cosa que sería impensable en Italia.

•Las competiciones de los más jóvenes son consideradas espectáculos, ya que para que se puedan realizar necesitan una autorización previa por escrito por parte de las asociaciones de fútbol informando a las fuerzas de seguridad que dicho espectáculo se puede realizar.

Una sesión de enseñanza/aprendizaje, que es de lo que se trata un partido de fútbol entre niños de 8 a 12 años, es entendida de esta forma como un espectáculo, y cuando falta el documento de autorización previo por parte de los clubes no se pueden jugar algunos partidos, para desaliento de los jóvenes jugadores.

•La presión competitiva, la importancia del resultado inmediato, las exigencias y el trato dado a los jóvenes futbolistas, y a sus educadores/entrenadores, en muchas ocasiones son idénticas a las que existen en el mundo de los adultos, en su faceta negativa.

Es fundamental que comprendamos, de una forma clara, que el fútbol infantil y juvenil es una escuela de jugadores de fútbol. Así como la escuela tradicional pretende dar la formación académica a los ciudadanos para que más tarde puedan integrarse en la vida activa de la sociedad, la escuela de fútbol pretende dar la formación adecuada a los jóvenes futbolistas para que más tarde puedan integrarse en los equipos de adultos.

Pero como no todos podrán acceder a ello, en este caso estamos obligados a dar una formación integral, haciendo del entrenamiento también una escuela de carácter.

Ya hemos entrenado equipos que en las categorías de formación obtuvieron el título de campeones nacionales (sub14), y por ello estamos todos muy contentos de haber alcanzado ese nivel de éxito. Pero, de hecho, ha sido una alegría momentánea, ya que más tarde hemos podido constatar que ningún jugador de ese equipo campeón nacional llegó a ser un futbolista de alto nivel. Al contrario de lo que ocurrió con uno de los equipos que en esa etapa fue derrotado, que poseía dos jugadores que en este momento son de alto nivel, como son Brassard y Rui Costa.

Entrenamos jugadores de otros equipos que no han podido ganar su campeonato (sub14) en las categorías de formación, pero que hoy, para gran regocijo y alegría nuestra, son jugadores de alto nivel, como son los casos de, entre otros, Folha, Rui Jorge, Sá Pinto, Bono y Tulipa.

Es necesario entender claramente que los objetivos del fútbol infantil y juvenil, y que las inversiones de los clubes y de la federación, son procesos a largo plazo.

En el fútbol infantil y juvenil, “la formación de los jugadores es el motor del proceso”.

Nuestro principal objetivo deberá ser contribuir a la formación adecuada del jugador.

Se impone un equilibrio entre la idea de que en la formación no interesa ganar sino competir y la actitud de hacer depender la formación de los jugadores de los resultados deportivos inmediatos.

No hacemos una apología de la frase que dice que “lo importante es participar, no ganar”, ya que el esfuerzo para alcanzar la victoria es un factor determinante en el fútbol.

Alguien dijo un día que, “en el deporte no intentar ganar es ser un competidor deshonesto” (Maertens, 1999).

No podemos ubicar todavía los resultados deportivos inmediatos como objetivo principal en la formación de los jugadores.

En síntesis, en la tabla 1 exponemos las principales diferencias existentes entre fútbol infantil y el fútbol de los adultos.

Tabla 1.1.:Principales diferencias entre fútbol infantil y el fútbol de los adultos

FÚTBOL INFANTILFÚTBOL DE LOS ADULTOS
1.Objetivo: formación del joven futbolista1.Objetivo: rendimiento del equipo (resultado)
2.Es una actividad lúdica y deportiva2.Es un deporte
3.Es para todos3.Selectivo, sólo es para los mejores
4.Se realiza a través de sesiones de enseñanza4.Se realiza a través de sesiones de entrenamiento
5.Realizado con la presencia de un educador5.Dirigido con la presencia de un entrenador
6.Se enseña a través de formas jugadas, que inducen el progreso6.Se enseña a través de formas analíticas, que inducen un aumento de rendimiento
7.Estructuras adaptadas a la edad de los jóvenes (balón, porterías, campo, número de jugadores)7.Estructura única estandarizada (balón, porterías, campo, número de jugadores)

Adaptado de G. Rusca, 1999.

En un estudio efectuado por Costa y Garganta (1996), los autores compararon algunas situaciones de juego del fútbol 11, verificadas en 16 partidos, siendo 8 de la categoría de alevines (sub12) y 8 de la categoría de seniors, y llegaron a los resultados presentados en la figura 1.


Figura 1.1.:Comparación entre los valores porcentuales de las acciones realizadas por alevines y seniors.

De la lectura de la figura 1 se puede constatar que existen grandes diferencias entre las acciones realizadas por los diferentes grupos, con excepción del remate (4%), pudiendo señalar y realzar estas diferencias:

–los seniors realizan el doble de pases exitosos (54% frente al 27% de los alevines),

–los alevines realizan el triple de pases fallados (30% frente al 9% de los seniors),

–los alevines hacen cerca del doble de robos de balón (19% frente al 34% de los seniors),

–los seniors llevan a cabo el doble de desmarques tanto de apoyo como de ruptura (7% frente al 3% de los infantiles).

De los resultados obtenidos en este estudio, podemos extraer algunas ideas principales:

•Las grandes dimensiones del terreno (100 × 60 metros), junto con el elevado número de jugadores (22) que están simultáneamente en juego y las grandes distancias que existen entre ellos, hace imposible a los jugadores tener una visión amplia de las diversas situaciones de juego, y esto unido a una insuficiente potencia de los miembros inferiores, no permite la ejecución de pases de larga distancia, lo que lleva a un análisis y a una toma de decisiones incorrecta que son el origen del elevado número de pases fallados realizados por los alevines.

•Los alevines hacen el triple de robos de balón, no sólo por las razones presentadas anteriormente, sino también por la mayor dificultad que implica la relación con la pelota para los jugadores que atacan en relación con los defensores, originando una mayor pérdida de la continuidad (interrupciones) de las acciones de juego.

•El menor número de desmarques de apoyo y de ruptura realizados por los alevines se debe, fundamentalmente, al mayor estatismo que caracteriza el nivel de juego de los jóvenes en estas edades, como a la dificultad que tienen para “ cubrir “ física y mentalmente un espacio de juego tan amplio.

Entre otros aspectos, estos datos nos conducen a la idea de que el fútbol 11 no será un tipo de juego que contribuya eficazmente a un proceso eficaz de enseñanza/aprendizaje del fútbol en la categoría de los alevines.

Encontramos que se debe adaptar el peso y el tamaño del balón, el número de jugadores, así como las dimensiones del campo y de las porterías, a la edad de los jóvenes, de modo que puedan tener un mayor rendimiento y una mejor y más eficaz enseñanza y aprendizaje.

En el fútbol infantil, el joven constituye el centro de toda la actividad, por lo que el juego está adaptado a sus características, y el fútbol deberá ser utilizado como un fuerte medio educativo en la búsqueda de los objetivos formativos del joven futbolista.

A los jóvenes les gusta mucho jugar, fundamentalmente tener el balón cerca de sí mismos y poder contactar con él con una elevada frecuencia.

Por supuesto, ofreciéndoles un juego de adultos de 11 × 11 en un espacio de 100 × 60 metros y de una gran complejidad en la interpretación, en el que no tienen mucho éxito y en el que cada joven toca un número reducido de veces el balón, no podremos satisfacer el gusto del niño por el fútbol.

Se sabe que un campo de fútbol de 11 corresponde aproximadamente a la superficie de 10 campos de balonmano, 20 campos de baloncesto y 50 campos de voleibol (Bauer y Ueberle,1988), y que cuanto mayor es el espacio de juego, más elevada tendrá que ser la capacidad para cubrirlo, mental y físicamente (Garganta, 2000).

Por otro lado, el elevado número de jugadores (22) que juegan simultáneamente trae muchos problemas, provocando muchos errores ya que los jóvenes presentan una deficiente lectura del juego. Cuando tienen la posesión del balón, los jugadores al mismo tiempo deben tenerlo controlado y utilizar su vista (jugar con la cabeza levantada) para las funciones de la lectura de juego.

En los primeros contactos con el juego, los jóvenes tienen la tendencia a desplazarse casi exclusivamente en función del balón, aglutinándose a su alrededor, lo que agrava aún más los problemas de aglomeración, de la ocupación racional del espacio y de las insuficiencias técnicas ya existentes en campos con grandes dimensiones.

En las fases iniciales de aprendizaje en las que los jóvenes jugadores tienen dificultades para controlar el balón, es aconsejable que el juego sea aprendido en un espacio más reducido (60 × 45,40 × 20 metros) y con menor número (5,7) de jugadores (Garganta, 2000), que les permita tener una mejor lectura de juego y más éxito en las diferentes acciones de juego, ya que les proporcionará mayor placer y diversión por la mayor frecuencia con que contactan con el balón y obtienen situaciones de gol.

“Es necesario adaptar el juego al niño y no obligar al joven futbolista a adaptarse al juego de los adultos.”

(Wein, 1995)

La enseñanza y el entrenamiento del fútbol 7

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