Читать книгу La diabetes y yo - Samuel Martin - Страница 3
ОглавлениеCAPÍTULO 1
INTRODUCCIÓN: TODO TIENE UN COMIENZO
Puedo decir que la idea de escribir este libro, este autorrelato, esta ayuda e información para toda persona que lo necesite partió de mi experiencia personal, de decisiones que tomé mal y decisiones que tomé bien, de amigos y familiares a los que quiero. Quiero llegar también a todas esas personas que no se sienten comprendidas o no se han sentido arropadas debido a la diabetes alguna vez en su vida, que pasan por un desamor, por una mala situación, estrés laboral. A todos aquellos que no saben si pueden con alguna situación en concreto y que sepan que pase lo que pase todo sigue, todo continúa y todo mejora, y que por mucho que dificulte esta enfermedad, en algunas ocasiones, se puede con ello. Por eso permíteme explicarte todo y a su vez contarte mi historia.
Y como toda historia, como toda experiencia, tiene un punto de partida y porque me gustaría aportar algo más de información sobre esta enfermedad, permíteme explicarte cuál fue el mío para poder entender todo lo que continuará de aquí hacia el resto de la historia.
Mi historia comienza hace diecinueve años, siendo un niño de cinco años llevaba una vida completamente normal: iba al colegio, jugaba con los demás chicos de la escuela, comía bien y aunque mamá y papá a veces me consentían algún capricho mi comienzo fue totalmente normal. Tras mudarnos por el trabajo de mi padre a un pueblo del norte de España llamado Ariza (un pueblo muy pequeño de mil trescientos habitantes pero muy familiar, he de decir) comenzaron los primeros síntomas, que muchos de los que leáis este libro podréis reconocer porque tenéis a algún familiar o amigo diabético o incluso tú mismo por padecer esta enfermedad.
¿Te suena la falta de apetito? ¿o beber mucha agua? Estoy seguro de que sí. Por supuesto hay muchos más síntomas a parte de estos dos anteriores; en mi caso, orinar muy frecuentemente, cambios de humor, malestar, etc.. Tras varias semanas con estos síntomas empecé a orinarme en la cama y mis padres se lo tomaron como un acto de «niño rebelde» o de «llamada de atención», así que decidieron ponerle pañales a un chico de cinco años para que no pudiera hacerlo más. ¿Sabéis qué? Parecía que funcionó durante varios días, mas la realidad fue otra cuando comencé a orinarme de nuevo. Tras todo esto, y como muchos sabréis cuando un chico está haciendo estas actuaciones extrañas o poco usuales, mis padres dijeron:
«Pues ahora vamos a ir al médico a que te ponga una inyección y ya verás cómo se te quita todo».
Y así fue, me llevaron al médico para ver qué ocurría y darme una lección.
Pero la lección fue para todos cuando al llegar al médico y hacer un control de glucosa, debido a los síntomas que estaba presentando en ese momento y en las semanas anteriores, marcó un nivel de entre trescientos y cuatrocientos.
Para muchos es muy predecible en este punto lo que va a ocurrir, pero aquí viene la frase que marcó el comienzo de la historia:
«Vuestro hijo es diabético».
Acto seguido, solo puedo recordar que me montaron en una ambulancia bastante rápido, me llevaron al hospital de Zaragoza y mi vida cambió por completo.