Читать книгу ¿Tu cerebro es de plastilina? - Sandra Borioni - Страница 7

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Introducción

“Qué raro que me dijeran

que el cerebro puede albergar,

en una diminuta célula de marfil,

el cielo de Dios o el infierno”.

–Oscar Wilde

Como seres humanos poseemos la capacidad natural de centrar nuestra conciencia en cualquier cosa. Cómo y dónde ponemos nuestra atención, sobre qué la ponemos y durante cuánto tiempo es lo que nos define a nivel neurológico.

Es donde ponemos nuestra atención lo que traza el curso mismo de nuestro estado de ser.

Pero me pregunto: ¿es posible que los pensamientos supuestamente inconscientes que corren por nuestra mente puedan crear reacciones químicas que produzcan no solo lo que sentimos, sino también cómo nos sentimos?

Te invito a producir un pensamiento, cualquier pensa-

miento.

Vamos a hacer una prueba.

Por un instante, quiero que cierres los ojos y escuches. Presta atención a los sonidos.

Vamos, cierra los ojos.

¿Qué pudiste escuchar?

Tal vez el sonido de un auto que pasaba, o el canto de un pájaro, o tal vez el sonido del viento, quizás un ladrido distante o el latir de tu propio corazón.

Al decidir cambiar tu atención cambió tu cerebro.

Tu cerebro es de plastilina.

Con solo cambiar la dirección de tu atención se provocó una oleada de energía y un flujo de voltaje de electricidad en millones de células cerebrales dentro de tu cabeza. No solo cambió la manera en que trabajaba tu cerebro, sino que cambió cómo funcionará en el próximo instante y probablemente en los siguientes.

A causa del cambio de atención, la red tridimensional de tejido neurológico que es tu cerebro disparó nuevas combinaciones y secuencias.

Has cambiado tu mente, en un sentido bastante literal.

Si nuestra conciencia tiene la capacidad de moverse, ¿por qué nos cuesta tanto mantener la atención en pensamientos que pueden resultarnos útiles?

Por ejemplo, en cualquier momento podemos pensar en un recuerdo del pasado y hacerlo cobrar vida en un instante hasta con los colores y sonidos vívidos del ayer, y también tenemos la opción de prestarles atención a futuras preocupaciones o ansiedades que no existen hasta que nuestra mente las crea, pero para nosotros son reales.

Nuestra atención hace que todo cobre vida y lo vuelve real.

La neurociencia entiende que podemos moldear y darle forma al marco neurológico del yo por medio de la atención repetida que le dedicamos a una cosa cualquiera.

Todo lo que nos constituye, el tú, el yo (pensamientos, sueños, recuerdos, costumbres, dolores, temores, alegrías) se encuentran grabados en nuestros cien mil millones de células cerebrales. Si aprendes algo nuevo, aunque sea un mínimo de información, diminutas células cerebrales harán conexiones entre sí, y las imágenes que esas palabras crearon en tu mente dejarán huellas. Lo que te define es el modo en que tus células nerviosas están conectadas neurológicamente.

Cuando cambiamos algo en nuestra vida debemos convertirlo en algo diferente de lo que sería si lo hubiésemos dejado en paz.

Nuestra capacidad de ser neuroplásticos refiere a nuestra capacidad de cambiar nuestra mente, de cambiarnos a nosotros mismos y de cambiar nuestra percepción del mundo a nuestro alrededor, esta es nuestra realidad.

Y según la neurociencia está empezando a reconocer, nuestros pensamientos literalmente se convierten en materia.

Mi deseo es que este libro te ayude a usar Tu cerebro de plastilina para darle una nueva forma a tu destino.

Te invito a crear una realidad abundante en tu vida.

¿Tu cerebro es de plastilina?

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