Читать книгу Una emigrante bajo la Torre Eiffel - Sectiva Lozano Aguilera - Страница 7
INTRODUCCIÓN
ОглавлениеEstamos en 1952, acabo de estrenar mi veintidós cumpleaños. Cuando tenía catorce años, un hermano mío me llevó a Cataluña y luego me olvidó allí durante siete, los mismos que llevo sin ver a mi madre; durante los cuales siendo menor de edad no podía viajar sola. Ahora sí puedo. Con la mayoría de edad me entraron unas ganas locas de ir a ver a mi madre, de correr hacia ella y decirle: «Cuánto me has faltado…».
Para mi suerte se acercaba el verano, y la Universidad de Barcelona, donde se encontraba el restaurante en el cual yo trabajaba, cerraba.
Tengo dos prioridades, una será ir a ver a mi madre, y otra emigrar a Argentina, pero para ello he de sacarme el pasaporte. Ahí será donde me entero de que realmente no me llamo como me he llamado durante toda mi vida.
Con esta incertidumbre, aquí me veo en un tren, camino de Andalucía, pensando en pedir explicaciones a mi familia y averiguar de dónde me han recogido, pues ni siquiera mi nombre es auténtico.
Y de lo que yo hacía un mundo, mi madre me lo resuelve en tres palabras: Consuelito, siempre te hemos llamado por tu nombre de bautismo, pero tu nombre auténtico es Sectiva. Pide tus papeles con este nombre y todo te quedará resuelto.
Según mi madre, en esos días de guerra ella se dirigía a casa de sus padres, a Villanueva de Algaidas (Málaga), y necesitaba un salvoconducto para atravesar la frontera que había entre Sevilla y Málaga, con un conflicto entre republicanos y franquistas. Mi verdadero nombre, Sectiva, era ateo, por lo que mi madre temía que no nos dejaran pasar, y desde ese mismo instante decidió bautizarme con el nombre de Consuelo, como se denominaba la misma iglesia donde me concedieron la fe: la iglesia de la Consolación de Utrera.