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2. Historia de las Smart Cities

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Determinar en qué momento empezó a gestarse la idea de ciudad inteligente es complicado e impreciso. Como siempre, algunos visionarios ya se anticiparon a su tiempo y definieron algo parecido a lo que hoy se entiende por ciudad inteligente.

Cuando Leonardo da Vinci vivía en Milán en torno al año 1400, la peste negra devastó Europa. En las ciudades se sufrió mucho más que en el campo y da Vinci expuso la teoría de que algo acerca de las ciudades las hacía especialmente vulnerables a las enfermedades. Esta idea es sorprendentemente moderna, dado que la teoría microbiana de la enfermedad no llegó a ser bien establecida hasta el siglo XX. Da Vinci se inspiró en esa idea a la hora de trazar los planes para uno de sus inventos más ambiciosos: una ciudad planificada, diseñada desde cero para ser higiénica y habitable.

El resultado fue un triunfo de la planificación urbana que desafortunadamente nunca se llevó a cabo.


Muchos años después, Antonio Sant’Elia, arquitecto italiano nacido en Como (1888) firmó el Manifiesto futurista escrito por Filippo Tommaso Marinetti en 1908. Dibujó los bocetos de la ciudad utópica conocida como Città Nuova, entre 1913 y 1914. En la Città Nuova (Ciudad Nueva) se imagina, en una colección de bocetos y proyectos, la Milán del futuro.

Es ya en el siglo XX cuando se empieza a gestar el concepto de Smart City como solución a los problemas particulares de cada ciudad.

En sus inicios, el concepto de sostenibilidad y de desarrollo sostenible iba asociado a una crítica a los límites del crecimiento capitalista cortoplacista que no tenía en cuenta los recursos finitos del planeta (informe del Club de Roma de 1972 y el Informe Brundtland de 1987). Con el paso del tiempo, este concepto se ha ido vaciando de contenido y se ha sustraído su capacidad crítica ante la lógica de crecimiento depredador y contaminante actual.

A partir de este momento, el concepto de Smart City evoluciona juntamente con el desarrollo ideológico y tecnológico de cuatro aspectos clave para su definición:

1. Comunicaciones

2. Medioambiente

3. Transparencia política

4. Socialización

El primero de los conceptos, las comunicaciones, bajo la idea de disponer de una red capaz de transmitir datos de una manera efectiva, desde cualquier punto y en cualquier momento, queda claramente definida bajo la descripción de Internet. Realmente podríamos viajar en el tiempo hasta el 1969, momento en el que nace la red de computadoras ARPANET (Advanced Research Projects Agency Network), un proyecto antecesor de Internet creado por encargo del Departamento de Defensa de los Estados Unidos como medio de comunicación para los diferentes organismos del país.

En 1971 nace el correo electrónico, uno de los primeros medios de comunicación entre personas prácticamente inmediato. Este sería un buen momento para empezar a entender otro de los conceptos que hemos identificado, la socialización.

En 1983 nace Internet, un ambiente propicio para el desarrollo de estos dos aspectos, comunicaciones y socialización. Gracias a Internet empiezan a aparecer iniciativas pensadas para la creación de espacios de comunicación e intercambio de información. También aparecen los primeras comunidades de internautas que colaboran en experiencias de trabajo deslocalizadas y altamente creativas e innovadoras.

En 1995 nace la primera red social, Classmates, y en 1999 el primer entorno blog, Blogger. La sociedad intercambia información, comparte, comunica, informa y aprende.

En el 2001 aparece en escena Wikipedia y pronto pasa a ser la biblioteca digital más grande del mundo.

A partir del 2000 empiezan a desarrollarse diversas iniciativas de socialización virtual, algunas especialmente importantes como Facebook, Twitter, Google+, LinkedIn, etc.


Actualmente, Facebook supera, ampliamente los 600 millones de usuarios, hay más de 200 millones de blogs activos, solo Youtube cuenta con más de 100 millones de videos y Wikipedia dispone del equivalente a casi 2,5 millones de páginas.

Este desarrollo de la socialización ha permitido una capacidad de conocimiento enorme que crece exponencialmente. Además, se ha generado una tendencia de uso que permite crear un modelo de negocio en torno a estas necesidades y la aparición continua de nuevos nichos de mercado, entre ellos, el comercio electrónico, que es una de las mayores fuentes de crecimiento de las firmas actuales.

A modo de ejemplo, Spotify, el portal de música digital, cuenta con más de 2,5 millones de clientes de pago y en Apple Store se registran más de 1 millón de descargas anuales. En el mundo de los juegos sociales, se estima un volumen de más de 6 billones de euros anuales en diseño virtual.

Se está produciendo un desarrollo acelerado en el mundo de las TIC (Tecnologías de la Información y las Comunicaciones) y de las NTIC (Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones), que invita al diseño y desarrollo de plataformas, aplicaciones y soluciones capaces de interactuar entre ellas y con el entorno y las personas.

En cuanto a la aportación de las administraciones gubernamentales, estos conceptos, unidos al de medioambiente, han adquirido un interés especial.

La sociedad está cada vez más concienciada de la protección del medioambiente. Este factor se ha transformado en un argumento y una necesidad política de primer nivel. Tal es así que se han creado organismos financiados por diversos países que trabajan en esta línea, invirtiendo recursos y esfuerzos en ello.

Remontándonos un poco en la historia, entre el 3 y el 14 de junio de 1992, en Río de Janeiro, Brasil, se alcanzaron varios acuerdos como la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, y la Declaración de Principios para la Gestión Sostenible de los Bosques, que ratificaron más de 178 países en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (UNCED). Se trata del Programa 21, también conocido como Agenda 21, un plan de acción exhaustivo que pretende ser adoptado a nivel universal, nacional y local por organizaciones del Sistema de Naciones Unidas, Gobiernos y Administraciones Públicas de cada zona en la cual el ser humano influye en el medio ambiente. El Programa 21 se basa en unos principios de desarrollo sostenible y toma la innovación tecnológica y la cooperación entre agentes sociales y económicos como ejes para el cambio.


Estos principios, según el pacto, deben centrarse en:

a) Institucionalizar un criterio de participación para el desarrollo urbano sostenible sobre la base de un diálogo constante entre los participantes en el desarrollo urbano (el sector público, el sector privado y las comunidades), especialmente las mujeres y poblaciones indígenas.

b) Mejorar el medio ambiente urbano promoviendo la organización social y la conciencia sobre el medio ambiente mediante la participación de comunidades locales en la determinación de los servicios públicos necesarios, la dotación de infraestructura urbana, la mejoría de los servicios públicos y la protección o rehabilitación de viejas edificaciones, recintos históricos y otros elementos culturales. Además, deben activarse los programas de «trabajos verdes» con el objeto de crear actividades autosostenidas de desarrollo humano y oportunidades de empleo en los sectores estructurado y no estructurado para residentes urbanos de bajos ingresos.

c) Fortalecer la capacidad de sus órganos locales de gobierno a fin de encarar de forma más eficaz la amplia variedad de problemas del desarrollo y del medio ambiente que se asocian con el crecimiento urbano rápido y racional, mediante criterios amplios de planificación en que se reconozcan las diversas necesidades de las ciudades y que se basen en prácticas ecológicamente racionales de urbanización.

d) Participar en «redes de ciudades sostenibles» internacionales para intercambiar experiencias, y movilizar apoyo técnico y financiero nacional e internacional.

e) Promover la formulación de programas de turismo ecológicamente racionales y culturalmente sensibles como estrategia del desarrollo sostenible de los asentamientos urbanos y rurales, y como forma de descentralizar el desarrollo urbano y reducir las discrepancias entre las regiones.

f) Establecer mecanismos, con la ayuda de los organismos internacionales pertinentes, a fin de movilizar recursos para iniciativas locales de mejoramiento de la calidad del medio ambiente.

g) Preparar a grupos comunitarios, organizaciones no gubernamentales y particulares para que asuman la autoridad y responsabilidad de ordenar y mejorar su medio inmediato mediante los instrumentos, las técnicas y los criterios de participación que abarca el concepto de atención del medio ambiente.

En este pacto se habla ya de la participación en redes de ciudades sostenibles y en la creación de infraestructuras urbanas. También se promueve la creación de herramientas para un gobierno transparente y sostenible, así como el esfuerzo en integración de todos los miembros de la sociedad.

Este descriptivo será la base de la definición de las Smart Cities.

En noviembre de 2005 se celebra en Bilbao la II Cumbre Mundial de Autoridades Locales sobre la Sociedad de la Información. La cumbre se enmarca dentro de un proceso de reflexión global en torno a la sociedad de la información impulsado por la ONU, en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (WSIS), que nace del convencimiento de que el uso de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación es un derecho universal que debe estar al alcance de todas las personas. Se busca salvar la «brecha digital», es decir, el acceso a las infraestructuras de la información y del conocimiento, y de las tecnologías por parte de todos los ciudadanos.

Durante la Cumbre de Bilbao se concreta la posición de las autoridades locales en una declaración y un plan de acción que, posteriormente, son presentados durante la celebración de la segunda fase de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información celebrada en Túnez del 16 al 18 de noviembre de 2005.

La Cumbre de Bilbao cuenta con el respaldo de la ONU a través de UNITAR, con el apoyo de organizaciones como Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU), Citynet, eris@, CALRE, Global Cities Dialogue, FLACMA, la Comisión Europea, el Comité de las Regiones, el Fondo de Solidaridad Digital, etc.

La Agenda Digital Local es la principal contribución de la Declaración de Bilbao como resultado y culminación del trabajo político desarrollado por las autoridades locales, y en ella se determinan las líneas de actuación sobre esta materia para la década siguiente.

Los compromisos adquiridos en la Declaración Política de la II Cumbre Mundial de Ciudades y Autoridades Locales sobre la Sociedad de la Información son los siguientes:

• Trabajar activamente por el desarrollo de nuestras ciudades y regiones, utilizando las Tecnologías de la Información y la Comunicación como un instrumento para el desarrollo sostenible en todas sus dimensiones, para todas las comunidades, para eliminar la brecha Norte-Sur y para todos los ciudadanos, contra la marginalización y la división social.

• Implementar en nuestras ciudades y regiones una Agenda Digital Local (e-local agenda) diseñada para promocionar la sociedad de la información, teniendo en cuenta en particular el entorno socioeconómico y cultural, y basada en la amplia participación de ciudadanos y actores sociales, con el objetivo último de promover el desarrollo sostenible.

• Reforzar el papel activo de los gobiernos locales y regionales para garantizar una infraestructura tecnológica adecuada y segura, y para promover las aplicaciones basadas en TIC para servicios incluyentes.

• Promover, en la medida de lo posible, el uso del software libre y de otras herramientas que faciliten la inclusión y la solidaridad digital.

• Facilitar la movilización de recursos para la inclusión digital, recurriendo, si fuera necesario, a nuevos mecanismos de financiación.

• Animar a todas las organizaciones locales y regionales implicadas en el desarrollo de una sociedad de la información más equitativa a implementar los compromisos de esta Declaración.

En 2005 se crea la Comisión sobre la Sociedad de la Información de CGLU para reducir la «brecha digital» e implementar agendas digitales locales como medio para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía de los gobiernos descentralizados.

En noviembre de 2009 se aprueba, por los miembros de la Comisión, y posteriormente por el Consejo Mundial de CGLU, cambiar la denominación de la Comisión sobre la Sociedad de la Información a la de Comisión de Ciudades Digitales y del Conocimiento. Una nueva denominación que responde a los nuevos objetivos marcados y que busca crear una red eficiente de cooperación conformada por Autoridades Locales para aprovechar las oportunidades que las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC), la innovación y el conocimiento ofrecen, y compartirlos, asimilarlos y adaptarlos a las necesidades locales para crear nuevas oportunidades para todos.

Los ejes de trabajo de la comisión son:

1. Difusión del modelo de Agenda Digital Local.

2. Identificación y potenciación de los factores que hacen a las ciudades más innovadoras.

3. Posicionamiento de las ciudades como líderes en los procesos de innovación territorial.

4. Creación de una Red eficiente de cooperación.

La UE crea en 2007 el Programa marco para la competitividad y la innovación (CIP), dirigido fundamentalmente a las pequeñas y medianas empresas (PYME) y que apoya las actividades de innovación (incluida la ecoinnovación), facilita el acceso a la financiación y ofrece servicios de apoyo a las empresas en las regiones.

El Programa fomenta la implantación y el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), y el desarrollo de la sociedad de la información. También promueve un mayor uso de las energías renovables y la eficiencia energética.

El CIP se desarrolla de 2007 a 2013 y cuenta con un presupuesto total de 3.621 millones de euros y se divide en tres programas operativos.

Cada programa cuenta con sus objetivos específicos, destinados a fomentar la competitividad de las empresas y su capacidad de innovación en sus respectivas áreas, como las TIC o la energía sostenible:

Programa para la iniciativa empresarial y la innovación.

Programa de apoyo a la política de tecnologías de la información y la comunicación.

Programa Energía Inteligente para Europa.

La UE aprueba en diciembre de 2008 el paquete de medidas sobre cambio climático y energía. Los objetivos principales del paquete se pueden concretar en:

• Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un mínimo del 20% con respecto a 1990 (y en un 30% si los demás países desarrollados se comprometen a efectuar reducciones similares).

• Aumentar el uso de energías renovables (eólica, solar, de la biomasa, etc.) hasta el 20% de la producción total (actualmente representan alrededor del 8,5%).

• Reducir el consumo de energía en un 20% con respecto al nivel previsto para 2020 gracias a una mayor eficiencia energética.

La iniciativa emblemática para una Europa eficiente en el uso de los recursos dentro de la estrategia Europa 2020 apoya la transición a una economía eficiente y baja en carbono para conseguir un crecimiento sostenible.

La nueva Directiva de Energías Renovables, de carácter vinculante, establece planes de acción para una serie de tecnologías, entre las que incluye la bioenergía (biocombustibles y biomasa) y las energías solar térmica, fotovoltaica, minihidráulica, oceánica y eólica.

El objetivo del 20/20/20 para 2020 es llevar a Europa hacia el camino del futuro sostenible, con una economía que genere pocas emisiones de carbono y consuma menos energía.

Tras la adopción, en 2008, del paquete de medidas de la UE sobre cambio climático y energía, la Comisión Europea presenta la iniciativa del Pacto de los Alcaldes con el fin de respaldar y apoyar el esfuerzo de las autoridades locales en la aplicación de políticas de energía sostenible. Los gobiernos locales desempeñan un papel decisivo a la hora de atenuar los efectos del cambio climático, máxime si consideramos que el 80% del consumo energético y las emisiones de CO2 está asociado con la actividad urbana.

Es importante mencionar la existencia del SET Plan (Plan para el desarrollo de Tecnologías Estratégicas en el campo de la Energía), que pretende ser el pilar básico de la acción comunitaria entre 2010 y 2020.

Concretamente, la UE quiere que la industria coopere en la consecución del objetivo comunitario a través de las Energy Industrial Iniciatives (EIIs). Se están creando EIIs para las energías solar, eólica y nuclear, para la captura y almacenamiento de CO2, para el desarrollo de redes, la bioenergía y la novedosa smartcity (ciudad inteligente).

Si la participación española en las EIIs es muy interesante, donde se hace imprescindible participar es en otro de los pilares del SET plan, la Alianza Europea para la Investigación Energética (EERA), ya que los grupos de trabajo de esta red van a ser los que decidan el futuro de la estrategia energética en la UE, y eso siempre supone una ventaja a la hora de recibir fondos procedentes de Europa.

El 10 de diciembre de 2012 se constituye el Comité Técnico para la Normalización de Ciudades Inteligentes (CTN/178), se elige como presidente al director del Gabinete de la SETSI y se cuenta con AENOR como Secretaría Técnica. Pretende crear estándares que sean escalables, interoperables y sin dependencia tecnológica, al mismo tiempo que puedan definirse a través de métricas o similares.

El comité está estructurado en los subcomités de Infraestructuras, Indicadores y Semántica, Gobierno y Movilidad, y Energía y Medio Ambiente. Participan como miembros del comité todos los ayuntamientos de la RECI y otros miembros que se han inscrito también en los grupos de trabajo: el sector TIC, empresas relacionadas con el desarrollo de las ciudades, asociaciones empresariales y de usuarios, universidades, etc.

Finalmente se crea el programa Horizonte 2020.


Horizonte 2020 proporcionará financiación en todas las etapas del proceso de innovación, desde la investigación básica hasta que el producto llegue al mercado. Se complementará con nuevas medidas que permitan definir el Espacio Europeo de Investigación en 2014 para crear un mercado único del conocimiento, la investigación y la innovación.

La Comisión Europea invertirá hasta 80.000 millones de euros dentro de este programa.

Los resultados estarán dirigidos a proporcionar un beneficio directo a los ciudadanos. Por ejemplo, prestarán atención a los retos que plantea el envejecimiento de la sociedad, a la protección contra el delito cibernético o a la transición a una economía eficiente y baja en carbono.

Este plan es una de las principales herramientas para poder cumplir las metas marcadas en materia energética y climática en Europa y, añadido al programa horizonte 2020 se está desarrollando también el programa horizonte 2050.

Todos estos programas e iniciativas internacionales ponen en manifiesto la importancia de crear ciudades sostenibles, más aún si, además, atendemos a las cifras de previsión de crecimiento de población que incide directamente en la necesidad de gestión de recursos.

En 2008, por primera vez en la historia de la humanidad, la mayoría de la población mundial vivía en ciudades que, previsiblemente, crecerán en el futuro a más velocidad que las zonas rurales que las rodean.


Fuente: análisis de datos de Naciones Unidas, IBM Institute for Business Value.

Globalmente, el número de personas que viven en ciudades de más de un millón de habitantes pasará de los 500 millones de 1975 a casi 2.000 millones en 2025. Se estima que en 2025 solo en China habrá 221 ciudades que superen el millón de personas, mientras que Europa tiene en la actualidad 35.

Esta mitad de la población mundial que reside en ciudades hoy en día genera alrededor del 80% del PIB mundial. En concreto, 600 ciudades del mundo, que albergan una quinta parte de la población, generan el 60% del PIB mundial.

En Estados Unidos, la ciudad de Nueva York, con el 6,3% de la población, contribuye con el 10% del PIB a la economía estadounidense. En Brasil, Sao Paulo, que concentra el 10% de la población, representa el 25% del PIB brasileño. En todo el mundo, las 100 ciudades más grandes suponen el 30% del PIB mundial.

Según los datos del Programa HABITAT de las Naciones Unidas, entre 2000 y 2010 cerca de 230 millones de personas han dejado de vivir en suburbios carentes de servicios y han mejorado sustancialmente sus condiciones de vida en la ciudad. Esta cifra supone adelantar en 10 años los objetivos de desarrollo del Milenio inicialmente establecidos para 2020. De esos 230 millones de seres humanos que han pasado a disfrutar de condiciones dignas de vivienda, 125 se encuentran en China y la India, y 24 millones en África, especialmente en Marruecos, Egipto y Túnez. En resumen, en estos diez años la proporción de la población urbana que vive en suburbios carentes de los servicios básicos como el agua ha pasado del 39% en 2000 al 32% en 2010. En el año 2020 se espera que 889 millones de seres humanos vivan todavía en este tipo de suburbios.

Las previsiones apuntan a que los espacios urbanos serán cada vez más densos y tendrán que afrontar muchos problemas relativos a la gestión de recursos escasos, a la provisión de servicios públicos, a la gestión de la información, de la movilidad urbana y del tráfico, así como a la eficiencia energética y en general a la sostenibilidad.

Se estima que, en la actualidad, las ciudades consumen el 75% de los recursos y de la energía mundial y que generan el 80% de los gases responsables del efecto invernadero, aunque ocupan tan solo el 2% del territorio mundial.

En este contexto, las ciudades seguirán transformándose en ecosistemas cada vez más complejos, donde se incrementarán las necesidades energéticas, se efectuarán millones de transacciones al día y se proporcionarán una gran variedad de bienes y servicios, al mismo tiempo que se generará una gran cantidad de polución y de residuos urbanos. En paralelo, el perfil de las personas que vivirán en ellas también seguirá evolucionando, siendo cada vez más formado, saludable y exigente con su entorno, por lo que se reclamarán mejoras en la calidad de vida.

Como consecuencia, las ciudades han adoptado un papel central en el mundo urbanizado del siglo XXI. Disponen de más poder económico, ejercen una mayor influencia política y cada vez emplean capacidades tecnológicas más avanzadas para mejorar sus operaciones.

Smart City: Hacía la gestión inteligente

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