Читать книгу SOMOS VOZS - Silvia Adriana Lamanna - Страница 8
ОглавлениеEL PRECIO DE TU SILENCIO
El cucú de madera la había acompañado siempre. Fue en el cumpleaños número seis cuando su maestra de primer grado se lo había regalado, envuelto en papeles de colores y cerrado con un moño blanco. De madera, con la forma de una casita y del tamaño hoy de su mano adulta, tenía un reloj y el dibujo de una niña campesina, con las manos sujetas por detrás, saludando con una inclinación y una sonrisa a quien se asomara.
–¡Qué amor la maestra! –le decían todos cuando una y otra vez contaba la procedencia de aquel regalo.
Por años estuvo en su cuarto: fue alcancía, fue adorno, fue recuerdo y testigo del paso del tiempo. A lo largo de los años, había permanecido ahí, fiel recuerdo de su niñez y de los juguetes de su infancia.
Como fruto de un hechizo sin romper, había resistido mudanzas, cambios de vida, pilas de años y desprendimientos. Cincuenta otoños y primaveras. Cincuenta navidades. Cincuenta cumpleaños.
Claro que no siempre estaba colgado en la pared. A veces, guardado en una caja de recuerdos. Otras sobre alguna repisa en la pared.
Sin embargo, algo extraño pasó aquella mañana. Ella se levantó temprano como siempre. Se preparó un mate y salió al jardín. Era su momento mágico del día, cuando podía escuchar los sonidos de las hojas acariciadas por el viento, cuando podía observar el juego de luces que se producía al asomarse el sol por entre su parra.
Y en ese instante de silencio, de paz y de lucidez, lo entendió todo.
Por eso, fue a buscar su cucú. Lo sostuvo en sus manos, lo miró de frente. Largo rato. Algo le decía que esta sería la última vez que lo haría.
(Antes de seguir con esta historia, aprovecho para hacer un comentario al lector: no sé si usted sabe, pero en la geografía interior de las personas hay de todo: cráteres, montañas, mares, zonas áridas y llanuras. También hay depresiones y volcanes. Ahora sí podrá comprender lo que sigue...)
Y como si fuera un volcán en erupción, de su interior brotaron emociones como lava, algunas conocidas y otras sin nombre para ella.
Un miedo profundo, la humillación. “Algo habré hecho”. La vergüenza.
Todo eso estaba allí, dentro de esa casita de madera que en su fachada ocultaba una amenaza a su inocencia y ternura.
Buscó alcohol y fósforos. Y en un rinconcito de su jardín, justo debajo de la parra que la cubría con su sombra como un manto de vida, roció aquel cucú con todo lo que llevaba adentro y lo prendió fuego.
Y recién cuando lo vio arder, la magia la invadió y fue entonces que recuperó la voz y pudo contar lo que le había pasado y lo que el regalo, el histórico e inusitado regalo, había tapado por 18.250 soles y lunas:
El gesto violento de aquella maestra que le había tapado la boca con una cinta en aquella hora de clase cuando aburrida mi niña... no paraba de hablar.
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» Disparadores para el trabajo personal y/o grupal
Recuperando la VOZ
1.¿Te identificás con alguna escena del cuento?
2.Juguemos con los símbolos. Contanos qué te representa cada uno.
- El regalo (El cucú).
- La cinta en la boca.
- El volcán (la previa).
- El fuego.