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EL NIÑO RECIÉN
NACIDO

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Hace veinticinco años Martha conoció a una señorita que estaba embarazada. Era su primero embarazo. Varias veces dialogaron en cuento a que si los niños nacen con una naturaleza pecaminosa. Pocos días después del nacimiento del bebé, la señorita llamó a Martha para decirle que su recién nacido era puro e inocente y que de ninguna manera era un pecador. Ellas hablaron de lo que la Biblia dice de la naturaleza pecaminosa pero para la joven madre no había claridad al respecto. Seis semanas más tarde la joven madre volvió a llamar a Martha y dijo, “¿Se acuerda de lo que dije de mi bebé; que no era pecador y que era inocente? ¡He cambiado de parecer!”

Los bebes sí llegan al mundo siendo criaturas indefensas y muy dependientes. De allí resulta que por lo general dan la apariencia de ser inocentes. Sus cabezas son demasiado grandes para sus cuerpos y por lo tanto no pueden sostener en alto sus cabezas, ni sentarse hasta que sean mayores y más fuertes. Prácticamente lo único que son capaces de hacer es llorar, comer, y acurrucarse. Requieren un cuidado físico casi constante, especialmente si tienen cólicos.

Es muy breve el tiempo que duran los niños en ese estado pequeño porque ocurre una transformación física sorprendente desde el nacimiento hasta los doce meses de edad. Consideremos algunas observaciones generales respecto a niños típicos.

Peldaños en su Desarrollo

Por lo general un recién nacido llora, mira a su alrededor e intenta enfocar sus ojos para ver su mundo. Cuando ha cumplido seis semanas de nacido sus ojos pueden enfocar bien, puede mirar a alguien y devolver una sonrisa. Cuando ha cumplido doce meses los niños pueden gatear, agarrarse de algo para levantarse, sentarse, hablar muy expresivamente, y tal vez, decir dos o tres palabras.

Los recién nacidos tienen la tendencia natural de aferrarse al dedo de un adulto con sus pequeños dedos. A los doce meses puede recoger una pequeña migaja del piso y llevarla a su boca. ¡A los recién nacidos no les parece importar quién cuida de ellos, mientras que es muy obvio que a un niño de doce meses sí le importa! Los recién nacidos no pueden voltearse por si solos, por supuesto, pero un niño de doce meses por lo general, puede caminar sosteniéndose de algún mueble.

Anna, la hija de Martha, pidió que su mamá estuviera con ella para ayudarle después del nacimiento de su hijo, Tommy. Desde luego, eso no sería ningún problema para Martha! Anna fue enfática en decir, “Quiero que vengas a cuidarme a mí y yo quiero cuidar a mi bebé.” Y eso exactamente fue lo que hizo, con algunos consejos de parte de la Abuela. Dos años más tarde, cuando nacieron las gemelas de Anna, ella recibía con brazos abiertos a quienes quisieran encargarse de cambiar el siguiente pañal.

Así como actuó Anna es que toda madre inexperta tiene que superar la torpeza con que baña, viste y cambia los pañales de su recién nacido. Para cuando su bebé ha cumplido doce meses ya la mamá puede hacer estas tareas con facilidad y además el bebé pude ayudarle al extender un brazo o una pierna mientras es vestido o levantando la colita cuando le están cambiando el pañal.

No sabemos qué es lo que piensan los recién nacidos pero sí sabemos lo que piensa un niño de doce meses por la forma en que responde a solicitudes sencillas, tal y como decirle, “no”. La mayoría pueden decir “oh-oh” cuando el plato de comida cae al piso desde su silla. Un niño de doce meses comienza a entender la utilidad de los objetos de tal manera que puede sostener su vaso para tomar de él, usar su cuchara para alimentarse, y sostener la bocina de un teléfono para escuchar la voz de su padre.

La infancia es un periodo de tiempo durante el cual la mayoría de los padres tienen muchas preguntas. ¿Qué hacemos cuando…? ¿Es normal esto? ¿Cuándo dormirá sin despertar una sola vez durante la toda la noche? Un buen pediatra o aún una abuela con sentido común pueden responder estas preguntas, y otras. En lo que queda de este capítulo queremos dar atención a lo que Dios dice de estos preciosos bebes en su Palabra.

La Perspectiva Bíblica del Recién Nacido

Las Escrituras no nos dicen mucho acerca de los bebes. Lo que aprendemos proviene de los pasajes de las Escrituras que usan el bebé para ilustrar otro punto. Por ejemplo, en el libro de Lamentaciones se advierte al pueblo judío de un juicio que ha de venir sobre ellos por causa de su idolatría. Obviamente, los niños menores morirían primero en el juicio ya que son más vulnerables.

“Mis ojos desfallecieron de lágrimas…cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad. Decían a sus madres: ¿Dónde está el trigo y el vino? Desfallecían como heridos en las calles de la ciudad, derramando sus almas en el regazo de sus madres.” (Lam. 2:11–12)

Lo que enseña Lamentaciones 2 es la ira de Dios por causa de la idolatría de los judíos. El juicio catastrófico que resulta se presenta de manera vívida en la descripción del efecto que tendrá sobre los bebes debido a su vulnerabilidad.

En Mateo 21:16 encontramos las primeras tres instancias del uso de bebes a manera de ejemplos.

Y le dijeron: “¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?”

En este pasaje tanto niños como ancianos adoran a Jesús durante su “entrada triunfal” a Jerusalén, pocos días antes de su crucifixión. Aunque los niños recién nacidos no podían expresarse en palabras, le rinden honra en virtud de que son creados por el Señor mismo y Dios tiene compasión de ellos (ver Col. 1:16 y Jonás 4:11).

Otra ilustración e el Nuevo Testamento es el que el apóstol Pedro le escribió a los cristianos dispersados a través del Imperio Romano. Su propósito al escribir la carta fue ayudarlos a prepararse para la horrible persecución que no tardaría en comenzar y a la que estarían sometidos los cristianos bajo el reinado del Emperador Nerón. Pedro comenzó la carta infundiendo a los cristianos gran aliento por motivo de su salvación y luego les dijo, “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado” (1 Pedro 1:13). La manera en que ellos debían de “prepararse” era aprendiendo y obedeciendo, “la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1 Pedro 1:23), resultando esto en que, “[desearan] como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Pedro 2:2, adaptación añadida). Casi todos nos podemos identificar con la imagen de un bebé deseando la leche de su madre.

La tercera ilustración en el Nuevo Testamento es uno que el apóstol Pablo usa en la primera carta a los Tesalonicenses. En este libro Pablo está defendiéndose ante falsas acusaciones que han puesto en juicio sus motivaciones al predicar el evangelio. Pablo tenía de testigo a Dios para decir que él, “nunca [usó] de palabras lisonjeras…, ni [encubrió] avaricia… ni [buscó] gloria de los hombres” (1 Tes. 2:5– 6, adaptación añadida). Más bien, el modo de ser de Pablo fue manso y tierno, teniendo a los Tesalonicenses en muy alta estima.

Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos. (1 Tes. 2:7–8)

Pablo usa la ilustración de una madre que cuida tiernamente de sus hijos. Ellos son muy preciados para ella y siente gran afecto por ellos. Las madres en todo el mundo comprenden sin dificultad cual es el amor y cariño que siente una madre lactante.

En Tito capítulo dos, Pablo subraya la importancia del cuidado tierno de una hacia sus hijos. Allí enseña que las mujeres mayores deben enseñar, “a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos . . .” (Tito 2:3–4). Este amor de tipo filos implica tener un afecto tierno que atesora. Un bebé debe ser apreciado y amado por su mamá.

Dudo que una madre o un padre puedan darle a su bebé demasiados abrazos, besos y sonrisas tiernas. Zondra, la esposa de Stuart, recuerda que mientras en su regazo cabían sus dos hijos, Christa y Marc ella tomaba el tiempo de mecerlos y cantar con ellos. Cantaban una tierna canción que ella había escrito. La letra de la canción es: “Mami ama a Christa (o Marc) . . . Christa (o Marc) ama a Mami… se mece, mecen todo el tiempo…,” y así continuaba mencionando el amor de Papá y el amor de Jesús también. Zondra amaba y atesoraba tiernamente a sus bebes. (¡Y ahora Christa ama y atesora tiernamente a su propio bebé!)

Debemos amar y cuidar tiernamente de nuestros bebes. Es por eso que también debemos amarlos tanto como para “criarlos en la disciplina y la amonestación del Señor” (Ef. 6:4).

Disciplinando a los Recién Nacidos

Que los bebés no puedan hablar no es razón para creer que no tienen la capacidad de escuchar y obedecer. Siempre son capaces de comprender más de lo que pueden expresar verbalmente. Es por eso que los padres desde el comienzo deben enseñar a sus bebés el significado de “no”.

Enseñe a su bebé a responder a la voz suya cuando le habla en un tono normal. Cuando el bebé intenta agarrar algo que no debe tomar en sus manos dígale calmadamente, “no” y retire la pequeña mano del objeto. Si persiste, dele una péquela “palmada” (Esto se explica más tarde en este capítulo).

Los padres también deben disciplinar a sus recién nacidos cuando manifiestan actitudes pecaminosos. Esto raramente sucede y si tiene dudas, es mejor equivocarse optando por mostrar misericordia y dar lugar a pensar bien de su precioso bebé. Cuando un bebé demuestra una actitud pecaminosa frecuentemente se hace por medio de un llanto airado acompañado del gesto físico de lanzar su cabeza hacia atrás y retorcer su espalda. Todo esto debido a que no pudo tener lo que quería. Con calma dígale, “No, no le permitiré hablarme de esa manera,” y si no se calma de una vez, dígale “No,” y dele una pequeña “palmada.”

Aplique la palmada con la mano y antes de dar la palmada a su bebé, dese la palmada en la parte superior de la mano para confirmar que no va a usar demasiada fuerza. Por lo general son dos o tres “palmaditas” para los bebés, haciendo contacto los dedos suyos con las manos de ellos o gordura de sus pequeños muslos. Su intención es solamente sorprenderlos, pero si persisten en desobedecer o en una actitud pecaminosa tal vez sea necesario aplicar la “palmadita” con un poquito más de fuerza.

Algunas personas dicen que no se debe castigar a los hijos usando las manos ya que ellos tendrían temor de sus manos cuando vayan a abrazarlos o alzarlos. No estamos de acuerdo con esa perspectiva porque un hijo que tiene temor de la mano de su padre o madre, o a movimientos abruptos de estos, probablemente está reaccionando a comportamiento previo que sus padres hayan tenido cuando respondieron y golpearon airadamente a sus hijos. Su mano es la manera más segura de saber si está reaccionando más de la cuenta o dando palmadas demasiado fuertes. ¡Si la ira que siente es pecaminosa, no castigue a un hijo de ninguna de edad! Es necesario que usted controle las emociones propias antes de disciplinar a su hijo. Si para controlar sus propias emociones es necesario dejar pasar un tiempo antes de poderle dar una palmadita a su hijo, no lo castigue. Un recién nacido no podrá relacionar lo que hizo hace treinta minutos y lo que está ocurriendo ahora.

Cuando Anna, la hija de Martha, tenía seis meses de edad descubrió la dicha de poder darse vuelta. Se convirtió en experta haciéndolo y lo hacía muy rápidamente acompañado siempre de una sentida risa. Un día Anna comenzó su demostración de destreza para darse vuelta mientras que Martha intentaba cambiarle el pañal. Martha volvió a girar a Anna y le dijo, “No, debes permanecer quieta.” Martha recuerda que esto sucedió unas diez veces seguidas. No debió de haber durado tanto pero Martha al fin se dio cuenta que Anna estaba desobedeciendo y la giró una vez más, le dijo, “No,” y le dio una pequeña palmadita en el gordo de su pequeño muslo. ¡Anna nunca volvió a tener ese comportamiento! Ella lloró y también lloró Martha.

Cuando tenga dudas en cuanto a la disciplina de un bebé, siempre opte por tomar la decisión equivocada y ser más misericordioso. Aplique una “palmadita” solamente cuando tenga seguridad para hacerlo. En oración pídale sabiduría a Dios. Muchos padres nos dicen que no disciplinan a sus bebés porque creen que “él no tiene la suficiente edad para comprender.” Eso es verdad, pero es por medio de la disciplina y la instrucción que van a aprender a obedecer y entender lo que en verdad significa, “no”. Ahora demos atención al tema de la instrucción en el Señor.

La Instrucción en el Señor

Hable con su bebé con frecuencia desde el comienzo de su pequeña vida. Sonríe y sea expresivo. Nunca es demasiado temprano para que un niño vea la alegría que sienten sus padres cuando le hablan del Señor y su bondad.

No es demasiado joven para que le lean libros, sobre todo cuando un bebé está próximo a cumplir un año de vida. Libros sencillos con cuadros maravillosos a color estimularán su mente en la medida en que va madurando en entendimiento. Puede usted, incluir libros sencillos acerca de Dios y nuestro señor Jesucristo. Su hijo prestará atención durante muy corto tiempo, tal vez solamente un minuto o dos, pero aparte el tiempo y haga el esfuerzo.

Enseñe a su bebé a orar antes de comer los alimentos. Algunas familias se toman de las manos, pero sea o no esta su costumbre, su bebé puede aprender a estar en quietud y a escuchar durante unos segundos mientras usted da gracias al Señor por los alimentos.

Cante a sus pequeñitos “salmos e himnos y cantos espirituales” mientras está “alabando al Señor en su corazón” (Ef. 5:19). ¡Muchas veces el canto de una madre alabando al Señor calmará el corazón de un bebé quisquilloso y el corazón de una madre quisquillosa! Sin duda, la mamá que se deleita en el Señor traerá gozo al corazón de cualquier bebé aún cuando no tenga edad para comprender el significado de ello todavía. Si usted no conoce cantos cristianos y sencillos para niños, solicite al director del ministerio de niños que le de algunas sugerencias u obtenga un CD que contenga cantos acerca de Dios. Aprenda los cantos para que usted pueda enseñar a su hijo.

Imparta instrucciones sencillas y claras. Por ejemplo, “Obedezca a mamá y ven acá,” toda vez que a su bebé le extiende sus brazos. Otra instrucción clara es simplemente, “No,” mientras va retirando la mano del bebé de la toma eléctrica. Dentro de poco tiempo su bebé relacionará lo que usted dice con la obediencia. Sea paciente y amable al cuidar de su bebé. El cuidado de un recién nacido es muchas veces, puro amor ágape. Verdaderamente es una “obra de amor” a media noche o cuando usted se siente mal. Si llega sufrir por falta de sueño pida ayuda.

Cuando los padres están cansados es fácil dejar que sus pensamientos se tornen pecaminosos. El cuadro a continuación contiene ejemplos de “pensamientos pecaminosos de media noche” comparados con “pensamientos amorosos, tipo ágape.”

PENSAMIENTOSPECAMINOSOSDE MEDIA NOCHE PENSAMIENTOS AMOROSOSTIPO ÁGAPE
1. “¡No aguanto más!” 1. “Esto es difícil pero Dios me dará la gracia para perseverar así como el ‘amor [que] todo lo soporta.’ ” (1 Cor. 13:7; 10:13)
2. “¡Quisiera que [el bebé] nunca hubiera nacido!” 2. “[El bebé] es una bendición de Dios. Una de las maneras en que me bendice es brindando su ayuda para que yo crezca como cristiano. Me alegra que [el bebé] haya nacido.” (Sal. 127:3)
3. “¿Dios por qué me está haciendo esto?” 3. “El Señor me está probando esta noche y me está dando una oportunidad especial para demostrar el amor y para crecer en la gracia de Dios.” (Santiago 1:2–3)
4. “¡Esto me enfada sobremanera!” 4. “Por mi propia voluntad me llené de ira. Nadie me obliga. El amor es benigno. Puedo demostrar amor a mi bebecita levantándome y yendo a cuidarla con ternura.” (1 Cor. 13:4)
5. “No me queda energía para poder seguir dando.” 5. “El siervo fiel sirve de día y de noche. Oraré y le pediré a Dios que me ayude.” (Lucas 17:7–10; Heb. 4:16)

A través de los años durante los cuales se ha dado consejería a padres y han sido padres, Stuart y Martha han aprendido unos consejos que hacen que la vida de los padres y del bebé sea más fácil. No estamos hablando de “Así ha dicho el Señor,” pero tienen el respaldo del buen sentido común bíblico.

Consejos de Sentido Común

El primer consejo es que consiga dormir lo suficiente. Vaya a dormir temprano en lugar de quedarse tarde de noche viendo televisión, o en lugar de ponerse al día con sus tareas. Por lo general, aunque duerman toda la noche, los bebes se despiertan temprano en la mañana llenos de energía. Van creciendo rápidamente y tienen hambre. Aunque será tentador tomar tiempo para estar a solas durante las horas de la noche, vaya a dormir lo más pronto como sea posible. En el Salmo 127:2 el Rey Salomón escribe: “Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, Y que comáis pan de dolores;

Pues que a su amado dará Dios el sueño…” Ejercite disciplina para acostarse temprano por amor a su bebé.

De ser posible, la mama debe reposar durante unos 45 minutos, más o menos, para prevenir la fatiga. Si todas sus responsabilidades le representan una carga imposible de llevar, sobre todo sumando el cuidado de un recién nacido, su esposo debe aliviarle la carga. Es la responsabilidad de la esposa decirle a su esposo cuando requiere de su ayuda, pues él no puede saber lo que ella tan solo está pensando. Ella también podrá necesitar la ayuda de la familia en la iglesia o de sus parientes. Una madre no debe esperar a estar agotada para entonces pedir la ayuda de otros. Cualquier persona que ha tenido un bebé entenderá.

Entrene a su bebé a dormirse por si solo(a) en la cuna en lugar de acostarlo allí después de que se haya dormido. Al comienzo podrá llorar un poco pero espere, sea paciente. Deje pasar un tiempo breve y entonces verifique que el bebé está bien. Así todos, incluyendo el bebé, serán más felices y descansarán más.

Desarrolle un horario pero no lo venere. Un horario es tan solo una ayuda. Es de gran ayuda que la madre esté casi siempre en casa. Así podrá acostar a su bebé a la hora de la siesta, en un horario estable. Tenga un horario programado pero “en todo dad gracias” si el Señor cambia el horario que usted programó (1 Tes. 5:18). Por ejemplo, la esposa recibe una llamada telefónica de parte de su esposo. Él le informa que una rueda del auto se ha desinflado y él necesita que ella lo vaya a recoger. De manera providencial, Dios ha permitido algo que estorba a la esposa.

Es bueno tener un horario pero no juzgue a otros padres que no mantiene un horario tan estricto y permiten que sus niños tomen siestas cuando sea y donde sea. ¡Hay niños que creen que su casa es el carro! Aunque sea así, los niños pueden ajustarse muy bien y vivir contentos en la disciplina y amonestación del Señor con o sin un horario estricto.

Una palabra de precaución para las madres lactantes. Hay ocasiones cuando su producción de leche merma y su médico le recetará un medicamento para aumentar la producción de leche. Debido a la seriedad de posibles efectos secundarios tal vez quiera estudiar sus opciones.25

Conclusión

Hemos mirado lo que dice la Biblia en cuanto a los bebes y a que no son demasiado jóvenes como para que los padres comiencen a establecer un fundamento de disciplina e instrucción en el Señor. Tampoco es demasiado pronto para que ellos vean que sus padres se regocijan en ellos y en el Señor. Los bebes verdaderamente son un regalo Dios:

He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, Así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta. (Psa. 127:3–5)

Un bebé es una bendición que Dios da a los padres para que ellos amen su bebé y se maravillen de la creación de Dios. Los bebés son un regalo que reciben de Dios y traen consigo el beneficio adicional de que ayudan a los padres a crecer en su caminar con el Señor. Un nuevo bebé es testimonio de la bondad de Dios hacia ellos. Por medio de los bebés los padres reciben una oportunidad especial para humillarse ante Dios y decir: “Gracias por la maravilla de este bebé. Ayúdame a ser el padre, o la madre que tu quieres que yo sea, ejercitando confianza en ti y en tu bondadosa gracia.”

Preguntas para Repaso

1. Las Escrituras no nos hablan mucho acerca de los recién nacidos. ¿Cómo aprendemos acerca de ellos en la Biblia? Provea dos ejemplos.

2. Según los dos párrafos primeros en la sección “Disciplinando a los Recién Nacidos,” ¿cuándo y cómo debe comenzar a enseñarle a su hijo a escuchar y a obedecer?

3. ¿Es posible para un recién nacido tener una actitud pecaminosa? Si responde que sí, que debe hacer usted?

4. Bajo cada una de las categorías a continuación escriba cuatro ejemplos específicos de cómo criar a su bebé en la amonestación del Señor.

a. Sonría y sea expresivo.

b. Hable del Señor con alegría.

c. Leales libros y muéstreles cuadros.

d. Enséñeles a dar gracias antes de comer.

e. Cante a su bebé.

f. Imparta instrucciones sencillas y claras.

5. ¿Qué significa “el cuidado de un recién nacido es el amor ágape puro”?

6. Escriba tres cosas incorrectas que piensa o podrá haber pensado acerca de sus hijos cuando eran bebés.

7. Escriba los pensamientos correctos que deben tomar el lugar de los que anotó en la pregunta anterior. Para mayor ayuda, consulte el Apéndice D.

8. Lea de nuevo los “consejos de sentido común” que están al final de este capítulo. ¿Puede añadir otros?

9. Repase el último párrafo del capítulo tres y enumere las maneras en que los bebés son una bendición. ¿Puede añadir otros?

10. ¿Qué pide usted en oración a favor de su recién nacido?

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