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R. Lucas Platero

Lucas Platero Méndez combina su práctica docente con la investigación y el activismo por los derechos LGTBQ. Tiene la licenciatura en Psicología, Máster en Evaluación de Políticas Públicas y es Doctor en Sociología. Actualmente imparte clases en intervención sociocomunitaria en un instituto de educación secundaria; en varios programas universitarios de postgrado en género e igualdad, y en el Programa de Estudios del MNCARS, Somateca.

Su trayectoria personal y profesional va ligada a la coeducación desde una mirada a la diversidad humana y una atención especial a la construcción social de las identidades donde entran en juego múltiples variables: el sexo, la clase, el género, las condiciones funcionales, la procedencia, la sexualidad, etc. Incorpora este enfoque tanto en la investigación teórica como en su aplicación cotidiana en las aulas, desde donde también profundiza en las violencias de género y en la violencia y el bullying homofóbico.

Entre sus publicaciones, destacan: Transexualidades. Acompañamiento, factores de salud y recursos educativos, Bellatera, 2014; Intersecciones. Cuerpos y sexualidades en la encrucijada, Melusina, 2012; Lesbianas. Discursos y Representaciones, Melusina, 2008; Herramientas para combatir el bullying homofóbico, Madrid, Talasa, 2007.

Prólogo

R. Lucas Platero

¿Cuándo y cómo se crea el término transexual?, ¿quiénes han luchado en el contexto norteamericano a la hora de conseguir derechos para las personas que se salen de las normas de género, son travestis, transexuales o no binarias?, ¿cómo se hace la memoria de las personas trans*?, ¿qué líderes impulsaron otras maneras de entender las transgresiones de género?, ¿cómo es posible que tengamos tantos personajes trans* en las series de televisión de éxito actuales?, ¿hay más personas trans* y no binarias que hace un siglo?, ¿qué retos sociales se plantean gracias a las vivencias de las personas trans* y su activismo? Estas son solo algunas de las preguntas que se plantean en Historia de lo trans, un libro magnífico que aparece a finales de 2017 con una edición revisada y actualizada en castellano de la editorial Continta Me Tienes (y en inglés en la editorial Seal), y lo hace casi 10 años más tarde de su publicación original.

Con Historia de lo trans tenemos la oportunidad de acercarnos al trabajo histórico y político de Susan Stryker, que aún no es muy conocida en nuestro contexto, probablemente porque hasta el momento no hemos contado con traducciones de sus trabajos. La excepción la encontramos en el que su fue su primer artículo académico, «Mis palabras a Víctor Frankenstein desde el Pueblo de Chamonix: Performando la Ira Transgénero», traducido en Políticas trans. Una antología de textos desde los estudios trans norteamericanos (2015). También es relevante que Stryker ha estado recientemente en Barcelona, impartiendo la conferencia «Coged aire: Las políticas de vida trans actuales» (2016), en un ciclo de conferencias organizado por Cultura Trans, por lo que es conocedora de los cambios que se han producido para las personas trans* en el Estado español. Pero, ¿quién es Susan Stryker? Esta mujer trans* norteamericana es doctora en Historia de los Estados Unidos, por la Universidad de California, también es una conocida activista, autora de varios libros entre los que podemos destacar The Transgender Studies Reader (Routledge, 2006) y el que está escribiendo en la actualidad, Cross-Dressing for Empire: Gender and Performance at the Bohemian Grove. Ha dirigido documentales, como el premiado Screaming Queens: The Riot at Compton’s Cafeteria (2005). En la actualidad Stryker es profesora en la Universidad de Arizona, directora del Instituto de Estudios LGBT y coeditora de TSQ: Transgender Studies Quarterly, la primera revista académica sobre cuestiones trans* que no tiene un enfoque médico.

Historia de lo trans comienza presentando dónde se sitúa Susan Stryker frente a su objeto de estudio, la historia de las personas trans*, para subrayar que escribe desde los Estados Unidos y desde una generación muy determinada. Pensemos que su impresionante biografía evidencia una lucha intensa por sortear barreras que han penalizado su salida del armario como mujer, a sabiendas de que conseguir un trabajo en la universidad no es algo que se esperase de una mujer trans*, para quienes parece que encajaba mejor otras expectativas sociales. Tras esta introducción, Stryker sitúa el marco de la investigación que realiza e introduce la terminología que se utiliza a lo largo de la historia en los Estados Unidos para hablar de las personas que transgreden el sexo asignado en el nacimiento. Vocablos como transexual, travesti, transgénero, trans, trans*, travelo, hermafrodita, intersexual, entre otros, surgen en momentos históricos determinados, con diferentes cosmovisiones que dan el significado a las rupturas con el sexo asignado en el nacimiento, la expresión, corporalidad o identidad de una persona. Una historia y una terminología que hemos de entender con la distancia y la necesidad de reconocer que no tienen la misma trayectoria y enraizamiento que en lugares de habla hispana.

Por ejemplo, si nos fijamos en la palabra travesti, en la Argentina actual es un término autorreclamado por sus protagonistas para la lucha política y social (Berkins, 2003), mientras que en el Estado español su uso fue más frecuente antes de los años ochenta, y ahora ha sido relegado a una actividad ligada al crossdresser. Lo mismo ocurre con transexual y transgénero, que tienen un uso radicalmente distinto en inglés que en español; el término aglutinador o paraguas de uso amplio y que ha tratado de ser inclusivo en los Estados Unidos ha sido desde los años noventa transgénero (transgender), mientras que en castellano ha sido transexual (transsexual), y más tarde trans (y puede que también trans* con asterisco), sin hacer demasiadas distinciones entre quienes hacen modificaciones corporales y quiénes no (Platero, 2014; Missé y Galofre, 2015). En inglés, transsexual se ha ido reservando para señalar a aquellas personas que han hecho modificaciones corporales, frente a transgender, que no necesariamente se identifica con tales modificaciones o con un tránsito medicalizado al uso. El término transgénero en español ha sido menos usado, si bien quizás se ha hecho con un uso más politizado.

Cabría preguntarse el porqué de este frenesí lingüístico, cuestión que se complica aún más con las vivencias no binarias y el deseo de hacerlas patentes en el lenguaje (con el uso de palabras que terminan en «e», por ejemplo, frente a otras propuestas de lenguaje inclusivo que se sirven del término persona, términos unisex, el uso de la @, x o *). Por una parte, demuestra que sus protagonistas no terminan de estar a gusto con las palabras que la medicina o la ley ha elegido para ellas, denominaciones que a menudo son peyorativas, con lo que supone un reclamarse en primera persona. No solo esto, sino que las protagonistas de estos debates y experiencias son a su vez muy críticas con el lenguaje que se utiliza sobre ellas mismas, personas que a su vez viven bajo un intenso escrutinio social. Pone en evidencia que si bien puede que parezca que el debate está en el terreno del lenguaje (por sus connotaciones, sus efectos no deseados, sus características y si «dan juego» o no), es también muy relevante cómo usamos estas palabras para excluir a algunas personas (Serano, 2015). Así, este dinamismo del lenguaje refleja un constante movimiento de significados emergentes que requieren de nuevas expresiones, por ejemplo, asociadas a la visibilidad de la infancia trans* o las personas no binarias. De hecho, cada vez que parece que hemos conseguido mapear qué palabras hay, cuáles nos gustan o resultan útiles y cuáles no, se está creando el significado que necesitará de una palabra para poder concebirse. Otra de las realidades que se pone de manifiesto es que constantemente surge la necesidad de una terminología inclusiva (transgénero, trans, trans*…), frente a la mirada restrictiva que se utiliza desde marcos médicos o legales, así como por la cooptación de vocabulario que transforma su significado.

Además de dar un sentido histórico a la gramática trans*, Stryker nos muestra los eventos y personas claves para entender la visibilidad de las cuestiones trans* a día de hoy, realizando un ejercicio de genealogía que resulta necesario. Nombra, por ejemplo, las leyes municipales que prohibían a los hombres vestir como mujeres (1863); a quienes sirvieron en el bando confederado de la guerra pasando por hombres, como Harry Buford; incluye extractos de cartas recogidas por Magnus Hischfeld (1909); nombra a activistas pioneras como Louise Lawrence, Virginia Prince, Sylvia Rivera, Martha Johnson, Reed Erickson, Suzy Cooke, Leslie Feinberg o Angela K. Douglas, entre otras. Nos recuerda que antes de las tan nombradas revueltas de Stonewall Inn hubo otras en la cafetería Compton’s (1966) o que la homosexualidad ha podido ser un término aglutinador que incluía lo que ahora entendemos como transexualidad, poniendo en el mapa nombres de organizaciones, personas y hechos clave.

Es necesario enfatizar que Stryker narra la historia de la transexualidad y lo trans* en los Estados Unidos que, a pesar de su influencia global, no es la misma historia que se ha vivido en otros lugares, como en el Estado español o en Latinoamérica. Si tomamos como ejemplo el Estado español, no es hasta los años cincuenta del siglo pasado cuando se activa el término transexual (Vázquez García, 2011), de manera que las personas transexuales como sujetos políticos no emergen hasta un momento político de transición democrática, ligada a la liberación homosexual y la lucha contra la ley de peligrosidad y rehabilitación social, junto con otros movimientos sociales. Sería una historia de lo trans* distinta también por las relaciones que han establecido los diferentes movimientos sociales entre sí, como son los movimientos feministas, sobre los derechos sexuales y reproductivos, las libertades sexuales y el activismo trans*, entre otros (Platero y Ortega, 2016). Por poner un ejemplo concreto, la persistencia e impacto de un feminismo dedicado a excluir a las mujeres trans* (TERF) no tiene la misma trayectoria en el Estado español o en Latinoamérica que en Estados Unidos (Osborne, 2017). Parte de esta diferencia tiene que ver con compartir una trayectoria de lucha que ha dado valor a la aportación feminista que han hecho las trabajadoras del sexo trans*, el papel destacado de algunos feminismos lesbianos a la hora de vincularse con las mujeres transexuales en los años noventa y más tarde, la inclusión de hombres trans* en debates feministas así como el contexto dinámico de cambios en el que se inserta hace que en el Estado español este movimiento TERF sea menos relevante.

Susan Stryker utiliza un lenguaje sencillo y accesible, con el que consigue transmitir con una gran claridad que los estudios sobre las personas trans* tienen una importancia que va más allá de ser una minoría social, para situarlos en un marco más amplio de luchas en los movimientos sociales, y el seno del feminismo en particular. De hecho, apuesta por una mirada transfeminista e interseccional, que tiene en cuenta otros lugares situados, como puede ser la diversidad funcional, la racialización, la procedencia nacional, la clase social o las creencias religiosas, entre otras identidades sociales de las personas trans*. Además, hace hincapié en que la historia de las personas trans* en los Estados Unidos refleja necesariamente el devenir histórico, político y social de este país, una suerte de ensamblajes que hace posible la visibilidad y presencia pública que tiene la transexualidad hoy en día, incluso cuando la crisis económica de 2008 ha supuesto un mayor recorte en derechos y recursos.

Otra cuestión que es de suma importancia es que este es un libro sobre las personas trans* escrito por una de sus protagonistas. Algo que no es muy frecuente si tenemos en cuenta que habitualmente la producción del conocimiento suele estar en manos de personas que conciben la transexualidad como una enfermedad o un problema legal, una curiosidad antropológica o una novedad. Poder tener una mirada tan globalizadora y comprehensiva sobre los factores históricos y sociológicos que construyen las vidas de las personas trans* en Norteamérica es solo posible desde esta situación privilegiada de protagonista, activista e investigadora. Esta cuestión sobre la agencia de las personas trans* en la creación del conocimiento, así como su representación pública, ya sea en la ficción o vida real, está presente a lo largo de todo el libro. En especial, cuando se refiere a las artes o medios de comunicación, donde es muy frecuente, por ejemplo, la producción de películas hechas para un público que no es trans*, pero sobre una temática trans*.

Historia de lo trans es un libro valioso que contribuye a trans-formar la mirada que tenemos sobre el género, las personas que transgreden los roles asignados con la asignación de un sexo en el nacimiento, así como de las relaciones entre movimientos sociales. Se dirige a muchos públicos y resulta relevante para investigadores y estudiantes de ciencias sociales y humanidades; para el activismo y los movimientos sociales, para profesionales de la intervención social, es significativo para historiadores e historiadoras, y en suma, para todas aquellas personas que quieran dar un rigor histórico y sociológico al conocimiento sobre las personas trans*. Este trabajo también pone de manifiesto la carencia de un estudio de una profundidad similar sobre lo trans* y las personas trans* en el Estado español, si bien también es importante señalar que existen trabajos destacados de autores trans* como Miquel Missé, Juana Ramos, Pol Galofre, Norma Mejía, Amets Suess, Ian Bermúdez, Mar C. Llop o Lucas Platero, entre otros.

Para terminar, me gustaría señalar el momento en el que emerge esta narración de la historia de lo trans*, que sucede en mitad de una recesión conservadora que está haciendo impacto en muchos estados-nación, no solo en los Estados Unidos. Este giro conservador cuestiona la linealidad de la narración que plantea la consecución de derechos como un avance unidireccional y en el que se asocia progreso a lo occidental o la modernidad. Desde una visión crítica y decolonial, los derechos y oportunidades vitales de las personas trans* están siempre ensamblados y entretejidos con la producción social de la racialización, clase social, pasabilidad y cisapariencia, diversidad funcional, migración y otras experiencias de importancia estructural.

Bibliografía

Berkins, Lohana (2003), «Un itinerario político del travestismo» en Diana Maffía (comp.), Sexualidades migrantes. Género y transgénero, Edhasa, Buenos Aires, pp. 127-137.

Galofre, Pol y Miquel Missé (eds.) (2015), «Introducción», Políticas Trans. Una antología de textos desde los estudios trans norteamericanos, Barcelona y Madrid, Egales, pp. 19-28.

Platero, R. Lucas (2014), Trans*exualidades. Acompañamientos, factores de salud y recursos educativos, Barcelona, Bellaterra.

Platero, R. Lucas y Esther Ortega Arjonilla (2016), «Building Coalitions: The Interconnections between Feminism and Trans* Activism in Spain», Journal of Lesbian Studies, 20(1):46-64.

Serano, Julia (2015), «Regarding Trans* and Transgenderism», Whipping Girl, 27 de agosto, accesible en http://bit.ly/2yNis9z (consultado el 08/11/2017).

Stryker, Susan (2015 [1994]), «Mis palabras a Víctor Frankenstein desde el Pueblo de Chamonix: Performando la Ira Transgénero», Políticas trans. Una antología de textos desde los estudios trans norteamericanos, traducido por Lucas Platero, ed. Pol Galofre y Miquel Missé (ed.), Barcelona-Madrid, Egales, pp. 135-162.

Vázquez García, Francisco (2011), «¿Por qué en la edad moderna no podía haber transexuales? Cuatro casos de transmutación sexual en España (siglos XVI-xx)», Ubi Sunt? (26), pp. 49-58.

Historia de lo trans

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