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Las gafas invisibles

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A veces llevamos puestas unas gafas invisibles que no nos permiten ver bien. Son unas gafas un poco engañosas. Según cómo sean, nos veremos a nosotros mismos de una forma o de otra.


LAS GAFAS ZALAMERAS

Si llevas puestas estas gafas, quizá creas que eres el mejor, que eres perfecto, que no tienes defectos ni nada que mejorar. Piensas que eres superior a los demás. Eso es porque las gafas zalameras siempre te regalan los oídos: «Eres lo más», «Te lo mereces todo», «No hay nadie como tú». Siento decirte que estas gafas mienten: nadie es perfecto ni superior a otro.

Siempre podemos mejorar.

LAS GAFAS QUEJICAS

Si llevas puestas estas gafas, quizá pienses que eres un desastre y que no vales para casi nada. Eso es porque las gafas quejicas siempre se fijan en nuestros defectos y, por si fuera poco, tienen un efecto lupa que los aumenta hasta dimensiones estratosféricas: «Soy lo peor», «Estoy horrible». Piensas que no puede salir nada bueno de ti. Te gustará saber que estas gafas también mienten: todos tenemos cosas buenas y muchos defectos se pueden mejorar.

Si has detectado que llevas alguna de estas gafas, entonces lo mejor es que las gradúes para que perciban la realidad y te digan la verdad. Normalmente, aquellos que más nos quieren, pueden ayudarnos a graduar las gafas.

LAS GAFAS DE LA VERDAD

Estas gafas tienen el cristal transparente. Observan tratando de ser objetivas, sin juicios ni comparaciones. Nos muestran tal y como somos. Con nuestras virtudes y nuestros defectos. Nos ayudan a mejorar y a querernos tal y como somos. Cuando te mires al espejo, asegúrate de que llevas estas gafas puestas.

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