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PRIMER DESAFÍO
ОглавлениеREÚNETE DE MANERA DIFERENTE Y MEJOR
¿Recuerdas ese juego sencillo que jugábamos con nuestras manos en la escuela dominical cuando éramos niños?
«Aquí está la iglesia. Aquí el campanario. Abre las puertas y ve a toda la gente».
Cuando abrías las manos, si entrelazabas los dedos hacia adentro, estos representaban a todas las personas dentro de la iglesia. Es un ejercicio divertido para enseñarlo a tus hijos o nietos.
Sin embargo, con el paso de los años este pequeño ejemplo se hizo menos popular. Con precisión teológica y bíblica, la gente señaló que el edificio de la iglesia no es la iglesia. De hecho, algunas personas insistieron en que dejáramos de usar la frase «ir a la iglesia». Ellos sostenían firmemente que las personas son la iglesia; ellos no van a la iglesia. Como gente menos optimista, estos parecían preferir la otra versión del juego: «aquí está la iglesia, aquí está el campanario», en el que entrelazas los dedos hacia la parte exterior de tus manos y cuando las abres, «¿Dónde está toda la gente?».
Suspiro.
Está bien, lo entiendo. La iglesia no es el edificio, y el edificio no es la iglesia, pero las instalaciones de la iglesia son el lugar donde la iglesia se reúne. Las instalaciones de la iglesia pueden ser un edificio de iglesia tradicional. Puede ser una casa. Puede ser una arboleda. De todas formas, es un lugar donde la iglesia se reúne.
El escritor de Hebreos desea que los miembros de la iglesia se animen y se motiven unos a otros. En su carta, él es explícito respecto a este deseo y esperanza: «Pensemos en maneras de motivarnos unos a otros a realizar actos de amor y buenas acciones».1 Entonces, ¿cómo hacemos esto? Observa el versículo siguiente: «Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca».2
¿Entendieron eso? Como creyentes y compañeros, siempre que nos reunimos nos animamos unos a otros. La iglesia reunida es importante. De hecho, durante la pandemia, extrañamos sobremanera a la iglesia presencial, reunida.
No obstante, la cuarentena también nos dio la oportunidad de reflexionar. A medida que los líderes de iglesias planeaban el retorno a la iglesia reunida, comenzaron a plantearse importantes interrogantes: ¿Estamos administrando de manera óptima las instalaciones de nuestra iglesia? ¿Qué podemos hacer diferente? ¿Qué podemos hacer mejor?
Muchos líderes de iglesias están viendo la era poscuarentena como un buen momento para hacerse estas preguntas. Y muchos están optando por hacer las cosas de manera diferente.
Volver a la Iglesia simple
Cuando Eric Geiger y yo escribimos Iglesia simple hace muchos años, desarrollamos la tesis de que las iglesias necesitan un plan bien definido de discipulado. Basado en la investigación de Eric, descubrimos que muchas iglesias ya habían desarrollado dicho plan, y comunicaban su proceso de discipulado mediante una declaración de visión.
Sin embargo, no estábamos plenamente preparados para las respuestas que recibimos a Iglesia simple, sobre todo en un área. Una de las claves para ser una iglesia simple, planteamos, era enfocarse en aquellas áreas que eran esenciales para la misión de la iglesia y, de ser posible, eliminar todo lo demás.
Esas dos palabras, enfocar y eliminar, se convirtieron en gritos de combate para muchos líderes de iglesias. Algunos obraron con sabiduría, eliminando el trabajo improductivo no esencial, sin crear demasiada controversia. Algunos líderes no fueron tan sabios. Al igual que el proverbial elefante en la tienda de porcelana, crearon más división que eficiencia.
Aun así, la esencia del problema era fundamental. Nuestras iglesias se habían enfrascado en intentar hacer demasiadas cosas que no eran esenciales para la misión central de la congregación.
Las instalaciones de la iglesia se convirtieron en el foco de la iglesia ocupada. A menudo mediamos la salud de una congregación por la cantidad de veces que las personas acudían a las instalaciones para servicios de adoración, grupos, ministerios, programas y eventos. Supusimos que un edificio lleno era señal de vitalidad y salud.
Las consecuencias no planificadas de tener una agenda colmada de actividades en la iglesia fueron muchas. Por ejemplo, algunos miembros de iglesias estaban tan ocupados «yendo a la iglesia» que no podían hacer misión en su comunidad. Los miembros más activos a menudo eran los menos evangelizadores, ya que pasaban mucho tiempo dentro del edificio en lugar de estar afuera, en la comunidad.
Las familias a menudo padecían también. Los padres tenían menos horas para pasar tiempo en familia, debido al flujo constante de actividades en la iglesia. Aunque en realidad la iglesia local no fue la única culpable que contribuyó a la familia atiborrada, para muchos constituyó un factor importante.
Las iglesias también tuvieron desafíos para reclutar voluntarios. Demasiada gente estaba demasiado ocupada. No tenían tiempo libre que ofrecer.
Ahora ante nosotros tenemos una nueva oportunidad. Hemos visto que la iglesia puede sobrevivir, incluso prosperar, sin el uso diario de sus instalaciones. Y aunque ciertamente abogamos por la importancia de reunirse presencialmente, también vemos la oportunidad en la era poscuarentena de usar nuestras instalaciones para propósitos mayores y más eficientes.
Este breve capítulo no constituye de manera alguna un compendio exhaustivo de formas de reunirnos mejor y más eficientemente en nuestras instalaciones. Sin embargo, espero que esta presentación estimule tu creatividad.
Cuando la comunidad se reúne en nuestras instalaciones
Mi equipo y yo estábamos haciendo una consulta para una iglesia que, durante casi una década, había estado experimentando un declive sutil pero notable. Ellos deseaban que los ojos de afuera miraran a su congregación. Se encontraban en una comunidad con un buen crecimiento demográfico. Tenían muy buenas instalaciones. Tenían solidez financiera. Y no habían presentado conflictos ni controversias relevantes en la iglesia.
¿Qué podría estar mal?
Como solemos hacer en muchas de nuestras consultas, solicitamos todos los documentos sobre la iglesia, tanto digitales como impresos. Un documento de esta iglesia era particularmente fascinante. Se titulaba «Políticas y procedimientos para el uso de las instalaciones de la iglesia». Tenía sesenta y cuatro páginas. En serio.
Mientras nuestro equipo leía este voluminoso libro de reglamentos, una cosa estaba muy clara: era un tratado sobre cómo mantener a la comunidad alejada de la iglesia.
Comprendo que las iglesias deben tener algunos lineamientos para sus instalaciones con propósitos de coordinación y responsabilidad legal. Pero este manual era ridículo. Esto era un síntoma del enfoque hacia adentro de la congregación. Había demasiadas reglas y regulaciones que regían a los no miembros. Cualquier invitado que recibiera el documento habría entendido un mensaje claro: no eres bienvenido aquí.
¿Qué tal si ponemos este pensamiento de cabeza? ¿Qué tal si consideramos las instalaciones de nuestra iglesia como una herramienta para alcanzar nuestra comunidad? ¿Qué tal si pensáramos en formas de atraer a la comunidad en lugar de mantenerla alejada?
Este es un concepto novedoso para muchas iglesias poscuarentena.
Es hora de reajustar nuestra perspectiva en esta nueva era. Es hora de reajustar cómo usamos nuestras instalaciones. Durante demasiados años, las instalaciones de la iglesia han sido principalmente para el beneficio de los miembros. En ocasiones, alguna iglesia promocionaba la construcción de una nueva instalación como una forma de alcanzar a la comunidad. La mayoría de las veces, era una promesa vacía. Tan pronto como se culminaba la instalación, se convertía sencillamente en un nuevo lugar para los miembros de la iglesia.
¿Qué tal si miráramos las instalaciones de nuestra iglesia desde la perspectiva de la comunidad? John Mark Clifton cuenta sus experiencias cuando comenzó a servir como pastor de la Iglesia Bautista Wornall Road en Kansas City. La iglesia estaba a punto de cerrar; se había vuelto irrelevante para la comunidad.
Los pocos miembros que quedaban en la congregación albergaban pocas esperanzas para su iglesia. Solamente el mantenimiento aplazado de sus grandes instalaciones parecía una barrera insuperable para los pocos fieles. Entonces, cuando el nuevo pastor sugirió que prepararan la iglesia para la comunidad, pareció una ingenuidad enorme o una broma cruel. Necesitaban miles de dólares para poder utilizar las instalaciones de su iglesia. Apenas podían pagar sus facturas de servicios públicos. ¿Entonces cómo podrían renovar el edificio de su iglesia para la comunidad?
No obstante, el pastor emprendió la obra con unas pocas latas de pintura y la ayuda de voluntarios. Pintaron una habitación con colores brillantes y variados. La llamaron «la sala de cumpleaños». Luego los miembros pusieron volantes en las puertas de sus vecinos. El mensaje era sencillo pero convincente. La iglesia proporcionaría un lugar para que los niños del vecindario celebraran sus cumpleaños. Gratis. Los miembros de la iglesia ayudarían en las fiestas. Lo único que los vecinos tenían que hacer era reservar y presentarse con los niños.
Fue transformador. No solo para las familias del vecindario; fue transformador para la iglesia. Por lo general, las iglesias darán la bienvenida a la comunidad para eventos señalados y bien planificados. La cantata navideña. La presentación de Semana Santa. El concierto de los niños. Y estos eventos no tienen nada malo. Pero ¿y si probáramos algo diferente? ¿Qué tal si le preguntamos a la comunidad cómo las instalaciones de nuestra iglesia podrían serle de mejor utilidad? ¿Qué tal si ponemos de cabeza el propósito de los edificios de nuestra iglesia? ¿Qué tal si las instalaciones se convierten en un lugar para la comunidad y en un lugar en la comunidad?
Durante la cuarentena, muchos líderes y miembros de iglesias descubrieron que la iglesia seguía siendo la iglesia; incluso sin sus instalaciones. Sí, deseábamos volver a las reuniones presenciales para estar con nuestros amigos, pero descubrimos que podíamos hacer muchas cosas como iglesia sin depender de nuestros edificios. De hecho, el mundo digital abrió posibilidades que muchas congregaciones nunca habían considerado, y mucho menos probado.
Al parecer, nos dimos cuenta de que nuestras instalaciones eran más herramientas que necesidades. ¿Qué tal si ahora usamos esas herramientas para llegar y ministrar a nuestra comunidad?
Hace poco realicé un recorrido por las instalaciones de una iglesia en Georgia que habían sido remodeladas para servir mejor a la comunidad. Casi la mitad de los grandes edificios ahora estaban destinados específicamente para las necesidades del vecindario. Una sección era una extensa área de descanso para el cuerpo policial. Otra área era utilizada como clínica médica. Una vez terminado, el edificio incluía numerosas lavadoras y secadoras que los residentes de la comunidad podían usar sin costo alguno. Durante ciertas horas, la lavandería de la iglesia se utilizaba para cuidar niños.
Otra iglesia en un grupo demográfico económico diferente comenzó a hacer planes para establecer asociaciones con empresas locales. Ya tenían un lugar para que los miembros de la comunidad usaran Wi-Fi gratis; pero ellos querían hacer más. Cuando supieron de otras iglesias que tenían tiendas de emparedados y restaurantes en las instalaciones, propiedad de empresas con fines de lucro, y de una iglesia que abrió sus instalaciones a un preescolar privado en lugar de reinventar la rueda al comenzar su propio ministerio preescolar, se inspiraron para asumir un enfoque de pizarrón vacío y pensar creativamente sobre sus opciones. Estoy seguro de que esta iglesia pronto se convertirá en un imán en y para su comunidad.
Los líderes de una iglesia rural, ubicada en un área escasamente poblada, que no posee nada que se asemeje a un centro comunitario en unas treinta millas (50 kilómetros) a la redonda, ahora sueñan con usar su centro de adoración y salón de comunión para las necesidades de la comunidad. Se dieron cuenta de que la pequeña escuela en el área no tiene un espacio adecuado para celebrar eventos. Sin embargo, el centro de adoración de la iglesia tiene espacio para casi doscientas personas. Es ideal para eventos comunitarios y escolares.
¿Entiendes el mensaje? Si ya nos acostumbramos a prescindir de nuestros edificios durante muchas semanas, ahora podemos ver las instalaciones de nuestra iglesia con otros ojos. Podemos verlas más como una herramienta de alcance que como un área de retiro para los miembros.
Las iglesias en Estados Unidos y en todo el mundo poseen propiedades e instalaciones por valor de miles de millones de dólares. Dios nos ha provisto estos recursos para que seamos buenos mayordomos. Cada semana, gran parte de las instalaciones de la iglesia permanecen sin ser utilizadas. Es hora de volver a examinar el uso de nuestras instalaciones. Es hora de abrirlas a nuestras comunidades.
Una nueva mentalidad: en busca de señales
He dirigido o participado en cientos de consultas de iglesias. Una de las primeras cosas que nuestro equipo de consultoría hace en el lugar es recorrer las instalaciones de la iglesia. Nos fijamos en el área de estacionamiento. Hacemos una evaluación rápida de la capacidad en el centro de adoración. Nos centramos en la seguridad e higiene del área para los niños. Preguntamos sobre el flujo del tráfico automotor y peatonal.
Entre nuestros muchos puntos a inspeccionar hay un inventario sobre las señales dentro y alrededor de los edificios de la iglesia. ¿Hay buena señalización direccional cuando se entra al estacionamiento? ¿Pueden los visitantes encontrar con facilidad la entrada principal al edificio de la iglesia? ¿Están los baños claramente señalizados? ¿Pueden los padres jóvenes ver en su primera visita a dónde llevar a sus hijos?
Con el paso del tiempo, hemos notado mentalmente y, a veces, hemos escrito sobre «señales no deseadas». Estas son las señales que les indican a los miembros e invitados (generalmente a los invitados) lo que no pueden hacer. No entre con café al santuario. No pase al servicio de adoración después de las 11:15 a. m. No merodee por el estacionamiento. No use patinetas.
Tú entiendes.
Si bien algunas de estas señales están allí por razones de seguridad y responsabilidad legal, la mayoría han sido colocadas para evitar que los extraños estropeen la propiedad de la iglesia. Las señales son una expresión externa y física de una iglesia enfocada hacia adentro. Las instalaciones de la iglesia son un refugio exclusivo para los miembros de la iglesia. No molestes al club religioso ni a ninguno de sus artefactos.
La iglesia poscuarentena tiene una nueva oportunidad porque Dios nos ha dado una manera de ver las instalaciones de nuestra iglesia desde una nueva perspectiva. Aprendimos que para tener una iglesia no es absolutamente necesario tener instalaciones de millones de dólares, pero tal vez, solo tal vez, dado que muchos de nosotros ya tenemos estas instalaciones, Dios tiene la intención de que las usemos para el bien de nuestras comunidades.
Es posible que tengamos que limpiar un poco más, y pintar las paredes con más frecuencia. No obstante, ese es un precio muy módico a pagar a fin de llegar a las personas que nos rodean con el evangelio de Jesús que salva vidas.
Abre las puertas más a menudo
Mi conversación con un pastor de Virginia fue reveladora. Antes de la pandemia, su iglesia nunca había transmitido en vivo sus servicios. Al igual que a otros líderes, la necesidad lo llevó a saltar al mundo digital.
«No podíamos reunirnos en persona, así que tuvimos que hacerlo virtualmente —me expresó—, pero nuestra iglesia no es tan grande; nunca habíamos probado Facebook Live ni nada parecido. Teníamos que aprender rápido. Al principio fue difícil, pero lo asimilamos bastante bien».
Mientras que otros pastores y líderes de iglesias estaban entusiasmados con la cantidad de visitas de Facebook que estaban recibiendo al comienzo de la cuarentena, este pastor de Virginia no se mostraba muy entusiasta. «Intuitivamente, no le di mucha importancia a la cantidad de personas que pudieron habernos observado durante tres segundos o treinta segundos. Era casi como una moda pasajera».
Sin embargo, lo que me fascinó de nuestra conversación fue su perspectiva totalmente diferente sobre el proceso de transmisión en vivo, al menos en comparación con la mayoría de sus compañeros.
«Si bien mis amigos pastores estaban entusiasmados con las visitas, me di cuenta de que algo más estaba ocurriendo —indicó—. Los miembros de mi iglesia comenzaron a informarme sobre los diferentes días u horarios en que veían los servicios, y lo mismo escuché de varias personas en la comunidad».
Por la intensidad en su rostro, pude notar que su mente estaba trabajando. «Fue una gran lección para mí —continuó con más entusiasmo aún—. Las personas “asistían” a nuestros servicios en diferentes momentos y en días diferentes. Antes de la COVID-19, estábamos pensando que tendríamos que agregar un segundo servicio de escuela dominical. Ya no. Tenemos esta instalación de buen tamaño que casi nunca se usa, excepto unos dos días a la semana. Si la gente nos está viendo digitalmente en momentos diferentes, tal vez les gustaría tener diferentes opciones en cuanto a días para asistir a un servicio presencial.
El pastor comenzó a probar los jueves por la noche, y hasta ahora, está animado por la respuesta. Nuestro equipo de Church Answers le informó que aproximadamente un tercio de la fuerza laboral estadounidense trabaja los domingos, y él realmente quiere alcanzar a ese grupo en su comunidad.
Solo hizo falta una pandemia y un poco de reflexión sobre el uso de las instalaciones de su iglesia para moverlo en esa dirección.
Dos (o más) iglesias, una ubicación
Las últimas dos décadas han sido testigos del rápido crecimiento de las iglesias con varias sedes. En los primeros días de este movimiento, estas iglesias a menudo se describían a sí mismas como «una iglesia, dos ubicaciones». Este fenómeno no muestra señales de detenerse. Hubo un tiempo en que el movimiento de iglesias con varias sedes era algo únicamente de las iglesias más grandes. En la actualidad, las iglesias de todos los tamaños pueden tener más de una ubicación.
Un plantador de iglesias quien es parte de nuestra comunidad Church Answers compartió una historia sobre una reunión digital providencial con otro miembro de la comunidad. Los miembros a menudo sostienen conversaciones en nuestro foro llamado Church Answers Central.
«Estábamos comentando sobre el momento de la reapertura —comenzó a explicar—. Le expresé que nuestra situación era particularmente desafiante porque nos habíamos estado reuniendo en una escuela secundaria local, y esta se demoraría en abrir».
De alguna manera, uno de los pastores en el foro notó que el plantador de iglesias se encontraba en su misma comunidad. «Fue un momento increíble —nos comentó el joven plantador de iglesias—. Me envió un mensaje y comenzamos a comunicarnos. Eso condujo a varias llamadas telefónicas; y finalmente él nos invitó a compartir las instalaciones de su iglesia. Por ahora, nos reuniremos los domingos por la tarde, al menos hasta que podamos encontrar una mejor opción. Y en verdad no teníamos opciones hasta que nos conectamos».
La cuarentena fue un desafío. La cuarentena también fue una bendición.
Los pastores y otros líderes de iglesias comenzaron a ver sus tiempos de reunión con nuevos ojos. Del mismo modo, comenzaron a ver sus instalaciones con una nueva perspectiva. La era poscuarentena puede resultar ser un momento de experimentación e innovación extraordinarias respecto al uso de las instalaciones de la iglesia.
Al menos, esperamos que muchas iglesias sean mucho más intencionales sobre el uso de las instalaciones de su iglesia como un medio para conectarse con sus comunidades. Estamos de acuerdo en que el edificio no es la iglesia, pero este puede ser una herramienta valiosa.
Esperamos que muchas iglesias den la bienvenida a escuelas, empresas y gobiernos locales para que usen sus instalaciones. En algunas comunidades más pequeñas, las instalaciones de la iglesia pueden ser lo más parecido que esas comunidades puedan tener a un centro comunitario.
Esperamos que muchas iglesias utilicen sus instalaciones para los servicios de adoración en momentos nuevos e innovadores; que no queden atrapados en viejos paradigmas sin sentido desde una perspectiva de mayordomía.
Esperamos que diferentes iglesias se reúnan en las mismas instalaciones. Por lo general, hay mucho espacio y muchos días disponibles para otras congregaciones.
Debido a que las iglesias no pudieron reunirse durante un tiempo, ahora están aprendiendo cómo reunirse de manera diferente y mejor. Como feliz consecuencia, tanto las iglesias como sus comunidades serán más saludables y serán servidas con mayor eficiencia.
Tres ideas
1. Piensa en una forma innovadora en que tu iglesia podría usar sus instalaciones, tal vez algo que nunca se haya hecho.
2. Piensa en días y horarios alternativos en los que tu iglesia podría reunirse para los servicios de adoración. Piensa de manera creativa para alcanzar a personas que no estás alcanzando actualmente.
3. Piensa en formas en que tu iglesia podría asociarse con el gobierno local, o con las escuelas, a fin de usar sus instalaciones.